Disclaimer: Nada es mío, bla, bla, bla… (Lo sé, soy muy original con los Disclaimer)
Dom: Dedicado a mi hermanita del alma y sangre (xD), NatWizard, que simplemente la amo.
Enamorado en cinco segundos—
Scorpius no sabía muy bien como lo hacía. Tampoco sabía porque. Pero con solo diecisiete años de edad, era conocido en Hogwarts como Cupido del Amor. El solo se sentaba y escribía su parte del nuevo y obligatorio periódico escolar de Hogwarts, que trataba sobre temas de trabajos estudiantiles, sociedad y opiniones.
Era muy sencillo: la tinta se deslizaba por la pluma y esta por el papel, haciendo la magia sobre distintos temas. Pero como sus fieles lectoras estaban interesadas en el amor, era el tema de todos los días. Todas las mañanas su lechuza venia cargada de cartas, pidiendo consejos, ayuda y demás.
Pero fuera de eso, cuando no estaba en su escritorio con pluma y pergamino, era invisible para casi todos. Las chicas no lo perseguían por los rincones para que les de sus opiniones si no era por cartas. Había llegado a ser el confidente de todas las chicas de Hogwarts y parte de los chicos, con sus chismebbs, amoríos y corazones rotos.
Y aunque pareciera raro, Scorpius estaba conforme. Era un trabajo gratis, sencillo y que amaba. Además, todos querían guardar sus secretos y lo respetaban para que no cuente nada. Después de todo lo que lo había atemorizado su padre sobre la escuela y sobre lo que tendría que afrontar… mira que bien le iba.
Por eso esa mañana, Scorpius más tranquilo que nunca, se sentó en el Gran Comedor y tomo un bollo con dulce todavía caliente. Aspiro en tentador aroma y se le hizo agua la boca. Iba a tomar el primer mordisco cuando vio quién estaba detrás de él.
— ¡Weasley!—Scorpius frunció el ceño y miro a esa tal Rose Weasley detrás de él, con el semblante tembloroso. Scorpius aflojo un poco al ver su expresión. —Me asustaste. ¿Te ocurre algo?
— ¿Puedo hablar contigo?—Susurró la chica. Scorpius asintió, y se metió las manos en los bolsillos de la campera. Rose frunció el ceño, suspirando— En privado.
Scorpius, quien acababa de caer en la cuenta que toda la mesa de Slytherin los estaba mirando, se levanto y acompaño a Rose afuera. Esa sí que era una chica de la que no sabía nada… solo le había mandado un carta, y era para que se uniera a una tal P.E.D.O.
Al atravesar las grandes puertas del Gran Comedor, Rose le encajo una bofetada a Scorpius. El chico dio un grito, frotándose la mejilla.
— ¿Qué diablos…?—Exclamó, acariciándose la cara. La miro con el ceño fruncido— ¿Yo que mierda te hice?
— ¿Qué me hiciste?—Dijo Rose en un grito ahogado, y al zarandear la cabeza su cabello voluminosa exploto por los aires. Frunció mucho el ceño— ¡Le dijiste a todo el mundo que yo no había besado nunca a nadie!
Scorpius no puso evitar una sonrisa burlona. Rose le pego otra bofetada en la misma mejilla. Scorpius dio otro grito.
— ¡Ya deja de pegarme Lucy!
— ¡Soy Rose!—Exclamó la chica, afligida. El chico se encogió de hombros, mordaz.
—Nunca más volveremos a hablarnos, ¿Acaso importa?—Gritó, exasperado. Luego retomo el hilo de las palabras de esa tal "Rose". —Yo no le dije a nadie nada. Tú eres la loca psicópata que…
—Eras el único que lo sabia— El tono no cuerdo de la chica intimido a Scorpius— Yo te lo mande en una carta. ¡Y tú solo…!
— ¡Yo no recibí nada…!—Suplico Scorpius, tratando de hacerla razonar. El no había recibido una puñetera carta de Rose Weasley. Solo una, como ya había dicho, y sin material importante. Pero Rose lo interrumpió con un dedo en los labios. Scorpius no pudo contenerse a olerlo: No estaba mal.
— ¡No me interrumpas!—Clamo Rose con las mejillas rosas, así como las de Scorpius, pero lo de él era diferente. Se sentía… cohibido. —Yo te envié una carta diciendo que nunca había besado a nadie. ¡Si, nunca!—Exclamó con angustia— ¡Soy una estúpida que nunca beso a nadie! ¿Puedes creerlo? ¡Soy patética!
Rose, sin que lo anticipara, comenzó a sollozar luego de un silencio incomodo. Scorpius entro en pánico. NO estaba listo para que Rose Weasley se pusiera a llorar. No era capaz de contener a su madre, menos a una desconocida. Rose apoyo la cabeza esponjosa en el hombro de Scorpius, tapándolo de pelos pelirrojos hasta la nariz. Scorpius sonrió ante el olor tan delicado, femenino. Un gritito de llanto lo saco de su sueño.
