-¡Gokudera-kun!
Pero ya era tarde, el humo blanco le había rodeado completamente. El Décimo Vongola y el pequeño Bovino miraban como el humo comenzaba a disiparse lentamente, dejando ver al crecido Smokin Bomb que estaba vestido de traje y camisa blanca con una rosa escarlata adornando su solapa
-¿D-Décimo? ¿Qué paso?-dijo confundido
-¡Gokudera-kun de 10 años en el futuro! Lambo te golpeo con la bazooka de los 10 años
-fue la vaca estúpida...estaba en un momento muy importante sabía que alguien iba a arruinarlo de nuevo
-¿en un momento importante?
-ah...estaba en mi boda
-¿b-boda? ¿Gokudera-kun vas a casarte?
-sí, usted me ha dado el permiso para hacerlo, Décimo
-¿y-yo? ¿Y quién es?
-aun no la conocen... la conocerán pronto creo, Decimo debe hacer que esto pase, si no es por usted no la hubiera conocido como la conozco... esta mujer estúpida es especial
-¿mujer estúpida? ¿Te refieres a Haru?
-no esa mujer estúpida, esta mujer tiene un temperamento terrible y primero nos odiaremos a morir pero no debe dejar que nos alejemos Décimo, se lo pido
-d-de acuerdo... haré lo que pueda, Gokudera-kun-dijo con una gotita en la cien
-ya es el momento, no debe olvidarlo Décimo
De repente el humo volvió a envolverlo dejando aparecer a un peliplata con una marca roja en los labios, sonriendo torpemente casi como un tomate con la respiración agitada
-¡e-esa mujer!
-¿u-una mujer?
-¡estaba en una boda! ¡Y ella era la novia! ¡Y de repente estaba ahí yo al lado de ella y toda la familia y ella me beso, la aparte y me golpeo de la nada gritándome!
-d-debió ser un error
-¿era mi boda?... ¡¿quién era esa mujer?!
-tú de diez años en el futuro dijo que la conoceremos pronto
-¡esa mujer era terrible!
-p-pero debes casarte con ella ¿o no? el Gokudera-kun de 10 años en el futuro parecía bastante enamorado... creo que deberías intentarlo
-si el Décimo lo dice... pero aún no se cómo se llama
-¿cómo era?
-oh... era bastante italiana
-¿italiana?
-me insultó en italiano, perfecto italiano... tenía el pelo negro y los ojos... anaranjados
-¿anaranjados?... eso es bastante extraño
-vamos, Décimo llegaremos tarde
-¿estás bien Gokudera-kun?
-sí, no hay problema realmente... solo quede un poco intrigado-dijo avergonzado
-todo estará bien-sonríe levemente
Pronto llegaron a la escuela, toda la mañana había estado extrañamente tranquila hasta que subió a la azotea a almorzar con sus amigos. Un ave pasó cerca de ellos dejando caer una carta con la llama de la última voluntad brillando en la parte superior donde estaba el signo Vongola, el Décimo le miró un poco serio mientras lentamente la abría para leerla
-carta del Nono...-dijo mientras la leía
-¿qué pasa Décimo?
-el Nono quiere que cuide a alguien... hay una persona que el Nono cuido y ahora esta persona va a ser reubicada en Japón, papá le pidió a mamá que cuidara de esta persona así que todo está listo, esta persona... hum hay algo extraño
-¿extraño?-preguntó el pelinegro
-esta carta, tiene tanto la firma del Noveno como la de papá y también la de Xanxus
-¡¿la firma de Xanxus?!-preguntaron sorprendidos
-esta persona, al parecer también fue entrenada por Varia y por Cedef... o al menos hay una relación entre todos estos-dijo el peliplata
-debe dar miedo-dijo riendo el pelinegro
-esta persona no es mala-dijo el castaño-si el Nono la mando aquí no debe serlo
-¡debe ser una persona extrema!
-no puedes decir nada inteligente cabeza de césped, no confió en esa persona si es Varia, debe ser un asesino profesional
-no debemos subestimar las habilidades de esta persona-dejo el pelinegro
Ya al atardecer iban los 4 nerviosos por ver a la persona que estaba esperando ahí en la casa, se escuchaban muchas risas dentro de la casa junto con un delicioso aroma que inundaba el lugar. Fueron atraídos hasta la cocina donde todos comían comida italiana, el castaño se asombró de ver a su madre sentada en vez de pasearse cocinando y peor aun ver a su padre sentado al lado
-¡papa!
