¡AVISO A NAVEGANTES! Esta historia fue escrita hace entre 7 y 10 años. Pongo este aviso nada más empezar para informar a los lectores de que, aunque esta historia me pertenece, pertenece a una yo mucho más joven e inexperta y, por lo tanto, digo yo que se notará mucho mucho en la redacción, la ortografía y la historia. Pero este relato, como otros tantos, ha formado parte de mis comienzos literarios y mi mundo Xenite y quería evitar que se perdieran en la nada ahora que cierran tantas webs abandonadas. Así que he querido recuperarlo y subirlo aquí por si alguien quiere leerlo (o releerlo).

Además, qué mejor momento que este en el que parece que Xena renace de sus cenizas (nunca mejor dicho) y que quizás volvamos a tener nuevos capitulos (pordiospordiospordios que no la caguen...).

Dicho esto, intentaré no tocar mucho el relato original (aunque me muera por meterle mano y editarlo de pies a cabeza...) porque A) quiero respetar el relato original y su esencia, y B) no tendría tiempo de retocar todas las historias que pretendo subir. Por supuesto, a pesar de todo me encantaría leer vuestros reviews y comentarios y, como siempre, nos vemos por las redes :) Tumbrl y Twitter: Summerwinesip

Por cierto, esta historia es un fanreal, no un fanfic, es decir, nuestras protagonistas son las actrices (Lucy y Ren) y no Xena y Gabs :) En un principio esta historia se creó como el primer relato de una saga, pero he decidido subirlas todas englobadas en el mismo ff, para que no de mucho trabajo encontrar y leer por orden todos los relatos. Por ello, bajo el nombre de la Saga de las Veces, se encontrarán los 5 ff.

Me callo ya y... ¡a leer!


ADVERTENCIA: Escribí esta historia con la única motivación de participar en la primera edición del concurso de relatos breves eróticos de la pagina de Xena Gabby Subtexto. Creo que no se asemeja demasiado a lo que suelo escribir, aunque espero que lo disfrutéis. Y por último decir que el FF no es mi forma de ver (o imaginar) esa "cierta historia" entre nuestras dos adoradas actrices, pero la idea acudió a mi inspiración y no me pareció tan horrible. ¡A ver que os parece!

AGRADECIMIENTOS: Al forito por concederme el premio, y a quienes votaron el relato!

UNA VEZ, Y OTRA, Y OTRA…

Por Lady Bardo

"Solo te estoy pidiendo que cambies el dialogo un poquito..."

"Y solamente te estoy contestando que no. Yo si le veo sentido a la frase, Nunca interrumpas a Xena en su baño mañanero. ¿No te gusta? Da igual, se queda así" gruñó Robert

"¿Pero que tiene que ver la interrupción? ¿A que viene decir eso?" razonó Renee molesta

"A que está en el guión, lo dices y te pagan por ello. Punto y final, Renee" respondió como si se dirigiera a un niño pequeño. Renee bufó indignada, observando impotente como para variar desechaba otra de sus ideas sin lugar a quejas. Oteó a su alrededor intentado buscar algún apoyo y no le extraño encontrar a todos disimulando con la mirada en cualquier otro rincón. Todos menos una, cuyos fríos ojos azules estaban clavados en ella. Pero Lucy tampoco diría nada y Renee lo sabía. Siempre era así. Una vez y otra y otra.

Su rostro recuperó el gesto de indignación, aunque si el motivo era el impresentable de su jefe, la atenta indiferencia de Lucy o el trastorno hormonal debido a su recién descubierto embarazo, no estaba claro. Se limitó a cuadrar los hombros y marcharse de allí. Calculaba que el descanso del almuerzo estaba cerca, así que su pequeño arrebato no tendría más consecuencias que las que Robert quisiera buscarle. Acertando con sus predicciones, sin detener sus acelerados pasos de camino a su caravana, pudo escuchar la molesta voz de Robert anunciando su voluntad a todos "Vale, hora para comer. Y rezar porque se le bajen los humos a nuestra querida actriz. ¡Hasta ahora!" ¿Los humos?, pensó Renee, si no te dedicaras a amargarme a cada oportunidad, no habría humos, cabrón.

