CAPITULO 1- PROLOGO

En aquella llanura cercana al río, ahora teñido de rojo, cundaba por doquier la sangre. Allá donde miraras estaba teñido de rojo y miembros esparcidos por el suelo lejos del cuerpo al que pertenecían. Ese hermoso paraje que había sido en el pasado, hoy, no era más que el campo de batalla de una cruel disputa por la conquista del país.

Una niña de aparentes siete años estaba en el centro, observando la sangre del enemigo que brotaba de sus manos. Una docena de hombres tendidos a su pies, decapitados, y sus espadas en lo alto protegiéndola. Su inocencia se perdió a causa de una cruel guerra. Nada se podía hacer por ella, tan solo el echo de que viera aquello podría parar aquella carnicería, sin embargo sus ojos verdes eran ciegos.

Pese a que ella quería parar, una voz interior más fuerte le pedía que continuara matando a los que se interpusieran en su camino. Era una niña poseída por una bestia inmunda, a causa de eso, solo era consciente parcialmente de sus actos. Incluso a su paso habían fallecido, en sus manos, varios de los suyos. Dos jóvenes gennins, tres kunoichis y un jounnin.

Aquella batalla se les había ido de las manos, pese a que habían ganado, si la joven chica seguía asesinando a los suyos, la única en pie sería ella misma.

En la lejanía se avistó a un fornido hombre de cabellera larga y blanca, sin embargo no era demasiado mayor. Era un enemigo, un jounnin de Konohagakure. Se acercó con relativa convicción dispuesto a acabar con la matanza.

Plantose frente a la muchacha, ella en guardia le esperaba pues lo había oído llegar, y esquivó ágilmente los mandobles que le propiciaba encima, prácticamente seguidos. Sin hacer el mínimo ruido agarró las manos de ella impidiéndole atacar y la arrojó al suelo sin contemplaciones. Dos de los hombres que estaban cerca de los dos, observando la pelea, corrieron para sujetarle ambas manos y, tras eso, el apuesto muchacho le levantó la camisa dejando el estomago al aire asegurándose de no fallar cuándo le pusiera el sello. Dispuesto a sellarla empezó a acumular chacra en su mano. Estaba listo, y con un poco de suerte el ataque surgiría efecto. Acertó en la espalda pues, en los últimos segundos, la chica de cabellera negra, había conseguido zafarse del encierro de los otros dos hombres causándoles grabes heridas internas, por suerte, poco después el sello empezó a surgir efecto y fue encerrando, despacio, a la bestia de nuevo en su lugar provocándole intenso dolor a la portadora.

Se despertó aquella mañana con los pulmones faltos de aire, boqueando continuamente logró calmarse un poco e ir regulando su respiración. No entendía aquellas visiones pues ella no hubo visto nada de lo sucedido. Quizás quedara traumatizada por la muerte de sus padres en la guerra y visualizara la batalla según se contaba en la historia.

Sin perder tiempo, aprovechó su desvelo matutino para comenzar a preparase la mochila que debía llevar al largo viaje de tres días que le esperaba tan sólo cruzar la frontera de la villa con el desierto. Al terminar ya se había olvidado de su sueño.

Por la calle le deseaban suerte para el viaje. Frases como: "Vuelve pronto..." o "Cuidado por donde vas en la ida y a la vuelta..." salían de las bocas de las ancianas que mas conocía y que la habían visto crecer durante veintinueve años. Ella sonreía con cortesía de cada vez. No podía perder ni un minuto. Su venganza se encontraba al otro lado del país de la lluvia. El viento azotaba su cabello azabache y zarandeaba sus ropas mientras su mirada fija se clavaba en el desierto horizonte.

Apenas tardó dos días en atravesar el desierto y el pase entre la aldea oculta de la lluvia y Konohagakure, ante ella se avistaba un camino directo a su destino y pese a estar convencida de su decisión tenía miedo de continuar con su viaje.

Lejos de allí, en otros lares, un hombre de cabellera blanca leía su habitual libro mientras paseaba solo por las calles vacías de gente. Tras de si sintió una mirada asesina, sin embargo al girarse no vio ni sintió a nadie. Al encaminarse de nuevo, un escalofrío recorrió su espalda avisándole del mal augurio que se avecinaba con rápidas alas sobre él.

A escasos kilómetros de ella se hallaba su meta final, desorientada, a causa de no conocer demasiado bien la zona, tropezó con un joven que paseaba por allí y que parecía tomar el mismo camino que ella. Se arrimó por detrás y le tocó el hombro con cuidado. Amablemente se dirigió a él, cuando le pareció que se había volteado para verla.

-Disculpe por mi torpeza… pero no puedo…- comenzó a excusarse, pero no termino a frase a causa de que él le interrumpió

-Si ya veo…

-¿Se dirige a Konoha?

- Si… ¿por?- preguntó el muchacho de cabello negro con cierto desinterés

- Le agradecería mucho que me guiara y acompañara por aquí, no conozco el camino y temo perderme- explicó haciéndole una leve reverencia para dar a entender su agradecimiento cuando él dijo que si.

- … Pero con una condición…solo si me tuteas…- contestó despacio y vagamente. Solo cuándo la mujer intrigada quiso preguntar, el, se adelantó y añadió- resulta muy problemático pero… me llamo Shikamaru Nara.

-Chitose Otonotachibana- tardó unos segundos en contestar pues ese apellido le era muy familiar- Encantada de conocerte Shikamaru.

Juntos se encaminaron por el bosque conversando o, más bien, Shikamaru escuchando el monologo de la chica, lo cierto es que tampoco él quería hablar.


Nada más que decir. Espero que os haya gustado.

Si tenéis alguna pregunta dejadla en el REVIEW (que espero que me dejéis) xD

Por cierto: FELIZ 2008 a todos !!!!!!