Declaimer: Kung Fu Panda no me pertenece, pertenece a DreamWorks y a sus respectivos creadores.

Capítulo 1

El sol salía por el horizonte anunciando el amanecer, en el Valle de la Paz, y junto con el amanecer el gran sonido del Gong se hizo presente, despertando a los habitantes del Valle, entre ellos los maestros que habitaban el gran Palacio de Jade. Shifu como siempre, se dirigió a las habitaciones de sus estudiantes como siempre acostumbraba, justo en el momento que estos salían.

—Buenos días Maestro—saludaron los cinco al mismo tiempo, pero enseguida notaron que faltaba alguien; Po.

—Buenos días Estudiantes—saludó también el panda rojo, sin apartar la vista de la habitación del panda—, despierten a Po, hoy tienen el día libre

Aquella declaración formo una sonrisa en las caras de casi todos a excepción de tigresa, que como siempre prefería entrenar en vez de estar haciendo cualquier otra cosa. Desde que volvieron de Gongmen, habían estado sin hacer nada por casi una semana, además Po se mostraba algo distante con todos incluso con Tigresa, su comportamiento no era el de siempre parecía estar un poco deprimido, por al parecer razones desconocidas para sus amigos, ya que el panda bicolor siempre salía con que no era nada, era obvio que algo le pasaba, quizás relacionado con la batalla contra Shen.

—Bien… ¿Quién hace los honores?—indagó Mono, para saber quién de los cinco despertaría al panda, casi por inercia todos vieron a Tigresa.

— ¿Qué?—preguntó con un tono frio, parecía algo distraída, pero cayó en cuenta a que se referían—, ¿Y por qué se supone que tengo que hacerlo Yo?—volvió a preguntar la felina, con algo de molestia en su voz, no es que le molestara hacer esa pequeña tarea, pero casi todas las veces era ella quien despertaba al panda.

—Eres su mejor amiga—respondió Mantis, con una pequeña sonrisa, ella gruño en respuesta.

Sabiendo que no ganaría nada discutiendo sobre un asunto tan trivial, se dirigió a la habitación del panda, mientras el resto de los furiosos se dirigía a la cocina, a esperar a su amigo panda, que como todas las mañanas les haría el grandioso favor de cocinar, su gran sopa de fideos.

Tigresa abrió la puerta de la habitación de Po. Miro al panda el cual estaba acostado de lado en su cama, ella se acercó sin dudarlo y lo movió un poco, haciendo que este quedara boca arriba en la cama.

—Tigresa…—susurró entre sueños, cosa que no pasó desapercibida por la maestra, sin saber por qué su corazón comenzó a latir a toda prisa, al parecer sin razón alguna.

Preguntas comenzaron a acosar su mente, sobre todo ¿Por qué había dicho su nombre? Quizás solo era una coincidencia, una muy peculiar.

— ¡Po!—Le llamó, para que el panda despertara, lo cual no tardó en hacer. Po algo soñoliento se sentó sobre su cama y admiro a la tigresa de bengala frente a él.

—Ah Buenos días Tigresa—saludó el panda, esta vez con su tono jovial de siempre, muy diferente al de hace unos días que era algo deprimido.

—Por hoy tenemos el día libre—fue directo al grano, y sin más se dirigió a la entrada de la habitación, por alguna razón extraña, a su parecer su corazón no paraba de latir con fuerza, casi obligándola a salir corriendo del lugar.

No dijo nada por el hecho de que lo despertara en un día que tenían libre tan temprano, pero seguramente los demás tenían hambre, y como todo buen amigo él no los dejaría pasar hambre. Tigresa se detuvo en la entrada, y admiro a Po por sobre su hombro, en sus facciones pudo leer que el panda parecía querer decirle algo, sin embargo no se animaba, suspiro debía preguntarle.

— ¿Pasa algo?—cuestionó la felina, el panda se puso más nervioso de lo que por sí ya estaba, pero aun así siguió en silencio. Tigresa siempre, era tan fría y directa.

—Nada—contestó el panda, antes de levantarse de su cama, sin más ambos se dirigieron a la cocina en un total, y extraño e incómodo silencio.


Mientras tanto en la cocina del Palacio de Jade, se encontraban el resto de los furiosos hablando de cualquier tema, que llegara a sus cabezas, cosas como que harían el día de hoy, y sobre que recientemente no habían llegado amenazas al Valle de la Paz. Además que una que otra cosa, todo parecía marchar con normalidad, tanto en el Valle como en toda China.

