-Estúpido Alumno.- sonreías repitiendo las mismas insoportables palabras de siempre. Siempre era lo mismo contigo, te preocupabas solo por ti mismo, nunca fuiste un buen tutor, lo sabés verdad?
Desde que sucedió lo de Mana y apareciste envuelto en esa espesa nube de humor provocada por el cigarrillo, supe en el instante el tipo de futuro que me deparaba y mis instintos no fallaron, siempre ibas con dos mujeres abrazadas a tí y un asqueroso olor a alcohol, me dejabas en el bar al que ibas y debía jugar al poker para poder pagar tus enormes deudas. Yo no estaba seguro de si algún día podría ser capaz de ver tu lado bueno.
Siempre fuiste un hipócrita con aire snob, un pobre hombre perdido en sus vicios, pero eras mi maestro, la unica persona que tenia en el mundo, y odiaba decirlo, pero lo más importante que tenía.
Los sucesos que pasaron esa noche...pensar que las últimas palabras que te dije fueron basura, que tuvimos esa fuerte discusión. Nunca pude decirtelo Maestro, cuanto te admiraba, tu determinación, tu fuerza, nunca podre decirte eso. Ahora recuerdo tu voz insportsable: "Estúpido Alumno"...cuanta razón tenías, realmente fui un estúpido por jamás haberte dicho lo mucho que te admiraba, Maestro.
-Estúpido Maestro.- Me seco los ojos antes de darle la espalda a tu tumba y comenzar a caminar hacia la nada.
