Disclaimer: Ninguno de los personajes me pertenecen sino que son de J. y la Warner Bros. Algunos hechos, situaciones y palabras son también propiedad de dicha empresa. No utilizo esto para fines de lucro, sino por mera diversión propia.
Atención: Debes haber visto Harry Potter y el Misterio del Príncipe antes. Spoiler de la película. Contiene algunas escenas de la película.
Esto se puede quedar aquí.
Suspiró, lentamente y se apoyó de espalda al frío muro de pierda del castillo. No sabía como ni por qué, pero acababa de besarse con Ginny Weasley y tenía una sonrisa tonta en el rostro. Era imperceptible, solo una curvatura de labios, apenas, pero solo él sabía que era por algo enorme.
Enorme, grandioso, mágico.
Nunca lo había sentido con nadie. Y eso contando que había besado solo a una chica, la cual no le llegó a gustar por completo, salvo por lo físico.
Pero con Ginny era diferente.
No sabe cuando comenzó a sentir lo que sentía por aquella chica. No sabía si fue cuando la vio frente a la puerta de la Madriguera, tan alta y esbelta, como nunca la había visto,junto a la jaula de Hedwig y su baúl.
No sabe si fue cuando ella lo abrazó con euforia contenida, ni sabe si fue cuando él le correspondió y se perdió en aquella fragancia a flores silvestres.
El abrazo había sido como si no se hubieran visto hacía años, o como si se alegraran que el otro estuviera bien.
Pudo haber sido cuando se enteró en Sortilegios Weasley, que estaba saliendo con Dean Thomas. El buen Dean Thomas, que de pronto comenzó a caerle como patada al estómago.
Pudo haber sido cuando le comenzó a contestar mal a Dean y hacer ciertas artimañas , pequeñas trampas o comentarios, para que no entrara al equipo de Quidditch y estar cerca de ella.
Tal vez fue cuando en las vacaciones de Navidad se toparon de frente y torpemente en un pasillo de la Madriguera. Y ahí, verla en una bata rosada y con el pelo mojado, cambió su opinión respecto a Ginny y a su relación con ella.
O quizás fue el casi beso que se dijeron, cuando ella le sonrió tras preguntarle por su hermano y agacharse a atarle la agujeta.
Bendita agujeta.
Tenerla tan cerca como aquella vez, donde el olor a flores silvestres era más fuerte e intenso, fue lo mejor que le había pasado hasta entonces.
Pero era más fuerte el hecho de verla junto a Fenrir Grayback, corriendo peligro, el que quizás, le hizo darse cuenta que Ginny no era como Luna o como Hermione para él. Era algo más.
Cuando veía a Hermione, que era como su hermana, en peligro, sentía una opresión en el pecho muy fuerte. Pero ver a Ginny, en esa misma situación, era inexplicable.
Pero también había contribuido la reunión de Slughorn, donde en el postre, su parte preferida según la entrometida de Hermione, había llegado tan linda, pero con los ojos rojos de llorar.
Está así casi todo el tiempo, por sus peleas con Dean.
Eso hizo que apretara el puño por debajo del mantel y siguiera comienzo su helado, en aquella reunión.
Tal vez fue el hecho que se sonrojó al verla llegar y se puso de pie, en medio de las miradas de todos los presentes en aquella mesa redonda, con copas heladas y cuentos de parientes famosos que Slughorn había tenido como alumnos.
El ponerse de pie al llegar ella, esa noche, fue lo que le faltaba para que Hermione corroborara sus sospechas y la noche del partido contra Slytherin, cuando la consolaba por lo de Ron y Lavander, le soltara que ella sentía lo mismo que él cuando veía a Ginny con Dean.
Hermione se había dado cuenta, no por nada era la más inteligente de todo el colegio. Pero más allá de eso, él era demasiado obvio, aunque lo ocultó muy bien en Las Tres Escobas, cuando llegaron y Ron frunció el cejo al ver a su hermana con Dean en una mesa, diciéndose cosas al oído y algún que otro beso.
Lo ocultó por que miró hacia la mesa de Slughorn y se trató de concentrar en lo que le había pedido Dumbledore. Lo escondió muy bien, pero la mirada inquisidora de Hermione lo puso nervioso.
