DISCLAIMER; Los personajes son de Masashi kishimoto, yo solo los uso con el fin de entretener y sin fines de lucro. La historia la ha desarrollado mi imaginación en un día de lluvia y libros de los juegos del hambre, no pregunten por que ni yo misma lo sé. Alerta; universo alterno sasuhina ;-;

.

-.-

Capítulo 1

-.-

Hinata bajo el rostro e intento caminar un poco más deprisa para no sentir los atentos ojos de los alumnos de segundo y tercer semestre. Cabía decir que no era nada agradable y sinceramente jamás había sido bueno lidiando con ese tipo de miradas; rígidas y llenas de odio. Ninguna además de las que su prima le otorgaba o incluso las siempre severas de su progenitor.

No quiso ni siquiera mirar hacia los costados, sentía el peligro bullir especialmente del lado derecho, pues el capitán de kendo Sakumo le miraba de forma asesina desde que había abandonado la cafetería para ir lo más deprisa posible hacia su salón en busca de -ahora que lo pensaba- un refugio inexistente, con lo que había hecho ningún lugar era seguro. No había ni puesto un paso dentro del tan ansiado salón cuando sintió unos delgados brazos anclarse sobre su cuello haciendo que la mitad de su cuerpo se inclinara hacia atrás y casi perdiera el equilibro.

-¿A dónde vas tan deprisa Hinata? – pregunto en forma extrañamente dulce y melosa la joven tras él, automáticamente sintió sus orejas calientes y la tensión inundo su cuerpo en cuestión de segundos, ¿Cómo le había alcanzado tan deprisa?

-s-Satsuki-san… - balbuceo intentando quitar amablemente los brazos de la muchacha, pero lejos de lograrlo la joven se prendió aun con más fuerza, pegando sus firmes y llenos pechos a su espalda. Rojo y totalmente nervioso Hinata intento por todos los medios -sin ser brusco- el apartarse, sin embargo cuando lo logro casi contuvo la respiración. Estaba en problemas. Con los labios abiertos y temblorosos no pudo más que girar el rostro para no verla directamente, pero solo basto un pequeño segundo en el cual no pudo evitarlo y la miro de frente sintiendo la tensión en el aire, ya debía de aprender de una vez que su melodiosa voz era un engaño, era como una hermosa pantera negra que podría saltar y asesinar a cualquiera que fuera lo suficientemente tonto para acercarse.

Satsuki Uchiha le miraba con los brazos cruzados y el ceño fruncido. Bajo lentamente la vista de sus ojos negros acusadores y de aquellos pechos que había sentido minutos atrás, pudo ver sus brazos en jarras sobre su estrecha cintura y su falda corta que dejaba ver el contorno blanco de sus piernas apenas cubiertas a la mitad por las calzas blancas, decidió centrarse en los zapatos negros de la muchacha. El silencio era pesado, Hinata apretó el gran libro de parlamentos que traía en sus manos, sabiendo que la chica se encontraba disgustada y molesta con él, y todo su club de fans por lo visto.

-¿Por qué me evades? –pregunto directamente, sintiendo aún más molestia al ver que no le miraba, si algo odiaba Satsuki Uchiha era no ser tomada en cuenta como se merecía.

-n-no estaba… y-yo n-no… - balbuceo sin encontrar las palabras adecuadas y sus mejillas de por si rojas no ayudaron en nada con su intento de explicación, ¿pero cómo explicarle a la chica más ruda de la universidad Senju, que no tenía interés en ella?, sin salir obviamente lastimado por su ira y uno que otro hombre en el camino... Sabía que había hecho mal en rechazar su compañía en la cafetería minutos atrás para irse con Shina y Kira, aunque si lo pensaba bien, ella solo le había ordenado que comiera con ella, y cuando le dijo que no podía y que tenía planes con sus compañeras no solo recibió una mirada de reproche de su parte sino de todo el ejército masculino que tenía tras ella, razón por la cual había literalmente huido después de almorzar hacia el refugio del aula en vanas y excusas estúpidas como la preparación de algún trabajo extracurricular.