Avanzó sin mirar atrás ni cuando el jaleo de la gente dispersándose llegó a ella. Quería alcanzar su pequeño refugio, calmarse y lograr que el estómago digiriera un poco de comida sin expulsarla más trituradita segundos después. Aunque esa misión sin duda sería más fácil si cierta persona no la estuviera siguiendo. Podía sentir sus pasos, escuchar el movimiento de su cuerpo e intuir la sonrisa que estaría luciendo en los labios, al verla caminar casi corriendo. Lucy, sus ideas y sus momentos oportunos. Sabría que estaba enfadada y que en parte la culpa era de su descarado desplante, pero Renee daba por supuesto que eso no la pararía.

Entró en la caravana, cerrando tras de sí y fingiendo no saber que alguien la seguía. Cerró los ojos una vez dentro, deseando echar el pestillo, pero sabiendo que al final no lo haría. Se movió por el espacio con un par de pasos y respiró hondo al imaginársela aun vestida con su traje. Posiblemente se habría desecho de las piezas metálicas, pero conservaría ese irresistible cuero, sabiendo lo espectacular que quedaba en ella. Se atrevía a suponer que incluso no llevaría consigo su bata, ¿para que? Así estaba más jodidamente arrolladora. Oh por favor, no vengas, musitó en su interior, sabiendo que no habría dios que oyese su súplica.

Y como demostración, un suave toc toc en su puerta. Los nudillas de Lucy pidiendo paso... a la caravana "¿Qué?" gruñó Renee con tono molesto, aunque en su interior los nervios estuvieran comenzando a prender cierto conocido fuego en sus entrañas.

"Soy yo" musitó Lucy suavemente "¿Puedo pasar?"

"Como te apetezca, está abierto" respondió con pasividad, pero sintiendo temblar su pulso.

Al segundo el rostro de Lucy se asomaba por la puerta, con su ceja alzada y una traviesa sonrisa, y tras eso todo su cuerpo. Cuero, sonrisa y nada más, como había imaginado "¿Estás enfadada?" preguntó con tono ligero, restándole importancia al suceso y enfureciéndola más.

"Bah, olvídalo" farfulló Renee sabiendo que aquello no iría a ninguna parte. Antes peleaba por convencerla, pero hacía tiempo que había dado por perdidas las batallas con Robert. Al deshacerse de las botas se puso en pie y le dio la espalda a Lucy para dirigirse a por su bata, temblando al notar sus pasos tras de sí. Hizo un leve intentó por alcanzar la prenda, hasta que dos brazos la detuvieron por detrás, rodeando su cintura. Una de las manos acariciaba sus costillas, jugando peligrosamente en el comienzo de su pecho.

"No te enfades, peque" murmuraron los labios de Lucy contra su oído "Y no te pongas eso" siseó dulcemente, aunque prohibiéndoselo. Renee no intentó coger la bata de nuevo, pero se negaba a ceder a su abrazo. No se la pondría, pero necesitaba salir de ese círculo de brazos.

"Hoy no, Lucy. Tengo hambre y estoy muy cansada" gruñó, comprobando que esta se agarraba con más ahínco a ella y acercaba todo su cuerpo a su espalda. Sintió sus piernas contra las suyas, la cadera a la altura del comienzo de su espalda y los pechos contra su piel, revelando a través del cuero cuanto lo disfrutaba.

"¿Estás muy cansada?" ronroneó contra su oído. Sin esperar respuesta mordió a traición su lóbulo al tiempo que la mano se posaba bruscamente sobre su pecho, atrapando su pezón con rudeza. Renee se escuchó jadear, y la mitad de su cerebro que aun parecía razonar odió esa traidora reacción "Veo que no tanto" rió juguetona aun contra su oído. Las manos de Lucy invadían sus pechos con suaves caricias, amenazando con colarse bajo la ropa, y dibujando ardientes figuras en su estómago. Renee no quería hacerlo, no deseaba seguir, no otra vez y como siempre. Pero desde que Lucy había comenzado a seguirla por el estudio, Renee había presagiado que acabarían así. Había cosas que no cambiaban y ella siempre cedía ante sus encantos. Para que mentirse, a veces incluso era la propia Renee quien la buscaba y encerraba en su caravana. Y entonces, sin importar donde, siempre le seguían encarnizados besos, ardientes y torturantes caricias, mordiscos furiosos pero embriagadores y por supuesto sexo, puro sexo. Placer por placer, por mucho placer.

