Disclaimer: Nurarihyon no Mago no me pertenece, todos los derechos están reservados por Hiroshi Shiibashi.
Prólogo
Han pasado seis meses desde la batalla en Kyoto; Nura Rikuo era ahora el líder del Clan Nura, el Tercero. Desde que comenzó a serlo, él logró mejorar las relaciones con los clanes youkai aliados; también continuó en la búsqueda de "miedos" realmente fueres que le ayuden a pelear contra Nue, el hijo de Hagoromo Gitsune. Los youkai de su clan estaban relajados pues había pasado tiempo desde que habían podido gozar de la tranquilidad casi en su totalidad.
Las siete de la noche habían alcanzado al Mercado Garakuta.
En el distrito de Nishikigoi, la familia Arawashi era la representante financiera del Clan Nura. El sol se oculta tras las montañas, el anochecer estaba por llegar. Muchas tiendas y puestos de venta se encontraban ya cerrando, otras ya lo estaban por completo. De uno de ellos se pudo ver salir a una joven de cabello negro con mechones color celeste que dejaba a un lado el delantal que usaba para su "trabajo de media jornada".
— ¡Buenas noches Señor Takumi, lo veré mañana! —se despidió la alegre muchacha que estaba siendo acompañada por los pequeños *Tsukumogami de los Taishou Romantic Glass que hacía una semanas atrás había adquirido.
— ¡Ven con cuidado, Tsurara-chan! —exclamó el hombre de unos treinta años de edad mientras se giraba hacia su recién cerrado puesto— ¿No crees que a veces se parece mucho a Setsura-san, Oji-san? —preguntó al anciano que estaba sentado en el puesto de al lado.
— Tienes razón, esa niña es físicamente parecida a su madre; sin embargo, algunas veces creo que Tsurara-chan podría ser incluso una mejor youkai que Setsura-san —concluyó—. ¿No te parece? —argumentó el anciano.
— Quizás… —susurró el hombre mientras ambos observaban a Yuki Onna alejarse junto a los pequeños youkai.
Minutos más tarde, Yuki Onna caminaba a lo largo de un sendero, un camino que la llevaría a la pequeña cabaña que el Clan Nura le había otorgado para su estadía en dicho distrito.
— Hoy fue un día muy productivo. Espero que a Rikuo-sama le haya ido bien en la Casa Principal, ¿tú qué crees, Oryou-chan? —preguntó mirando hacia uno de los pequeños youkai que se encontraban a su alrededor.
— Estoy seguro que al Tercero le está yendo de maravilla, Tsurara nee-san –respondió sonriendo—. ¿En cuánto tiempo tenemos que volver a la Casa Principal para dar el reporte? —preguntó volando delante de ella.
— Dentro de una semana —respondió—. ¡Me muero por ver a todos! Ha pasado un mes desde la última vez que fuimos —comentó nostálgica—. Quisiera saber qué es lo que Rikuo-sama ha hecho, además… deseo verlo —pensó la joven de las nieves mientras un sonrojo se asomaba en sus mejillas—. ¡Llegamos! —exclamó en voz alta al momento de llegar a la cabaña.
La cabaña parecía una casa pequeña con un aire antiguo, ligeramente decorada por el mes de Navidad.
Dentro se podía observar una cocina limpia; había comida en la mesa, como si la hubieran preparado antes de salir. Cerca se encontraba un pequeño escritorio de color caoba; en él, un marco de madera con una fotografía en la que se veía a los miembros del clan Nura sonriendo y luciendo las capas que los señalaban como parte del Hyakki Yakou del Tercero.
Además se veían unas plumas y tintas al lado de varios papeles en los cuales se narraba las actividades de Yuki Onna en dicho lugar. No muy lejos se encontraba abierta una puerta que conectaba a un pequeño dormitorio, en ella el futón se encontraba extendido sobre el tatami. A su lado estaba un ropero con kimonos blancos y ropa completamente ordenada.
