- Acabemos con esto tras la final.

Aún no puedo creer que le esté diciendo esto a Victor. Por lo que parece, él tampoco esperaba que eso "tan importante" fuera renunciar a él.

Lo veo en su cara, no puede creerlo, pero es incapaz de articular palabra alguna, parece estar perdido en algún rincón de su mente, mientras está sentado en la ventana de la habitación.

- Has hecho más que suficiente por mí.-prosigo- Gracias a ti, he podido darlo todo en mi última temporada… Gracias por todo, Victor.

Y agacho la cabeza, arrepentido por lo que estoy haciendo. No puedo mirarlo a la cara, no si quiero que retome su carrera, porque al final me acabará convenciendo con una de sus sonrisas… Y terminaré lastimándolo en lo más profundo de su ser, porque será su muerte como patinador competitivo. Tengo que hacerlo, sólo así continuará con su carrera, y seguirá siendo el campeón de campeones.

- Gracias por haber sido mi entrenador- sentencio, mientras clavo la vista en las zapatillas que cubren sus pies. Ha vuelto a estar en la piscina, sin duda, como delata el albornoz blanco que oculta su cuerpo.

En medio de toda mi confusión, como si quisiera castigarme aún más, de repente veo caer una lágrima.

¿Una lágrima? ¿Está llorando?

Levanto mis ojos, y contemplo su hermoso rostro, con sus facciones finas otrora alegres, pero ahora manchadas de lágrimas, mostrándome un Victor que jamás había visto…

- ¿Victor?- pregunto, lleno de miedo y de asombro a la vez.

- Vaya… Nunca imaginé que Yuri Katsuki sería una persona tan egoísta…

- Sí… Tomé una decisión egoísta… Me retiraré.

Esa última frase ha sido una daga mortal para él.

Lo sé. Puedo sentir cómo destrozo todo lo que hemos construido en los últimos meses, pero es por tu bien, Victor… No puedo evitar sentir curiosidad por ver tu rostro al completo, sin ese mechón de pelo que casi siempre me prohíbe ver tus ojos. Como si quisieras ocultarte del mundo entero detrás de tu imagen, como si temieras que alguien llegara hasta ti, y pudiera verte llorar.

Quizás esta sea mi última oportunidad de verlo, así que alargo mi mano, y retiro el mechón de tu cabello, temeroso de tu reacción, pero dispuesto a presenciarlo con mis propios ojos…

- ¿Qué haces, Yuri?- pregunta, visiblemente perturbado.

- Bueno… Me sorprende verte llorar- respondo, sin moverme lo más mínimo, totalmente absorto ante la escena que tiene lugar: el legendario patinador ruso tan vulnerable frente a mí.

- ¡Es porque estoy enfadado!- grita, con las lágrimas desbordando de sus ojos, y apartando de un golpe mi mano. Qué curioso, las mismas manos que ansiaban tocarse, las mismas manos que ahora portan un símbolo de lo que sentimos… Son las que nos separan, como en una cruel ironía del destino.

- ¡Fuiste tú quien dijo que sería hasta el Grand Prix Final!- replico, recordándole sus propias palabras, pues jamás quise darme más esperanzas, no podía retenerle más, a pesar de lo que dijo en el aeropuerto…

- Pero creía que me necesitarías más…- susurra, apenado.

- ¿Es que no piensas regresar de tu retiro? Yo ya no…

- ¿Cómo me pides que regrese a las pistas mientras tú te retiras?- me interrumpe, visiblemente enfadado. No puede soportar más la situación que le estoy provocando, y se está viendo desbordado por las lágrimas y por sus propios sentimientos.

En ese momento, Victor apoya sus manos en mis hombros, como si pretendiera hacerme entrar en razón, aferrándose como un loco a la posibilidad de hacerme cambiar de opinión.

- Victor… Te lo pido porque es lo mejor. Tú necesitas al patinaje, y el patinaje te necesita a ti, no puedo permitir que eches tu carrera a perder solo por mí, yo no merezco tanto…- y de nuevo, rehúyo su mirada.

Porque en el fondo, ambos sabemos la verdad: yo solo soy un capricho, pero él para mí es algo totalmente distinto… Y jamás podré convertirme en algo más que un capricho. Él es Victor Nikiforov, el soltero de oro, podría tener a cualquier persona de este mundo rendida a sus encantos, y sólo con una sonrisa. Yo, Yuri Katsuki, por el contrario, jamás he seducido a nadie ni podré hacerlo, no soy nadie especial…

¿Cómo podría él sentir algo tan fuerte por mí como lo que siento yo por él?

- Yuri, mírame.-obedezco y levanto la vista hasta encontrarme con sus profundos ojos azules- Eres idiota.

- ¿Por qué dices eso?- esperaba que se enfadara conmigo, pero no logro entender por qué me obliga a mirarlo a los ojos, lo hace todo más complicado.

- Porque estás tan convencido de tu escasa valía, no sólo como patinador, sino como persona, que eres incapaz de darte cuenta del efecto que produces en los demás. Yuri, no he venido desde Rusia para verte abandonar, y desde luego, no he venido para que me pidas que se acabe justo ahora. No puedo permitirlo, lo siento. Ser tu entrenador ha sido una de las labores más satisfactorias que he realizado nunca, y me ha permitido descubrirme a mí mismo. ¿O acaso no te das cuenta que eres la única persona por la que me preocupo realmente, aparte de mí mismo? Toda esa seguridad, esa simpatía es simplemente un disfraz, una máscara que uso para no revelar a nadie más de la cuenta, y en cambio tú llegas y haces que me importe una persona de verdad, cambias mi mundo entero con tan solo una frase…

Apenas soy capaz ahora de contestarle a lo que me está diciendo, dios mío, ¿de veras piensa eso sobre mí? ¿Realmente soy tan importante para él?

