Resultaba ser un día bastante difícil para los héroes y no precisamente por un kaijin especialmente difícil de derrotar, si no todo lo contrario. Era la falta de ellos lo que hacían de ese día y esa semana complicada, más para los héroes de la Clase C que quizás no lograrían completar su cuota semanal de actos antidelictivos.
Para Saitama ya no era un gran problema desde que logró llegar a una clase superior donde no se debía preocupar de derrotar monstruos cada semana pero de igual manera le afectaba esa extraña escasez. El aburrimiento y la monotonía de esos días lo estaban agobiando y por más que quisiera salir a pasar el rato para divertirse como héroe, a penas se daba la alarma de un aislado kaijin atacando, un desesperado héroe de la Clase C lo derrotaba antes de que Saitama siquiera se levantara de su cama. Había estado toda la semana acostado en su departamento viendo televisión y ni siquiera tenía la oportunidad de salir a dar un paseo debido a las bajas temperaturas de la época. Nevaba como si no fuera a parar y a Saitama sólo le quedaba hacerse un ovillo con todas las mantas que tenía para no morir congelado.
Desvió su mirada hacia Genos que se encontraba limpiando por tercera vez la cocina sólo para tener algo que hacer y le preguntaba cada 5 minutos a Saitama si necesitaba algo de él o si quería que le fuera a comprar otra manta.
Saitama no entendía en qué estaba pensando cuando permitió que su soledad fuera interrumpida por un chico que ni siquiera conocía y tampoco es como si necesitara un compañero que lo ayudara en sus batallas debido a su inmensurable fuerza. Había vivido años con sólo la compañía que él mismo se brindaba y pensaba que iba a ser así para siempre. Nunca imaginó que alguien lo vería como un modelo a seguir o que alguien se interesara por él. Incluso si ese alguien apareciera tampoco había motivos para que quisiera vivir con él, cocinarle, ayudarle con las tareas del hogar y comer con él. No comprendía como después de tanto tiempo solo, al fin tuviera a alguien a quien, quizás, llamar amigo. Saitama no quería aceptar que sí se había encariñado con Genos y que él había logrado devolverle la humanidad que la soledad y su grandiosa fuerza le habían arrebatado. No quería aceptar que se había ablandado desde su llegada y que no se había preocupado por alguien que no sea su cactus hace mucho tiempo hasta que Genos llegó a su vida.
Durante esos día de ocio recordó al hombre al que ayudó a recuperar su sastrería pero si lo pensaba bien, no lo hizo sólo para ayudar a ese viejo, si no también por la necesidad de tener a alguien que le arreglara su ropa. Luego pensaba en Genos y se daba cuenta de que quizás con él era exactamente lo mismo y sólo lo mantenía a su lado porque lo veía como alguien que hacía todo por él. Sonaba algo frío pero en ese momento sólo pensaba en esa posibilidad y que era el único motivo por el cual se había encariñado tanto con él cuando por lo general es un despreocupado de la vida con limitada capacidad para sentir emociones.
El sol se escondía y cada vez bajaban más las temperaturas. Saitama deseaba tener una estufa o un kotatsu pero a causa de su falta de fondos le quedaba sufrir e intentar sobrevivir con mínimo cinco mantas sobre sus hombros y tomar té. Mucho té. Cuando se percató de que su taza se encontraba nuevamente vacía abrió su boca para pedirle otro té a Genos pero no alcanzó a hacerlo porque en seguida, él ya le había preparado otra taza y se la entregó sin que tuviera que decir nada.
- ''Aquí tiene, maestro''-
Luego se sentó al otro lado de la mesa y lanzó un suspiro mientras cogía su libreta de notas y la abría desde el inició para empezar a leer sus apuntes. Saitama se quedó mirandolo mientras tomaba su taza de té. Había quedado impresionado por la atención que acababa de recibir. Sólo significaba que Genos estaba constantemente pendiente de él y no sabía si eso le asustaba o agradaba. No le dio mayor importancia como a la mayoría de las cosas y se concentró en soplar su té para enfriarlo un poco.
Tomó lo que pudo de té y se recostó en su futón con el estómago lleno de únicamente de agua. Se envolvió lo más que pudo en sus sábanas y pensó que dormir lo ayudaría para hacer pasar las horas más rápido. Miró una vez a Genos antes de cerrar los ojos y este lo miró de vuelta. Intercambiaron miradas un par de largos segundos lo que hizo que Saitama tomara un nueva decisión que le impresionó un poco viniendo de su parte. Si se dormía, iba a dejar solo a Genos que se encontraba igual de aburrido y desesperado en ese cerrado y pequeño departamento. De alguna manera eso le daba lástima. Un sentimiento que aún no identificaba como empatía se apoderó de Saitama, que no dejaba que esta vez su individualismo dominante tomara las riendas del asunto.