— Es un poco tarde, ¿les parece si comemos y nos vamos a acostar chicos? —preguntó mientras caminaba en dirección a la cocina.
— ¡Sí! —respondieron en coro los simpáticos youkai. La joven sonrió en respuesta sentándose a comer en compañía de su pequeño "Clan".
Al terminar, la joven lavó los trastos, acomodó un poco la cocina y se retiró a su habitación. Los pequeños Tsukumogami se posicionaron en fila sobre un largo cojín cerrando sus ojos, en prueba del cansancio antes de convertirse de nuevo en Kooribachi.
— Buenas noches chicos —susurró adentrándose en las colchas para dormir—. Que descanse, Rikuo-sama… —dijo antes de caer por el cansancio.
La luna se presentó brillando e iluminando el cielo con gran majestuosidad. En la cabaña se podía observar a una joven soñando mientras una sombra se acercaba hacia la puerta, este la abre de manera silenciosa. El color de cabellos que se podía distinguir era un negro rojizo, sus ojos también eran fácilmente distinguibles; sus felinos ojos amatistas eran muy profundos.
Las marcas en forma de arañazos rojos refulgían en su mejilla derecha, mientras su fornido cuerpo dejaba ver su sombra en frente de la durmiente. Vestía lo que parecía un *haori negro con líneas rojas que lo surcaban hasta llegar al *hakama. Su cabello era largo, le llegaba hasta la altura de su cintura.
Sus ojos miraban fijamente a lo que parecía su "presa".
Yuki Onna estaba completamente dormida, su respiración acompasada reflejaba un sueño profundo. Tenía una sonrisa en su rostro, sus mejillas se encontraban ligeramente sonrojadas mientras que apoyaba su cuerpo del lado opuesto al que se reflejaba la sombra del individuo en busca de oscuridad para poder descansar.
El joven youkai avanzó hasta quedar junto al cuerpo de ella. Sin quitar su mirada de su cuerpo se agachó sigilosamente hacia ella y tomó las mantas que la cubrían hasta lograr descenderlas fuera del cuerpo de su "objetivo". Sus ojos flamearon al tener en toda su gloria a Yuki Onna. Apoyó sus manos a los lados del menudo cuerpo.
— Joven… Amo… —susurró la mujer de las nieves entre sueños .Una sonrisa surcó sus labios y el sonrojo se volvió más evidente—. Yo, lo protegeré… por siempre.
— Proteger… -imitó el muchacho mientras se posicionaba delicadamente sobre ella hasta quedar a centímetros del rostro femenino—. ¿Por qué? ¿Por qué, Tsurara? —susurró contra su oído. La joven de cabellos negros pareció reaccionar ante ello y giró su cuerpo, quedando, sin saberlo, frente a él.
— Porque yo, yo…—susurró despacio.
— Tsurara… —dijo, su aliento chocaba junto a la respiración de la joven— Ven conmigo.
—… contigo… —dijo ella entre sueños.
— Bien dicho, mi hermosa Yuki Onna —el joven levantó ligeramente el rostro, sus brillantes ojos miraban con un sentimiento profundo a la joven. Pasión. Guió con suma paciencia el brazo de Yuki Onna sobre la cabeza de la misma, entrelazando su mano izquierda con la suya en el proceso—. Conmigo… —acarició delicadamente la mejilla de ella con su otra mano. Descendió un poco el rostro, rozando seductoramente los labios de ella, subiendo por su nariz… hasta dejar un beso en su frente—. Nos veremos, Tsurara… —exclamó contra el oído de ella.
Inmediatamente la muchacha despertó, pero… no había nadie cerca.
— Un sueño —pensó.
No muy lejos, en la espesura de un bosque, entre las ramas de un árbol, se encontraban los miembros del Clan Gyuuki. Gozumaru y algunos guerreros estaban sentados y muy relajados observando de forma incesante la cabaña donde hacia unas horas la youkai había entrado.