¿Qué pretendía que hiciera? Mirar toda la noche a Ginny, como arrepintiéndose lo tonto que había sido y a Dean, como queriendo matarlo con un maleficio imperdonable.
No, no lo haría por que todavía no sabía lo que sentía por ella y quería saber bien que le pasaba.
Se sentía extraño.
Asustado, quizás. Pero más por el hecho de tener al lado a Ron, despotricando a toda hora contra Ginny y Dean, que enfrentarse a lo que verdaderamente sentía.
No sabe si fue la noche en que Ron le preguntó que diantres le veía su hermana Dean. Harry miró la cama del susodicho, que estaba vacía por que de seguro estaría con Ginny en la sala común, y contestó que no lo sabía.
Y ahí fue que se dio cuenta que sí sabía en realidad, pero no podía decirlo frente a Ron.
Ginny es atractiva, graciosa, inteligente, considerada, y tiene una piel tan suave.
Se puso algo rojo al divagar de aquella forma hablando de la hermana de su mejor amigo, pero Ron, que se ponía tan necio cuando de Hermione se trataba, no le dio importancia y Harry se quedó más tranquilo, desviando su atención hacia lo que Ron sentía por Hermione.
Hasta ese momento, había aceptado que Ginny le parecía una chica linda. Pero no podía decirse que le gustara, en verdad.
Y es que la pequeña de la familia Weasley podía ser realmente dulce, pero también decidida, lo que aumentaba su atracción por ella.
El día que se elegía el equipo de Quidditch, al hacerlos callar y poner orden, cuando él no poder explicar como se haría la elección, le demostró que podía ser de carácter fuerte cuando se lo proponía. En la fiesta de Slughorn, podía ser realmente graciosa contando las anécdotas de Ron como guardián en los entrenamientos. Era una chica normal y corriente, pero le gustaba ía lo justo y lo necesario de cada cosa.
Hasta era sensual y algo provocadora en algunas ocasiones. En tres ocasiones, en verdad. La primera fue cuando le arrebató el libro del Príncipe Mestizo de las manos y lo leyó. Lo miró a los ojos, como rogando o exigiéndole que se desechara de él, y se lo volvió a arrojar, con brusquedad. Todos querían que se deshiciera de aquel libro, pero es tenía nuevos e interesantes hechizos.
Hermione le reprendía como si fuera su madre, todo el día; Ron simplemente le dijo una vez que ese libro no parecía seguro y Ginny lo miró aquella vez como mucha intensidad, como dándole a entender que no le gustaba nada aquello.
Había sido muy directa , y él un completo tonto, cuando se acercó aquella Navidad hacia donde estaba sentado y le había dado de probar un bocadillo, en la boca. Tenía el cabello cayéndola con languidez sobre los hombros, como si fuera una cortina rojo fuego y algunos mechones pasados por una oreja, dejándole despejado el rostro y los ojos, que se entornaron al ver al insensible de Ron meterse entre ellos con una bandeja de bocadillos y ofrecerle uno.
Ron lo había hecho de inocente, o con doble intención. No quiso averiguarlo, de todos modos.
Ginny lo estaba buscando o eso percibió, con su instinto masculino algo en desuso por su escaso historial romántico.
Pero fue aquel beso y aquella actitud de Ginny en la sala común, que lo hizo darse cuenta que estaba realmente colgado de la chica.
Que le gustaba realmente.
Tras el incidente con Malfoy en los baños, había quedado pensativo y algo trastornado, pues no sabía que hacía exactamente el Septusempra y al probarlo, se arrepintió de haberlo invocado.
Ese libro era peligroso y Ginny se lo había dicho con tan solo una mirada. Fue por ello que cuando ninguno de sus dos mejores amigos le dijo nada, por temor a que se negara, ella se sentó junto a él en el sillón, colocó una mano en su hombro y le ordenó, en un susurro con voz segura y determinada, que se deshiciera de aquel objeto.
Y él no pudo más que asentir. Por que se lo debía a ella, a sus amigos y por que sentía que podía confiar en lo que ella le pidiera con los ojos cerrados. Por que le haría bien y no lo dañaría, nunca.