—Eh… Rose, no llores— Le dio unas palmaditas en la espalda, pero la chica lloro más fuerte. Scorpius miro al cielo, pidiendo auxilio. Luego miro su pelo pelirrojo enterrado en su cara—No te pongas triste. No está mal que seas patética. Mucha gente lo es. ¡Como Filch!—Scorpius sabía que lo estaba empeorando. — ¡Y mira cuanto ha vivido!
El llanto de Rose se hizo más fuerte, y Scorpius se pregunto cómo no era como las otras. Como no era así de fácil darle consejos a ella como lo hacía con las demás. Era diferente de algún modo. "¿Cómo puedo hacer que se sienta mejor?" Pensó Scorpius, embriagándose con el delicado perfume de su acompañante. Sintió la camisa húmeda, y eso lo hizo pensar más rápido.
Y de pronto tuvo una idea maravillosa.
Scorpius se alejo un paso de Rose, le levanto la barbilla y la miro a los ojos. Por un momento se sintió timido, sonrojado y lento, pero se recordó el objetivo. Acerco los labios de Rose a los suyos, cerró los ojos, sintiendo de nuevo ese perfume, esa esencia y ese pelo…
Y sus labios se mezclaron con los temblorosos de la chica.
Por un momento Rose se hecho para atrás. Pero luego, cuando Scorpius sintió como sus bocas se movían como una sola y ese cosquilleo en el estomago, ella también le siguió la corriente. Y Scorpius descubrió que besar a Rose no era ningún sacrificio. Es más. Era hermoso.
Fue un beso dulce, cálido y magnífico. Un beso que Scorpius quería que Rose recordara. Su primer beso había sido borracho, y con una chica desconocida, y Scorpius no lo recordaba como algo lindo. Tampoco debía de ser lindo para ella tener su primer beso con un Malfoy. Pero algo era algo ¿Verdad?
Sus labios se separaron y los dos chicos sonrieron al mismo tiempo. Y eso solo hizo ensanchar sus sonrisas.
—Ya está. Ya tienes tu primer beso. ¿Te… gusto?—Al instante Scorpius se arrepintió de decir eso. No debía decir eso. Sin embargo, Rose rio un poco, y eso solo lo sonrojo más. ¿Por qué se sonrojaba? ¡Había tenido más besos con mujeres que pares de medias, Merlín!
—Me… encanto— Las mejillas de Rose se pusieron más rojas que su pelo, y eso a Scorpius lo maravillo. Pero Rose puso el semblante serio. —Y me asusta.
Scorpius asintió con la cabeza, preocupado. Luego de unos minutos de silencio, Rose pregunto.
— ¿Y a ti?—Susurró al chica, y sus ojos se volvieron a encontrar. Scorpius sonrió como si la vida le fuera en ello.
—Más que nada— Instantáneamente se tapo la boca con las manos. Era un idiota. Un completo troll subdesarrollado. Eso era. Pero la sonrisita de Rose le indicaba otra cosa.
—Bueno…— Rose se paso una mano por el pelo, sin saber que decir Hizo una mueca. — ¿Es un adiós?
— ¿Adiós? Si, adiós— Scorpius nunca se iba a perdonar por decir eso. ¿Cómo iba a irse?
Sin embargo, sus pies se alejaron por un lado y los de Rose por el otro, dándose la vuelta, y el sabor de Rose yéndose con ella. Entonces Scorpius comprendió algo.
El no quería que ese sabor se fuera. No quería que Rose se fuera. La quería ahí, a su lado.
—Rose— La llamó desde el otro extremo del pasillo. La chica se dio vuelta rápidamente, como si lo hubiera estando esperando. Scorpius le sonrió— ¿Nos vemos mañana en el partido de Quidditch de Ravenclaw?
Rose se cruzo de brazos, pero sonreía.
—No me gusta el Quidditch— Dijo Rose, con esa sonrisa inmovible de sus labios. A Scorpius se le cayó el alma a los pies por un momento. Pero al ver como las mejillas de Rose se iban poniéndose rosas por lo que iba a decir, todo ese malestar se fue— Pero por ti lo haría.
Scorpius sonrió como embobado, hasta que todo el rubor se hubo desaparecido. Quedaron los dos con el semblante serio un rato. Luego Scorpius arqueo una ceja, diciendo la pregunta que tenia atascada desde que había propuesto algo.
— ¿Es una cita?—Susurró. Sin embargo, Rose lo escuchó.
—Es una cita.
Scorpius sonrió ampliamente, dándose la vuelta sin decir adiós. Iba a salir con Rose Weasley. La había besado, se había casi enamorado de ella en cinco segundos, para ser exactos. Dio un pequeño salto con excitación contenida.
Lo que él no sabía de esa cita, era que sería el comienzo de una gran relación.