Pero Renee no pensaba continuar ese momento. La sensación de derrota ante Rob era demasiado reciente, la impresión de lidiar contra el marido de su amante sin recibir ni un atisbo de apoyo parecía ser un doloroso recordatorio de la realidad sobre cual era su lugar. Y no quería darle el gusto de reafirmarlo entregándose a la voluntad de Lucy porque en ese momento ella así lo quisiera.

"Lucy…" gruñó molesta, sintiendo como su voz no intimidaba ni por un instante a esas conocidas manos que comenzaban a jugar con la cinturilla de su traje. Los dedos acariciaban su piel, introduciéndose lentamente hasta rozar de manera continuada y juguetona el inicio de su ropa interior, y sus labios decidieron atacar su desvalido cuello.

"¿Qué?" respondió Lucy contra aquella curva, no obteniendo respuesta. Lo que más deseaba la pequeña actriz era contestar, exigirle de verdad que detuviera sus caricias y pararle los pies. Incluso sabía que ella misma podía contenerla, bastaba con decir unas palabras mágicas, revelar cierto secreto que crecía dentro de ella en completo silencio y sabía que Lucy quedaría lo suficiente impresionada como para detenerse y marcharse. "Renee... bésame" suplicó Lucy con la más gutural de las voces. Toda ella tembló, girándose al instante. No lo diría, su secreto continuaría siéndolo por el momento, Renee lo sabía. En ese instante necesitaba desesperadamente hacer caso a esa súplica. Fuera resistencias, fuera objeciones, Renee se hizo con la boca de Lucy con un salvaje tirón desde su nuca, colocando las bocas a la misma altura. Devoró, mordió y lamió aquellos labios que la recibían eufóricos. Saciaba los deseos de Lucy al tiempo que los suyos y lo sabía. Pero no había vuelta atrás, era lo que deseaban y así ocurriría, otra vez. Las manos de Lucy acariciaron su espalda hasta su trasero, apretándola con fuerza contra ella, convirtiendo el acercamiento en una embestida que las sacudió a las dos con una deliciosa ola de placer. Renee se separó un milímetro de Lucy, no sabiendo de quien era cada jadeo ni cada desesperada bocanada de aire.

Mirando aquel rostro y ese cuerpo que ardía de puro deseo junto al suyo, una rabia contenida se hizo con sus entrañas. No quería que Lucy le tocara, Renee no era suya, ni un centímetro de si le pertenecía a Lucy, es lo que la morena había elegido. Fuera estaba Rob, su marido; dentro y con ella, su amante. Esa vez Renee asumiría su papel, disfrutaría y gozaría de ese cuerpo, pero no permitiría que Lucy hiciese lo mismo. Ella no era de Lucy... aunque le doliera. Con un escalofrío de puro odio, reanudó los besos, esta vez más furiosos, caminando y obligándola a hacerlo con ella, hasta que la hizo chocar contra la pared. Mordió su labio inferior, antes de mirarla a los ojos "¿Esto es lo que querías?" Lucy asintió "Pues perfecto… todo tuyo" ladró antes de volver a besarla con más fuerza. Apartó las manos de Lucy de su cuerpo, haciendo caso omiso a su extrañada mirada, y se las colocó en la espalda, obligándola a apoyarse contra ellas, reteniéndoselas ella misma. Algo vio Lucy en el fuego de los ojos de Renee, que le hizo obedecer calladamente "Ahora… aguanta" exigió. Sus manos comenzaron a enredarse en el oscuro pelo sin importar si no eran ni un instante gentiles con él, mientras su boca relegaba los labios de Lucy para morder su mandíbula, subiendo hasta su oído. Conocía todos los puntos débiles de la actriz y pensaba castigarla con cada uno de ellos, comenzando por ese rincón tras la oreja. Con el primero de los desgarradores gemidos de Lucy, Renee se dejó llevar y sonrió malévolamente, retándose a conseguir más, y más altos. Le siguió el lóbulo y su jadeo correspondiente, el cuello y con él una súplica y a la altura de la yugular, Lucy ya gemía contra ella intentando restregarse con su cadera "Aguanta" ladró Renee, notando la crueldad en sus propias palabras. Deslizó su mano hasta las caderas, aprovechando para contenerlas con tórridas caricias, mientras su boca descendía hasta la base del cuello. Chupó ávidamente su salada piel y disfrutó de los retorcimientos del cuerpo de Lucy bajo sus atenciones. Instigada por los alentadores resultados se atrevió a succionar con más fuerza, escuchando un aullido en toda regla, aunque acompañado después de unas temblorosas palabras "Nada de marcas, recuerda Pequeña" graznó Lucy sin ser capaz ni de abrir los ojos.