Toma mi mano.
Los dedos le temblaron al hacer contacto con aquella suave piel, como le había dicho a Ron, y cerrar sus dedos entorno a los pequeños de ella le provocó cosquillas en su estómago. Era por doble partida, por que ella le causaba nervios y que actuara como un tonto, y por que no quería deshacerse del todo de ese libro. Pero debí que así, nervioso y atontado, se debía sentir su padre cuando estaba con su madre y quería llamar su atención, revolviéndose el cabello y burlándose de Snape.
Aquella Navidad, cuando ella le preguntó si confiaba en ella y le dio el bocadillo, pensó que era con doble sentido.
Y Harry le hizo sentir que así era, por que le apretó con fuerza la mano al entrar por el umbral de la Sala Multipropósito, haciendo que ella diera vuelta su cabeza, agitando la roja cabellera, y lo mirara unos cortos segundos a los ojos.
Luego se volteó de nuevo y lo guió, agarrados de la mano, por entre todas aquellas cosas en desuso, hasta posicionarse frente a un espejo.
Cierra los ojos, así no caerás ante la tentación.
Ahí puso en práctica lo que ya sabía ella. Confiaba en ella, muchísimo, y era por ello que se había querido deshacer del libro y que ella lo hiciera por él.
Era algo importante, y Ginny esbozó una sonrisa imperceptible al ver como Harry cerraba los ojos, obedientemente y le sacaba, con lentitud para rozar sus dedos a propósito, el viejo ejemplar de la mano.
Pasaron muchos segundos hasta que volvió a sentir la fragancia a flores que tanto la caracterizaba. Lo próximo que sintió fue el aliento fresco de ella cerca de su oído y boca.
Esto se puede quedar aquí también.
Y juntó sus labios con los de él, atrapando el superior entre los suyos. Él respondió con lentitud, pero ella se corrió, dejándolo confundido.
Al abrir los ojos, se encontró con la Sala Multipropósito y él solos. Ni rastro de Ginny.
No, no quería que eso se quedara ahí escondido, como el libro del Príncipe Mestizo. Quería vivirlo, afuera.
Ahora no importaba como o cuando comenzó a sentir aquello por Ginny, sino que quería hacerlo realidad.
Comenzó a caminar para tratar de buscarla y hablar, cuando Ron lo tomó por el hombro.
¿Lo hicieron?
Esa pregunta lo congeló unos segundos, pero después de compuso y preguntó de qué ó sereno al oír la respuesta de su amigo.
Del libro. Ron hablaba del libro.
Es que su amigo estaba en su mundo, ajeno a lo que se estaba engendrando entre Ginny y él, pero a veces, creía percibir una doble intención en los comentarios de Ron, como si sospechara que algo ocurría entre ellos. O al menos, que algo le estaba pasando a él con su hermana.
Y buscaría la forma de cómo decírselo, pero ahora debía buscar a Ginny y demostrarle que no quería que solo se quedara allí, escondido entre cientos de artefactos viejos y en desuso.
Cuando estaba por entrar a la sala común, vio a Ginny, al final de pasillo, negando con la cabeza y soltándose del brazo de Dean, que decía algo.
Harry quiso acercarse, pero una mano lo retuvo y lo hizo voltear. Era Hermione, que le sonrió por un segundo, como dándole a entender que sabía algo de lo que había pasado.
Él quiso volver hacia donde Ginny y Dean estaban, pero su amiga lo detuvo de nuevo.
-Necesito hablar-pidió con avidez y Hermione negó con la cabeza. Lo jaló por un brazo y juntos de metieron a la sala común.
-¿Qué..?
-No sé si estarán terminando, pero Dean la tiene cansada-dijo como toda respuesta a lo que Harry asintió.
Hermione bajó la cabeza y Harry supuso que era por que querría que algo así le pasara. Ya era tiempo que Ron y ella se dieran una oportunidad. De hecho, podría haber intervenido por su amigo y decirle unas cuantas verdades sobre los celos de Ron, pero era algo que ellos solos debían arreglar.
