Disclaimer: pues no, no soy Rowling. Ella es la creadora del universo de Harry Potter y de los personajes que en él habitan. Yo no veo ni medio céntimo por escribir sobre ellos, pero sigo disfrutando haciéndolo.
Nuevo fic, porque sí, porque yo lo valgo y necesito expandirme. En concreto, va a ser una historia de siete capis, para la Tabla de Cine y Literatura de la comunidad elejotera de La Comuna. Bueno, será para la parte de Cine porque la de Literatura irá para otro fandom.
¿Los protagonistas? Una de las pocas parejas cannon que me gustan: Bill Y Fleur.
El título del fic está inspirado en la canción Hot & Cold de Katy Perry y en una de las muchas sugerencias que mi Todo, Anvy Snape me hizo ayer por el MSN (gracias mi niña). En concreto, la sugerencia de Oro y Pasión.
Dicho todo esto, espero que disfrutéis con el primer capi.
Hot & Gold 1.
Cosas que perdimos en el fuego.
Seis de noviembre de 1995.
Bonfire Night.
Los niños corretean por la calle armados con las bengalas del profesor Filibuster mientras Bill los observa por la ventana del café a la vez que Fleur no para de contemplarle con preocupación.
Y, mientras tanto, todas las personas de la cafetería observan con estupor a la pareja, que en apariencia no puede resultar más dispar ya que Bill es pelirrojo, lleva el pelo largo, un enorme pendiente con forma de colmillo de dragón en la oreja y va vestido de cuero negro mientras que Fleur, con su pelo rubio peinado en una coleta y su túnica del más maravilloso de los azules, parece haberse escapado del reportaje "Princesas mágicas y modernas" de la última edición de la revista "Corazón de Bruja".
Fleur no presta demasiada atención a las personas que cuchichean sobre ella y Bill por todo el local, ya que desde pequeña está acostumbrada a que su belleza llame la atención de la gente.
Sólo cuando oye a dos magos intercambiando una broma lasciva sobre sus gustos para los hombres y el cuero, la rubia voltea hacia ellos y les lanza una mirada capaz de acobardar a un dragón galés verde...
Y eso no era por decir, ya que el año anterior, durante el Torneo de los Tres Magos se enfrentó a ese tipo de dragón. Digamos que la cosa terminó en tablas: Fleur le robó un huevo y el animal le quemó una falda.
Tras recibir esa mirada, más propia de la mitológica Medusa que de la aparentemente dulce chica francesa, a los dos babosos les entra una repentina prisa por pagar la cuenta y Fleur vuelve a concentrarse en la que últimamente se ha convertido en su principal preocupación: Bill.
Llevan poco saliendo, desde mediados del pasado julio por lo que son... ¿unos cuatro meses?
¡Cuatro meses!
Ella nunca ha durado tanto con un chico, generalmente se aburre de ellos y les espanta.
De hecho, mucha gente se sorprendería de lo fácil que le resultaba espantarlos: bastaba con sacar a pasear su vena snob. Y, si el chico era inglés, era todavía más simple: con soltarle que Beauxbatons es diez mil veces superior a Hogwarts, ya está corriendo en dirección contraria.
Sin embargo, cuando Fleur le salió con esas a Bill, él se limitó a encogerse de hombros y contestar con tono amargo:
-Sí, no hay duda que vuestra seguridad es mejor que la nuestra.
Claro que el momento escogido por Fleur para comentar que eso de que "Hogwarts era el lugar más seguro del mundo mágico podría debatirse"con sorna no podía haber sido más inoportuno, con el cadáver de Cedric Diggory velado por sus padres en una de las capillas del cementerio, Harry Potter en la enfermería balbuceando que El-que-no-debe-ser-nombrado había regresado y Barty Crouch Jr., un mortífago que se había estado haciendo pasar por profesor durante todo un año, siendo sometido al beso del dementor en su antiguo despacho.
Sí, no había muchas personas que pudieran asumir la defensa de la máxima seguridad de Hogwarts en esos momentos.
Pero Fleur le vio pasar mientras iba junto a Krum en busca de alguien que pudiera informarles sobre qué estaba pasando exactamente y la rubia no pudo resistirse a intentar entablar conversación con el joven que la había atraído desde que le vio antes de la tercera prueba.