-oí Tsuna ¿haz recibo la carta del abuelo?
-h-hum... la hemos visto
-bueno, esta es la persona que quería presentarle a todos-sonríe caminando hasta la persona que estaba de espaldas en la cocina- oh Kizuna-chan preséntate
-¡perdón! -dijo volteándose-¡en un placer!-dijo sonriendo-Nanakaze kizuna
-¡Tsuna-kun!-llamó su madre- cuida bien de la ahijada del abuelo, irán a la misma clase
-¿ahijada del abuelo?
-¡esa es la mujer! -gritó el peliplata
-¿qué mujer?
-es la misma, tiene los mismos ojos... esta es la mujer que estaba frente a mi
-¡c-calma Gokudera-kun!
-estos niños-dijo soltando una risita-vengan a comer antes que se enfríe-habló la madre dulcemente
El peliplata miraba desconfiado a la mujer, era la que había visto en el futuro excepto que ella tenía el cabello corto con una pequeña trenza y varias mechas escapando de ellas pero aun así aquellos ojos seguían brillando de ese tono anaranjado que no podía olvidar. Estaba con un delantal impecable blanco, sobre una falda y una camisa hasta bajo sus codos, parecía bastante femenina tarareando una canción. El guardián tratando de ver a la persona frente a él, no se parecía nada a la persona descrita en la carta y mucho menos en el futuro que había visto. Esta chica que veía estaba apenas comenzando a desarrollarse, en cambio, la otra chica estaba perfectamente desarrollada parecía una modelo italiana. La comida estaba deliciosa, hace tiempo que no comía comida típica de su zona, así que era normal que le pareciera deliciosa: La miró de reojo, cuando los demás discutían de unos exámenes pasados y tenía una expresión seria, aquella expresión que tenían los cazadores mirando su presa, casi aterradora, desvió la mirada antes de que ella notara algo.
-¿cuánto tiempo se quedará Kizuna-chan?
-Nana, Kizuna-chan se quedara un tiempo hasta que encuentre un lugar para vivir sola
-sola ¿estando tan pequeña?
-ella es muy responsable, el abuelo confía mucho en ella, estará bien
-de acuerdo, cariño
Luego de la cena todos se reunieron en el piso superior en la habitación del Décimo, la chica les sirvió té pero antes que se retirara el jefe le detuvo
-¿para qué te mando el Nono?
-de acuerdo-suspiró- supongo que debía decirle...mi nombre si es real, Nono me apadrinó hace años, me metió a entrenar con tu padre y con Superbi Squalo
-¿c-con Squalo-san?-preguntó el castaño sorprendido
-hum-se pone seria- mi entrenamiento ha sido duro y creo que el más duro es con usted Decimo Vongola... el nono me envió porque cree que necesito solo una cosa que usted me puede enseñar...corazón
-¿c-corazón?
-es decir... sacrificarme no porque sea una orden si no por algo que me importe
-¡Tsuna!-dijo el jefe de cedef al entrar- debo hablar contigo en privado, deja que tus amigos se conozcan mejor con Kizuna-chan
Le explico algunas cosas de la chica, como donde nació y como se entrenó pero lo más importante porque él la había traído aquí, ella desde pequeña comenzó a entrenarse para ser Vongola, la sangre de Secondo corría por sus venas y de porqué era tan importante en Japón, calmar la sangre de ira de sus antepasados para volverla como el Décimo, tranquilo y sensible. Él sabía que era la chica del futuro de su mejor amigo, así que debía mantenerla cerca a pesar de todo. Pronto cuando terminó la conversación con su padre entró a su habitación, donde la mujer estaba sobre el peliplata con una cuchilla en el cuello y el peliblanco con varias cuchillas enterradas en la ropa atrapando en el muro y el pelinegro sonriendo tranquilamente pensando que era una broma.
-¡K-Kizuna-chan!
-Décimo-se levanta avergonzada-yo...perdóneme
-t-tranquila pero nosotros no nos tratamos así, debes tener más paciencia ¿entendido?