—Hola Amigos—saludó Po, entrando en la cocina junto con Tigresa, la cual se sentó en silencio en una silla disponible, mientras que el panda se dirigía directo a preparar la comida.

—Hola Po—saludaron casi al mismo tiempo los demás.

—Jejeje que sospechoso que tardaron tanto los dos—comentó Mono, con tono bromista, haciendo referencias sobre ciertas cosas que podrían, estar haciendo el panda y la felina.

—Cierto es muy extraño—le secundo Mantis, Tigresa les dirigió una mirada asesina a ambos entendiendo la indirecta.

"Más les vale callarse" pensó Víbora, quizás sus compañeros tenían algo se cerebro, y una Tigresa enfurecida no era algo que alguien pudiese controlar, pero si algo les faltaba a sus amigos bromistas era eso; cerebro.

—No entiendo por qué te molestas Tigresa, no es que se estuvieran besando o algo—mencionó Mono, logrando su cometido acabar con la poca paciencia que poseía la felina, sin embargo Po intervino salvando a su amigo primate, de una quizás posible muerte segura.

—Nah que va Mono, solo que me tarde un poco en levantarme—dijo el panda, que estaba de espaldas, aquello por alguna razón que no supo identificar, entristeció un poco a la Tigresa, algo casi imperceptible.

—Bueno chicos mejor cambiemos de tema—musitó Víbora, en un intento por calmar los aires de hostilidad de la felina—, Saben han ocurrido cosas extrañas en el valle, desde hace cuatro días.

— ¿Cómo que cosas? Todo parece ir en paz—indagó Grulla, a su amiga reptil.

Po comenzó a servir la comida, y sin más sentó en su lugar de siempre, junto a la maestra del estilo del tigre.

—Algo sobre "Desapariciones" algunas personas se han ido del Valle al parecer, lo más extraño es que dejan todo atrás, Familias, Negocios todo sin excepción. Han desaparecido, Cerdos, Gansos, Cabras en fin de todo un poco—explicó Víbora, con un tono algo tétrico, Po trago grueso, Tigresa simplemente ignoro aquello pues le parecía tonto, Grulla guardo silencio, mientras que Mono y Mantis solo rieron divertidos.

—Vamos Víbora, ya estamos muy grandecitos para historias de terror—admitió Mono, la reptil la miro algo molesta y seria, era obvio que aquello era verdad.

— ¿Y qué creen que haya pasado con ellos?—se animó a preguntar Po. Aunque en el fondo sabía que no le agradaría la respuesta.

—Nadie lo sabe, se fueron, esa es la respuesta que dan aunque cada vez las desapariciones son más frecuentes.

—Víbora si eso fuera cierto… ¿Por qué no se nos ha pedido que investiguemos?—cuestionó Tigresa, si algo de malo tenía su amiga era que era algo chismosa.

—El Maestro Shifu no lo cree necesario, después de todo son solo rumores—respondió, la felina simplemente opto por seguir guardando silencio, no le veía el caso seguir hablando.

—Bien si me disculpan, me debo ir—dijo el panda, antes de terminarse de una su sopa e irse del lugar, rápidamente dejando extrañados a sus compañeros, después de todo no solía actuar así, Tigresa opto por hacer lo mismo, e ir a su habitación a meditar, quedando solo cuatro furiosos en la cocina.

—Estos dos están muy raros—habló Grulla, los demás asintieron estando de acuerdo con su juicio.

—Sip desde que llegaron de Gongmen no son los mismos, a mí me huele a gato encerrado—agregó Mono, con su siempre tono jovial.

—Mejor dicho a Tigresa encerrada…—comentó Mantis, causando las risas de los machos presentes, a Víbora no le pareció nada gracioso aquello, debía hablar con Tigresa y saber que le pasaba, pero todo a su tiempo había un tiempo para hablar y otro para callar.

— ¿Qué creen que sea?—le preguntó Grulla a sus amigos, los cuales sonrieron casi como si estuvieran de acuerdo en su diagnóstico.

—Amor.

— ¿Es enserio chicos?—indagó Víbora, bueno tampoco es que ella pensara de forma diferente, pero solo era un probable.

—Totalmente, solo piénsalo… los abrazos en Gongmen, su actitud tan diferente estos días ¿Qué más podría ser?—comentó Mono, como si fuera un experto en lo que el tema del amor se tratase.