Y terminó sin información y haciendo el ridículo.
-Crrrrreo que le gustas –gruñó Víctor, cuando el pelirrojo se fue.
Fleur contuvo a duras penas el infantil impulso de preguntar "¿tú crees?" y ponerse a dar brinquitos atinando a responder un indiferente "como a todos". Krum replicó con un nuevo gruñido que bien podía significar "tienes razón" o "a mi no me gustas tanto". La rubia se decantó por lo primero.
Y ahora, en estos momentos en los que Bill parece tan distraído, Fleur no para de preguntarse a dónde iba tan apresuradamente aquella noche. La intuición le dice que tiene que ver con el regreso de El-que-no-debe-ser-nombrado, porque ella sí que sabe que ha vuelto.
Y lo sabe porque ella sí cree en la palabra de Harry Potter. Porque le conoce, tal vez no como para formar parte de su círculo más íntimo, pero sí para saber que él no se inventaría algo así por llamar la atención y hacerse famoso.
Además, porque Fleur conoció a Cedric Diggory y sabe que no fue ningún accidente lo que le arrebató la vida.
Pensar en ese chico, tan guapo y valiente, que fue su rival en el Torneo de los Tres Magos, el que debería haber sido su acompañante durante el Baile de Navidad pero que ante todo fue un amigo y compañero, la hace sentir muy triste.
Y también recordar a sus padres, a los que vio durante el funeral al que acudió junto a Viktor...
-Un millón de galeones por tus pensamientos –la voz de Bill la devuelve al presente y al café.
Lo que fuera que le ha tenido tan abstraído ha desaparecido, y ahora es él quien observa a Fleur con preocupación.
-Tu pgimego –responde la rubia, sonriendo con coqueta tristeza.
Bill muestra una expresión arrepentida y se revuelve el pelo.
-No estoy siendo una buena compañía –admite el pelirrojo.
-Eges siempge una buena compañía. Sólo una poco convegsadoga –matiza la rubia.
-Arreglemos eso. ¿En qué pensabas?
Fleur ladea la cabeza y entorna los párpados, evaluando sus opciones y los beneficios que le reportaría señalar que el debería de contestar primero puesto que él ha sido quien ha descuidado primero la cita. Pero la rubia sabe que Bill es un negociador duro, no en vano lleva cerca de seis años trabajando junto a los duendes en Gringotts...
-En Cedgic –además, ver la cara que pone un hombre cuando descubre que estás pensando en otro es algo que no tiene precio.
-Oh –Bill se las arregla para mantener su rostro inexpresivo, aunque está más sorprendido que celoso-. No sabía que estabais tan unidos...
-Lo estábamos. De eso iba el Togneo, ¿no? –Fleur sonríe y decide dejar de jugar-. Paga seg sincega, me he acogdado de él pogque me he puesto a pensag en Quien-Tú-Sabes.
-Vale, eso es sí es bastante raro. ¿Por qué estás pensando en él?
-Pensaba que tú pensabas en él... Esa fgase quedo gaga –Fleur frunce la frente y Bill sonríe por la reacción.
-¿Por qué piensas qué pensaba en él? –pregunta un poco más serio.
-¿Qué otga cosa podgía pgeocupagte tanto?
-Percy –contesta el pelirrojo.
Percy, su hermano menor, que ha decidido alinearse junto al Ministerio y negar el regreso del Señor Oscuro. Sí, eso podría ser una buena razón.
Fleur le conoce del Torneo de los Tres Magos. La verdad es que aunque cenaron juntos en la misma mesa, ella apenas tuvo contacto con él, puesto que estaba ocupada tratando de repeler a Roger Davis con su esnobismo francés y él acaparaba la atención de Harry.
La rubia francesa no entiende ese cambio, pero siente que no debe comentarlo con Bill, porque no quiere entristecerle. Ella quiere que sea feliz.
Y eso también, que la felicidad de un hombre le resulte importante, es nuevo para ella.
Antes de que Fleur encuentre algo nuevo que decir Bill vuelve a hablar y le explica porqué se acordaba tanto de su hermano en esos momentos.
Por lo visto, unos años atrás, los gemelos habían decidido celebrar la Bonfire por todo lo alto, a la antigua usanza, es decir, quemando todos los muebles de la casa. Bueno, como su madre les mataría si eran absolutamente todos los muebles de la casa, decidieron conformarse con los de su hermano Percy, porque seguro que a él no le importaría.