"Por supuesto…" gruño Renee, propinándole un último mordisco, que no dejaría señal alguna, pero que rozó el umbral de lo doloroso. Sus manos acariciaron sus hombros en un simulado toque de dulzura, antes de deslizar las tiras de cuero de sus hombros con un par de tirones. Un instante más tarde un tercero, hacía caer la prenda al suelo. Ante Renee solo quedaba un dócil cuerpo cubierto por ropa interior. Pero a pesar de sus incesantes jadeos y el sudor que cubría su tembloroso cuerpo, la mirada de Lucy conservaba su fuerza y estremecía a Renee, haciéndole sentir que ella era la que se encontraba semidesnuda. Dejó de mirarla ofuscada antes de agacharse lentamente. Pudo escuchar la respiración de Lucy agitarse con anticipación y sus pulmones expandiéndose con más fuerza, acercando esos pechos a su rostro. Pero Renee aun no tenía intención de aproximarse a ellos. Mordisqueó su esternón, sin hacer caso a los silenciosos deseos de la morena, hasta alcanzar su estómago. Duro, firme, irresistible. Jugó con su ombligo percatándose de los reveladores sonidos que Lucy no se molestaba en contener. Era como escuchar la más bella de las melodías y se moría por tocar los acordes correctos. Se deslizó hasta sus abdominales y mordió con fuerza de nuevo su piel, calmándola acto seguido con suaves e intensas succiones, siendo consciente de la rojez que eso provocaría en el lugar escogido "Esta marca si que no la verá ese prepotente…" gruñó contra la piel antes de volver a morder y obtener como respuesta un violento balanceo de las caderas bajo sus manos

"Me encanta cuando te enfadas…" jadeó Lucy con los ojos cerrados con fuerza y casi sin voz. Era un tono grave y carnal, que raspaba las cuerdas vocales de la actriz entre jadeos, sacudiendo con intensidad a Renee. Esta se agarró con fuerza a sus caderas para reponerse, antes de volver a alzarse hasta su rostro.

"Pues aun no has visto nada" gruñó reanudando los salvajes besos. Cubrió el cuerpo contra la pared con el suyo y continuó rodando su boca por los hombros, mientras sus manos se hacían con sus pechos, endureciéndolos bajo su contacto, aunque aun permanecieran encarcelados en su sujetador. Renee tiró de sus hombros, apartándola unos centímetros de la pared "Quítatelo" ordenó, no confiando en su pulso para hacerlo. Pudo ver una sonrisa satisfecha en los labios de Lucy cuando esta adivinó el porqué de esa orden, aunque la acató al momento. Renee, como venganza, coló una de sus piernas entre las de Lucy y la dobló hasta tocar la pared, aplicando una irresistible presión contra el sexo de la alta actriz. Pudo verla gruñir de placer apretando sus labios hasta quedarse blancos, mientras se concentraba en recordar cómo se desabrochaba su sujetador. Renee rió victoriosa contra su oído, sin tener que añadir más palabras.