-quedó claro Décimo, perdone mi incompetencia-dijo reverenciando- mil perdones, Gokudera Hayato
-d-debemos hablar, todos-dijo al sentarse -puedes sentarte -dijo mientras la otra obedecía- Kizuna-chan se quedara el tiempo necesario... espero que todos seamos amigos
-¡esta chica es demasiado extrema!-exclamó animado el peliblanco
-a mí me parece bastante graciosa-le toca el hombro-¿así que necesitas un corazón?... aquí lo encontraras-le sacude levemente el cabello- solo tienes que relajarte
-¡déjala en paz!-grito el peli plata apartando la mano del guardián de la lluvia
Se miraron serios tanto que sus ojos parecían despedir rayos, no se llevaban bien pero eso más le hacía parecer a la mujer del futuro, una mujer ruda, a pesar de su fina apariencia que traía ahí y de que se modales eran delicados como una flor
-¿pasa algo, Gokudera Hayato?-dijo molesta
-si el Décimo lo ordena se te debe cuidar
-puedo hacerlo sola-le apunta con un cuchillo al cuello-podría cortarse en un segundo, lo que te demoras en sacar una dinamita de ti, lento
-¿l-lento?... ¿me llamaste lento mujer terca?-dijo enojado
-¡Gokudera-kun!-le llamó el castaño para que se calmaran
-calma Gokudera, debes ser amable con una dama-dijo el pelinegro
-¡esta mujer no es una dama! ¡Es un marimacho!
Antes de que ella le cortase, el pelinegro afirmó su mano dejando resbalar una gota de sangre del cuello del peliplata. El guardián de la lluvia bajo la mano de la mujer y le quitó con cuidado la cuchilla, buscó en su bolsillo y le dio un pequeño cubo de chocolate
-no se me permite-dijo ella rechazando
-te animara-sonríe- no te hará daño
-Decimo Vongola ¿puedo aceptarlo?
-claro que puedes, Kizuna-chan
-muchas gracias... guardián de la lluvia
El ceño fruncido desaparece del rostro de la mujer pero mantenía una expresión seria y tranquila, el guardián de la lluvia se sentó entre las dos personas en conflicto y el Décimo Vongola siguió explicando la situación actual, planeando cómo deberían actuar todos
-en el piso de abajo de mi departamento hay un espacio libre Décimo, ahí podría quedarse esta mujer terca y estúpida
-Gokudera-kun, realmente apreciaría que los dos trataran de llevarse mejor-dijo el castaño con una gotita en la cien
-entendido Décimo-dijeron ambos molestos al unísono
-dijo el Nono...que cuando encontrara un lugar, él se encargaría de enviarme cosas
-¿cuál es tu real lazo con el anciano?-preguntó el pelinegro
-el Nono, es mi padrino... algo común en Italia, mi madre era Varia y mi padre un Cedef, sirvieron bien hasta su muerte. Luego él se preocupó de mi educación y de que siguiera los pasos de mis padres, serví desde pequeña a la familia Vongola... me he infiltrado en una base enemiga incontables veces y he escuchado el último aliento de alguien... esas cosas no las recuerdo pero todo es por la familia Vongola. Después de todo mi antepasado fue el Vongola Secondo, Ricardo. Entrene mi flama con Xanxus por eso la firma del venia incluida, me han entrenado muchas personas... y todas decían cosas interesantes de usted Décimo es por eso que tenía tantas ganas de venir
-tiene la misma cara de villano que el Segundo-dijo molesto el peliplata
-¿tienes la llama de Xanxus?-pregunto el castaño intrigado
-si... pero no la ocupo porque es demasiado peligroso, solo sucede cuando estoy molesta... usualmente puedo hacerlo bien, mañana hablare con el Nono para no incomodar más, decimo
-no me incomodas, solo no trates de pelear con Gokudera-kun
-no se preocupe puedo ignorarlo si lo desea
-¡no puedes ignorar a la mano derecha del décimo!
-jamás alcanzaras a G...jamás, Giotto confiaba demasiado en G y tú eres tan poco confiable como una tormenta
-¡cómo te atreves!
Él le agarró del vestido y la levantó de un tirón acercándola, quedando a unos centímetros, al respiración de ella seguía tranquila mezclándose con la agitada del peliplata, por unos segundos vio sus ojos resplandecer con el color del atardecer, lo que le hizo flaquear y finalmente dejarla en el suelo. Era exactamente la mujer que estaba con vestido blanco, lo vio en ese resplandor, el peliblanco boxeador les separó y ayudó a sentarse al peliplata que quedo algo conmocionado.
