Bueno, primero que nada… ¡NO ME MATEN! Sé que no he avanzado con mis otros fics, sigo con ellos, pero no había podido aguantarme subir éste fic aquí (ya que originalmente lo iba subiendo en un foro xD) y que puedan leerlo igualmente. Muchas gracias a todas las personas que leen mis demás fics, me siguen, favoriteando mis historias y a mí, etc :3

Igual debo agradecerle infinitamente a mi senpai del foro, "Jill Sawako Sutlicff", por darme permiso de usar a sus OC/s, para escribir éste humilde Fan-fic~ He de aclarar que originalmente iba a ser un One-shot, pero luego de que se me vinieran bastantes ideas a la cabeza, tal parece que la cosa se alargó xDDD Pero no planeo que sea un fic largo, a comparación de mis otros fics, quizás llegue a ser de 20 a 25 capítulos, pues algunos de los capis serían cortos, otros más larguitos y así. También será mi primer proyecto narrado (mayormente) en primera persona, aunque habrá momentos narrados en mi adorada tercera persona :3

Ya con esto aclarado… ¡vamos con el capítulo 01~!

o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o- o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o

Disclaimer: Ni Kuroshitsuji ni ninguno de sus lindos personajes (oficiales) me pertenecen, sino a Yana Toboso-sama. Lo único mío es éste Fan-fic, algunos de los OC/s y las ideas planteadas… digo "algunos", ya que habrá otros OC/s propiedad de mi senpai del forito :3

Advertencia: Algunos aspectos serían una "continuación" del final del al anime (y del manga), como que aquí Ciel seguiría pequeño, pero con ya 14 años y además, sería demonio.

o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o- o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o

Cap. 01: El primer encuentro.

o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o- o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o

[Jill POV]

Solté un pesado suspiró, en lo que me sentaba sobre un tejado de una casa para tomar un descanso, agotada luego de un duro día de trabajo… Bueno, el "recolectar almas" de humanos a punto de morir era un "trabajo" para alguien como yo: una Shinigami, Diosa de la Muerte, Ángel de la Muerte, o como quieran llamarle. En ese momento ya era de noche y durante toda la tarde había tenido que saltar de acá para allá, de aquí para allí y de allá para acullá, al tener un inusual reporte de muertes en mi libreta de misiones: un librito aparentemente pequeño, pero que al abrir podía llegar a ser más grueso y tener más contenido que una Biblia. Por orden de mi superior, William (amargado) T. Spears, me había tenido que trasladar a Francia, más específicamente a París… la "ciudad del amor" según mi hermano mayor, Grell Sutcliff, quien le había hecho mil y un protestas a William-senpai para que le dejara venirse conmigo… cosa a la que (para tristeza de ambos, Grell y yo) el amargado Shinigami no accedió, diciendo que tenía que hacer éste encargo única e indiscutiblemente SOLA.

—Uff… ese pesado de William-senpai… —susurré irritada para mí misma—. Seguro que si Onii-chan hubiera venido, esto no habría sido tan difícil.

Ah, sí. No me he presentado. Me llamo Jill Sutcliff y, como dije anteriormente, soy una Shinigami. Mi piel es clara y un poco más brillante que la de un humano (característica de cualquier Shinigami), soy delgada y un poco alta (1.76 centímetros, para ser exacta) mi abundante cabellera, de color azul-oscuro, la mantengo atada en una coleta de caballo. Y mis ojos son como los de todo Shinigami, de un color verde-amarillento y sobrenatural. También suelo usar gafas como todos los de mi especie, solo que (por alguna razón) mi vista era extrañamente mejor que la de los demás, por lo que no requiero de mis gafas para ver (casi) perfectamente, pero por insistencia (y sermones) de William-senpai, tengo que usarlas cuando estoy trabajando. Por último, mi vestimenta consta de una blusa negra ceñida al cuerpo, debajo de una camisa de vestir blanca; junto a unos pantaloncillos cortos, una pernera estilo militar (atada a la pierna izquierda), y una katana (mi Death Scythe o Guadaña de la muerte) colgada en la espalda.