El aire de la habitación rozó un instante los pechos de Lucy cuando el sujetador tocó el suelo, pues la boca de Renee ya se hacía cargo de uno de ellos, torturándolo primero con cálidos lametones alrededor de su oscura aureola antes de ceder y cerrar los círculos hasta acariciarlo levemente con la punta de su lengua. Sonrió malévola al oír sus ronroneos de frustración y con una salvaje embestida, succionó el pezón. La bestial acometida con la que respondieron las rebeldes caderas de Lucy casi le hicieron perder el equilibrio, pero se repuso a tiempo de seguir devorando su pecho con ardientes mordiscos y rabiosas succiones. La resistencia de Lucy a la total subordinación, se agotó con un profundo y gutural gemido y liberó finalmente sus manos para acariciar el corto cabello de Renee y acercarla más a ella. La boca de su amante se deslizó con un húmedo recorrido hacia el otro pecho y usó su mano derecha para torturar el pezón que acababa de devorar. Lucy jadeó con ganas e intentó agarrar aquella mano para bajarla hasta el borde de su ropa interior, dejando claro su deseo; pero fue en vano.

"Tócame" ordenó Lucy, aunque con un débil hilo de voz, que le hizo perder cualquier autoridad. Renee la pellizcó con más rudeza y sin dejar de llenar su boca con la piel de Lucy, alzó la mirada hasta ella, para negar con la cabeza, con un travieso gesto en su mirada. "Por favor" murmuró consciente de que con el cambio de papeles, si Renee aun no lo deseaba, no atendería su súplica.

"Todavía no" respondió firme antes de volver al otro pecho, aunque como gesto magnánimo, sus manos se deslizaron hasta la cinturilla del tanga de Lucy y lo deslizaron por su piel, para que cayera al suelo. Lucy rodeó su cuello casi con desesperación, utilizándola de apoyo mientras levantaba un pie y después otro para desprenderse del cuero y la ropa interior. Renee torturó con la lengua, labios y dientes su pecho por ultima vez antes de descender en un camino de saliva y mordiscos por su esternón, delineando con los dedos sus costillas. Se dejó caer de rodillas, frente a la entrepierna de Lucy, contemplando la humedad que casi destilaba de ella. Se relamió encantada, antes de depositar atormentadores besos por su ingle, disfrutando del conocido olor que impregnaba la excitación de su amante.

"Ren… neeee" arguyó Lucy falta de aire, por los increíbles labios de Renee recorriendo la parte superior de sus muslos. Cuando aquella lengua tocó por primera vez su punto más sensible, su cabeza cayó hacia delante, pero no apartó sus manos de la rubia cabellera. Apenas logró no gritar cuando la cálida boca se cerró en torno a su clítoris. Con los suaves círculos que aquella lengua realizaba sobre ella y entre sus labios, bebiendo cada gota a su paso, concluyó que la recompensa sería aun más deliciosamente cruel que la espera. Renee se desplazaba despacio con profundos movimiento, apoderándose poco a poco de ella. Mientras agarraba con ambas manos su trasero para atraerla hacia su ávida boca, la pequeña actriz disfrutó primero de los sutiles escalofríos y después de las fuertes sacudidas que invadían el cuerpo de Lucy. Podía notarla flaquear y los indescriptibles gemidos que emitía le avisaban de lo cerca que estaba su orgasmo. Aumentó el ritmo, besó y lamió aquella zona con más ansia y la torturó hasta que las manos en su pelo se cerraron con fuerza avisándole de que Lucy estaba cayendo en el pozo sin fondo de un gran orgasmo. La acompañó con suaves lametones mientras se calmaba y la agarró con mayor afán al notar sus intenciones de dejarse caer. No la permitiría descansar aun. Conocía los límites de Lucy y no había terminado con ella todavía.

"Pequeña… sentémonos" rogó con la boca seca de tanto jadeo

"Aun no" repitió Renee con una sonrisa tan fiera que la hizo temblar.

"Renee, mis piernas no pueden conmigo"

"Aguantarás" se limitó a responder, sin aclarar si era una orden o una afirmación. Pero no hubo lugar a protesta. En ese momento era Renee quien mandaba, quien desechaba peticiones y quien decidía como y cuando. Se colocó en pie, pegando cada centímetro de si a Lucy, permitiendo a la alta mujer apoyar parte de su agotado cuerpo contra ella. Devoró su boca dejando que Lucy se saboreara en ella, cuando deslizó la mano derecha entre ambos cuerpos. Bajó acariciando su costado hasta posarse en su cadera y deslizarse hacia su ingle. Ayudada por una pierna, la invitó a abrirse algo más.