Se sentó nuevamente sobre el futón y se puso a revisar su repertorio de películas. No tenía muchas y la mayoría ya las había visto y eran aburridas. Optó por una apocalíptica un poco decepcionado por no tener mucho que ofrecerle a Genos cuando él estaba siempre dispuesto a darle todo. La colocó en el lector DVD y mientras esperaba a que cargara y avanzará la publicidad que venía al principio de la película, se arriesgó a ir a la fría cocina y agarró snacks y sodas. Durante todo el proceso Genos lo observaba.
- ''No es necesario que vaya usted, maestro. Me lo hubiera pedido y lo ayudaba'' - dijo Genos mientras se levantaba y ayudaba a Saitama a llevar las cosas a la mesa.
- ''No tienes que hacer todo por mí'' - respondió mientras volvía a su antigua posición.
- ''¿Comerá todo eso usted solo?''- preguntó Genos mientras alzaba una ceja y apuntaba a la montaña de comida que había sobre la mesa.
- ''Bueno, es para los dos pero si quieres no comes'' -
La película ya comenzaba así que Saitama le pidió a Genos que apagara las luces. Se quedó mirando fijamente la pantalla por unos segundos y luego volteó a ver al cyborg que leía sus notas con la luz apagada. Se enfadó un poco por el hecho de que estaba tratando de ser amable y acompañarlo y él ni se percataba de que todo lo que había hecho era una clara invitación a que vieran la película juntos. Bueno, quizás no había sido muy claro pero de igual manera le molestaba que estuviera ahí en sus cosas y no viniera a acompañarlo.
- ''¿No vienes conmigo? Ven, ponte a mi lado'' - dijo Saitama mientras daba unas palmadita sobre un lado vacío del futón.
- ''Claro, en seguida voy''- respondió Genos con una pequeña sonrisa en el rostro mientras guardaba su libreta de nota y se levantaba.
Cuando Genos se puso a un lado de Saitama, este se desesperó un poco debido a que su cuerpo inmediatamente subió de temperatura al tenerlo cerca.
- ''Genos, ¿estás funcionando bien? Estás a muy alta temperatura'' - dijo curioso Saitama.
- ''Bueno, decidí utilizar mi energía para irradiar calor en la casa para usted. ¿Está menos helada, no? Ya veía que se congelaba así que quise ayudarlo. ¿Estuvo mal?'' - dijo un poco nervioso al final.
- ''No, para nada. Ahora que veo, los vidrios están totalmente empañados. Afuera debe hacer mucho frio. Si no te hubieras convertido en una estufa parlante quizás estaría congelado ahora'' - dijo riendo Saitama y Genos igual le devolvió una sonrisa.
Tener tan cerca suyo a la fuente de calor hizo que empezara a sudar un poco por el calor incluso cuando antes tiritaba sin parar. Se quitó de golpe todas las mantas desesperado y ahogado, lo que llamó la atención de Genos. Luego de un par de segundos, volvió a sentir frio por el lado contrario al que tenía al cyborg.
- ''Maldición, tengo frío en un lado y calor en el otro. Qué dilema'' - se quejó Saitama.
- ''Déjeme arreglar eso, maestro''
Genos se levantó y se acomodó detrás de su maestro. Mientras Saitama seguía confundido por lo que el cyborg haría, éste lo acomodó entre su piernas y lo abrazó por la espalda. Saitama se sobresaltó y la verguenza le inundó al estar en esa posición junto a él. Se giró sobre sí mismo hacía Genos y lo empujó tratando de controlar su fuerza lo máximo que pudo para no lastimarlo.
- ''¿¡Qué mierda haces!?'' - gritó Saitama.
- ''¿De verdad le molesta? Le estoy tratando de ayudar. Así podré repartir mi calor de manera uniforme en usted''- dijo naturalmente.
- ''¡Es extraño!''
Genos se demoró un poco en procesar todo y en entender por qué su maestro estaría tan enfadado al respecto.
- ''Ah... claro. No tiene nada que temer. Nadie nos está viendo en este momento''
- ''Pero...''
- ''Siempre rechaza mi ayuda. A pesar de que ahora permite que haga muchas cosas por usted sigue apartándome. Quiero que esté cómodo y feliz. ¿A qué le tiene miedo?''
Saitama relajó un poco su cuerpo al oir esas palabras y se puso a pensar en la respuesta a la última pregunta de Genos. Se fue recostando nuevamente sobre el pecho cálido del cyborg y dejó que lo volviera a abrazar. Era verdad... ¿a qué le tenía miedo, realmente?