Los niños tomaron la varita de sus hermanos Charlie y Bill, sacaron todos los muebles de Percy al jardín y los prendieron fuego. Por supuesto, con todo el contenido de los mismos dentro.
Cosas que se perdieron en ese fuego: toda la ropa de Percy, sus fotos de los primeros años en Hogwarts y, la peor de las desgracias, su resumen de la Revuelta de los Duendes de "sólo" cincuenta metros de pergamino y que alimentó con tal fuerza la hoguera que ésta se vio desde Londres.
Ah, y Charlie, Bill y los gemelos se perdieron una excursión a la final de la Copa de Inglaterra de Quidditch, puesto que su madre no pudo determinar el grado de culpabilidad de todos los implicados. Usar Veritaserum con tus hijos no suele estar bien visto.
-Y Percy nos retiró la palabra durante el resto del verano...
-Nogmal.
-Sí, la verdad es que éramos bastante bestias –reconoce Bill.
-¿Egais? –Fleur le mira con desconfianza.
-Sí, hemos madurado. Al menos, Charlie y yo... Ahora sólo somos un poco bestias.
Fleur sonríe de nuevo y se pregunta si eso no es lo que tanto le atrae de él: su lado un poco bestia.
-¿Y tú no tienes ninguna historia de ese estilo? Espera, olvidaba que sólo tienes una hermana y que tienes más primas que primos. No creo que ninguna de vosotras sea pirómana...
Fleur sabe que debe morderse la lengua, pero Bill prácticamente la ha desafiado y no puede resistirse a recoger el guante.
-No, pego... Si pegdí algo en el fuego una vez –el pelirrojo se inclina hacia ella con interés y la rubia susurra-. Mi vigginidad.
Bill hace un movimiento brusco y derrama su café. Se arma un pequeño revuelo, mientras un elfo aparece de la cocina y limpia el desastre... aunque la mancha de la cazadora del pelirrojo no es tan fácil de sacar, al menos sin el hechizo adecuado.
Por fortuna, la madre de Fleur es una experta en hechizos domésticos y tiene muy bien enseñadas a sus hijas... ¿Qué mejor excusa para llevar al chico que am... que te atrae a tu casa?
Por el camino Fleur le explica que el lugar al que se escapan los jóvenes alumnos de Beauxbatons a flirtear se llama The Fyre.
Al oírlo, Bill se ríe pues imagina que "The Fyre" es un nombre bastante optimista para un lugar que seguro es una copia de la tetería que Madame Pudipié tiene en Hogsmeade y así se lo trasmite a la rubia.
Fleur ríe ante la ingenuidad del pelirrojo y no tarda en sacarle de su error. "The Fyre" era un antro (no había mejor forma de definirlo) construido en las ruinas de una iglesia templaria que había sido consumida por el fuego durante la cruzada del Languedoc.
Los dueños del local habían asumido que el objetivo de toda persona que acudiría allí sería irse a la cama con alguien. Así que, para simplificar el proceso, la planta superior era un garito de moda mientras que la inferior era un hotel-picadero-con-estilo en cuyas habitaciones se podía encontrar todo lo necesario para cometer actos erótico-festivos y seguros.
-¿Y quién era él?
¡Al fin! casi exclama Fleur al notar por fin en Bill una nota de celos en su voz. Lleva meses tratando de arrancarle ese sentimiento. Aunque ahora que lo ha conseguido, se da cuenta de que no fue buena idea provocarlo.
-Nadie –el pelirrojo alza una ceja ante el intento de retractarse de la chica. La rubia comprende entonces que ya no puede detenerse y dice la verdad-. Bastein Blois. Iba un pag de cugsos pog delante de mí. Lo subyugué con mis podegues de veela...
"Cosa que nunca he hecho contigo –agrega la francesa apresuradamente.
Bill la cree, y no sólo por la cantidad de veces que la francesa lo repite, sino porque trabaja como rompedor de maldiciones para Gringotts en El Cairo y allí había tratado con las Afriet.
Éstas eran la versión oriental de las veelas, es decir, morenas, de belleza tirando a voluptuosa que no etérea y más aficionadas a la danza del vientre que a la clásica.