-Todo saldrá...-veía diciéndose a sí misma, en susurro, pero al ver quienes estaba en la sala común, se calló y palideció de inmediato.
Hermione, en vista que estaba de más, pidió a unos chicos de primero que estorbaban, que se fueran a sus camas y se fue, no sin antes soltar una sonrisa de ternura.
Ambos se miraron sin saber qué decir, y Ginny se acercó hasta sentarse en el sillón de enfrente.
Harry estaba algo avergonzado y curioso por lo que acababa de suceder con Dean. Tenía unas enormes ganas de preguntarle si habían roto, pero se contuvo de hacerlo.
Lo que sí tenía que hacer era romper el silencio completo que se había formado. Era tiempo de dejar de ser lento a lo que se refería de chicas, y dijera algo, o Ginny pensaría que no le pasaba nada con ella.
-Ginny..yo..-exclamó, y se sonrojó. Ginny bajó la mirada, algo apenada y Harry sintió algo pesado caer en su estómago. Ella siempre había tomado la incitativa. Primero con ese abrazo tan reconfortante, luego con lo de los bocadillos en Navidad y finalmente, con el beso. Ella sentía algo por él y se lo había demostrado.-Quiero saber si..
-¿Si?-dijo para ayudar a que siguiera. Incluso se acercó un poco, haciendo su cuerpo hacia delante, aún sentada en el sillón.
-Yo también..-no podía decir ni siquiera una frase completa. No podía, y no sabía por qué.
Pero al ver a Ginny esbozar una sonrisa pacífica y pararse para sentarse junto a él, le dieron ganas de decirle todo lo que sentía, de carrerilla.
-¿Tú también?-exclamó Ginny antes que pudiera decirle que también le gustaba. Ginny tenía los ojos extrañamente brillosos y tragó saliva, algo nerviosa.
-Sí, yo también-contestó Harry, comprendiendo a lo que se refería. Era increíble. Ginny percibía lo que quería decir, o lo que era en un comienzo su intención de decirle, sin siquiera haberle dado una idea. Aunque el beso anterior, que él había correspondido muy sutilmente, le había dado una previa esperanza.
-Eso pensé-dijo con una sonrisa de medio lado y la mirada baja, pero al segundo la volvió a subir y se acercó un poco más al rostro del chico, como lo había hecho en la Madriguera, justo antes del ataque de los mortífagos.
Harry la imitó y al siguiente segundo, sus labios estaban sellados de nuevo en un beso mucho más largo y dulce que el anterior.
Esa manera de besar que tenía ella con él, que solo había probado dos veces, era lenta, deliciosa y dulce. Era perfecta.
No se imaginaba estar besándose con una chica, como dos gomas de mascar ultra pegajosas de los mellizos Weasley, como lo hacían Ron y Lavander.
Ginny había colocado una mano en su hombro y la otra, cuidadosamente, en su cuello, mientras que él había colocado ambas manos en sus hombros, aunque su cintura se veía tentadora, no quiso propasarse y romper el mágico momento.
-Ginny yo..-dijo al momento que ella se alejó y abrió los ojos, los cuales estaban más brillosos que antes-Lamento haberme tardado-exclamó, con timidez. Ella sonrió más acentuadamente y negó con la cabeza.-¿Qué..qué pasará con Dean?-tartamudeó, algo nervioso.
-¿Nos viste discutir, hace unos momentos?-preguntó ella y Harry asintió-Pues..hemos roto.-contestó con serenidad. Harry asintió y se alegró que todo fluyera en el orden correcto, como debería ser.-Aunque he cortado con él por que era demasiado atento conmigo, no por que me gustes tú, Harry-terció con seriedad y Harry sonrió con diversión.
-¿Ah, si?-preguntó, separándose un poco de ella, quién soltó una risa-Pues puedes volver con Dean, entonces, por que tampoco me gustas.-Ginny volvió a sonreír y le colocó una mano en la mejilla. Harry se estremeció por el contacto-Soy muy torpe con estas cosas, suerte que eres muy perceptiva.
Ella sonrió con autosuficiencia y cerró los ojos de golpe al sentir los labios del chico junto a los suyos. Era el primer beso que Harry le robaba a ella y la había tomado desprevenida.