Bueno, ya con mi "descripción" planteada, puedo continuar con mi relato. En efecto, estaba en la "ciudad del amor", aunque últimamente y por los recientes asesinatos que se llevaban a cabo, parecía más bien la "ciudad del horror". Solo sucedían en zonas poco transitadas de la ciudad, más específicamente en callejones, o en callejuelas alejadas de las zonas más habitadas. ¿Víctimas? Por lo que comprobé en cada recolección y perdónenme la expresión: eran puros desgraciados e infelices. Ya que las muertes "sospechosas" ocurrían mayormente en borrachos, violadores, ladrones, y todo ese tipo de personas del bajo mundo.

¿Causa de muerte? La verdad… no tenía la más remota idea. No me vean así, yo sabía la fecha y hora exacta de las muertes (por los datos de mi libreta), pero cuando llegaba a la escena y recolectaba las almas… encontraba los cuerpos bastante destrozados, mayormente en las zonas del cuello, como si hubieran sido desgarrados, rasgados cual rebanada de jamón. ¿Qué? ¿No puedo hacer comparaciones bizarras con alimentos, solo porque tengo hambre? Es que en verdad, desde mi llegada unos dos días antes a París, no había tenido tiempo de alimentarme más que con latas de sardinas y leche.

En fin, continúo… las muertes al principio parecían ser por eso: meros asesinatos ocasionados por un desquiciado de sangre fría y destrozando los cuellos de las víctimas… pero… luego de notar que ocurrían cada vez con más frecuencia, además de en períodos cortos de tiempo, sospechaba que había algo más implicado… y que además… no era humano. Por ello y por mi incesante curiosidad, había decidido apresurarme y dirigirme al último de los lugares que mi libreta indicaba, unos minutos antes de que la muerte se llevara a cabo. Tenía (y quería) saber de una buena vez quién (o por si acaso: qué) estaba ocasionando todas las muertes de esos desgraciados y además…

«¡GRRRRRRRRR~!»

—Agh… —con pesar en mi mirar, me llevé una de mis manos a mi vientre, al éste proferir ese gruñido. Como dije: tenía hambre—. «Esto no puede seguir así… ¡Jill, concéntrate! ¡Debes estar atenta a la misión!» —me regañé mentalmente, pero podo después pensé melancólica—. «Pero deberé esperar a la última recolección de hoy, para ir por algo de com-…»

Pero no pude acabar mi oración mental, ya que un repentino y fuerte grito (de una voz femenina) me sacó de mis pensamientos. Al bajar mi mirada, pude apreciar (con cierta ira) como un desaliñado sujeto acorralaba a una mujer, la última lucía en verdad joven y daba la impresión de que únicamente estaba por esa zona de la ciudad al haberse perdido… cosa que el bastardo que la atacaba e intentaba desnudar aprovechaba. Puede que un Shinigami debiera ser neutral y no entrometerse en (lamentables) asuntos de los mortales, como el que en éste momento apreciaban mis ojos… pero… simplemente no podía quedarme así, sentía que debía impedirlo.

¿Empatía? Quién sabe. Pero tan pronto intenté saltar a esa (prácticamente) desierta callejuela… pude apreciar que una extraña figura (la cual no podía ver totalmente, al estar oculta por unas sombras del lugar) se acercaba con lentitud al sujeto por sus espaldas, el desgraciado ni siquiera se cercioraba de ello, ya que estaba concentrado en abusar de la desdichada muchacha en frente de él y la cual lloraba, clamando por ayuda.

No tardé mucho en apreciar finalmente a la figura que se acercaba, al ésta finalmente surgir de las sombras y ser iluminada por la blanquecina luz de la luna. Se trataba de un hombre, aparentemente joven y algo alto (si tuviera que adivinar, de unos 1.85 centímetros), de cabellos cortos (peinados hacia abajo y levemente alborotados, pero que le daban cierto aspecto atractivo) y de color negro azabache. Un par de cosas que llamaron mi atención fueron, primero: la extrema y casi aterradora blancura de su piel, (mucho mayor que la de un Shinigami), era tal su palidez que pensé que podría ser caucásico. Y segundo: el extraño color de sus ojos. Eran… de un color azul, realmente intensos y brillantes, casi como de un tono eléctrico. ¿Su vestimenta? Pues lo único que lograba apreciar eran sus pantalones negros, junto a sus zapatos casuales y cafés, ya que el resto de su atuendo era cubierto por un guardapolvo negro, al igual que por… ¿¡Qué diablos-…!? ¿Una ridículamente colorida y llamativa bufanda de color naranja intenso, con circulitos roji-azules bordados a lo largo de ésta? ¡Eso le quitaba seriedad y hasta hacía graciosa su apariencia, ya que no combinada PARA NADA con el resto de sus atuendos oscuros! Pero bueno, cada quien con sus gustos, lo último que aprecie es que traía puestos en sus manos un par de guantes de seda blancos… no sabía muy bien el por qué… pero… ese hombre me resultaba muy familiar, como haberlo visto antes.

