Lo había hablado muchas veces con su hermano: ¿Qué debías hacer en medio de una invasión zombie?

Reunir comida y armas, atrincherarte, pero sobre todo no ser un héroe.

¿Por qué? ¡Porque nosotros no estamos en una filmación!

Así que cuando su mirada se encontró con la de Rose no pudo evitar pensar en una sola cosa: no.

Y era consciente de que Rose sabía lo que estaba pensando, después de todo había sentido su rostro desfigirarse al entender lo que pensaba hacer.

No le importó.

Abrió la puerta del transporte y salió. Intentó darle alcance, salir con ella y ayudarla a regresar al vehículo donde estarían a salvo.

-Rose, no.

-¡No puedo dejarla!

Cuando estuvo a punto de salir sintió a uno de sus compañeros que la tomaba por los hombros, impidiéndole darle alcance a la chica de ojos azules.

No fue capaz de respirar en el tiempo que Rose estuvo afuera. Sintiendo un grito nacer y morir en su garganta al notar que la habían atrapado.

Pero Ladybug la salvó, a las dos.

Sintiendo verdadero alivio cuando la ayudo a centarse en la parte trasera del transporte público. Abrazándola para intentar aminorar el temblor que recorría su cuerpo.

-¿Segura qué estás bien?

- Sí, solo... ha estado muy cerca.

Frotó su pulgar contra la mano de la chica, sintiéndose algo tonta.

No estaba en una invasión zombie, era sólo otro akuma alterando la calma de París. No había forma de perderla, a ella ni a nadie, Ladybug y Chat Noir lo arreglarían todo, como siempre.

Rose levantó la vista, ella sonrió de manera instintiva; hasta que lo notó.

Sus ojos azules ya no eran de ese color, eran rosas como el de los falsos zombies.

Abrió la boca, dispuesta a que los héroes se enteraran. Si ellos caían todo estaría perdido.

Pero ninguna palabra salió de sus labios, pues estos habían sido eclipsados por los de aquella que consideraba su mejor amiga.

En un beso cortó, fugaz y que había provocado que una corriente eléctrica recorriera su columna.

Se fue de espaldas dado el asombro, tapó sus labios y detuvo a medio camino su grito. Aunque sabía que estehabía sido escuchado por todos sus compañeros, aquellos que hubiesen sido capaces de ver el sonrojo que ahora adoraba su rostro de no ser por el maquillaje tan cargado que se había aplicado.

Un sonrojo que daría a conocer ese secreto mal guardado que implicaba su relación, ese que no habían hecho público porque no les interesaba hacerlo.

Sus pensamientos se detuvieron se manera abrupta, se levantó de su lugar y extendió los brazos antes de hablar.

-Beso...

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