"Renee, yo no…" gimió Lucy tomando aire. Sin pararse a escucharla, Renee posó la pequeña mano sobre su sexo, notando toda la humedad y el calor que volvía a encontrar allí. Utilizó sus dedos para manipular expertamente su clítoris, reiniciando la estimulación en segundos "Ohhh... ¡Siii!" añadió entonces Lucy apoyando su frente sobre el hombro de Renee.

"¿Paro?" ronroneó con tono pícaro, casi rabioso. Lucy negó vehemente con la cabeza, mordiéndose el labio inferior, aunque eso no evitó que escapara desde el fondo de su garganta un gutural gritito cuando los dedos se introdujeron sin previo aviso en ella. Comenzaron siendo dos pequeños dedos los que la atravesaban contrayendo sus músculos de puro placer en cada embestida, pero cuando Lucy quedó convertida en un cuerpo tembloroso y jadeante, un tercer dedo se incluyó, llenándola por completo, mientras el pulgar acariciaba su clítoris. Perdida en todo lo que el cuerpo de Renee y su mano le estaban provocando, Lucy regresó su cabeza hacia atrás, apoyándola contra la pared con los ojos cerrados, respirando sin un ritmo fijo, robando aire entre gemido y gemido y aumentando cada vez el volumen de sus sonidos.

Al hacerlo, Renee aprovechó para mirar su preciosa cara bañada en sudor, excitación y placer. La visión de su irresistible amiga, rendida al ritmo que su mano imponía, despertó algo en Renee más allá de la simple excitación, la cual se había apoderado de ella hacía largo rato. Era ese molesto sentimiento que la llevaba a mendigar tantas sonrisas de Lucy como pudiera, era lo que le obligaba a aguantar aquella rastrera situación aunque le hiciera daño, era lo que hacia latir de verdad a su corazón cada mañana, le gustase o no. Cerró sus ojos con frustración un par de segundos desechando esas ideas, dejando que el raciocinio tomara el control. Lucy tan solo era una amiga con derecho a roce, un roce de lo más placentero y era al tiempo la mujer de su detestable jefe, así que el único motivo de aquellos encuentros era el mero placer del sexo y una retorcida venganza contra Robert.

Los músculos en torno a sus dedos se contrajeron de golpe. Lucy estaba alcanzando un orgasmo seguido de otro más y al hacerlo gimió el nombre de Renee de forma indescriptible. La actriz más pequeña tragó hondo y cerró los ojos evitando llorar. Da igual cuanto intentara engañarse, amaba a esa mujer y por detalles como esos era por los que aguantaba todo aquello. Sintiendo su enfado sustituido por rabiosa tristeza, permitió que el tembloroso cuerpo de Lucy se abrazara a ella, mientras se recomponía, sintiendo su dulce calor contra si.

"Aguanté…" rió Lucy casi sin voz

"Te lo dije" sonrió también Renee, antes de separarse de ella. Al hacerlo, la actriz más alta tuvo que recurrir a sentarse rápidamente en el sofá más cercano, para no caerse.

"¿A dónde vas?" preguntó Lucy triste, pero recuperando veloz su careta de frío carácter "¿No te apetece que me encargue de ti?"

"No. En otro momento, quizás" mintió Renee sabiendo que con el calor que recorría sus entrañas necesitaría un largo momento de horas para ella sola esa noche "Me voy a comer, te dije que tenía hambre. ¿Nos vemos ahora en el comedor?" cuestionó ya abriendo la puerta.

"Vale…" respondió esta tranquilamente, viéndola sonreír antes de marcharse. Ella también le sonrió, aunque en cuanto se quedó sola, la tristeza se dejó notar en su rostro. Miró a su alrededor buscando su ropa y musitó para si "…No, Renee, no era eso lo que quería… ¿pero como decírtelo?" suspiró con voz rota, comenzando con desgana a vestirse.

Continuará