— No entiendo por qué tenemos que vigilar la zona si es Yukinko* la encargada –mencionó con cierto fastidio el joven de cabellos casi escarlata–. Mezumaru, ¿tú qué piensas? —preguntó.
— Según el informe de Tsurara, un youkai que parecía un Tsukumogami fue el que atacó el lugar –comentó de manera rápida.
— Pero eso no significa que tengamos que cuidar de ella ¡Esa Yukinko! —maldijo furioso mirando a su compañero.
— No podemos negarnos, fueron ordenes —dijo mientras se inclinaba sobre la rama—. Adem… —sus palabras se cortaron de repente, ambos ensancharon los ojos al sentir un repentino poder youkai— ¡Gozumaru! —gritó mirándolo.
— Youkai… ¿Dónde? —dijo mirando alrededor— ¿En dónde?
— ¡Gozumaru, allí! —apuntó hacia la cabaña. Ambos observaron una sombra parada de frente hacia el lugar.
— ¡Vamos! —gritó lanzándose en picada hacia el lugar seguido por Mezumaru.
La sombra pareció reaccionar ante las presencias que se enfrentaban ante él. Los miró de manera indiferente.
— ¿Quién eres? ¿Qué es lo que quieres? —preguntó Gozumaru frente al individuo, que se encontraba cubierto por la sombra de un árbol cercano.
El sujeto pareció no reaccionar y se giro sobre sí mismo, mirando por un momento hacia el interior de la cabaña dónde una recién despertada Tsurara lo miraba extrañada. Sonrió.
— ¡Responde! —grito Gozumaru abalanzándose sobre su nuevo oponente— ¡Quién rayos te has creído!
El tiempo pareció congelarse por un instante, la espada caía con fuerza rozando por poco el cuerpo del desconocido hasta atascarse en el suelo. Casi por inercia la sombra sacó una katana que se dirigió velozmente hacia el cuello de del joven de mirada azulada.
Un choque de armas se llevó a cabo. Mezumaru intervino en el ataque defendiendo a su compañero. El atacante retrocedió.
— ¿Estás bien Gozumaru? —preguntó en susurro girando hacia el recién salvado mientras este sacaba su espada del suelo.
— Si… estuvo cerca —contestó mirando fijamente al youkai—. ¡Qué rayos fue eso! Estoy seguro que le iba a dar —murmuró furioso. De repente, ambos observaron a Yuki Onna salir de la cabaña, obviamente confundida. El tercero pareció reaccionar ante su presencia y con un movimiento de lado limpio su katana. Sangre era lo que sacudía.
-¡Qué! ¿Cómo? —miraron los Gyuuki al observar la cantidad de sangre que se extendió a la par que el sujeto guardaba su arma— Si él no nos ha… ¡Argh! —mucha sangre empezó a emerger de una larga cortada que apareció en el hombro de Gozumaru.
— ¡Gozumaru! —gritó preocupado su compañero girándose al observar la cantidad de sangre que emergía de la herida— ¿En qué momen-...? —su voz se vio bloqueada al ver su propia sangre caer, sus rodillas flaquearon y cayó al suelo. Un corte vertical surcaba sobre su estomago—. Ugh…
La joven observó horrorizada como ambos caían desangrándose al suelo— ¡Chicos! —gritó en un arranque de desesperación corriendo hacia ellos; olvidándose por completo del enemigo que en primer lugar captó su entera atención.
— ¡No te acerques Yukinko! —gritó Gozumaru. La chica se quedó estática por un momento y se giró hacia donde se encontraba el sujeto— ¡TSURARA! —gritó.
En cuestión de segundos, el individuo se había desplazado de un lugar al otro quedando frente a frente con la mujer de las nieves. Este miró de manera rápida a los heridos por sobre el hombro de la joven con una sonrisa de superioridad. La joven ahogó un grito por el terror que sintió.
— Rikuo-sama… —pensó de manera fugaz, su mirada se cruzó con la masculina—. Violeta —pensó al poder descifrar los iris, unas lágrimas se escaparon de sus ojos—. No quiero… ¡No quiero morir! —gritó interiormente. Los ojos dorados se cerraron esperando el golpe inminente. Segundos después…
Nada.