-claro que me evades, ten la hombría para decírmelo en mi cara –gruño la muchacha, Hinata no tuvo las palabras ni las fuerzas para contradecir una verdad tan cierta como aquella; sin embargo nunca en su vida pensó que aquella joven de cabello azabache y ojos oscuros como la noche fuese a fijarse en él, el chico más cobarde del mundo y es que si, desde que era pequeño lo supo, que era un chico tímido y cobarde que no tenía las suficientes agallas ni para declarársele a la chica que le gustaba en verdad. Nejivi le había llamado patético

- y-yo s-solo… - volvió a tragar sintiéndose como un ratón atrapado, apunto de ser engullido sin ningún problema por alguna boa constrictora que apretaba y retorcía sus entrañas mientras cerraba su garganta impidiéndole respirar y hablar como un chico normal, ¿Por qué no podía ser normal? ¿Por qué debía ser tan jodidamente tímido?, desgraciadamente la timidez no era algo tierno para él, era algo malo que le dejaba sin habla y sin respiración, que le hacía ver idiota y patético alrededor de los demás, en momentos así solo su cobardía le impedía correr a refugiarse muy lejos de ahí.

-es por ella ¿verdad? – Hinata no tuvo que preguntar a quien se refería, si de algo se había enterado Satsuki el día del "incidente" era de su amor por Naruko, cabía decir que era la rival de la azabache y aquello solo había desatado una serie de molestos eventos. Si lo pensaba bien fue ese día, ese que casi mataba a la chica más codiciada de la universidad, de ahí había erradicado todo ese tonto lio, si tan solo no hubiera sido un imprudente.

.-.-.-.-.-.

Aquel día había salido humillado y nuevamente vencido por su prima Nejivi. Su padre le había mirado con decepción y le había repetido lo cobarde que era al no defenderse como era debido. no importaba que le dijera que era su prima y no podía lastimarla, la verdad es que si era el cobarde que tanto lo decepcionaba pero aquel día no lo soporto más y le contesto que no le importaba, su padre sorprendido por su comportamiento no alcanzo ni a detenerlo, ya había tomado el coche que había recibido como regalo de un último cumpleaños de parte de su madre y salió hacia la carretera, se metió en los caminos desiertos de lo que había sido una antigua construcción abandonada y acelero, acelero tanto que por un momento olvido que era un fracasado cobarde que prefería la seguridad a los riesgos, y así lo hizo. solo fue hasta que vio aquella sombra transitar uno de los carriles en los que tantas veces había acudido a descargar su frustración con aquellos arrancones, apenas si alcanzo a girar el volante y pisar el freno en seco, levantando humo y polvo tras el derrape.

Tras toser escandalosamente se bajó rápidamente con el corazón latiendo a mil, y pensando una sola cosa.

He matado a una persona

Para cuando el polvo se esfumo se encontró de rodillas sosteniendo el cuerpo de una joven, al parecer la chica estaba desmayada, quiso maldecir en voz alta pero recordó que él era un chico educado y el jamás maldecía. sin pensarlo dos veces la subió al coche a cerciorándose de que no tenía más que un rasguño en la mano, posiblemente al caer, no la había alcanzado a golpear, o al menos eso quiso creer.

Manejo con los nervios pulsando su cabeza y con el corazón zumbándole a un ritmo casi inhumano, tuvo que serenarse y tan pronto llego al hospital la saco despacio tomándola en sus brazos, la chica no pesaba mucho, lo que agradeció porque tenía el cuerpo temblando y se sintió débil y demasiado delgado a comparación de otros jóvenes, no diría que era un escuálido muchacho porque realmente no lo era, pero las chicas eran algo extremas cuando descubrían la musculatura de un chico, él prefería ser discreto y usar camisetas grandes, no quería la atención que reciba Sakumo por su musculatura, las chicas eran algo… atemorizante para él. El simple hecho de entablar una conversación se volvía una tarea titánica, por algo el amor de su vida apenas le hablaba, su padre constantemente le decía que parecía una princesa en vez de un hombre al no tener novia, según Hana "por no mostrar su mercancía", él no lo entendió hasta después de que ella le mostrara una vergonzosa revista que Nejivi tenía guardada en su alcoba.

Para su fortuna lo atendieron de inmediato y se llevaron a la joven a alguna de las salas, dejo atrás sus tontas divagaciones y se sentó mordiéndose el dedo meñique, por suerte no espero mucho y un médico lo llamo.

-¿dijiste que la atropellaste? –pregunto el doctor alzando una ceja, se veía demasiado serio para su gusto, sintió temor y casi pudo ver su sentencia en una cárcel por su insensatez, con un cartel que diría encerrado por inconsciente y por tarado.

