Denle una oportunidad sí…y además:

Oliss…si sé que debería de actualizar el Fanfic de Tu guardián, pero no podía evitar hacer uno nuevo, la idea aprecio de repente y tenía que escribirlo, prometo que intentare actualizar ya el otro fanfic.

NOTA: No me ha convencido del todo el título, así que si se les ocurre otro por favor díganmelo, si me gusta lo cambiare (ya es todo jajaja).

*Los personajes le pertenecen a sus respectivos autores y la imagen*

Bueno ahora sin más que decir el nuevo fanfiction…

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Una noche gélida en un pequeño pueblo entre el bosque. El viento rugía ferozmente acompañado de pequeños cristales blancos que caían frenéticamente así al manto blanquecino, como si estuvieran desesperados por unirse al fin con sus demás compañeros que habían descendido antes. Todo estaba en silencio, ya que, generalmente pasando de las once de la noche toda la gente dormía. Pero nadie dormía esta noche. En especial cuatro familias: Los Hofferson, Thorston, Arendelle y los Overland. ¿La razón?, había llegado el día de marcha.

Este día era el más trágico para todo el pequeño pueblo debido a que cada año, justo en el solsticio de invierno cuatro familias que tuvieran entre sus hijo alguna mujer tenía que entregarla al señor de aquellas tierras, el Rey de los dragones. Las familias siempre eran escogidas mediante un sondeo y pobre del que, cuando llegara el día intentara ocultar a sus hijas, ya que las "recolectoras" eran acompañadas siempre por una especia de dragones verdes, los cuales se llamaban rapidijones, más los aldeanos los llamaban rastreadores, debido a como su nombre lo indica eran capaces de localizar a las niñas a casi medio kilómetro de distancia. Los aldeanos lo descubrieron cuando el padre de una de las familias elegidas intento resguardar a sus hijas excusando que debido a las heladas ellas habían fallecido, pobre hombre que solo intentaba protegerlas, porque cuando las encontraron en un sótano junto a una chimenea frazadas con mantas las recolectoras se las llevaron mientras que los rastreadores le encajaron tantos aguijones paralizantes al hombre que al final causaron que incluso su corazón se detuviera.

Si los súbditos del rey eran de esa forma ni hablar del mismo, para los aldeanos del pueblo era un tirano en toda la extensión de la palabra. Nadie lo ha visto nunca y los que tuvieron la mala suerte de haberlo visto nunca contaron como era, ya que lo muertos no hablan. Aun así había uno que otro rumor por ahí de como era su aspecto, estos iban de lo más extraños, como que el rey era un hombre mitad dragón con enormes dientes que se alimentaba de jóvenes vírgenes –ya que nunca se sabe que le ocurre a las jóvenes después de que se las llevan- hasta los más excéntricos como que simplemente era en su totalidad una horrible criatura, incluso un dragón gigante, por lo que podía controlar a las demás criaturas, no por nada tenía aquel título.

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Eran las once con treinta y cinco minutos; faltan veinticinco minutos para que las ciervas del rey llegaran. Veinticinco minutos para que las familias lloraran, abrazaran y convivieran por última vez con sus hijas. Veinticinco minutos para que la pequeña Emma Overland Frost, estuviera entre los cálidos brazos de sus hermano mayor, Jackson Overland Frost o como todo el pueblo lo conocía, Jack Frost. La pequeña y frágil Emma, una niña de ojos achocolatados igual que su largo y lacio cabello, siempre estaba alegre y sonriente, mas este día esa niña se había ido. Su hermana no paraba de llorar debido a que ella, de apenas once años de edad, iría al castillo donde estaba más que segura, encontraría la muerte. Mientras Jack trataba de consolar a Emma, este también lo intentaba con su madre –la cual era una mujer extremadamente parecida a su pequeña hija- quien lloraba a mares de la misma forma que su hijo lo estaba haciendo por dentro debido a la impotencia que sentía al no poder proteger a Emma pero tenía que ser fuerte por las dos ya que se lo había prometido a su padre antes de morir, pero ¿Cómo hacerlo si tu hermana es escogida el día de marcha? Estuvieron tanto tiempo consolándose que no se dieron cuenta de que "La gran campana" estaba sonando, eran las doce en punto y con perfecta sincronía al momento en que la campana paro su fatídica señal alguien toco a la puerta la cual después se abrió sin dar momento a que los ocupantes de la pequeña casa hicieran el intento de recoger sus destrozadas alamas para atender el llamado. Delante de ellos estaban dos figuras encapuchadas por unas capas de color blanco que no dejaban ver el rostro de las mujeres que las usaban.

-La niña-ordeno una de ellas señalando a Emma con uno de sus dedos.

Pero en el momento en que la pequeña escucho la orden empezó a hiperventilar violentamente debido al miedo que le causaba ir al lugar de donde procedían aquellas mujeres.

-No…respiro-trato de decir mientras intentaba meter grandes bocanadas de aire a sus pulmones.

-¡Emma!-chillo Jack al momento en que trataba de algún modo ayudar a su hermana-¡Mamá! ¿Qué hacemos? Hace mucho que no le daba un ataque.

