Prologo: El amanecer de Emmett Mcarty
Tenesse, 1915
Struck Mcarty corría como alma que se lo llevaba el diablo, literalmente, a través de los bosques que lo llevarían de su casa de campo al paraje de lobos que había casi en la otra punta del bosque.
El mensaje de su amigo Billy Black era claro como el agua y eso, junto con el hecho de que el lobo le pidiera ayuda, realmente lo asustaban.
Lobo cabezón, dije que te cuidarás de los otros vampiros...
Y pensar que a él le había costado mil infiernos situarse en aquella zona por su culpa...le parecía increíble que después de todo, Billy hubiera aprendido a confiar en algunos vampiros que no querían guerra.
Solo para ser traicionado por corderos vestidos de leones.
-Rápido, llevad a las mujeres y a los niños fuera.-escuchó gritar a Billy.
Poco después, Struck se topo con la escena más triste que sus ojos hubieran visto jamás, la reserva de Billy estaba hecha pedazos mientras los vampiros mataban sin compasión a mujeres, hombres y niños.
Tenía que detenerlo, ahora...
-¡Struck!-grito Billy.
-¡Billy! Amigo mio, ¿que ha pasado?-pregunto Struck.
-Tu...tu hermano...-susurro Billy.
Struck cerró los ojos con dolor, su hermano, Jansen, era un vampiro despiadado, un Vulturi que solo quería matar y hacerse con el control de todo.
Algo que él no pensaba permitir.
-Billy...donde esta...-susurro Struck.
Billy le agarro de la camiseta, evitando que se moviera mientras otro lobo salía despedido por encima de ellos y, entre una humareda de fuego, la peor pesadilla de Struck volvió a la vida.
-Jansen...-gruño Struck.
-No vayas...-susurro Billy.-...no...tu hijo...
Struck se agacho hacia el lobo de nuevo, mirando sus patas destrozadas y sonrió mientras otro lobo se acercaba para alejar a su líder de aquella batalla.
-Tu lo verás crecer, amigo...-susurro Struck.-...trata bien a Emmett...
Billy intentó pelear para liberarse e ir con su amigo pero en lugar de eso, solo pudo mirar como Struck se giraba hacia su oponente y lo miraba con completo odio.
-Hermano, me has decepcionado...-susurro Jansen.-...primero, te enamoras de una humana y ahora...proteges a los lobos...
-Bueno..-dijo Struck.-...no quiero ser una sabandija como tu y tus hijos...
-Los Vulturi, Struck y serán los seres más poderosos del mundo, como lo eramos tu y yo.-dijo Jansen.
-Me alegro por ti.-susurro Struck.
-Hoy vas a morir y con ello, conseguiré que mis hijos serán únicos y poderosos para toda la eternidad.-dijo Jansen.
Si, claro.-pensó Struck.
En ese mismo momento, Casa de Struck y Marie Mcarty
Más que un hijo, Marie pensaba que iba a tener una montaña, el dolor era insoportable y las contracciones cada vez era mayores.
A su lado, la hermana de Struck, Monnie, sonreía tranquilizadoramente mientras la preparaba para el parto.
-Donde esta tu hermano...-dijo Marie.
-A ido a ayudar a los lobos...-contesto Monnie.-...pero tranquila, todo estará bien.
Marie no estaba tan segura de ello, Struck no era una persona tranquila cuando estaba enfrentandose a Jansen y ella no podría soportar que muriera.
Si él moría, sabía que ella moriría con él.
-Monnie...sabes que...-empezó Marie.
-Calla, hermana...-dijo Monnie.-...puedo parecer humana, pero no lo soy y se lo que intentas.
Marie sonrió mientras el dolor la atenazaba, el bebe podía ser humano, pero la fuerza era la de un vampiro y ella podía sentir como la estaba rompiendo por dentro.
Pero era su bebe, suyo y de Struck y no lo cambiaría por nada del mundo.
-Aqui viene hermana, preparate...-susurro Monnie.
Las contracciones empezaron a ser insoportables mientras daba a luz a su bebe, que le rompía los huesos y comenzaba a matarla sin ni siquiera saberlo.
Él no lo sabía, pero Marie y Monnie si.
-Basta hermana, dejame matarlo y curarte...-susurro Monnie.
-No...-susurro derramando algo de sangre por la boca.-...no lo mates...crialo.
-¿Que?-pregunto Monnie.-...no puedo...no...
Marie le agarro la mano y la miro a los ojos con lágrimas mientras el bebe comenzaba a llorar en los brazos de su tía, como si ya supiera su destino.
-Es humano, pero con la fuerza de su padre...-susurro Marie.-...cuando llegue el momento...dejalo decidir su destino...
-¡No hermana!-lloró Monnie.
-Te quiero, hermana...y...a Emmett, dile que lo adoro...-susurro Marie.
Entonces, Marie cerró los ojos dejando a Monnie allí, completamente sola con su dolor y las lágrimas de un niño que sería la única luz en su vida.
Ahora, ya no le quedaba nada más.
Reserva de lobos
Billy se arrastro dos horas después de la batalla de Struck y Jansen por lo que había sido su reserva en los últimos 40 años.
No podría caminar, era un lobo inútil ahora, pero ese no era, ni de lejos, el gran dolor que Billy cargaba en su pecho.
Marie, su mejor amiga de la infancia, había muerto dando a luz a su bebe con Struck, él lo había sentido en el segundo que había pasado.
Y Struck...
-Billy, ahí...-susurro Manfred, uno de los lobos.
Billy se arrastro hasta donde las cenizas todavía olían a carne quemada, donde la lluvia parecía querer empezar a caer para borrar el horror que allí había pasado.
Struck había muerto con su Marie, como siempre había dicho que lo haría.
Las lágrimas le quemaban la garganta, él había sido el único superviviente en el triangulo perfecto que los tres formaban, sus dos amigos, ella desde siempre, él desde que demostró que haría todo por ella, hasta dar su vida inmortal.
Y ahora...ahora solo quedaba él...él y el bebe de ellos que cuidaría Monnie hasta que estuviera preparado para ser lo que estaba destinado a ser.
-Billy...-susurro Manfred.
-Vamonos...-susurro él.
Cogió un puñado de las cenizas de Struck mirando al cielo mientras juraba venganza a Jansen y a sus descendientes y rezaba por el alma de sus amigos antes tirarlas al viento y cerrar los ojos en acto de duelo.
Nunca los olvidaría y se aseguraría de que su raza tampoco lo hiciera.
-¿Donde vamos?-pregunto Manfred.
Billy sonrió, recordando uno de los sitios favoritos de Struck y su lugar original de nacimiento, donde ahora él volvería a formar su familia.
-A Forks, nos vamos a Forks.-dijo decidido.
Ahora empezaría un camino, que esperaba, el hijo de Struck y Marie siguiera dentro de un tiempo como prueba de su destino.
Un destino con nombre sellado.
Emmett Mcarty
