Antes que nada, Frozen no me pertenece, mucho menos sus personajes. Sólo escribo esta historia para divertirme y divertir un poco a los lectores de habla hispana que se cansaron de leer en inglés.
Espero que esta historia les guste, debo decir que adoro a esta pareja, independientemente de lo que la realidad Disney nos muestra, ya saben, hermanas y bla bla (todavía quiero creer que una es adoptada).
Aclaro que a pesar de que esto es un fic Elsa x Anna, esta historia es completamente AU (universo alterno), aún no decido si Elsa conservará sus poderes o sólo será una mortal muy hermosa lol (Ojalá me ayuden a decidir). También hago énfasis en que aquí NO serán hermanas, ésto para los futuros traumas que podrían haber (?).
Capítulo 1
El estudiante con más aptitudes
Anna estaba mal por muchas razones esa mañana; principalmente porque era lunes. Lunes de inicio de clases después de unas vacaciones de ensueño. Además, una onda de calor se había asentado en Arendelle y todo el mundo andaba irritado y sudoroso. Era una fea epidemia en la cual nadie se podía tocar sin recibir un gruñido por parte del que estaba al lado. Al medio día aún le faltaba pegar todos esos volantes que su profesor de teatro —el señor Blaine— le había dado a la primera hora; eran volantes para que más y más chicos se unieran al club de improvisación, cosa que, Anna sabía a leguas, no sucedería.
Lo que la llevaría a olvidar el calor, después de un examen sorpresa de su clase de Historia del arte para medir sus «capacidades iniciales», y haberse sentido la mujer más idiota del mundo al no poner su nombre en el papel, fue la insinuante propuesta que después el profesor Blaine les brindó con una emoción palpable saliendo de sus poros. Él dijo, con cierto retintín para algunos, que proponía un concurso entre los alumnos. Era la guerra. ¿El ganador? La representación de las obras ganadoras en el festival de ciencia y artes que organizaba el colegio; él también habló de una beca. Una beca completa a la universidad de Artes que Anna añoraba tanto. De lo que estaba segura en ese instante, era que amaba el teatro más que a cualquier otra cosa en el mundo. Ella tendría la beca así tuviera que vender su alma a Shakespeare, si es que eso realmente podría hacerse.
El mundo se le vino abajo cuando el profesor dijo que el ganador sería el que presentara un trabajo en ciertos ramos, algo así como «medir las aptitudes del mejor estudiante». Pedía guion teatral y composición musical con temas inéditos. La actuación, canto e instrumento musical serían calificados aparte. Todo eso, sin excepción.
La ola de chicos emocionados no se dejó esperar, todos esperaban una oportunidad como esa. Las ideas empezaron a saltar a la vista, como si aquello fuera a explotar en cualquier momento, ¿acaso era la única que no tenía idea de qué hacer? Es decir, ella sabía actuar. ¡Amaba actuar y moverse en el escenario! Y cantar, adoraba cantar, pero… ¿Instrumento musical, escribir una composición musical? Toda la felicidad se disipó más rápido que el humo de un cerillo apagado. Estaba perdida. Ella no sabía nada de eso.
Tenía tres meses para entregar las obras y dos semanas más para hacer una corta representación del significado de las mismas. Ella estaba realmente, realmente perdida.
La onda de calor se había extendido por más días de lo previsto, para mediados de semana, Anna sentía que se derretía como una bola de helado en un cono de mala calidad. Y si eso no bastaba para hacerla sentir lo suficientemente irritada, sus amigos Kristoff y Olaf completaban el deprimente panorama cuando salían de sus prácticas de atletismo y ella tenía que aguantar sus apestosos cuerpos saludarla en un abrazo efusivo. Ella simplemente estaba muriendo ante eso, pero era lo suficientemente amable como para aceptarlos sin despotricar ante ellos y su aparente falta de tacto con una chica que intentaba estar fresca y saludable. Todos esos días estuvo pensando en una historia para su guion teatral, nada la convencía, mucho menos las ideas idiotas de Kristoff que giraban en torno a renos que hablan y muñecos de nieve con gustos especiales por los abrazos. Anna no tenía idea de qué hacer, y con cada segundo que pasaba sentía que la beca se le iba de las manos.
—Aún queda mucho tiempo, Anna. Mucho, mucho tiempo —argumentó su rubio amigo, mordiendo su emparedado.
—¿Acaso escuchaste todo lo que tengo que hacer? El loco Blaine en verdad quiere a un erudito en las artes, yo soy realmente mala en muchas cosas, Kristoff. Y este colegio apenas nos apoya como para que de la noche a la mañana sea una dotada.
—Pero quieres la beca.
—Es mi única oportunidad para estudiar algo que realmente me gusta. Jamás podría costearme todos los gastos, ¿sabes? Y no quiero depender toda la vida de mi hermano. Tengo que hacer todo lo posible por ganar. Aunque ahora mismo sólo he escrito un estúpido boceto sobre princesas y príncipes encantadores. Y si hablamos de composición musical… Bueno, creo que no quieres escuchar el adefesio que he creado con la flauta dulce.
Kristoff rio fuertemente y le dio un codazo a Olaf, que miraba con el ceño fruncido a Anna.
—Creo que debes buscar ayuda entonces—dijo el chico de ojos grandes y cabello castaño.
—¿Hablas de hacer trampa y pagar a alguien para que haga el trabajo de Anna? —cuestionó Kristoff sin realmente entender.
—No, no, me refiero a que realmente debe buscar ayuda. Yo puedo ayudarte con tu guion sin problemas. Sólo te falta inspiración. Kristoff podría ayudarte…
Anna levantó una ceja, Kristoff era muy malo en todo, menos en los deportes.
—Vale, Kristoff puede servir de apoyo moral —terminó el chico. Anna soltó una risita mientras recibía la mueca de su rubio amigo.
—¡Bien! Eso suena excelente, ahora sólo falta… Todo lo demás. —Se rindió en su asiento—. ¿Alguien sabe componer? ¿Alguien me ayuda a no sonar demasiado desafinada? ¿Qué tal tocar un instrumento decente? Yo estoy perdida.
—¿Club de música? —Ayudó Kristoff—. Tomo clases con esta chica, todos han tomado clases con esta chica… El profesor la ama, aunque no sé realmente si ella ama a alguien. Es una especie de dotada, también está en el club de Ciencias, ganó un premio nacional el año pasado, ¿recuerdan? Salió en el periódico local. Creo que es profesional, o podría llegar a serlo, sus padres son jodidamente millonarios. ¿Por qué me miran así? ¿Realmente estoy sonando como alguien muy idiota?
Anna y Olaf se miraron entre sí y rieron por lo bajo.
—Ella no va a ayudar a Ana, Kristoff —apresuró Olaf—. Ella no ayuda a nadie.
—¿Quién? —preguntó curiosa.
—Elsa Storm —dijeron al unísono sus amigos.
Pronto el próximo capítulo
