Victoria
Extraña a James y siente que está agonizando de dolor. Después de tantos años de existencia es la primera vez que se siente así, vieja, como si hubiera vivido mucho (y no es que no lo haya hecho) y todos estos años robados al tiempo le estuvieran pasando factura.
La soledad la está matando. Puede que haya nacido (o más bien renacido) para ser una sangrienta depredadora, pero si hay algo que nunca pudo tolerar es la falta de compañía. James se fue y jamás volverá, lo entiende, sí, pero aún no es capaz de asimilarlo completamente. Una parte de su mente, y aún más importante, de su corazón, cree que él volverá algún día de estos con esa sonrisa triunfante y los ojos rojos, casi resplandecientes, para tomarla entre sus fornidos brazos y hacerle el amor desenfrenadamente, una y otra vez sin descanso. Luego se da cuenta de que eso es un imposible y la agonía sucumbe cada vez con una potencia mayor. Y es por eso que olvida, olvida y dedica todo su tiempo a planear alguna venganza contra esos bichos raros de los Cullen.
Sin embargo, hay veces que piensa, y no piensa precisamente en James. Más que nada rememora, porque antes de James hubo alguien, alguien vivo y con ansias de poder, alguien que la educó para ser lo que hoy es, la más fiera de las depredadoras. Y es en esos instantes que la imagen de María, colmado de ese aro de inusitada fortaleza que la caracteriza, se materializa en su mente.
Y corre, corre kilómetros y kilómetros, para encontrarla siempre en el mismo bar de Texas. Se observan y se dicen, a través de la mirada, todo eso que no pueden expresar con palabras. Ambas son orgullosas fieras que jamás osarían ser sentimentales la una con la otra. Luego salen y eligen a su víctima. Y beben, beben sangre como nunca
También aprovechan, porque sería una visita en vano si no sintiera los labios de María recorriendo su piel, mientras ella juega con los mechones de su pelo. Porque, irónicamente, es la victoria lo que siente cuando sus labios se rozan, se muerden y siente las fervientes manos tocando su piel. Siente algo parecido a la adrenalina que circula por su cuerpo y la piel le quema, le quema tanto que hay veces que cree eso mismo sentiría de estar en el mismísimo infierno.
Y estar con ella es un círculo vicioso (aunque extrañe a James y el remordimiento vuelva luego de cada escapada) sabe que María le da todo ese placer que necesita y toda la fuerza necesaria para llevar a cabo su plan. También, está segura de que gracias a su apoyo incondicional, cuando su grupo de neófitos ataque, sólo puede consagrarse con una victoria. Por James, por María y por ella misma. Porque los Cullen no saben con quién se metieron y ya va siendo hora de que lo descubran.
Nota: Bueno acá me tienen con mi primera entrada al Reto Parejas Retorcidas & Co. del Foro LOL :) Gracias a Annie (cafecitodeldia) por ser la mejor Beta y ser un amor de persona :)