Se lo había dado con seguridad y rapidez, así como cuando tomaba la escoba y hacía una voltereta para atrapar la snitch.
Sonrió en medio del beso, contenta por que era la primera chica y única, de eso ella se aseguraría, a la que Harry le había robado un beso.
No era usual ver a Harry Potter ser desfachatado y decidido con las chicas, aunque con Ginny Weasley, todo podía suceder.
Ahora Harry se venía a dar cuenta que había estado ciego por mucho tiempo, aunque no se lamentó ni muchos menos tuvo tiempo.
Entre conseguir el recuerdo tan importante de Slughorn, el viaje con Dumbledore a la cueva, la explicación de los Horrocrux, y la batalla y post muerte del mago más importante de la historia, no pudo estar mucho tiempo con Ginny, ni que Ron lo regañara o lo advirtiera.
Simplemente, no tuvieron tiempo de estar juntos.
Pero después de la muerte y entierro, donde en medio de todo ese sufrimiento y confusión sintió la fragancia y presencia de ella, supo que nadie podría haber estado con él en ese momento, salvo ella.
Sentir a Ginny, acogiéndolo, junto al cadáver de la última persona que le quedaba, junto a Remus, como figura paterna y que consideraba, en cierto modo, su familia, lo hizo darse cuenta que no solo le gusta, iba más allá.
Luego al estar junto a sus dos amigos en una torre, antes de volver a casa, y ver el asentimiento de cabeza de Ron, ante el comentario de Hermione de que el pelirrojo aprobaba su relación col Ginny, supo que no podía estar más con ella.
No volveré con ella. Ahora debo terminar con esto.
Se sentía fatal, como si él mismo estuviera cayendo de la Torre de Astronomía. Se sentía como el mismo Dumbledore, muriendo.
Pero no podía dejar que Ginny corriera peligro, no cuando se había convertido en una de las razones, quizás la más importante, junto a sus amigos, y el querer vengar la muerte de Sirius, sus padres, Dumbledore y muchas personas más, lo que lo hizo querer acabar con aquello lo más pronto posible.
Y terminar con ella fue más fácil de lo que creyó, por que como Ginny venía demostrándole, se suponía algo así y no fueron necesarias palabras.
Ni un balbuceo, ni una mirada, ni nada. Solo verlo entrar en la sala común y sentarse junto a ella.
Ginny sonrió, misteriosamente.
¿Es por una noble y estúpida razón, verdad?
Le explicó que no quería sentirse culpable si fuera su entierro el próximo al que
asistiera. Ella increpó que no le importaba, pero luego aceptó con docilidad y resignación. Harry supo que lo esperaba desde hacía tiempo.
Esbozó una risa ladeada al escuchar como Hermione le había dado consejos de cómo actuar cuando estaba él presente, con normalidad y demás cosas. Siempre Hermione, entendida de todo.
Será por eso que tanto me gustas, Harry.
Él, solo pudo soltar una risa amarga y expresar que podrían haber estado más tiempo juntos. Semanas, meses, años, tal vez, y ahí mismo se lamentó no haber visto a Ginny antes.
Pero ya era tarde.
Lo que tenían se había quedado en la Sala Multipropósito, junto al Libro del Príncipe Mestizo, tal y como ella había dicho.
Esto se puede quedar aquí también.
Al menos por ahora.
Fin
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Aclaración: las palabras escritas con negrita y cursiva son palabras de la película, diálogos, quiero decir. No sé si son textuales o no, pero no me pertenecen y son de la Warner Bros. Y J.K Rowling, así como varios hechos nombrados y descriptos.
Espero que les haya gustado. Cuando terminé de ver la película me pareció bueno escribir qué pasó después de esa escena, inventada pero perfecta. Aunque ya sé que todos queríamos ver el beso frente a toda la torre, pero este beso fue opuesto. Solo ellos dos solos, sin nadie más.
También me gustó la Ginny de le película atrevida como ella sola. Y como maneja a Harry, es genial. Y lo bobo que se vé él cuando terminan el beso, es fantástico.
Besos.
Lali
