"Ahora o nunca" -pensaba la pelirosa. -"Parece que Kakashi sensei está tomando una ducha, y los demás están en misiones; si lo hago sin hacer ruido nadie se enterará. Vamos Sakura, tú puedes."

La pelirosa abrió lentamente la puerta del cuarto de su sensei y ojeó para ver si no se encontraba nadie más allí. En efecto, solo había un dormitorio extremadamente ordenado y una biblioteca repleta de esos libros Icha Icha que Kakashi acostumbraba leer. Podía escucharse agua caer desde el baño por lo que confirmó que su sensei estaba tomando una ducha.

- Por fin sabré qué es lo que tanto les atrae de estos estúpidos libros. -exclamó. -Es decir, ya sé de qué tratan, pero no creo que sean la gran cosa como el maestro Jiraiya y Kakashi sensei presumen.

La pelirosa se dirigió a la biblioteca tratando de hacer el menor ruido posible.

-Y es más, si me queda tiempo buscaré alguna foto en la que se vea el maldito rostro de Kakashi sensei.

Tomó sigilosamente el libro Técnicas para hacerlo y en cuanto lo abrió una voz la hizo voltear.

-Sakura?

-Ahhh! Kakashi sensei!

La pelirosa notó que su sensei se encontraba con su típica máscara y solo una toalla la cual cubría de su cintura hacia abajo, por lo que no pudo evitar sonrojarse.

-Uhmm, dime Sakura, ¿qué se te ofrece en mi habitación? -cuestionó aproximándose hacia ella y haciendo que esta retrocediera y chocara contra la pared.

-¿Qué está haciendo? ¡Aléjese pervertido! -frunció el ceño Sakura.

Kakashi retiró su máscara, dejando a su alumna boquiabierta.

-¿Estás segura de que el pervertido soy yo? -rió observando las manos de Sakura en donde se encontraba su libro de Técnicas para hacerlo.

-N-no es lo que usted cree, sensei. -logró decir en su intento de emitir palabra. Si no supiera la edad de su sensei, podría jurar que estaba por sus 25.

Ni en sus fantasías hubiera imaginado el tan atractivo rostro de Kakashi. Hasta de su inner caía saliva tras ver esa fascinante mandíbula y esa encantadora sonrisa.

-Una kunoichi de 20 años debería saber que hay que tocar la puerta antes de entrar. -sonrió dulcemente.

-K-kakashi sensei, jamás lo había visto sin su máscara. -susurró mordiendo levemente sus labio inferior.

Una sonrisa de lado apareció en el peliplata al ver tal acto, y dirigió sus manos a la cintura de su preciosa alumna.

-¿Y qué te parece? -susurró en su oído.

Sintió cómo el cuerpo de su sensei se apoyaba en el suyo y sus latidos se aceleraron rápidamente junto con su respiración. Sentía el aroma a masculinidad que emanaba de ese hombre, el cual la hacía inhalar involuntariamente.

-M-me encanta. Tú me encantas Kakashi. -admitió en voz baja antes de agachar su cabeza para ocultar sus mejillas sonrojadas.

Una mano elevó tiernamente su mentón y en cuando levantó la vista, los labios de Kakashi estaban sobre los suyos.

Sus ojos se cerraron y se dejó llevar por las múltiples caricias, mordidas y besos que el peliplata le brindaba.

En un principio fue un beso tranquilo, dulce; luego fue más exigente, las manos de Kakashi se deslizaron por debajo del camisón de su alumna mientras acariciaba su espalda y bajaba hasta su trasero, el cual agarraba firmemente para empujarse y pegarse más hacia ella.

Ambos pararon para inhalar un poco de aire.

-Tú también me encantas, mi preciosa kunoichi. -susurró en su oído antes de lamer su lóbulo.

Ambos volvieron a saciarse de la boca del otro, pero esta vez con más confianza. El peliplata se separó unos centímetros, comenzó a quitar el diminuto camisón semitransparente de Sakura botón por botón y arrojó la prenda al suelo, dejando ver los firmes pechos de su alumna preferida.