—Puede ser—les dio la razón la reptil—, pero aun así no hay que sacar conclusiones rápidas.

Y Con aquellas palabras cambiaron de tema…


Po, se encontraba en ese momento enEl Árbol de durazno de la sabiduría celestial intentando meditar, cosa que no lograba pues se desconcentraba fácilmente, y es que algo no lo dejaba en paz y era un tema que constantemente prefería evitar; Tigresa.

¿Por qué? ¿Qué había hecho él para recibir tal condena? Siempre sintió mucha admiración por la Maestra, pero aquel sentimiento de admiración estaba sobrepasando los limites, hasta el punto de que no podía dejar de pensar en ella, en sus ojos, en lo hermosa que era, si, señoras y señores Po Ping se había enamorado de su mejor amiga Tigresa, ¿Qué porque era una condena? Eso era muy simple, no podía decirle sus sentimientos, había muchas razones en contra de por medio, no solo era que no estaba a su altura, sino que también había un abismo entre ellos; él era un panda y ella una Tigresa.

Aun así su corazón guardaba algunas esperanzas, después de todo, una pareja interracial no era imposible, ya había visto algunos casos por ahí, y leído sobre ellos, pero aun así dudaba que alguien tan bárbara como la maestra Tigresa se fijara en alguien tan torpe y tan "Po" como él, a pesar de todo la seguía amando aunque fuera en secreto, ¿debía animarse a decirle sus sentimientos? Quizás no debería, no quería dañar la amistad que tenía con ella. Y precisamente ese temor era lo que lo venía atormentando, desde que regresaron de Gongmen, por ello a veces terminaba algo deprimido.

Aunque trataba de ser positivo después de todo aun, podían ser amigos aquello lo aliviaba un poco, al menos eso tenía, recordó por un momento los abrazos que se dieron en Gongmen, atesorando aquellos recuerdos… mientras veía el cielo, pensando en su por decirlo de cierta forma amor prohibido.


Tigresa estaba en su habitación meditando un poco sobre su actitud, y sobre las extrañas sensaciones que estaba viviendo últimamente, y más aún luego de venir de Gongmen, ¿Por qué había abrazado a Po? Le gustaba pensar que era para calmarlo, solo se había compadecido de él en aquella ocasión, ¿entonces por qué sintió tan extraña, cuando él la abrazo de nuevo? Eran sensaciones extrañas, un hormigueo recorría su cuerpo, su corazón latía con tanta fuerza que más de una vez temió que se saliera del pecho, solo así podía describir aquellas sensaciones tan raras, sin aparente origen o razón.

Pero no solo eso a veces por las noches, se despertaba alarmada por aparentes pesadillas… pesadillas horribles, el solo recordarlas hacia que un escalofrió recorriera su cuerpo, no se creía capaz de hacer algo como lo que de vez en cuando soñaba, le daba asco y le repugnaba severamente, aunque rara vez se le presentaban pesadillas como esas sin embargo, no dejaban de fastidiarlas, quería comentarlas con el Maestro Shifu. Pero su mente le decía, que la miraría extraño y hasta perturbado, después de todo no era normal que alguien como ella tuviera esas pesadillas…

Casi le pareció oír una risa por unos momentos, pero lo descarto quizás la falta de sueño debido a aquellas pesadillas le estaba pasando factura. Lo único que podía hacer por ahora era hablar con Víbora, su Amiga más cercana, de hecho su única amiga sobre el tema de Po, quizás ella podría ayudarla a llegar a la conclusión de que era lo que sentía por el panda, o porque tenía esas sensaciones tan extrañas, lo más probable es que ella tuviera las respuestas.

Salió de su Habitación y miro a los alrededores, no había ni un alma, y su fino oído le indico que tampoco había alguien en las habitaciones, quizás los demás se encontraban afuera, avanzo en silencio hacia la salida más cercana al patio, miro por sobre su hombro sintiendo una presencia detrás suyo pero no había nada, extraño… quizás de verdad le estaba afectando algo la falta de sueño, aunque casi no se notara en su rostro, quizás por eso quería entrenar con tantas ganas, quería desquitarse con algo, pero como no quería desobedecer al maestro, lo evitaba, y más aun sabiendo que algún momento por falta de sueño le podían fallar las fuerzas.