-Kizuna-chan-dijo la madre al entrar- puedes tomar el baño primero, después de todo mañana tienes que ir a clases
-muchísimas gracias, signora
-Mama está bien
-ah...-aprieta los labios- de acuerdo, Mamma-sonrie nerviosa- con su permiso me retiro-dijo antes de salir
-vamos yo te diré donde dormirás con Bianchi y Ipin-chan-dijo siguiendo a la chica
-parecía algo nerviosa por tu madre, Tsuna-dijo el pelinegro
-ah, la mujer extrema parecía que su llama se apagará
-es por lo de decirle Mama, siendo que murió... -dijo el peliplata ya más tranquilo
-las madres son algo irremplazable...-sonrió el pelinegro
-ah... nadie podría reemplazar a mi madre ni menos a kyoko
-es mejor que nosotros nos vayamos, Décimo
-es mejor que estemos preparados cualquier cosa
Los días comenzaron a pasar rápido, la mujer estaba sobre la verja de concreto sentada, esperando la salida del Décimo que salía tarde, ella suspiro al unísono del peliplata molestando terriblemente a ambos, que se miraron con odio hasta que el pelinegro interrumpió
-buenos días kizuna, Gokudera
-buenos días, Yamamoto Takeshi
-Takeshi está bien, Kizuna-sonríe- ¿vamos otra vez tarde?
-debiste despertar al Décimo, mujer
-el décimo fue muy persiste con quedarse dormido, no podía hacer mucho, luego... Mamma... lo intento
-mujer-se puso frente a ella y le miró determinado- no debes llamarla así si no te sientes cómoda, después de todo no es tu madre
-Gokudera Hayato...-calma la mirada, luego cierra los ojos fuertemente y niega con la cabeza- e-es solo una forma de llamar, no tiene nada de malo
-mujer estúpida-dijo con un tic en la ceja, pero se detuvo al ver la cara apenada de la mujer tratando de esconderla detrás de sus manos que trataba de calentar con su aliento- en Italia es más cálido que aquí, luego de unos meses te acostumbras-dijo buscando en su bolso, finalmente tomó unos guantes y se los extendió- acéptalos
-hum
La mujer se los puso y frotó sus manos para generar más calor, pero era inútil ya que ella debía seguir usando falda a pesar de que le desagrada la idea, aun así su era obligación debía seguir las reglas. Finalmente se escuchó el grito del Décimo advirtiendo que llegaría tarde, la mujer dio un salto para bajar, cayendo frente al peliplata que se quitó su bufanda para rodear el cuello de la mujer que mantenía su nariz roja por el frío. Comenzaron a correr a la escuela, los tres hombres cansados con la respiración agitada en la entrada de la escuela y la chica parecía muy relajada como si solo fueran unos pasos, así pudieron darse cuenta con facilidad como era su entrenamiento. Entraron y ella se presentó frente a todos sentándose junto al azabache en la ventana donde por esa misma observaba distraída aquel lugar al que llamaban escuela, siempre había tenido maestros privados, estaba avanzada de todo así que no se molestó en escuchar, miro hacia el lado al ver al pelinegro con el libro levantado para esconderse y dormir toda la clase, haciéndole soltar una leve sonrisa. Cuando hubo terminada la clase el Decimo Vongola se levantó de su asiento y se dirigió hacia la mujer que seguía perdida en la vista de la ventana
-¿va todo bien?-dijo llamando su atención
-Décimo...
-Gokudera-kun te dio sus guantes, es muy amable de su parte ¿no crees?
-supongo que sí Décimo ¿necesita alguna cosa?... haré lo que sea por usted
-no tienes por qué hacer nada, somos amigos
-creo que eso no lo dijo Nono, se me ordenó hacer lo que usted necesita
-¿lo que yo necesite?... hum... entonces necesito que seas nuestra amiga, Kizuna-chan-dijo animado
-entendido... jefe-le llamó un poco curiosa
-¿sucede algo?
-¿cómo es que se hace eso?
-¿jamás has tenido más amigos?
-n-no... Solo maestros
-veremos que hacer ¿de acuerdo?... solo relájate
-entendido... lo que ordene Décimo
-no-dice riendo- solo es sí o de acuerdo, no soy tu jefe ni el Décimo, soy Tsuna y tu amigo
-ah... claro, Tsuna...