Abrió sus ojos y aquel ser había desaparecido.
Cayó sobre sus rodillas temblando, respirando agitadamente. Unas lágrimas más surcaron sus mejillas en señal del terror que sintió hacía un momento. Giró de manera lenta hacia los heridos, creyendo quizás por un momento que todo había sido un mal sueño. Sin embargo, la sangre formaba un charco en la tierra; esa era la prueba de que todo fue real.
Corrió hacia ellos y observó con temor las heridas que ambos presentaban.
— Estupida Yuki Onna… —susurró Gozumaru— ¿Estás bien? —preguntó mirando a la joven que lo sostenía entre sus brazos.
— No hables —su voz salió ahogada—. Todo estará bien, sólo… —la voz se estancó en su garganta, su flequillo cubrió sus ojos— aguanta por favor —unas lagrimas se escaparon de sus ojos y cayeron sobre el rostro del Gyuuki.
— Hm… —fue lo único que respondió antes de caer inconsciente. La joven de mirada dorada miró asustada a su compañero, lo sacudió suavemente. No reaccionaba.
El sol hiso acto de presencia dejando entrar la luz a la habitación; en ella se encontraban dos cuerpos vendados. El primero a lo largo de su hombro derecho y su torso. El segundo tenia vendas alrededor de su estomago.
Cerca había un recipiente con agua, vendas ensangrentadas y ropa sucia. La jovencita se levantó ligeramente para cambiar los paños que minutos antes colocó en las frentes de sus compañeros, escurrió el agua y los puso en su lugar.
Sus ropajes blancos se encontraban ensangrentados y se podía ver el rastro de sangre que dejó el arrastrar a los heridos desde el jardín al interior del cuarto. Pequeños youkais miraban con preocupación a su maestra, quién al parecer no había descansado en toda la noche. Unas ojeras aparecieron en su blanquecino rostro y sus ojos luchaban por no cerrarse. Tenía fuertemente empuñada en su mano una lanza de hielo a espera de que cualquier cosa pudiera pasar.
Sus manos antes blancas, manchadas con sangre seca, estaban fuertemente empuñadas como signo de frustración. La briza mañanera entró a la habitación meciendo suavemente el menudo cuerpo que luchaba fervientemente contra el sueño.
— Tsurara one-sama —susurraron afligidos los youkais mientras se acercaban a ella y la ayudaban a mantenerse firme—, no se preocupe, los demás estarán aquí pronto.
— Eso espero —contestó Yuki Onna—. Hasta entonces tengo que resistir, tengo que protegerlos… —dijo decidida.
Unas sombras aparecieron de repente en la puerta, la joven sujetó fuertemente su lanza y se puso a la defensiva.
— ¿Quién anda ahí? —preguntó seria.
Una mano apareció y pronto se divisó a Samba Garasu, Zen, Kejouro y Kubinashi. Todos con expresión preocupada.
Todos ellos retrocedieron al acto cuando la lanza los apuntó peligrosamente.
— Yuki Onna, somos nosotros; no hay problema —dijo Kuromaru, el líder de los tres hermanos Karasu.
— Ah… —susurró bajando su arma—. Gracias al cielo… —suspiró más relajada mientras algunas lágrimas se deslizaron en su rostro—. Zen-san, por favor atiéndalos… —rogó ella al caer sobre el tatami. En ese instante fue rodeada por los Tsukumogami en un intento vano de sostenerla.
— ¡Yuki Onna! –Kejourou la levantó del suelo de manera delicada– Está inconsciente.
— Estará bien, al parecer no tiene heridas; por ahora revisaré el estado de esos dos —contestó de manera rápida el Omamori—. Kubinashi, trae por favor el estuche medico —ordenó sentándose a revisar el cuerpo de Gozumaru.
— Enseguida —contestó el rubio.
— Bien, veamos… —dijo quitando las vendas que la jovencita había puesto en un principio.