Éste continuaba acercándose con lentitud y tranquilidad al violador, con sus manos a sus espaldas, hasta que acabó deteniéndose a la suficiente distancia, para que la pobre y joven mujer se cerciorara de él. A lo cual pude escuchar (con mi agudo oído de Shinigami y aún en mi posición) que ella le gritó por ayuda, a lo que el peli-negro solo esbozó una leve sonrisa, un tanto de lástima, pero como para intentar tranquilizarla.

Eso provocó que el violador se girara bruscamente, al notar la presencia del hombre a sus espaldas soltó a la muchacha, (aunque la pobre estaba tan traumada, que solo pudo desplomarse de rodillas en el suelo, temblando e intentando cubrirse las zonas expuestas que tenía) girándose a encararlo. Escuché que los dos hombres compartieron unas palabras, el violador de forma brusca e insultante, mientras que el misterioso peli-negro con calma y hasta sarcasmo-burlón, ya que parecía sostener un librito en una de sus manos a medida que hablaba y hasta llegó a… ¿Cantar?

«No sé si el exceso de trabajo me está haciendo oír cosas…» —pensé en lo que una gota gorda descendía por mi nuca, al ver al peli-negro que movía alegremente uno de sus dedos y en lo que (posiblemente) cantaba algo.

Finalmente, llegó un momento en que el sujeto desaliñado intentó darle un puñetazo al otro… pero con sorprendente velocidad, éste esquivó el golpe únicamente ladeando su cabeza a un lado y… luego de ello… sucedió algo que ni en mis más retorcidas recolecciones de almas había visto y cuya imagen me dejó un poco… traumada…

—Eso no… puede ser…

o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o- o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o

[Piero POV]

Ah~ París, la "ciudad del amor" para algunos… mientras que para mí… algo que alguna vez solía llamar "hogar". Recalcó el "solía" ya que fue en el pasado que lo llamaba así, ahora únicamente me parecía un sitio lleno de recuerdos oscuros, dolorosos, deplorables, que llegaron al punto de hundir mi mente en la locura y a convertirme en la persona que ahora era. Oh~ vaya, pero que despistes la mía, si no me he presentado. Buenas noches a todos, mi nombre es Piero Clawn, un francés con más acento de inglés-londinense que como tal, no hace muchos días que acababa de regresar a mí "ex-hogar, dulce, ex-hogar" de origen; sino como en unos cinco días cuando mucho y luego de haber estado bastantes años instalado en la ciudad de Londres-Inglaterra. ¿Que por qué había regresado a París, luego de estar mucho más tiempo allá? Pues simple y llanamente… ¡porque no tengo idea~! Nah, ya en serio, lo hice fue porque le pedí a mi actual y joven amo: Ciel Phantomhive, (o como yo le digo: Chibi-bocchan~) que me diera unos pocos días libres para viajar a mi "tierra" por unos asuntos pendientes que atender allí.

Él un poco dudoso, al recordar mi pasado antes de que su fiel mayordomo y mi "estimado" (¡Ja~!) superior: Sebastián Michaelis, (o como yo le digo: Pingüino-senpai~), me reclutara e incorporara a la servidumbre de la mansión Phantomhive, como el "mensajero" de ésta… en un principio se había negado. A lo que intenté pedirle a Pingüino-senpai que él me autorizara para irme… y tampoco me dio permiso el pesado ese… por lo que acabé por tomar la decisión más madura, razonable y aceptable para mi… la cual fue: ¡ESCAPARME~! (¡Yay~!) Aja~ con o sin el permiso de Chibi-bocchan, o de Pingüino-senpai, empaqué las pocas prendas que necesitaría para mis "mini-vacaciones-auto-permitidas" (ya que no soy alguien con demasiado gusto por la ropa), mis ahorros (que conseguía tanto por mi salario de sirviente, como por mis "actos especiales"~) al igual que mis… je, je, je… mis "provisiones" para usar durante mi estadía en París.