El décimo le sonrió animado y le invitó a sentarse en la azotea a almorzar con los demás, la chica miro un poco extrañada el bento que la madre del Vongola le había preparado, algo dudosa sin saber qué hacer, había aprendido a comer ese tipo de comida pero simplemente algo le parecía raro, finalmente se decidió y cerró la caja
-¿no tienes apetito?
-no... Tsuna-dijo algo dudosa- creo que no debería
-vamos-sonríe- mamá se sentirá muy mal si no comes
-e-entendido
-oye- le sujeta de la muñeca- es solo si quieres no debes tener una obligación-hablo serio el peliplata
-lo haré-le suelta de golpe
Al comenzar a comer se comenzó a sonrojo un poco, soltando una pequeña sonrisa luego de cada bocado. Finalmente acabo con todo en su bento y se luego de unos minutos se tocó el estómago con una expresión entre preocupación y extrañez.
-¿pasa algo, Kizuna?-hablo el pelinegro
-es que mi estómago, se siente extraño
-¿te duele?
-no, es más una sensación agradable
-es que has disfrutado tu comida-dijo el guardián de la tormenta antes de beber un poco de jugo
-hum... debe ser eso
-¡come un poco de mi sushi entonces!
El pelinegro tomó sus palillos y tomó un trozo de sushi perfectamente preparado y se lo acercó a la chica, la que se sonrojo levemente ante el ofrecimiento, cosa que no pasó desapercibido por el peliplata que se robó el último trozo de sushi comiéndoselo.
-perdona, lo quería
-no importa, puedes ir a comer cuando quieras Kizuna, la primera yo te invito, lo haré yo mismo para ti
-gracias-mira a su jefe-disculpe, Tsuna... hum me adelantare, debo hacer una llamada al Nono
-ve, no te preocupes... nos vemos en el salón
-con su permiso
Recogió rápidamente todas sus cosas y se fue corriendo, seguida por la mirada del peliplata que la observo hasta que desapareció tras la puerta de la azotea, suspiro y se centró en las personas que estaban a su alrededor, que le miraban sonriendo a lo que él se quedó mirando algo confundido
-a Gokudera le gusta Kizuna-dijo el pelinegro contento
-¡no me gusta!
-¿es ella?... ¿la mujer que viste cuando Lambo te golpeo con la bazooka de los 10 años?
-¿qué paso?-pregunto el pelinegro
-la vaca estúpida medio con la bazooka y cuando llegue a 10 años en el futuro estaba en mi boda, ella era la novia
-¿Kizuna era la mujer con que te casarías?
-Gokudera-kun de 10 años más me pidió que ustedes estuvieran juntos
-¡¿yo le pedí eso?! ¡Ella seguramente me enveneno para eso!
-ella no es mala, si le dieras la oportunidad seguramente se llevaría bien-se levanta- iré a ver cómo va ¿de acuerdo?... yo me encargare de ella hasta la hora de la salida-dijo el pelinegro con una sonrisa
El guardián de la lluvia espero impaciente la hora de la salida y cuando sonó el timbre de salida agarró su bolsa junto con la de la mujer y el la llevo hasta el campo de entrenamiento del equipo de baseball donde no había nadie porque no era día del entrenamiento. El guardián Vongola le dio un bate y le indico que debía hacer, tomó una bola y se puso serio, lanzó la bola a gran velocidad y la chica la golpeó fuertemente, lanzando la bola sobre la reja y dándole en la cabeza al peliplata el cual se cayó del golpe y se levantó como si nada molesto. La chica dio un resoplido extraño y el pelinegro le observó un momento, se cubrió la boca y se sentó en el suelo, él se acercó a ella preocupado pero ella comenzó a reír fuertemente, apretando el estómago
-su risa...-musito el peliplata
-¿cómo Gokudera-kun?
-me es raramente conocida... cuando fui al futuro, pensé que era una alucinación cuando la escuche reírse pero... es real...Décimo ya sé por qué mi futuro yo la quería tanto, en cierto modo, ella se parece a mi madre
-¿la madre de Gokudera-kun?
-su risa es igual, creo que eso debió hacer algo... me afecto la cabeza o algo así
-¿aparte de eso que crees que le gustaba?
-sus ojos, ese color es demasiado raro, es un color que se ve apenas al estallar una de mis dinamitas, es impresionante...