Esta aun presa del pánico corrió a la cocina lo más rápido que pudo y después de tan solo unos segundos regreso con una taza en sus manos.

-Vamos, Emma, bébelo es cocoa, a…a ti te gusta querida-trataba de convencerla al momento en que las lágrimas empezaban a saltar de sus ojos castaños.

Después de que bebiera la cocoa la niña cayo sin más desmayada a los temblorosos brazos de su progenitora la cual la aferro con fuerza contra su pecho agitado que trataba inútilmente de tranquilizarse.

-Ella no puede venir con nosotras-le informo una de las dos mujeres a su acompañante mientras se acercaba cuidadosamente a las mujeres-Ella está muy débil, debe descansar y abrigarse, no creo que soporte el viaje al castillo.

La otra mujer solo se cruzó de brazos y bufo.

-No tenemos otra opción, tenemos que llevárnosla de alguna forma ya que…

Más no pudo continuar debido a la fuerte voz de Jack.

-¡¿No puedo ir yo en su lugar?!-pregunto mientras se ponía enfrente a las recolectoras.

-¡Jack…!-Grito sorprendida su madre ante tal ofrecimiento, pero fue cortada por la voz de la rastreadora.

-Pero eres un chico, solamente pueden ir mujeres-dijo la que ahora que se posicionaba al lado de su compañera era unos centímetros mas baja

-Yo…no veo ningún problema-Confeso la otra mientras atreves de la capucha que la cubría inspeccionaba al joven de pies a cabeza-Le diremos que la niña a contraído una enfermedad grave y que en su lugar hemos traído a su hermana menor, simplemente le decimos que no notamos que era un chico, ¿De acuerdo? Ya que él no sabe qué edad tiene hasta que las ve, no se dará cuenta de que él es el mayor.

La contraria soltó un reproche en voz baja para después girarse y retirarse de la estancia hacia el exterior.

-¿No van a venir acaso?

Después de aquella pregunta –exigente- la más amable de ellas fue en dirección a las mujeres, saco una bolsa con unas flores adentro y le explico a la mujer como debía de prepararlas para controlar el problema de asma de su hija. Al momento en que Jack se iba su madre se le acercó, le coloco una capa café sobre los hombros la cual ato y después le entregó al joven su cayado con el cual nunca salía, luego le dio un fuerte brazo y un último beso en la frente para después despedirse.

Al momento en que Jack salió del lumbar la rastreadora de menor altura se le acercó y le coloco otra capa pero esta constaba de una capucha la cual la corrió sobre su cabeza.

-No te la quites, no queremos que nadie se entere de que eres un chico-susurro.

El solo asintió para comenzar a seguir a las dos jóvenes las cuales sostenía un farol para poder ver entre la oscuridad. El camino fue extenso aun así no pararon hasta llegar a un lago que se encontraba a las afueras del pueblo; Jack lo reconoció, era el mismo lago donde su hermana y el patinaban cada invierno, no pudo evitar que sus ojos se cristalizaran, más el frio de la noche evito que alguna lagrima recorriera su pálida piel.

Unos crujidos empezaron a escucharse entre los matorrales del bosque, eran pisadas y muchas, entonces unas luces empezaron a asomarse entre los árboles, aquellas luces se acercaron más y más hasta que se pudo distinguir a más personas con capuchas de color blanco -incluso estaba seguro que podían camuflarse con el paisaje invernal-, con sus diezmos detrás de ellas. Jack contemplo los rostros de las jóvenes, los cuales estaba solamente iluminados por el fuego de los faroles y los pequeños rayos de luna que escapaban de la prisión de las nubes que presagiaban una mayor ventisca. Reconocía a cada una de ellas. Astrid Hofferson, Ruffnut Thorston y Elsa Arendelle. A esta última no le sorprendió verla hay, sabía que ella aria todo lo posible de ir aunque su hermana, Anna, hubiera querido impedirlo, ellos estaba haciendo lo mismo en ese momento, sacrificarse por sus hermanas menores.

De repente los rayos de luna fueron toscamente bloqueados por una gran criatura la cual aun a pesar del frio parecía no afectarle tanto. Un dragón. Jack nunca había visto otro que no fueran los rastreadores pero aquel era sin duda uno inmenso.

-Un tifomeran-Informo una de las rastreadoras.

Cuando la criatura toco tierra decenio una de sus enormes alas por la cual empezaron a subirse todos los presentes. Después alzo el vuelo en dirección a un gran castillo que se encontraba a las faldas de una gran montaña. Aunque todos miraban estupefactos la magnífica pieza de arquitectura, Jack era el único que se complacía de mirar al lado contrario. Al pueblo. A su hogar. Donde la gente que más amaba se encontraba esta vez a salvo.

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¿Qué tal? Díganme, ¿está bien, mal, pésimo, horrible? ¡Regalos!, todo se acepta ashshasdkfh…ya bueno, subiré luego el siguiente cap., claro que espero Review, ya que me motivan a seguir, enserió, tengo cara de estúpida cuando los leo así como ashahsashksd HERMOSO

Recen a los dioses que actualice más seguido o que la creatividad llega *yo lo hago*. Bye hasta el siguiente cap.