Bueno, para no extenderme más de la cuenta, resumiré todo. Ehem-ehem: empaqué mis cosas, escabulléndome y escapándome de la mansión Phantomhive… (Blah, blah, blah~) Tomé el primer barco a París, vomitando en la mayoría del viaje, al no estar acostumbrado al movimiento del barco… (Blah, blah, blah~) Llegué a mi "ex-hogar" y me instalé en la abandonada, polvorienta, pero aún decente casa abandonada de mi familia… (Blah, blah, blah~) Me bañé, comí, me bañé otra vez porque me ensucié cuando comí, me cambié con mis ropas usuales, ocultas debajo de mi guardapolvo negro y (como no~) mi preciada bufandita, finalmente salí a recorrer por las calles parisienses.

Duré toda la tarde paseando por éstas, muy pocas cosas se me hacían familiares… salvo la imponente Torre Eiffel, las papas fritas y las boinas francesas en las cabecitas de varios parisienses (o como yo les digo: parisianos~). He de admitir que tuve que practicar un poquito mi idioma de origen, ya que al principio solía confundir unas pocas… bueno, unas cuantas… ¡Ay, bueno! Bastantes de las palabras que pronunciaba. Aunque mis dilemas fueron solucionados, al conseguirme un lindo y sensual diccionario-traductor de inglés-a-francés, en una tiendita mientras que paseaba y el cual el comprar fue prácticamente una ganga. (¡Vivan las tiendas de segunda mano, yaaay~!)

Yo estaba todo tranquilo y feliz de la vida, paseando por las (ahora oscuras y desiertas) calles bajas de París, leyendo mi diccionario y reforzando/recuperando poco a poco mi lengua de origen… cuando… un grito femenino y aterrado sacó mi atención de mi lectura.

¡N-noooo! ¡S-suélteme!

Luego de eso, pude escuchar a una segunda y gruesa voz masculina, responderle—. Vamos, mon chèrie, se una buena niña y déjate llevar.

No se habría necesitado un agudo oído como el mío, para poder escuchar el reconocible sonido de ropa siendo desgarrada, el cual fue sucedido por varios gritos y sollozos de la anterior voz femenina, además de crueles risas de la voz masculina. Suspiré pesadamente, ladeando mi cabeza de forma negativa y deteniendo mi paso. Vaya… más que la "ciudad del amor" París ahora parecía la "ciudad del horror", con tanto violador, asesino y ladrón que surcaba sus calles; aunque yo ya era consciente de ello desde incluso mucho antes de viajar a Londres. No tenía ningún compromiso pendiente, así que me alcé de hombros y sigilosamente me dirigí hacia de donde provenían los gritos de la desdichada muchacha. Y aunque originalmente impedir esos sucesos NO formaba parte de las razones por las que decidí viajar a mi "ex-hogar"… pensaba que de cierta forma, así podría intentar compensar los pecados de mi pasado —antes de volverme sirviente Phantomhive— y aplicar, en cierto punto, algo de justicia… además, de volver a encontrarme a mí mismo, lo que de verdad me gustaba hacer, cosa que en Londres no podría hacer.

No tuve que caminar mucho hasta llegar a la escena y, aprovechando las sombras en la callejuela para ocultar mi presencia, fui acercándome lenta y tranquilamente hacia atrás de aquél infeliz, con las manos en mi espalda (y aún sosteniendo mi diccionario~). Una vez ya me encontraba desprovisto de sombras y alumbrado por la (hermosa~) luz de la luna, me detuve a la suficiente distancia para que la pobre y joven mujer se cerciorara de mi presencia, la cual me miró con sus dulces y aterrados ojos llenos de lágrimas, casi como rogándome.

—¡A-ayúdeme! ¡S'il vous plaît! —Me gritó desesperada por ayuda, a lo que solo esbocé una leve sonrisa de lástima, para intentar que se calmara.

El violador se giró bruscamente y al notar mi presencia, soltó a la pobre muchacha, la cual estaba tan traumada que solo pudo desplomarse de rodillas en el suelo, temblando e intentando cubrirse las zonas expuestas que tenía, por causa del rasgado a su vestido que ese mal-nacido le hizo. Le envié una mirada fija y un tanto sombría al sujeto, pero sin borrar mi sonrisa de mi rostro.