Y no quería terminar siendo ayudada, por algo se la conocía y era Fuerte y Orgullosa, al menos eso pensaba que proyectaba hacia los demás. En el patio no había nadie, por alguna extraña razón se sentía más sola que de costumbre, quizás los demás habían bajado al Valle, miro al cielo al oír un aleteo constante, no tardo nada en divisar el origen de aquello; Zeng.

— ¡Maestra Tigresa!—lo llamó con apuro, en su voz había una combinación de sentimientos, pero sobretodo, Miedo.

— ¿Qué pasa Zeng?—haciendo uso de su disciplina, guardo la calma, lo más probable es que fuera una emergencia, un posible robo en el Valle, "Bandidos" pensó pues eran los principales que atacaban el Valle, el ave intentaba hablar pero no encontraba las palabras, para describir aquel problema—¿Qué está pasando?

Su pregunta queda en el aire, pues el ganso seguía sin poder responderle bien, sin duda sea lo que sea lo hacía incapaz de hablar del tema.

—Baje al Valle, allí lo vera, falta usted y el Guerrero Dragón… la Situación es delicada—habló finalmente, aquello le preocupo ¿Qué tan grande podía ser el problema?

Pensó durante un instante donde podía estar Po, lo más probables es que estuviera en el árbol de durazno, sin más haciendo uso de su gran velocidad, salido disparada hacia el lugar, Zeng la miro irse, la escena en el valle le llego nuevamente a la cabeza haciéndolo temblar de pies a cabeza, solo esperaba que algo pudieran hacer los maestros.

Tigresa casi no tardó en llegar al lugar, lo más probable es que lo encontrara comiendo duraznos en el árbol, cosa que por primera vez no hiso el panda, Po estaba recargado contra el árbol admirando el basto cielo, pensando en algo, al aún más extraño en Po, en silencio hasta que su amiga se detuvo junto a él.

— ¿Pasa algo Tigresa?—preguntó con alegría, de que su amiga lo buscara, ella lo miro con seriedad.

—Hay problemas en el Valle—contestó, intentando ser lo más fría posible, para así… alejar aquellas sensaciones que la atormentaban.

— ¡Al fin algo de acción!—gritó el panda con entusiasmo, sin más ambos emprendieron la carrera hacia el valle.

Ambos bajaron a toda prisa, pues el panda suponía que los demás ya estaban en camino, y no quería quedarse sin algo de acción, los días se habían vuelto tan pacíficos, que había estado deseando aquello, de vez en cuando, llegaron a final de las escaleras, milagrosamente sin que Po se cayera en el proceso, ambos pensaron que veían varios Bandidos, asaltando, sin embargo mucha fue su sorpresa al ver todo aparentemente normal. Grulla aterrizo frente a ellos, en su cara había una mescla de preocupación y miedo.

— ¿Bien y donde están los Bandidos? No me digas que huyeron tan rápido—indagó el panda su voz estaba llena de entusiasmo, sin embargo al ver la cara de Grulla se puso serio.

—Chicos, antes que nada prepárense… la escena que verán no es nada bonita—declaró el ave, sin más comenzó a caminar seguido del panda y la tigresa, sin duda el problema era algo grave para tener al maestro de esa forma.

Los tres avanzaron hasta que dieron con el resto de los furiosos, los cuales le daban la espalda a un callejón oscuro y algo siniestro, al parecer de Po. Shifu se mantenía muy serio, la igual que Mantis y Mono algo raro en ellos, y Víbora parecía que lloraría en cualquier momento ¿Qué habían visto?

—Maestro ¿Qué Pasa?—se aventuró a preguntar Tigresa aquello le parecía muy raro.

—Véanlo ustedes mismos—señaló el panda rojo al callejón, sin más ambos; Guerrero Dragón y la Maestra Tigresa, entraron al lugar, el cual estaba pobremente iluminado por los rayos solares, finalmente dieron con el final del lugar.

Po se llevó la mano a la boca intentando no vomitar, y Tigresa sintió que se le revolvía el estómago ante la escena, había un cuerpo en el lugar; un cerdo, abierto de par en par dejando salir afuera sus órganos, le faltaba parte de una mano, parecía que alguien le había arrancado parte de la cara de un mordisco, además de tener varios zarpazos por todo el cuerpo, había un gran charco de sangre alrededor del cuerpo, y una que otra mancha en la pared, solo se podía describir la escena con una palabra; Muerte.

Continuara.

Bien espero que les haya ayudado a pasar el rato, y que les haya gustado este primer capítulo de esta historia, sin mucho que decir.

Nos leemos luego.