-s-si señor… b-bueno… no vi si realmente l-la atropelle, h-había mucho humo tras el derrape… fue un accidente–

-ya veo, jovencito solo me queda decirte que de no haber frenado esta joven no estaría viva, y que solo fue la impresión lo que la desmayo, no tiene ni golpes ni contusiones – casi pudo respirar aliviado

-¿y e-el raspón? – pregunto reocupado, no quería sentirse más culpable de lo que ya estaba, necesitaba saber todo.

-quizá fue la caída, en cuanto despierte puedes llevarla a su casa y ruega a que no te demande o te multen y te quiten la licencia – reprendió el médico, sin decir más salió dejándolo solo a los pies de la cama de la chica. Si lo multaban estaba muerto, su padre le daría una dura sesión de golpes el mismo, y no solo eso, era posible que perdiera todos los privilegios de los que gozaba en su habitación.

-me lo merezco… - susurro tras haberlo meditado, era su culpa, ¡casi mataba a una chica!, de no ser por sus reflejos y su habilidad para manejar quizá el pronto estaría pisando la cárcel juvenil.

Se sentó a esperar, rogando que la chica no le metiera una buena tanda de demandas o algo peor, no pego ni un ojo hasta que la vio removerse inquieta, cuando abrió los ojos él se crispo, sentía el sudor recorrer su nuca al verla fruncir el ceño y aun acostada girar el cuello para mirarlo, aquella mirada oscura le hizo sentir como un vil insecto y la razón ni siquiera la entendió, culpa quizá.

-¿quién… quién diablos eres…? - pregunto sin preguntar, pues después de sentarse lentamente sobre la cama se puso a inspeccionar el lugar -¿Qué hago en este lugar? -

-l-lo siento señorita, f-fue mi c-culpa, casi le a-atropelle, ¡d-discúlpeme por f-favor! – tan pronto lo dijo hizo una inclinada reverencia mostrando su arrepentimiento, por un momento Hinata sintió que el aire entro a la habitación por los ventanales abiertos y que el tenso silencio había creado un eco con sus palabras

-tu… ¡tú eras el idiota! ¡Joder! ¡¿Eres estúpido o qué?! – Tras las acusaciones Hinata se enderezo con los nervios hormigueándole las manos, sin atreverse a contradecirla asintió despacio -¡casi me matas imbécil!-

-l-lo lamento, s-siempre voy ahí y nunca h-había encontrado a nadie en ese l-lugar –intento excusarse pero sabía que ella tenía todos los motivos de su lado para mirarlo como le miraba, como un vil gusano o cualquier insecto que se arrastrara, sus ojos oscuros tenían ese poder.

Hinata espero todos los escenarios del mundo, desde donde la atraparía la histeria al llanto, gritos e incluso le amenazara muerte o algo por el estilo, aunque lo que no espero fue que la chica se parara de repente cruzándole una bofetada para luego sostenerse de él ante un posible mareo. Aturdido parpadeo sintiendo el escozor en su mejilla pálida y sin embargo no se quejó al saber que lo tenía merecido, la chica maldijo de nuevo provocándole un leve respingo, la verdad jamás había oído un vocabulario como el suyo y mucho menos en lo que él consideraba una señorita, sonrojado por las palabrotas decidió ayudarla.

-la llevare a su casa s-señorita… amm…-

-Satsuki – soltó mordaz para soltarse de él rápidamente, Hinata sonrió con las mejillas sonrojadas sintiéndose gratamente feliz que no tuviera nada más que un ataque de molestia, Satsuki le miro parpadeando al verlo tan calmo y arrepentido, algo hizo clic su cerebro al verle con aquel gesto y sonrojo en sus mejillas. Ahora ya con los cinco sentidos en orden la muchacha abrió mucho sus orbes oscuras como si de pronto hubiera viso algún fantasma, poniéndose algo tensa.

-h-Hinata… - exclamo en un susurro ahogado

-emmm… si… espera… ¿Quién le dijo mi nombre? – Satsuki sostuvo su brazo que había tomado para golpearlo y como quien comete un terrible error se hizo hacia atrás – ¿se encuentra b-bien?- pregunto nuevamente al ver su rostro levemente contrariado

-¿no me recuerdas?- pregunto

-ehm… b-bueno… - titubeo sin encontrar ninguna referencia en sí, la chica frunció el ceño y el sintió que lo estaba mirando demasiado

-del asesorado, fui tu compañera una vez… - al verlo totalmente perdido Satsuki se mordió la lengua por lo que estaba a punto de decir, resignada y molesta lo soltó – soy la rival de Naruko – y como si ese nombre fuera un detonador el joven se sonrojo abriendo los ojos levemente

-Uchiha-san… -

-¡así es! – desvió el rostro altaneramente, odiándolo por eso, ¿Cómo era posible que no la reconociera a ella?, la chica más codiciada de la universidad Senju, ¿es que acaso tenia aire en la cabeza? Sí que era despistado y tonto.