—Vaya, para intentar aprovecharse de una sola e indefensa dama… —hablé finalmente, luego de los segundos de silencio—. Se necesita ser un hombre muy osado… o ser un desesperado muy cobarde~

—¡Cállate, Bâtard! —Me gritó el tipo ese, muy molesto—. ¡La que haya sido mi intención no es asunto tu-…!

—¿"Bâtard"? ¿Y eso qué será? —Enarqué ambas cejas, intrigado, ya que no recordaba esa palabra en francés. Por lo que abrí mi lindo y sensual diccionario-que-todo-lo-sabe, justo en la zona de la "B" (ya que esa era la que estaba repasando en mi paseo).

Aunque mi mirada azulada estaba centrada en el diccionario, no era necesario que mirara al sujeto para saber que estaba más molesto—. ¿¡Me estás tomando el pelo, Bâtard!?

Pero ni caso le hice, ya que seguía concentrado, centrado y concentrado de nuevo en buscar el significado de tal palabra—. "Bâtard"… "Bâtard"… ¡Ah, aquí está~! —Sonreí al encontrarla, leyendo en voz baja el significado—. Significa: "Hijo de perr-…" ¡¿Pero qué-…!? —Cerré el librito de golpe, indignado, con mi ceño ligeramente contraído, aunque no al punto de mostrarme enojado—. ¡A mi madre no la insulta nadie! ¡Deberías lavarte esa boca con jabón, por las cochinadas que salen de ella! Oh~ —Sonreí repentinamente, ya que eso me recordó una canción y al muñequito Pin-pon. Por lo que agitando uno de mis deditos de mi mano derecha, empecé a cantar—. «Pin-pon es un muñeco muy lindo de cartón~… se lava la carita con agua y con jamón~…» Etooo… —me detuve con una de mis cejas enarcadas, llevándome un brazo a mi nuca y le pregunté dudoso al tipo—. ¿Sí era "con jamón" o me confundí de letra?

Finalmente, llegó un momento en que el sujeto desaliñado (ya harto de mis encantadores dotes de canto~) intentó propinarme un puñetazo en mi tierna carita… pero como (de una forma similar a Pingüino-senpai) yo vivo de mi público, (sí, hablo de ustedes, Fan-girls~), con ningún esfuerzo y de forma veloz esquivé ese golpe, únicamente ladeando mi cabeza a un lado y… luego de ello… sonreí ampliamente, hasta el punto en que de mis labios sobresalían aquél par de cosas que me caracterizaban, aquellas que me ayudaban a intimidar a la gente (como ese hombre y ese chica de la callejuela), aquellas que me permitían rasgar fácilmente la carne (quemada) que Bard-senpai me daba de (obligaba a) comer, aquellas que me identificaban como lo que ahora era y no como el humano que fui…

Aquél par de afilados, atemorizantes y blancos (porque siempre me los cepillo~)… colmillos de vampiro. Mis ojos no tardaron en tornarse absoluta y completamente negros, como descubriendo la total oscuridad que había en el interior de mi cuerpo sin alma, salvo por mis pupilas azuladas, las cuales se encogieron hasta alargarse y tornarse de una forma vertical, (similar a cuando los ojos de mi superior-mayordomo adquirían su tono real y demoníaco). El hombre retrocedió unos pocos pasos, tembloroso y mirándome incrédulo-asustado… ah~… como extrañaba causar esa sensación de pavor en los humanitos (cosa que mi Chibi-bocchan y Pingüino-senpai ya no me dejaban… ¡aburridos~!).

—¿P-pero… qué demonios… eres? —Me preguntó, tembloroso.

—¿Demonio? ¿Yo? Fuuuuu~ —solté un resoplido—. No soy ningún demonio, tontuelo infeliz. ¿Qué no ves que soy un lindo y sensual vampiro~?

Pero no esperé ni siquiera su reacción, la cual supongo habría sido huir despavorido, ya que de un sólo y ágil movimiento tomé su brazo derecho, torciéndolo sin delicadeza alguna hacia el brazo izquierdo, para inmovilizarlo, cubriendo su boca con su mano libre para evitar que nada más que un alarido ahogado, saliera de su boca. Diciéndole al oído en un canturreo: «Esto te dolerá, bastardo~», abrí mis labios y lamí una zona del cuello (con cierto desagrado, no solo por el aroma a alcohol, sino por el sabor de su piel), para finalmente agrandar mis colmillos y clavarlos, en un fuerte mordisco, en esa delicada y suave zona de todos los humanos.