-no solo a Gokudera-kun del futuro le gusta Kizuna-chan, también al Gokudera-kun del presente
-no bromee Décimo, a la mujer del presente está claro que le gusta el idiota del béisbol
-al final fuiste tú el que la hizo reír, no te des por vencido
-¿de verdad seré tan mal mano derecha?-dijo algo deprimido recordando las palabras de la mujer de hace unos días
-G no era la mano derecha de Giotto, era su amigo igual como tú lo eres para mí-sonríe-no te sientas mal, estoy seguro que no lo quería decir realmente
La mujer se levantó con cuidado y miró al cielo estirando sus manos, las nubes habían cubierto el cielo y las gotas no temieron en caer de pronto, mojando con prisa todo a su paso. El peliplata se acercó a ellos y puso su paraguas sobre la chica, ella se volteo y le miró con curiosidad ante su acto
-vas a resfriar y es mi turno de cuidarte
-gracias... Gokudera Hayato, podrías llevarme a ver el lugar del que hablabas el otro día
-vamos, apresúrate
La chica trato de devolverle los guantes pero él no le aceptó y le ordenó que se los quedara ella solo se quedó en silencio y asintió antes de seguir caminando solos por las calles heladas, hasta un departamento algo viejo. El guardián Vongola habló con el encargado y vieron el lugar, pintado de colores claros y piso de madera, una habitación, un pequeño baño y una cocina suficiente para ella. La mujer habló en perfecto italiano por teléfono y luego le pago al encargado para arrendar, se acostó en el piso un momento y se quedó en silencio cerrando los ojos, el peliplata se sentó al lado de ella y le observó un momento, ella estaba sonriendo
-este lugar se siente bien
-¿de qué hablas?
-en Italia, usualmente se siente incómodo y que todos me observan, aquí no, es realmente cómodo... se siente a libertad
-¿libertad?
-debe sentirse genial, estar con el Décimo... el me hace sentir cómoda y en familia, nunca lo sentí antes de esa manera
-se cómo se siente así que disfrútalo ahora, no sabes cuánto puede durar la paz
-lo hago-sonríe y abre los ojos- perdóname por tratarle mal, Gokudera Hayato
-descuida, ambos actuamos como idiotas-suspira- ya no importa realmente
-escuche cosas no agradables de ti, pensé que no eras de confianza pero eres como dijo el Nono y Dino... eres una tormenta intensa que siempre está en el cielo-sonríe levemente- te he juzgado mal y me disculpo... Gokudera Hayato
-Hayato está bien
-debo volver a la casa del décimo, él se preocupara
-está lloviendo mucho, sería peligroso
-soy fuerte, no hay de qué preocuparse
-quédate en mi piso, mañana es sábado así no hay problema, tus cosas llegaran pronto aquí ¿no?
-no debería, puedo caminar bajo la lluvia
-dejemos que el Décimo lo decida
-eres malvado, en el fondo lo eres
Finalmente aceptó luego de las insistencias de su jefe, se acercaba una tormenta después de todo y ella estaba nerviosa, se quedó sentada bebiendo té en silencio, escondiendo sus piernas en un kotatsu dispuesto en medio de la sala mientras tanto él leía un libro mientras cocinaba, la lluvia azotaba fuerte las ventanas seguidas por el viento que dejaba salir un silbido al escurrir por la ciudad. Ella temblaba y estaba temerosa, cuando él le sirvió yakisoba ella comió lentamente aun temblorosa, él le observó un momento para luego alejarse el plato y dejar salir un suspiro
-son las tormentas ¿cierto?
-¿como?
-les temes, a las tormentas y a los rayos
-no es que sea a la flama de la tormenta y del rayo... es solo...
-calla...-suspira- solo cállate y sígueme
Tomo su mano y la llevó hasta el armario donde la sentó entre sus piernas mientras ella abrazaba las suyas asustadas, puso unos auriculares en los oídos de la chica y encendió la música pero ella seguía nerviosa y temblando, se los quitó un poco y le susurro
-no te haré daño, mi trabajo es proteger ¿quieres que yo...?
-s-sí...sí quiero
-puedes dormir, no te sucederá nada
El la acerco a su cuerpo y el abrazo cubriéndola con una manta, rodeándole por el cuello con un brazo y el otro encontrándose las manos nerviosas de chica que jugaban bajo la manta.