-oh dios… d-de verdad discúlpeme… – Hinata se sintió un peor, ¡no podía ser cierto!, no ella, si el señor Uchiha se enteraba de que casi mataba a su hija el muerto seria él.

-si no te conociera de mi clase te materia a la cárcel por idiota, pero como te conozco y te dignaste a reconocerme no lo hare, llévame a mi casa –ordeno al cruzarse de brazos sin que esa molestia en su estómago se esfumara

-si… –sonrió contento, sabiendo que estaba a salvo… aunque luego de pensárselo bien supo que con Uchiha Satsuki uno nunca sabia, ¿enserio iban en la misma clase? Qué raro... aunque él era muy distraído después de todo.

Luego de abrirle la puerta del coche la chica no le miro ni le dirigió la palabra hasta que la vio empezar a hurgar en lo que él consideraba su espacio personal, o bien, su coche; sin embargo decidió ignorarlo y manejo despacio, con la calma que jamás debió abandonar. El silencio era casi incómodo y Hinata no se atrevió a romperlo.

-¿tanto te gusta esa mugrosa como para no saber quién soy? –Satsuki siguió mirando su colección de discos y frunció el ceño cuando de una pequeña libreta de apuntes salió una mini foto de Naruko. Hinata sin darse cuenta de ello se limitó a fruncir el ceño ante lo que el considero una pregunta demasiado personal, considerando que él no conocía a Satsuki mas que por el renombre de su padre y su popularidad en la universidad

-n-no le llame así… p-por favor –pidió al apretar levemente el volante. La pregunta lo había sorprendido, y molestado a cierto grado, sin embargo su voz nerviosa no lo revelo, Naruko podía ser todo lo escandalosa posible, pero era buena, era amable y siempre sonreía fuera cual fuera la circunstancia, no perdía esa hermosa sonrisa que él amaba, aquella que le decía que si él sonreía tendría su fuerza para enfrentar su día a día.

-hmp, así que si te gusta – dijo al devolver la libretilla con la foto al lugar de donde la había tomado, Hinata se sonrojo ante la afirmación, aunque no respondió. Cuando llegaron al portón de su mansión Satsuki se giró a verlo

-esto no se queda así, lo sabes, ¿verdad? – el respingo

-ah… b-bueno… -

-como casi me matas de ahora en adelante serás mi esclavo –

-p-pero… - Hinata abrió los ojos ante lo escuchado, ¿en serio iba a utilizarlo de esclavo?

-y yo no diré nada – Satsuki lo miro dejando en claro que iba en serio.

-a-aun así… y- yo no… - Hinata solo atino a confundirse más y sus protestas fueron calladas una vez mas

-ya está decidido, Hinata, nos vemos el lunes en el la universidad – replico ella al tomar un disco del álbum, Hinata ni siquiera supo cuál fue el disco raptado por la azabache y sin embargo fue la espalda de la chica la que lo despertó.

-p-pero… - y sin Satsuki enfrente Hinata se quedó con la palabra en la boca sin saber que pensar

.-.-.-.-.-.-.

Hinata se preguntaba en esos momentos que había hecho para merecer un mal dia como aquel.

Fue consiente de la boca torcida e indignada de la azabache, pues no le había agradado que su autoproclamada "mascota" se revelara después de que jamás le cuestiono nada en los meses bajo su mando y sumisión.

se había vuelto su esclavo sin oponerse, sabía que era un bajo precio por lo que pudo haber pasado, eso le enseñaría a ser más cuidadoso y no dejarse llevar por sus arrebatos que el mismo desconocía en ocasiones, obedecerla no le era tan difícil, o al menos eso intentaba creer, la chica lo usaba como mandadero y ya. Le llevaba el almuerzo, le recogía los apuntes que ella se negaba a tomar, cubría sus salidas "al baño" cuando por alguna razón no volvía, también estuvo ayudándola a realizar los deberes en sus materias extras, aun cuando nunca pensó que pudiera necesitar ayuda, ella era increíble en todo. Le iba a buscar todo lo que deseara y fue su chofer personal por dos meses hasta que en uno de su tantos entrenamientos fallidos su padre le quito el auto, fue patético y terrible cuando le explico los motivos por los cuales no podía seguir pasándola a buscar, pero nada fue más vergonzoso como ser su conejillo de experimentos en aikido. Satsuki le había dado múltiples palizas, palizas que le ayudaron mucho en los siguientes entrenamientos con su padre aunque la vergüenza de ser apaleado por la chica en cada clase de defensa no dejaba de avergonzarlo. Pero fue hasta después de cinco meses de convivencia casi forzosa con la chica más codiciada y más mal humorada de la universidad que tuvo que poner un alto. Revelándose a ser su esclavo por más tiempo, todo cuando lo reto y casi lo obligo a espiar a Naruko en los vestidores de chicas.

