Disclaimer:Los personajes de Harry Potter y algunas frases de este fic pertenecen a JKR.

Este fic participa en el reto "Familia Weasley" del foro "La Noble y Ancestral Casa de los Black"

Frase:

"Volvería sobre sus propios pasos y comprobaría, de nuevo, que sus ojos no le había engañado".

Nota: Escrito al final de forma apresurada porque no me daba tiempo. No me convence absolutamente nada el resultado, pero esto es lo que salió.

Aclaración: Me acabo de dar cuenta de que me he comido el hecho de que Ron fuese capturado por los Carroñeros y que Bill no sabía nada de Luna. xDDD


El silencio del alma

El reloj de su muñeca estaba punto de marcar las doce de la noche, y lo único que le apetecía a Ron era llorar. Hacía un par de días fue Navidad, y se le había pasado completamente por alto. Si no hubiera sido por su estupidez, habría disfrutado del día con sus amigos. Vale que no hubiera sido la mejor Navidad del mundo, pero estaría con ellos, y eso le bastaba.

Tiritó de frío y se arropó todo lo que pudo con la manta.

En esos momentos, echaba en falta el calor del Refugio. Bill y Fleur lo habían acogido durante un par de días. Estaba desamparado y sin saber a donde ir, por lo que se apareció al único lugar que se le había ocurrido. Su hermano, mostró una grata sorpresa cuando abrió la puerta y él le abrazó con el rostro cubierto de lágrimas. No le había preguntado donde estaban Harry y Hermione, pero su cara de decepción era evidente. Lamentaba haberse ido corriendo, sin despedirse pero, al escuchar su voz, esa voz de su querida Hermione, no dudo ni un instante en lanzarse hacia la pequeña luz.

Llevaba una semana buscándolos. Una semana sin apenas comer. Sin dormir. Con una sola idea en la cabeza: encontrarles.

Al principio, tenía la esperanza de encontrarlos rápido y pensaba Hoy los veré, pero esa esperanza se le estaba esfumado poco a poco, para transformarse en desesperación, y temor. Estaba asumiendo que ya nunca los iba a poder a encontrar. Que nunca les podría pedir perdón. Porque les había fallado, y eso lo sabía.

Se le comenzaron a cerrar los ojos de sueño, pero intentó esforzarse para no dormir. No quería. Porque eso significaba que tenía que añadir otro día más, otro día sin noticias de ninguno de los dos. Sin saber si estaban bien o si están en apuros.

Se enteró por Bill de que la pobre de Luna había sido secuestrada por las noticias que publicaba su padre sobre Harry. Y no pudo evitar pensar ¿Y si ellos estaban igual? ¿Y si habían sido atrapados por ese grupo que se hacía llamar carroñeros como el que había estado él hasta ayer? Solo de pensarlo se le encogía el corazón y aumentaba la sensación de culpa. Sin embargo, no pudo pensar mucho más porque, vencido por el sueño, cae dormido.


Se despertó con un ruido, y no puede evitar despertarse sobresaltado y algo desorientado. Buscó a su alrededor para encontrar la causa sobre que era lo que lo había causado y agarró su varita metiendo la mano en el bolsillo. De la nada, ve una lo que pareció ser un patronus en forma de… ¿cierva?

Se levantó, dejando la manta olvidada, y se metió en la espesura del bosque. En ese momento, escuchó a lo lejos un Vuelve, cuya voz se le hacía tremendamente familiar, que hizo que su corazón empezara a latir más rápido. Anduvo más deprisa, apartando las ramas de su camino, llegando a un pequeño lago helado. Y, de pronto, se encontró con una figura que conocía bastante bien, meterse dentro del agua. Por un momento se quedó quieto, sin saber como reaccionar. Sin embargo, había algo que no entendía, y era por qué demonios se había metido al lago.

No dudó ni un instante en meterse dentro del agua e ir tras él cuando le pareció que llevaba demasiado tiempo, dejando su varita en el suelo. El agua congelada le cortó por un momento la respiración y sintió como si miles de cuchillos le cortarán la piel. Cuando lo vio, tiró con todas sus fuerzas hasta el exterior, cogiendo el horcrux de su cuello y la espada de Gryffindor que estaba a su lado.

—¿Estas loco? —le dijo— ¡Podrías haberte matado!

Harry todavía estaba como ido, y no paraba de toser. Le miró, tiritando de frío, al igual que él. Ahora que le tenía en frente, no sabía que decir. Le miró a los ojo, todavía esperando que dijese algo, lo que sea. Que dijese que no lo quería aquí, que le gritase. Le daba igual.

—¿Eres tú? —le pregunta Harry.

—Sí —contesta—. ¿Eras tú el de patronus?

—¿Qué? ¡No! Mi patronus es un ciervo.

—Ya decía yo que le faltaba la cornamenta…

Lo dos vuelven a sumarse en silencio. Escuchando solo el sonido de su corazón. A los pocos minutos, Harry volvió a hablar.

—¿Qué haces aquí?

—He vuelto a buscaros. Si quieres que vuelva…—aclaró.

Sabía que podía ser mal recibido, pues le había dicho demasiadas cosas hirientes. Cosas que no pensaba, al menos, no hasta ese grado. Siguió mirándole temeroso ante su respuesta.

—Claro —dijo el chico con una pequeña sonrisa—.Te hemos echado de menos.

Sonrió también, sintiéndose feliz al ser aceptado de nuevo. Volvía a tener a su mejor amigo, y se abrazaron.

—Lo siento —susurró Ron.

—No te preocupes —dijo—. De todas formas, creo que salvarme la vida es suficiente compensación.

Cogió la espada, y se la dio a Harry.

—Ahora, vamos a destruir ese horcrux.

Y salieron en busca del guardapelo.