COLOR MELANCOLÍA
(SetoXYami)
Capítulo 1
En la mente...
En la oscuridad de la habitación de Yuugi, mirando por la ventana entreabierta y disfrutando del viento frío de invierno que soplaba y mecía los mechones rubios que cubrían su frente.
La hora, según el reloj que estaba junto a la cama de Yuugi era la 1:00 AM, así que podía decir que estaba desvelándose, pero a decir verdad siendo simplemente un espíritu no podía cansarse, pero eso quedaba fuera de discusión.
Desde hacía aproximadamente una semana, su mente era un remolino de ideas, pensamientos, sentimientos, emociones y recuerdos que le dejaban muchísimo más exhausto de lo que podía soportar; una vez más, el no era cansancio físico, sino más bien mental.
De todas formas estaba disfrutando aquel momento de quietud, donde su mente no divagaba y podía decir con certeza que estaba muy bien. Así no había ningún recuerdo en su mente, ningún pensamiento constante y obsesivo que le obligaba a esconderse en su habitación dentro del rompecabezas. Si bien experimentaba cientos de emociones por medio de Yuugi, también era muy cierto que no eran suyas, lo que el pequeño sentía era suyo, y hacía latir su corazón y lo hacía tartamudear, pero no era lo mismo que Yami experimentaba.
Por eso mismo, ahora que era él quien sentía millones de cosas a las que no sabía cómo nombrar apropiadamente, no quería compartirlo con Yuugi, aún no, porque sentía que si él no sabía qué era lo que estaba ocurriendo con él, no iba a permitir que su contraparte fuera a ponerse a analizarlo.
Conocía muy bien a Yuugi y siendo tan bueno como era, estaba seguro que terminaría involucrándose en el asunto y eso no le convenía.
No quería ocultárselo al pequeño, pero siendo tan inocente como era no quería corromperlo tan pronto y si por un descuido le mostraba al pequeño algo de lo que había pensado y sentido, estaba seguro que el pequeño iba a quedar traumado de por vida, especialmente ahora que estaba iniciando una relación con Anzu.
Mejor sería respirar profundo y tomarse un momento para pensar bien lo que estaba experimentando.
Ser un espíritu atrapado en aquel artículo del milenio era su más grande tortura, porque siendo prisionero del cuerpo de Yuugi se veía obligado a no exteriorizar lo que estaba sintiendo, a menos que rompiera las reglas y violara el código que él mismo se impuso, no herir a Yuugi.
Además, se consideraba alguien muy leal, lo era.
En todo el tiempo que llevaba con ellos siempre había sido muy cortés con los demás, y había luchado por el bienestar del mundo. Obviamente, muchos creían que era Yuugi, porque compartían un cuerpo y no todos estaban enterados que él era un espíritu ocupando el cuerpo de Yuugi.
Bostezó.
Sin tomar en cuenta el sueño, que levemente estaba experimentando, hizo una mueca de aburrimiento.
Los acontecimientos del mundo actual eran muy extraños, sucesos sin sentido que en su época habrían tenido una forma de resolverse muy sencilla y que todos los conflictos podrían evitarse.
Se detuvo en sus pensamientos.
Vaya, qué tan lejos llegaba su evasión a sus sentimientos! Para evitar pensar en eso que estaba incomodándole tanto estaba pensando en cosas como la guerra que había en el mundo y muchos otros conflictos.
Postergaba su responsabilidad consigo mismo y evitaba pensar mucho en una posible solución.
Cuál era el problema?
Realmente él no lo consideraba un problema, pero aseguraba que su aibou sí iba a verlo como algo muy extraño.
Por Ra! Si él mismo se sentía extraño, aunque sabía que lo que le pasaba tenía un motivo muy importante.
Estaba rememorando algunos borrosos pasajes de su vida pasada, que aún no se esclarecían completamente y por lo tanto se mostraban tras una cortina de humo que le impedía ver bien lo que sucedía en su pasado, pero de algo estaba tan seguro que por ello apostaría su título de 'Rey de los juegos'.
El faraón, cuando él fue Atemu, estaba muy interesado en su sacerdote de actitud rebelde, quien siempre contrariaba sus reglas y buscaba imponerse sobre el faraón.
"Yami, estás bien?" Fue la pregunta que hizo Yuugi, sentándose en su cama y viendo que el otro joven parecía muy pensativo, demasiado realmente, de un modo que a él no le gustaba mucho.
No quería verlo tan triste.
"Estoy bien, aibou. Vuelve a la cama." Pidió, alejándose de su lugar cómodo junto a la ventana y volviendo al enigma.
Cuando menos había aceptado abiertamente su problema: Era Seto Kaiba.
Continúa
Notas de autora:
Mi primer fic de SetoXYami de más de un capítulo... no va a ser muy largo porque es un experimento que hice en mi semana de exámenes... Ya está terminado, pero lo voy a ir subiendo paulatinamente, porque quiero revisar los capítulos.
Dedicado a quienes me escribieron en Camino al cielo. Muchísimas gracias.
