Prologo

Todo era oscuridad, no podía ver más allá de sus manos o pies y una presión terrible le oprimía el corazón. Estaba muriendose...

Entonces, sin previo aviso una mano se apoyo en su hombro "Mama", pensó él en un fuero intento de aferrarse a algo que lo sacara de la locura en la que había estado inmerso en los ultimos meses. Esta mano se convirtió rapidamente en un brazo entero y un hombro y un rostro, un rostro anciano que lo miraba apaciblemente en aquella inmensa oscuridad que lo rodeaba.

Nos volvemos a encontrar, querido Harry- le dijo Albus Dumbledore, con total tranquilidad.

Señor...- respondió Harry con sorpresa por ver a su anciano director, fallecido hacía ya cuatro años, junto a él en aquella situación- ¿Estoy muerto?

Dumbledore lo miró fijamente. Y tras unos segundos que a Harry se le hicieron eternos contestó simplemente:

Harry, ¿Dónde dirias que estamos?

Esto...- dijo Harry, pensando en la terrible oscuridad que los rodeaba, y entonces lo tuvo claro- Volvemos estar en la estacion de King's Cross como cuando Voldemort intento matarme hace tres años, ¿Cierto señor?

Has acertado

Entonces Harry vio todo con claridad, ya no había oscuridad, al contrario, todo era luz y había un fuerte ruido de trenes que le recordó a la primera vez que había atravesado el portal magico, que daba al anden donde cogería el Expreso de Howarts que lo llevaría a vivir mil y una aventuras en un castillo encantado que hacía las veces de colegio de magia.

Y bien Harry, ¿que ves?- preguntó de repente su anciando ex-director

Y entonces Harry lo tuvo claro y buscó desesperado por los alrededores algo que pudiera darle una pista de donde se hallaba ella.

¡Rim!- exclamó Harry de forma repentina- He venido a buscarla

Oh, querido Harry- dijo el anciano con una sonrisa en la cara- el mundo de la muerte es mas complejo de lo que piensas, no creo que seas capaz de encontrarla si no la buscas.

Entonces, Harry creyó ver algo, algo que lo sobresaltó e hizo que se levantara del banco donde se encontraba sentado, no sabía porque, para fijarse en la ventana de uno de los trenes, que arranco con una velocidad asombrosa para un aparato de aquella envergadura, en la que vio como su querida Rim se iba hacia quien sabía donde.

En ese momento Harry solo supo una cosa. Supo que tenía que ir a buscarla nuevamente pues por ella había empezado esta odisea y por ella iba a terminarla. Aunque esto supusiera su irremediable muerte.