-pretende burlarse de mí, su majestad?- exclamó la mujer, con ironía al verse al otro lado del rectangular comedor de 5 metros, con apenas 2 sillas. Él se rió al ver la reacción
-para nada señorita Hiokujo- respondió Shoryu. La observaba celosamente, sin querer perder ningún detalle de su anatomía. Ya habían pasado 5 años desde la primera vez que Fukan puso un pie en su tienda de artesanías. Ella misma se presentaba como ¡comerciante de romanticismo!... -sí, todos quieren tener algo valioso en sus casas o en su ropa o cabello, algo que tenga una historia, o leyenda- la verdad, no le atraía la tienda, más bien la dueña; una mujer de estatura un poco mas alta al promedio, menuda, cabello de un castaño rojizo y ondulado y ojos grices, de anatomía poco usual entre los Kaikyaku y menos en los Sankyaku. Era distinta y diferente a los Kaikiaku comunes que llegaban desde Horai; hermosa, de personalidad fuerte, le gustaba hablar fuerte y claro, no tenía pudor al contacto físico. Alguna vez un jefe de un Rike en Ghen, la vetó por invadir el espacio personal sin autorización y mirar a los hombres a los ojos en actitud lujuriosa sin haberlos conocido por lo menos 5 años antes.
"sí, ese es su propósito"- pensó mientras que lo miraba rayado. Así, que corrió la silla con el mayor ruido posible hasta el lado derecho del rey, y se sentó bruscamente diciendo en susurros: -no crea que voy a gritar para que todo el mundo se entere- y se acomodó quedando en una posición de 90 grados con respecto al piso del salón, tapizado de verde y colunas rojas con incrustaciones de oro que sostenían el elevado techo, y los enormes ventanales con decorados de hierro forjado
-ya que estamos tan cerca, por qué no me dice qué está haciedo aquí señorita?
-ah?, usted hizo llegar una carta, que decía claramente, que debía estar aquí puntualmente; con tres telas de ceda de color verde, rosa salmón, y violeta. Que pretende? gastarme una costosa broma?- exclamó casi a gritos inaudibles para los gurdias apostados a las cuatro esquinas de la habitación.
-para nada, solo quiero saber si usted está conciente del objetivo de su venida- en seguida se percata de la muca de enfado que hace la mujer y atina a preguntar -está enfadada?- como si fuera un niño regañado
-sí, usted no sabe como me siento en estos momen...
-cómo se siente?
-como la idiota más grande del mundo... que acaba de descubrir que el agua moja- se expresa con tal prudencia de no llegar a insultar al mandatario, aunque si tuviera en frente a Fukan de seguro lo tiraría por la ventana y esperaría si el mar de las nubes ataja su caída en ves del suelo. Sin embargo, no deja de pensar que el mismo mandatario es quien la ha tratado de idiota todo este tiempo, o tal vez, él haya tratado de entablar una relación con ella, pero su estatus de inmortal no se lo permitía (no su estatus de inmortal, porque hay muchos inmortales vagando por todos lados, sino su estatus de rey). Se miraron por un momento profundamente, cada uno descubriendo la verdad en el otro, esa verdad que nos hace querer a alguien y no estar solos por siempre. Por supuesto, para él es preocupante que ella se convierta en una distracción en su trabajo, pero es dificil vivir 500 años en celibato y... ella, a sus ojos era interesante, espléndida y majestuosa; para él era un nuevo aire que entraba en su vida, ahora no entraría en rutina y Taiho ¡le tendría respeto al fin!
-le... gustaría una tasa de té?- rompiendo el contacto visual
-sí por favor!
"es condenadamente guapo, amable, paciente y... un sex apeal que madre mía"- pensaba ella mientras pedía leche- "piensa un poco Io, él es En-Ou y tú... pe-pero qué estoy diciendo, estoy a su altura en Suramérica estaba terminado mi segunda carrera, era ingeniera ambiental y estaba terminando administración de empresas porque querías ascender. Un reino se maneja parecido a una empresa, sé de eso; pero no te ilusiones, solo te invitó a tomar el té" -ahí cayó en la cuenta del por qué había ido -usted me invitó a tomar el té!
-ay hasta que lo dijo, pensé que no lo captaría nunca- dijo aliviado tirando su cuerpo bruscamente al espaldar de la silla en el gran salón
-es que uno a veces piensa que son solo negocios y a veces las personas no son corteces conmigo, por el simple hecho de que no sigo las costumbre de aquí
-cuáles costumbres? creo que me sinto igual? muchos de los oficiales critican mi informalidad con las demás personas
-pues... a veces invado el espacio personal, tal como estomos ahora, solo nos separa 20 centímetros
-oh, sí, no a todos les agrada, pero a mí no me disgusta. me deja darle un besó?- dijo en susurro, aprovechando la distraccion de su invitada y mantenía una posición que no dejaba ni siquiera besarla en la comesura de sus labios
-perdón, que me dijo?- respondió algo lejana a lo que él le había dicho y recuperando su postura correcta en la silla, y así fue como le arrebataron un beso que no había sospechado. O era muy ingenua, o de verdad estaba distraida durante 5 años. Le miró aturdida, sin saber siquiera que Enki estaba en la puerta boquiabierto y pálido, al ver a su "querido amo" besándose con una desconocida
-te casarás con ella?- se atrevió a exclamar en vos alta
-qué?- chilló la mujer
-no, parece que ella aún no quiere
-perdón! hasta allá si no
-ves, ella no quiere. No creas que toda mujer que entra a mi residencia es mi esposa o mi madre
-ah?. Ustedes si que son raros, ya me voy. que tenga buena tarde Su majestad- salio del salón como pudo, luego de hacer una referencia tanto al emperador como a Taiho
-espere- gritaron los dos hombres al tiempo, Sin embargo no quiso ceder y siguió en su carrera por salir de palacio