- Y te diré más… Yuri, ser tu entrenador es parte de mi vida ahora, no podría concebirla sin ti en ella, pero precisamente porque otra parte de mi vida también está influenciada por ti. Estoy enamorado de ti, idiota. ¿Cuántas cosas más he de hacer para que te des cuenta? ¿Cuántas veces más he de besarte para que dejes de creer que es un saludo afectuoso? Quiero que entiendas que este anillo-se señala el anillo mientras sigue hablando- significa para mí mucho más que cualquier premio, medalla, u objeto material de este mundo.

Aprovechando que estoy sin habla, Victor se acerca, despacio, y me besa, de una forma apresurada, casi violenta, esperando hallar reciprocidad en mis labios… Pero no la encuentra.

Jamás podría darle todo lo que se merece, únicamente lo condenaría a una muerte en vida… Una vida mediocre. Aunque su declaración acaba de alterar mi corazón de tal modo que estoy seguro de que puede oír mis latidos, no puedo permitir que renuncie a sus sueños por mí, así que lo retiro despacio, en una petición silenciosa.

- Lo siento… Creía que tu sentías lo mismo por mí, pero ya veo que sólo he estado autoengañándome con nuestra relación, sólo somos entrenador y patinador, y será así a partir de ahora.- el ruso se levanta, y se dirige hacia la puerta, destrozado emocionalmente, roto – Lamento haberte hecho sentir incómodo, supongo que he dicho muchas tonterías…

Y en ese momento lo veo. Veo su rostro limpio, sin ningún mechón, su alma totalmente rota reflejada en sus ojos, veo su dolor.

Dolor porque lo he rechazado, porque he vuelto a ser egoísta, y no he sabido apreciar que era la primera vez que me hablaba de forma tan sincera. Bueno, más bien, la primera vez que habla de forma seria… La primera vez que permitía a alguien traspasar el muro que él mismo había impuesto, para salvaguardar sus sentimientos, y yo lo había echado todo a perder.

¿Qué estoy haciendo? ¿Por qué pretendo engañarme a mí mismo?

Estoy enamorado de Victor. Lo deseo. Quiero devolverle todo lo que él me ha dado.

Por fin lo entiendo… Estoy siendo egoísta actuando de este modo, porque en el momento en que entró en mi vida y le hice partícipe de mi carrera, dejó de pertenecerme en absoluto la capacidad de prescindir de él.

Estamos juntos en esto, ¿verdad?

Mi anillo reluce en mi mano, como una señal. Es la hora.

- ¡Victor, espera!- grito, mientras corro a abrazarlo. Él no se da la vuelta, está demasiado sorprendido para hacerlo, pero no necesito que lo haga. Le obligo a girarse y cuando está a punto de pronunciar mi nombre, me adelanto y lo beso, tiernamente, despacio, como si pretendiera que ese momento no acabara jamás. Es la primera vez que lo beso, y de buen seguro, lo he sorprendido más que él a mí aquella vez después de mi actuación.

- Yuri…-dice seductoramente, como si acariciara cada una de las letras que forman mi nombre con su voz- A veces se me olvida lo original y sorprendente que puedes llegar a ser cuando te lo propones…

- Siento lo de antes… Tenías razón, he sido un egoísta, y además, te he hecho daño innecesariamente. Deberíamos pensar acerca de la próxima temporada después de la actuación de mañana, ¿no crees?-susurro, aún avergonzado por mis actos tan repentinos, ofreciéndole una disculpa sincera con la mirada. No es necesaria ninguna palabra más.

- Shhh, estoy de acuerdo. Mientras tanto… Tengo grandes planes para ti esta noche.- se acerca peligrosamente, rozando mis mejillas con su nariz, y puedo sentir cómo caen las gotas de agua que aún tiene en su cabello sobre mi rostro- Quiero ver a tu Eros en acción…

Seguidamente, me acaricia los labios, como aquella vez en la pista, y vuelve a besarme, esta vez más relajado, más dulce, pero a la vez ansioso… Ansioso por descubrir todo lo que aún nos queda por experimentar, ansioso por entregarse a mí completamente, demostrándome así todo su amor, por lo que acaba depositándome despacio en la cama que ambos compartimos, dispuesto a ratificar con hechos la declaración anteriormente realizada.

Es curioso, pero aquella noche los cálidos brazos de Victor me revelaron que incluso alguien que es uno con el hielo, puede llegar a derretirlo en cualquier momento.


Para la maravillosa persona que me descubrió una de las series más adictivas que he visto nunca jamás, y que me dio la idea para que esta historia pudiera cobrar forma... Tu apoyo y tu esfuerzo me impulsan a mejorar día a dia, así que te prometo que no voy a rendirme.

Gracias

NA: la primera parte del fic se corresponde con el diálogo inicial del capítulo 12 de esta serie, por lo que su autoría le corresponde a la genial autora, Mitsurō Kubo, yo sólo lo he empleado a modo de introducción.

En principio, habrá al menos un capítulo más de este fic, según cómo esté de inspirada... Así que cualquier idea/crítica constructiva es bienvenida.

¡Gracias por leer!