Prologo.

Era un día normal para Tsukune Aono, el cual se encontraba paseando alrededor de un lago que se hallaba cerca de su casa. Al encontrarse de vacaciones, el joven de 13 años no tenía mucho que hacer, puesto que la mayoría de sus amigos se encontraban en planes vacacionales y sus padres estaban trabajando. Por alguna extraña razón, desde que era un niño pequeño le había traído una enorme paz ver el agua, ya fuese de un mar, un rio, un océano o un lago. Era difícil de explicar, pero se sentía seguro, cómo si hubiese algo en él agua que le garantizaría que iba a estar a salvo.

Tan concentrado estaba en ver el lago que no se dio cuenta de que habían dado las 6:00 pm. Al ver su reloj, decidió que era hora de regresar, no fuese a ser que sus padres se preocupasen.

Estaba a punto de irse cuando sintió algo atrás de él.

Se dio media vuelta y miró atónito cómo el lago, no, todos los alrededores se congelaban. Retrocedió asustado hasta sentir una ¿Pared?

Volteó y vio que estaba recostado en una pared de hielo.

Inconscientemente retrocedió y cayó en el estanque congelado, rompiendo el hielo de la zona donde cayó.

Después, todo quedo a oscuras.

o-o-o

Abrió los ojos.

-¿EH?- Tsukune alzó y la mirada se topo con…

-¿¡PERO QUE DIABLOS!? ¿¡EL CIELO SE HA CONVERTIDO EN AGUA O QUE!? ¡EN VEZ DE HABER CIELO, SOLO VEO AGUA! ¡E... ES CÓMO SI ESTUVIESE EN EL FONDO DEL OCEANO!

-Así es, niño- Tsukune volteó y se encontró con un joven de unos treinta años, ojos y cabello morado.

-¿Quién es usted?- Preguntó tratando de recuperarse de su asombro.

-Tranquilo, tal parece que la voluntad de Poseidon te ha guiado hasta aquí.

-¿Eh? ¿De qué habla?

-Descuida, pronto lo entenderás. Por favor, sígueme- Tsukune, al encontrarse en un lugar desconocido, decidió que lo mejor era seguir al joven.

-Por cierto- Dijo el joven volteándose a mirar a Tsukune-, no me he presentado debidamente, lo siento. Yo soy Sorrento, el Patriarca del Templo Submarino y consejero de Poseidon- Al darse cuenta que Tsukune no entendía nada de lo que estaba hablando, decidió continuar-. Entenderás de que hablo, a su debido tiempo, claro está ¿Cómo te llamas?

-M... me llamo Tsukune Aono, señor- Dijo tímidamente el muchacho.

-Descuida, niño, ya casi llegamos- Al voltear la vista, por un momento Tsukune pensó que debía estar soñando.

Frente a él se hallaba un enorme templo de piedra, el cual le recordaba a los de la Antigua Grecia. Dicho templo estaba rodeado por columnas de piedra igual de altas. Al alzar la vista, pudo ver que en lo alta de la entrada del templo había un símbolo con la forma de un tridente dorado.

-Increíble...- Murmuró Tsukune viendo a su alrededor. Pudo ver que a la distancia se erguían varios pilares gigantescos, tan gigantescos que hacían parecer pequeño al enorme templo al que se dirigía con Sorrento.

-Hemos llegado- Dijo Sorrento cuando él y Tsukune ingresaron al templo.

Una vez dentro, Tsukune vio que habían 8 altares, uno de ellos más grande que el resto, sobre ellos, se hallaban colocados lo que parecían unas viejas piezas de metal de colores naranja y dorado.

-Dime, ¿Distingues la forma de alguna de ellas?- Dijo Sorrento.

¿Forma? ¡Si él había pensado que se trataban de simples piezas viejas sin ensamblar! Entonces, lo vio.

Una de las piezas metálicas si tenía forma, dicha forma era una manta raya. Se acercó y vio que el altar sobre el que se hallaba decía en caracteres griegos (Los cuales el pudo entender sin siquiera conocer el idioma, por raro que suene):

Shogun Kraken

Ártico

El conocía la antigua leyenda del Kraken. Según decía, era un monstruo marino que habitaba en el océano Ártico, el cual inundaba los barcos que por ahí pasaban. Sin embargo, el Kraken solo atacaba barcos cuya tripulación estuviese conformada por gente malvada. El Kraken no era un demonio sin sentido, era un vengador que impartía la justicia.

Inconscientemente, se fue acercando hasta la estatua. A medida que se iba acercando, la estatua brillaba con un leve color azul. Finalmente, puso su mano en ella. Durante un momento, le pareció que todo había dejado de existir, salvo el y Kraken. Le parecía que la estatua trataba de hablarle.

De repente, la estatua se dividió en varios pedazos, los cuales envolvieron el cuerpo de Tsukune, como si de una armadura se tratase.

Entonces, lo comprendió todo. Las Escamas de Kraken le habían dicho todo.

Poseidon, el Señor de los Mares, había vuelto tras 17 años, con la intención de reivindicarse con la humanidad por sus errores, y Tsukune había sido elegido por las Escamas de Kraken para proteger el Océano Ártico.

Sin embargo, esto tenía un precio.

Tsukune dejó escapar un suspiro, luego se volteo hacia Sorrento.

-¿Cuándo volveré a ver a mi familia?- Preguntó.

-Aproximadamente e años, cuando tu entrenamiento esté listo. Tu maestro te enseñará los secretos del cosmos y a portar esas Escamas dignamente, entonces, podrás volver con tu familia.

-Está bien- Tsukune suspiró y dijo-. Acepto mi responsabilidad cómo Shogun del Ártico.

-Entonces, Tsukune Aono, Shogun de Kraken y protector del Océano Ártico, te doy la bienvenida a las Marinas.

o-o-o

Dos años habían pasado desde ese día, y los Aono vivían una época terrible.

Dos días después de esa noche, habían contactado a la policía y reportaron a su hijo cómo perdido. Desgraciadamente, la policía nunca pudo encontrar a Tsukune.

Después de un año, la familia había perdido toda esperanza de volver a ver a Tsukune.

Nos vamos a la actualidad, donde los padres de Tsukune estaban recibiendo una visita de Kyoko, la cual había sido un gran apoyo luego de la desaparición de Tsukune.

Kyoko fue a abrir la puerta y dejó escapar un grito que resonó en toda la casa. Los Aono salieron disparados hacia la puerta. Al llegar, no daban crédito a sus ojos.

-Mamá, papá, Kyoko, volví- Dijo un Tsukune de 15 años. Pese a que había cambiado bastante, esos ojos castaños eran inconfundibles para los 3.

Continuara...

Nota de Autor: Cómo verán, trabajaré en un nuevo proyecto paralelamente trabajo con La Guerra de los 9 Ejércitos Divinos.

Antes que nada, me gustaría aclarar que quien me dio la inspiración para iniciar este fic fue Roy4 con su historia Alma Dorada y Monstruos. Si lees este fanfic, me gustaría decirte que hiciste uno de los mejores fics que he leído, espero que no te importe que haga un fanfic basada en tu idea original.

En segundo lugar, la forma en la que Tsukune obtiene sus Escamas está basada en la página Siete Pilares, léala el que no sabe de que hablo.

Por último, para los que no sepan, Masami Kurumada dibujó al Kraken cómo una manta raya en vez de un pulpo.

Sin más que decir, ¡Nos leemos!