Seré honesta. Cuando comencé los bosquejos de éste fics, pensé en un sutil slash, pero la verdad es que no sé cómo terminará esta historia. Lo que sí sé, es que no es nada de lo que pensé en un principio. Espero dispensen las licencias que me he tomado, en pro de retomar estas antiguas costumbres.
Es obvio y notoriamente conocido que estos personajes pertenecen a J.K. Rowling. Los caminos e ideas que persiguen, eso sí que es mío. Harry Potter es marca registrada.
When You turn off the lights.
Naru Hamisaki
Prólogo: Impulsos
Fue en un día de aquellos.
La amenaza que quebrantaría en el futuro sus destinos era lejana, distante, insospechada.
Días soleados, clásicas nubes, murmullos. Miradas cómplices, bromas infantiles, comentarios de pasillo, sonrisas a medio realizar…
Un mundo de 14 años con espacio para las aventuras, los encantamientos peligrosos y una recurrente reunión que estaba a punto de llevarse a cabo.
James llegaba tarde, como de costumbre. Sirius, a sus espaldas, sacaba la varita con la genuina intención de gastarle una pesada broma a Peter, pero una amenazadora mirada de Remus bastó para que la sorpresa perdiera gracia.
La brisa que recorría el camino tenía un sutil sabor a balada y las chicas se derretían al paso de los cuatro muchachos.
Decidieron ventilar sus travesuras en medio de una pequeña sala, la que cerraron apresuradamente.
- Apuesto que James ya convenció a Evans – dijo Peter, quien continuaba las bromas de sus amigos. – De seguro cayó rendida a tus pies, ¿no?
- Cayó rendida, te lo aseguro, pero no por mis encantos… ¡Canuto encantó mal mi regalo! Debieron ver su cara llena de hollín mágico.
- ¿Eso existe? – preguntó Lupin, claramente sorprendido por el comentario.
- Claro – contestó Sirius, con aires de gran conocedor – es cosa de mezclar cenizas y un encantamiento de permanencia, ¡muy efectivo!
Todos rieron de buena gana, algo ansiosos.
- Entonces – dijo James con densidad en el aire - ¿cómo resolveremos el asunto de las vacaciones?
- No hay asunto, James – dijo Lupin algo nervioso – a no ser que Sirius quiera revelarnos quién su blanco amoroso por esos días.
- ¿Estás seguro que no será un problema este asuntillo de la luna? – preguntó Sirius – o ¿quién sabe? Quizás te ha comenzado a gustar la sensación de adrenalina que supone la transformación…
- Será que, sólo es una idea, claro, pero quizás no estés por estos lados durante las vacaciones…
Peter había acertado. Lupin trató de explicar a sus amigos que estaba invitado por unos familiares para pasar unos días en Escocia. Se cuidó eso sí de revelar detalles y, sobretodo, de mencionarla a ella.
"Ella" que constituía el principio de todo lo prohibido estaría dos semanas cerca, de vacaciones con unos primos muggles, lo cual parecía cosa del destino. Estaba ansioso e indeciso y detestaba la sensación.
- No puedo huir siempre de mi – expresó Remus al fin, zanjando la cuestión – además no hace daño viajar de vez en vez. Podrán descansar de mí éste verano.
- Arruinas gran parte de la diversión – apuntó Sirius, mientras jugueteaba con su varita.
- Al menos te librarás de las pulgas por un tiempo – contestó Lupin, reactivo – a no ser que encuentres una excusa para pasearte por ahí en cuatro patas…
- No seas aguafiestas, Canuto – agregó Potter – después de todo no faltarán las escaramuzas de medianoche, los paseos por el valle…
- ¡Y las chicas! – interrumpió Peter – si no les molestan, claro.
- Está decidido entonces – dijo James, poniendo fin a la discusión – Lo cierto es, señores que la práctica de Quidditch me espera. ¿Nos vamos?
Sirius no estaba poniendo atención y se limitó a seguir a los demás. Como a un pequeño niño que lo privan de un caramelo, se sintió ofuscado, con ira contenida. ¿Desde cuándo Moony sentía estos deseos de independencia? Se propuso averiguarlo aunque sólo se tratasen de estúpidas suposiciones.
Inusualmente, se sentía interesado, pero prefiero no darle tanta importancia a su arranque y seguir sonriendo cálidamente, abstraído.
Confundido entre sus pensamientos, encantó el bolso de Colagusano, el que corría desesperado tras él por todo el campo de Quidditch.
Rió desganado.
¿Sería posible que él, altivo, arrebatado, encantador como era estuviese… nervioso?
Es el inicio de algo... ya está el primer capítulo. Espero que dejen sus comentarios.