.-.-.-.-.-.-.-.

-¡eres un cobarde!- le grito molesta, ya harta de sus sonrojos y sus balbuceos, ¡era un hombre joder!, ¡porque no podía ser pervertido y normal! - ¿acaso no quieres ver el encaje que usa de sostén?, es dos o tres tallas menor que el mío – él se sonrojo de golpe nuevamente negando sin poder responder -¡Se un hombre y espíala!, ¿¡acaso no quieres verle los pechos o el trasero¡?, ¡hazlo! -

-n-no… ¡c-claro que no!, n-Naruko-san e-es una d-dama, j-jamás haría a-algo así – balbuceo rojo como un pimiento intentando por todos los medios no desmayarse de solo imaginar a la rubia en paños menores -n-Naruko-san m-merece m-mi resp-peto, e-ella es e-especial p-para m-mi -

-¿y yo que soy para ti Hinata? – sus ojos negros brillaron ante él y Hinata se sintió acorralado, por primer vez en su vida sintió que estaba pagando algo muy malo que hubiese hecho en otra vida, o quizá fue el comerse los panes glaseados de Han sin permiso aquel día que llego hambriento de la universidad cuándo Satsuki había arrasado con su almuerzo de tomates, ensalada y carne asada.

-u-usted… t-también e-es una señorita – respondió al desviar el rostro sonrojado, su timidez no lo dejo verla directamente a los ojos pero sí que lo hizo cuando la mano de Satsuki jalo la suya poniéndola sobre su pecho

-¿te gustan? –pregunto suavemente, tragando despacio mientras Hinata se coloreaba mientras abría la boca y los ojos en un gesto horrorizado ante su atrevimiento y falta de vergüenza, lo que el catalogo como algo impropio de una dama como Satsuki

-¡s-Satsuki-san! – soltó alarmado, intento quitar su mano del suave pecho que apenas si cabía en su mano, pero la chica lejos de alejarse tomo la otra mano y le hizo sostener su otro pecho. Hinata echo humo mientras forcejeaba intentando liberarse pero sus brazos temblorosos no ayudaban demasiado sin contar que estaba a punto de sufrir un ataque cardiaco, volvió a retroceder pero supo que el agarre de la muchacha no hacía más que aumentar y al mismo tiempo pegarse a él haciéndolo sentir más nítidamente el encaje de su sostén bajo la rala tela de su blusa escolar. Hinata sabía que era más fuerte que ella en asunto de masa corporal y fuerza bruta pero él era un caballero y un caballero no ofende a una mujer en ningún aspecto, un caballero cuida a una mujer sin importar si es buena o no, un caballero jamás toca a una mujer sin su consentimiento y se aleja si cree que es indebido, un caballero nunca usaría su fuerza sabiendo que lastimaría al sexo débil, eso era de cobardes pero totalmente contrariado con el corazón galopando a mil hizo algo que jamás pensó que haría a una chica cualquiera, en especial a Uchiha Satsuki.

La empujo bruscamente sin medir consecuencias.

Satsuki lanzo un chillido y desde el suelo lo miro anonadada, abochornado dio dos pasos hacia atrás arrepintiéndose de haber hecho daño a la muchacha, verla en el suelo con esa expresión de incredulidad en su rostro lo avergonzó por lo que opto por alejarse, no fue lejos pues se volvió a topar con la pared en la cual se habían escondido anteriormente para no ser descubiertos, claro eso antes de saber las verdaderas intenciones de la muchacha de ojos negros.

-p-perdón… y-yo no quería… - escondió sus ojos opalinos bajo su fleco sintiendo una extraña presión en su estómago, la había agredido, no había escusa válida para eso, no importaba que tan pesadas fueran sus bromas, Satsuki era una dama delicada y jamás usaba su fuerza contra una dama, no importaba si con eso se humillaba perdiendo ante ellas, él era incapaz… o al menos eso había intentado creer, pero descubrió con terror que no era mejor que aquellos hombres que una vez habían atacado a su madre... ellas estaban para ser protegidas, no para ser lastimadas.