Claro que, en sus lugares de origen, la danza del vientre era la danza clásica...
El caso es que Bill cayó en una ocasión bajo el hechizo de una Afriet.
No recordaba su nombre, pero sí su significado: Llama.
También recordaba su manera de mover las caderas, la sensación de perder la conciencia y... despertarse al día siguiente sin un Knut en el bolsillo. Porque para eso usaban las Afriet sus poderes de seducción: para desvalijar a los incautos que caían presos de ellas.
Y aún así, todas sus víctimas estaban más que dispuestas a repetir.
-¿En qué piensas?
Fleur le mira con preocupación y Bill considera durante unos segundos la idea de devolverle de un golpe todas las estratagemas que la rubia ha urdido estos meses para hacerle sentir celoso.
-¿Quién ega ella?
Pero no hace falta que lo intente siquiera, ya que si de algo entiende Fleur es de caras-de-hombres-pensando-libidinosamente-en-una-mujer. Lo extraño, en este caso, es que también sabe que ella no es la mujer en cuestión...
Bill suspira y le relata su aventura con la Afriet, para cuando concluye su relato, están en el portal de Fleur y la medio veela sonríe con astucia.
-¿Danza de los siete velos, non mon ami roux?
Un par de horas después, Fleur ha logrado demostrarle a Bill que las veelas son tan buenas en la danza clásica como en la de los siete velos. Pero lo más importante es que está más que segura de haber mandado el recuerdo de esa Afriet a la basura.
Ambos yacen jadeantes y sonrojados sobre la cama de la rubia, frente a la chimenea del salón, ya que su apartamento sólo tiene una habitación.
-Oh –de repente, Fleur se incorpora, recordando algo-. Tu cazadoga...
Bill hace un gesto para restarle importancia a la mancha que ha debido destrozar su cazadora favorita. Obviamente, sigue obnubilado por el sexo.
-¡Es tu cazadoga favoguita! –en ese momento, la rubia empieza a temer que no se trate de atontamiento post-sexo, sino de que duda de sus capacidades-. Puedo limpiagla.
-Me temo que ya no se trata sólo de limpiarla... –Bill señala con su pulgar la chimenea encendida.
Fleur tiene que incorporarse por encima del cuerpo del pelirrojo para ver lo que él señala: su preciosa cazadora yace medio quemada entre las llamas junto a... ¿eso son los restos de su sujetador?
-¿No ega ignífuga? –se sorprende la rubia.
-Tu ropa interior tampoco –señala Bill.
-Mi lenceguía no está hecha de piel de dragón, mon roux –replica Fleur.
-Por lo visto, mi cazadora en realidad tampoco –el pelirrojo suspira resignado-. Bueno, supongo que mi madre sí estará contenta: odia verme con estas pintas...
Fleur se tumba de costado y le besa suave y febrilmente, tratando de distraerle, de reconfortarle.
Y como sabe que el sexo no será suficiente, al día siguiente le comprará una cazadora igualita a la que acaba de perder en el fuego.
Bueno, igualita, igualita no.
Su nueva cazadora será de piel de dragón auténtica, y por tanto, ignífuga.
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Uf, no lo termino de ver claro: creo que me ha quedado muy en plan "Por diez gallifantes, cosas que perdimos en el fuego, un, dos, tres, responda usted otra vez". Aún así espero que hayáis disfrutado de la historia.
Un beso, corazones.
Carla Grey.
Orgullosa Lupina. MOS. Hermana de Mya, Paula & Maru Malfoy. Tía de Azi Black & Mai. Paciente de Serenity. Hija política de Veronika. Emperatriz consorte de Alonning. Ahijada del hada madrina Noriko. Prima de Miss Molko e Inna. Miembro de las 15 de Mey. Amiga por correspondencia de una miembro de LODF. Pariente de Anvy Snape. Casi pariente de Libertad, la amiga de Mafalda. Chica del espejo de lujuria de Dreaming. Hermana Escorpio de Moony Lunática. Musa de Mika_Granger. Ganadora de dos premios anuales de HA. Luz al final del túnel de Deathkisse. Creadora del amor platónico de Liesl Von Kaulitz. Alumna de la Casa de Ravenclaw en HA. Autora de la versión de Sirius favorita de Elarhy, Fd-Potter y Karen Black.
Y tardona sin remedio.