El espacio estaba congelado, no se veía nada en el horizonte. De la nada, el jardín de la cabaña apareció, una sombra parecía mirar hacia mí. En unos instantes, la sombra giró rápido y se escuchó un grito. Gozumaru. Me levanté rápidamente, me acerqué a la puerta y vi a Gozumaru atacando. Su contrincante lo esquivó como si nada.
Sentí miedo.
Ese miedo parecía igualar al de Rikuo-sama. Aunque, tenía algo distinto, el del Joven Amo era "diferente".
Gozumaru se enfadó y él atacó. Me crisparon los nervios. Felizmente, Mezumaru se interpuso. Me relajé. Gozumaru se puso obstinado, luego… sangre. Ambos cayeron heridos al suelo. Los cortes parecían profundos. Mi voz salió. ¿Qué había pasado? ¡Cómo! Grité. Corrí hacia ellos, pero las advertencias de Gozumaru me trajeron a la realidad.
Lo había olvidado. Él seguía allí. Cuando voltee dispuesta a defenderlos lo vi.
Violeta.
Su "miedo "me envolvió completamente. Sentí lagrimas caer de mi rostro.
Rikuo-sama… ¡Rikuo-sama!
Cerré los ojos y esperé. Quizás podría renacer para volver a ver al Joven Amo otra vez.
Nada. Abrí los ojos, él se esfumó en el aire. Y pasó….
Escuché una voz en mi cabeza susurrándome suavemente.
"Te esperaré aquí, mi preciosa Yuki Onna"
Sujeté mi cabeza con mis manos, las lágrimas no paraban y me dejé caer al suelo. Recordé a los miembros del Clan Gyuuki y me apresuré a ir hacia ellos. Me aferré a la esperanza de que no fuera demasiado tarde. Un charco de sangre se formó entre ellos.
Por un momento recordé cuando Rikuo-sama se enfrentó a Tsuchigumo y la sangre pintó alocada su cuerpo. Las lágrimas se hicieron más abundantes, intente calmarme y tomé a Gozumaru entre mis brazos. Lo escuché hablar, le pedí que guardara silencio y él se desvaneció. Mis ojos parecían querer abrirse más de lo que podían. Ellos no, no podían…. ¡NO PODÍAN MORIR!
Tomé aire fuertemente, dejé a Gozumaru en el suelo y me acerqué a su compañero que también estaba inconsciente. Entré a la habitación y usé mis poderes para hacer hielo raspado. Esperé unos segundos que fueron eternos, a mi parecer. Cuando ellos despertaron se veían adormilados. Me miraron asustados y de inmediato me rodearon.
— ¿Tsurara nee-san, qué sucede? —me preguntó Oryou–chan. Vi que me observó de pies a cabeza y gritó asustado— ¡Estás ensangrentada Yuki Onna-sama!
Fue en ese instante que reparé en que mi kimono blanco de dormir estaba completamente lleno de sangre. Me importó poco y procesé lo que hacía unos instantes me disponía a hacer.
— Necesito que vayan rápido a las cercanías del pueblo Ukiyoe. Busquen a Samba Garasu, los conocieron en la Casa Principal; infórmenles que fuimos atacados. Necesito a Zen-san, el Clan Gyuuki fue gravemente herido. ¡Vayan! —grité.
— ¡S-Si! —siete de ellos volaron y desaparecieron de la cabaña. Sólo rogaba que encontraran rápido a los hijos de Karasu Tengu o a alguien del Clan Nura.
Me giré a observar a los restantes— Necesito que me ayuden; vayan por agua, hay vendas en la cocina, también busquen hilo y agujas.
— ¡Hum! —asistieron en conjunto, corrí hacia fuera y junté fuerzas para poder jalar el cuerpo de Gozumaru. Me costó arrastrarlo desde el jardín. Lo coloqué como pude en el centro y fui por Mezumaru. Cuando logré ingresarlos a ambos, abrí sus ropas y examiné los cortes.