Satsuki se levantó rápidamente del suelo y se acercó a él con aire peligroso, furiosa por lo visto, lo acorralo contra lo que quedaba de espacio a la pared y sin previo aviso jalo su corbata estrellando sus labios con los suyos. La suavidad y calidez de la boca femenina lo embriago metiéndolo en un bucle dulce y perturbador. Era algo nuevo, cálido y embriagante que detenía el tiempo y desconectaba toda idea lógica en su mente, sonrojado respondió el beso sin meditar quien era la persona que provocada esa tensión en su estómago, como si de pronto miles de insectos se revolvieran de manera inquieta, fue lento, fue suave y tan torpe que pensó que la chica lo abofetearía, pero lejos de eso la sintió pegarse a su cuerpo, apretando sus manos sobre su nuca, inclinándolo más hacia ella, su cuerpo se movió solo y con una de sus manos le tomo de la cintura, dejando que ese lado oculto suyo saliera, olvidando momentáneamente que él era un caballero y ella una dama, que se encontraban en ese lugar oscuro de los vestidores con el peligro latente de ser descubiertos por la prefecta y que ella era Uchiha Satsuki y no Uzumaki Naruko …

Entre la neblina de un placer desconocido para él, fue el gemido de la pelinegra lo que lo hizo salir de su estupor y darse cuenta de la suavidad en su manos, el apretaba sus pechos sobre la ya semi-abierta tela de su blusa dejando al descubierto el suave encaje negro que resaltaba la palidez de su cuerpo, abrió los ojos con espanto cuando la mano de Satsuki apretó su parte masculina que empezaba a abultarse, gimió cuando sintió su delicada mano pasearse descaradamente ahí tocando algo que ni el mismo se había atrevido a hacer, volvió a suspirar cuando su boca se separó de la suya y su nariz rozo su nuez de adán mordiendo de pronto su cuello, algo empezó a alarmarlo cuando su cuerpo caliente le exigió algo más, sabía muy en el fondo que estaba mal, que sus manos tocando ese cuerpo sin recato estaba jodidamente mal, que si se dejaba llevar… si lo hacia Satsuki pagaría las consecuencias de su deseo. Tomo todo su autocontrol y la separo de golpe sin llegar a lastimarla, sonrojado aparto sus manos de sus hombros intentando no volver a tocarla, trago sintiendo el temblor en su cuerpo y manos, sintiendo el ardor de la piel suave de la pelinegra, sin saber porque anhelando su contacto, su cuerpo junto al suyo, su boca sobre la suya… intento decir que no era ella, que fueron sus hormonas y su falta de experiencia en el tema.

-l-lo siento… a mi… m-me g-gusta alguien más… - fue lo primero que soltó, aunque no supo si lo dijo por ella o por el mismo. La chica lo miro con los ojos brillosos y con ese sonrojo en ella que jamás le había visto – ¡n-no seré m-más su juego! – balbuceo y la dejo ahí para salir corriendo de los vestidores sin importarle si alguien lo veía salir de ahí, corrió hacia otra parte intentando que aquella sensación se esfumara, cuando llegó a la azotea respiro con los nervios a flor de piel y con el súbito remordimiento de lo que había pasado, se tomó los cabellos y se dejó caer en pose fetal contra la pared, con toda una gama de emociones y sensaciones desconocidas para él.

Había reaccionado a las caricias de alguien más… a alguien que no era Naruko…

Se sintió un infeliz.

.-.-.-.-.-.-.

.

.

.

Bueno. Esta mini historia la tenía arrumbada en mi laptop hace unos dos meses atrás cuando vi alguna imagen de Hinata siendo chico, la verdad me quede como con la duda de como hubiera sido si hubiese sido varón, aunque no creo que hubiera cambiado demasiado, cabe aclarar que es mi primera historia en sí, ya que no escribo para nadie más que para mí misma por lo que esto puede resultar algo estúpido o no sé, espero que alguien guste leerlo o si no la eliminare y ya. _ jijij. ¿Comentarios? ¿Criticas? ¿nutella? Todo es bienvenido.

Pd; los nombres no varían mucho, eso espero, el chiste es que se entienda a los personajes, Hinata es Hinata ya que es un nombre de chica y chico.

¡Corregido!