Todo sea por mamá
Capítulo 1: ¿Qué clase de deseo es este?
-Ginny, mamá está muy enferma. Ella…- miró los ojos de su hermana de ya veintitrés años- no tiene mucho tiempo…
-¿qué?
-Ya nos lo esperábamos, ¿recuerdas?
-Pero no era verdad, se habían confundido, puede volver a suceder.
-Claro que no, Ginny. Ahora se ha hecho estudios, ella… simplemente está muriendo…- se le quebró a voz.
-Pero…- algunas de sus lágrimas se dejaron ver a la par que vestían su rostro con un manto húmedo.
-Lo mejor será que vayas a verla, me mandó expresamente a buscarte.
Ginny vivía en un departamento al lado del que Ron y Hermione compartían hacía ya un par de años. Ambos se habían mudado juntos al, ella quedar embarazada. Ambos se casaron por amor, claro, pero el apuro se vio ante el estiramiento que sufría el vientre de la castaña.
La pelirroja no perdió un solo segundo, a partir de aquel momento. Su madre pasaría a ser prioridad, y lo que ella hiciera, desee o pidiera, debía ir primero en su vida, antes que cualquier otra cosa.
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Ese mismo día fue a su casa, debía oírlo de sus propios labios, debía verla y rectificar las palabras de su hermano, solo entonces se daría cuenta de la verdad, sea cual fuere aquella.
Y, en efecto, la había visto muy ida y, ella nunca lo había sido, la vio sana pero perdida, adolorida a nivel del alma. La observó.
-¿Por qué pareces deprimida, ma?
-Es que tengo algo, como una preocupación dándome vueltas en la cabeza.
-Y, ¿qué es eso?
-Bueno, es solo que, no quisiera dejar el mundo sin asegurarme de que ustedes han sido felices y que, aunque yo ya no esté, lo seguirán siendo.
-Pero, si somos felices, ma.
-Entonces, ¿Por qué tú siempre estás sola y deprimida?
-Yo no…
-Ron me contó. Y él te ve a diario… ¿Por qué no tienes pareja, Ginny?
-¡Ma, ya hablamos de esto!
-Es que mi última voluntad es verte a ti casada, preciosa. No quiero perderme eso.
-Y no te lo vas a perder- "Puedo casarme con cualquiera, existe el divorcio".
-No quiero que te cases con cualquiera solo para hacerme feliz- dijo como leyéndole el pensamiento- ¡Quiero que te cases con el chico que siempre amaste!
-Ma…
-Quiero verte finalmente al lado de Harry, mi hijo- La pelirroja, que se lo había visto venir, tragó salida.
-Pero ma…
-¡Quiero que pelees por él todo lo que no peleaste los últimos doce años!, sé que si tú lo buscas, si te lo propones, sé que lo tendrás. Logra lo que hace años deseas, y moriré feliz.
-Eso… no va a hacer falta. De hecho, no será difícil, porque… Harry y yo estamos saliendo, hace dos meses ya.
-¿Qué?
-Es por eso que no quiero presionarlo al matrimonio.
-¿Por qué no lo dijiste?
-Porque es algo nuestro, no tiene que saberlo nadie más.
-¿Te ama?
-Claro que me ama, ma.
-Entonces no tendrá problema en casarse contigo.
-¿Por qué te empeñas en…?
-Porque quiero ver, presenciar y participar en tu boda, será genial, cielo.
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La pelirroja llegó exhausta a su departamento. Revoleó sus pertenencias encima de la mesa y no esperó un solo segundo más para empezar a hacer llamadas. Primero localizó a todos sus hermanos, luego a su padre, incluso a Remus, a ver si por casualidad, alguien conocía el paradero del morocho. En efecto, Remus estaba al tanto y le dio la dirección en la cual podría ubicarlo la lechuza.
"Harry:
¡Hola amigo!, tanto tiempo de no saberte. Odio no verte todo lo que desearía, tonto. Lamento no escribir hace un tiempo ya y, si mal no recuerdo, tu último cumpleaños estuve ausente en la ciudad como para saludarte, así que, felicitaciones atrasadas.
Hace un tiempo, también, que no recibo noticias tuyas; nadie, al parecer. Te busqué por todos lados, incluso Remus, al darme esta dirección, dudaba de si siguieras aquí o no (de hecho, eso me hace dudar un poco a mí). Nadie me asegura que esta carta caiga en tus manos, por otro lado, escribo a una dirección pero no me figura su lugar de pertenencia.