Un fuerte e igual de ahogado grito fue todo lo que pudo proferir el desgraciado, forcejeando lo más que podía y cuya sangre (con desagradable sabor, por cierto) bebía y no por gusto, sino por mera necesidad de alimentarme (ya que mis "suministros" que traje de Londres se me habían acabado)… aunque preferiría que el líquido carmesí que acababa de ingerir tuviera mejor gusto… pero le había dado mi palabra a Chibi-bocchan de que no volvería a beber sangre de inocentes y esa muchachita asustada de allí, lo era.

Una vez el sujeto detuvo su forcejeo, pero no por morir desangrado, ya que aún sentía su respiración, (débil, pero la sentía), saqué mis colmillos de su piel y miré de reojo a la joven chica detrás de mí, la cual miraba todo con sus manos en su boca, con sus tiernos y cristalinos ojos reflejando miedo… ah~ no hay nada más hermoso en los ojos de una mujer que tal sentimiento. Con mis labios, colmillos y mentón aún manchados de la sangre que succioné, le envié una sonrisa serena a ella.

—Puede irse ya, señorita~ —le dije sereno, en lo que cerré mis ojos negri-azules con total calma.

o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o- o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o

[Jill POV]

Incrédula aún por lo que acababan de ver mis ojos… de ver como ese sujeto peli-negro había mordido el cuello de ese desgraciado, succionado su sangre… logré salir pocos segundos después de mi estado de shock, al ver como la muchacha temblorosa (y con sus ropas —al menos las no rasgadas— ya arregladas) salía corriendo de allí, perdiéndose al cruzar una esquina de la callejuela. Pero un sonido grueso y duro, como un… hueso rompiéndose… me hizo volver a mirar hacia donde el… vampiro, se encontraba.

El cuello del desgraciado era sujetado entre sus manos y cedió ante la presión que él había oprimido, tras haberlo torcido con su fuerza sobrehumana. Dejó caer el ya muerto cuerpo al suelo, mirando un segundo sus dedos… llenos de ese líquido escarlata, los cuales lamió tranquilamente como si de dulce miel se tratase… Mierda, aún pensaba en comida… pero… ya hasta ni sentía hambre luego de lo que acababa de ver. Para mi tranquilidad, el peli-negro (tras limpiar la sangre de sus labios, relamiéndolos) se marchó de allí (en la dirección contraria a la de la chica de antes).

Luego de ello, una repentina luz blanca llamó mi atención. El Cinematic record del ya muerto salía de su pecho, atravesándolo de forma sobrenatural y ascendiendo lentamente hacia el cielo. Di un ágil salto, tras desenfundar mi katana y le di un corte a la "cinta de película", provocando que ésta fuera finalmente recolectada, hasta que volví a aterrizar en otro tejado no muy lejano. Solté un suspiro pesado, pero aún sin enfundar mi katana.

—Al menos… ya sé cuál era la causa de todas esas muertes misteriosas —dije para mí misma, dispuesta a dirigirme ya ha alguna posada, para descansar.

Había mucho silencio… un terrible, incómodo… y sobre todo, sospechoso silencio… perfecto para definir la calma antes de la tormenta. Estuve a punto de dar el primer paso, cuando sentí algo enroscarse alrededor de mi cuello, mientras que otra cosa se abría su lugar y sujetaba mi cintura; ambos con notable brusquedad. Duré unos segundos forcejeando, hasta que mi codo impactó con algo. Escuché un leve quejido de dolor y el par de lo que parecían ser brazos que me sostenían, se aflojaron hasta liberar mi cuerpo. Lo cual aproveché para alejarme unos cuantos metros de un salto, sujetando con firmeza mi katana y al dirigir mi mirada hacia atrás, para poder apreciar a quién tenía pensado atacar… no pude creer lo que vi.

«Imposible…»

—Buenas noches, preciosa~ —fue lo único que escuché decir a aquél mismo vampiro peli-negro y oji-azul, quien poseía sus manos en su espalda y una sonrisa relajada en su rostro.

o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o- o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o

Y hasta aquí el capítulo 01, espero les haya gustado. Son libres de dejar sus opiniones, consejos, críticas constructivas y todo tipo de comentario ^^

Tan pronto vea al menos 3 "lindos y sensuales" reviews, subiré la continuación~

¡NOS VEMOS!