Adrien se encontraba dentro de su camerino. No podía dejar de observar su reflejo en el espejo, se sentía extraño. Sí, estaba acostumbrado a modelar, pero rara vez lo vestían de modo tan formal.
—Me siento extraño... —susurró ante su reflejo.
—Es que te ves demasiado raro, no es tu estilo —dijo Plagg.
Plagg vio el rostro afligido de su portador y se sintió un poco mal por tratarlo de ese modo. Después de todo, ellos eran compañeros, debían apoyarse aunque sea en algo tonto.
—Te queda bien el negro, pero sigue siendo mi color —le dijo poniendo su patita en su hombro. Adrien sonrió y acarició la patita de su kwami.
—Gracias, Plagg.
Antes de poder continuar con la conversación, la puerta recibió un golpe. Abrió y se encontró con Marinette. Su amiga lucía realmente nerviosa, su rostro solo demostraba preocupación.
—¿Qué sucede, Marinette? —le preguntó preocupado.
Ella ingresó al camerino, aunque casi cayó al suelo. Él tuvo que afirmarla para evitar que se cayera. Ambos se observaron, hasta que el sombrero cayó al suelo y la pluma se despegó.
—¡No puede ser! —Adrien lo recogió sintiéndose demasiado preocupado —. ¿Crees que eso tenga arreglo?
Marinette dejó salir un gran suspiro.
—No importa, puedes dejarlo así —respondió con tono bajo.
—¿Por qué? Pero si es tú gran creación.
—Porque siento que a Audrey no le gustará, no quiero hacerte quedar mal —Marinette iba a tomar el sombrero, pero Adrien no se lo permitió. Lo sostuvo con más fuerza —. Adrien, no arruines el desfile con ese sombrero.
Adrien arregló el sombrero colocando del modo correcto la pluma.
—Marinette, si mi padre eligió tu sombrero es porque realmente tienes talento, él si que sabe del tema —respondió colocándose aquel sombrero y viéndose en el espejo —. El traje que llevo puesto fue confeccionado exclusivamente para este sombrero, mira como combinan a la perfección.
Adrien hizo una pose y luego comenzó a modelar como si realmente se encontrara en una pasarela. Era algo increíble, Marinette sentía que estaba soñando, era hermoso tener una sesión de modelaje privada por parte de Adrien. No pudo evitar sonreír ampliamente y sentir como sus piernas estaban a punto de dejar de responder.
Adrien terminó y colocó su mano en el hombro de la azabache.
—Verás que el sombrero le gustará a todo el mundo, te harás muy conocida —le dijo guiñando un ojo.
Poco después, Nathalie se llevó a Adrien.
Él se quedó sonriente y se sentó en la silla del camerino. Estaba feliz, haber estado con Marinette lo dejó mucho más tranquilo, los nervios habían desaparecido casi por completo.
—Veo que esa chica te hace sentir mejor —dijo Plagg en tono bromista.
—¿Marinette? Ella es solo una amiga —y Plagg no pudo evitar rodar sus ojos, estaba claro que Adrien era un ciego.