En fin, esta carta tiene un motivo, lo prometo, y es el siguiente: Necesito verte. Aún cuando te encuentres en la otra punta del mundo. ¡Es urgente!. Es algo complicado y, sería inadecuado expresarlo por carta, más aún cuando no estoy cien por ciento segura de que llegará a tus manos. Si te llega, es importante que me respondas, Harry. Besos.
Ginny Weasley."
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Hacía calor allí. El clima lograba agobiarlo. Ya llevaba allí un año, y aún así no se acostumbraba. Llegó, a duras penas, al lugar que alquilaba momentáneamente, el cual se atrevía a llamar hogar.
Vio una hermosa lechuza de pelo rojizo, parada en el alfeizar. Sonrió al caer en cuanta de que recibía una carta, fuera de quien fuese. Allí no se mandaban lechuzas, sino palomas, ya que creían que eran más eficientes. Así que, casi podía jurar que venía de Londres.
Lo abrió con emoción, sobretodo cuando leyó el remitente y lo vio familiarmente conocido. Aquella caligrafá que tanto conocía, finamente ovalada, delicada y prolija, pero hecha a las apuradas.
-Ginny...- acarició su nombre con un gran dejo de melancolía. Una sonrisa invadió por completo su rostro.
Comenzó a leer la carta esperanzado, pero a medida que avanzaba en esta, notó que su preocupación acrecentaba abruptamente.
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-Ginny, ¡GINNY!
-¿Qué? ¿qué? ¿QUÉ?
-Toma- le entregó una carta- esta lechuza me ha ensuciado todo el pasillo.
-Lo siento Herms. ¡Vamos, blueball!- llamó a la lechuza.
-De todos modos ¿por qué ese nombre? ¡es colorada!
-Pero es dulce- sonrió.
-¿De quién?- preguntó señalando con la vista, la carta entre sus dedos.
-Es una sorpresa- sonió.
-No me gustan las...
-Pero a mi si- le sacó la lengua- me voy a casa- la besó.
Cuando entró por la puerta de su departamento, ubicado al lado del de su cuñada, lanzó las llaves por ahí como solía hacerlo y abrió la carta con desesperación. Se quedó ida mirando su firma.
"Ginevra:
¡Hola, bonita!, la verdad es que si, ha pasado ya mucho tiempo y hemos perdido un poco el contacto (aúnque espero, no así, el interés). A decir verdad cuando recibí tu carta pensé que me anunciarías tu matrimonio con algún nombrado personaje, a tu altura y despampanante (ahora notarás, frente al sarcasmo, cuánto me alegro que no sea así). Gracias por el saludo y lo mismo para ti.
Con respecto a mi paradero y tus sospechas sobre el mismo, si. Me agarraste en la otra punta del mundo (si es que sigues aún en Londres), pues la dirección que Remus te dio, el que coincide con el de mi actual hogar, pertence a una localidad de Tailandia. Si, aquí estoy. Te preguntarás qué me trajo aquí y... yo tendría que responderte encogiendo mis hombros. Ya perdí las cuentas de los lugares en donde estuve y sus motivos, solo puedo decirte que hubo varios lugares que me recordaron a ti y... no tienes idea de lo hermoso que es viajar. Prometo llevarte lejos de Londres en algún momento y... entonces me darás la razón.
En fin. Tu carta me sorprendió más de la cuenta, corazón. También sería correcto recalcar que me asustó otro poco. De todas formas, no sé que podría yo hacer para verte, dado a que estoy atestado de trabajo y... pero no es excusa. ¡Urgencias son urgencias!. Si hay algo de mi que urge por allí, y es excusa suficiente para volverte a ver, entonces no se hable más. Este fin de semana me haré un espacio para viajar y aprovechar para visitarlos a todos, pero descuida, yo te busco. No quisiera que tu lechuza muriera solo para traerme tu verdadero paradero. Debo irme ahora. Mis mejores besos para ti, bonita.
P.D: Me encantó recibir noticias tuyas, crepusculito."
Ella sonrió y releyó su antiguo apodo "crepusculito". Solía llamarla de esa manera ya que, el color de sus cabellos iluminados por el sol, le hacían acordar a un cálido atardecer.