Fiebre. Limpié las heridas con agua y algunos trapos que mis amigos habían traído. La sangre seguía saliendo, me desesperé al limpiar las heridas y verlas continuar sangrando. Rompí parte de mi ropa para limpiar las heridas mientras mis "subordinados" enjuagaban los trapos ensangrentados.
Cuando la sangre paró coloqué mis manos sobre sus frentes; sus expresiones antes adoloridas se relajaron. Acumulé un poco de energía, puse mi mano en el agua y logre enfriarla un poco más. Tomé la aguja y el hielo y respiré hondo varias veces; si lo insertaba mal todo empeoraría.
Realicé las primeras puntadas en Mezumaru, quien tenía una herida más profunda. Respiré hondo de nuevo y terminé. Acerqué mi boca para romper el hilo con los dientes, sentí el sabor metálico en la boca y lo ignoré.
Tomé un trozo de mi kimono y limpié la sangre alrededor de la herida; después puse una crema que los chicos encontraron en el botiquín. Continúe con Gozumaru un poco más tranquila con respecto a los puntos. Repetí el proceso. Al terminar los vendé lo mejor que pude. Estaba exhausta, me senté en compañía de mis subordinados que no dejaban de tranquilizarme. Intente dormir pero el miedo regreso a mí. No podía.
Si alguien nos atacaba, yo sería la única capaz de protegerlos. Tengo que hacerlo. Golpee mi rostro para despertarme y formé mi lanza de hielo en mi mano. No bajaría la guardia hasta que Zen-san regresara. Limpié y cambié las vendas unas dos o tres veces hasta que Zen-san llegó. Durante todo ese tiempo mi mente sólo recordaba algo.
"Te esperaré aquí, mi hermosa Yuki Onna"
Ese apelativo fue el mismo que Rikuo-sama me dijo en mi sueño, pero sonó tan distinto.
El rostro de Rikuo-sama se veía lleno de cariño y su voz me reconfortó. La voz de ese sujeto, en cambio, provocó en mí una extraña sensación; quería escucharlo otra vez. Me causaba algo que lograba ponerme nerviosa. No podría descubrir exactamente qué me lo causaba. Esas sensaciones fueron tan distintas. Quise continuar pensando pero después todo se volvió negro otra vez.
Parpadee un par de veces y entonces pude enfocar mi visión, observé el rostro de Kejourou y Aoutabou a mi lado.
Continuará…
*Yukinko= Niña nieve, es la forma en la que Gozumaru llama a Tsurara.
*Hakama= Parte del pantalón japonés de la antigüedad.
*Haori= Parte superior que cubre el torso.
*Hanyou= Mitad youkai- mitad humano
*Tsukumogami= Youkais que nacen de un objeto que fue hecho hace cientos de años. (Cap. 135 del manga)
*Taishou Romantic Glass= Estilo de un objeto muy conocido en los inicios de la era shouwa.
*Kooribachi= Es parecido a una copa especial para hielo raspado. (Se ve en el capítulo 135 de la manga).
*Avance*
La noticia del ataque alerta al Clan Nura, mientras los sueños de Yuki Onna continúan atrayéndola hacia el Youkai desconocido. El Terceo tendrá que tomar decisiones para proteger no sólo a sus subordinados, sino también a sus compañeros al encontrarse con un youkai enemigo en su propia escuela.
Hola a todos los lectores, soy LonelyAthena, aunque mi nombre en si es Carol. Este es el segundo fic que hago en mi corta vida, y el primero sobre este anime. La pareja principal será Rikuo X Tsurara, aunque habrá muchos obstáculos y terceros en el proceso.
Esperaré con ansias sus opiniones y espero me den algunos consejos porque no soy muy buena escribiendo fics xS.
Espero les agrade, continuare escribiendo y publicando los días domingo en la noche o sábado si me es posible. Cualquier sugerencia, háganla ¡y estaré gustosa de escucharlos!
¡DEJEN REVIEWS!
