Buenas noches, le vengo a presentar mi primer fic Omegaverse. Este universo alterno, espero que sea de su agrado n_n

Advertencia: en este fic la relación será un SouichixTetsuhiro, así como lo leen, y no he cometido un error al escribirlo, yo quería que fuera un SouichixTetsuhiro, por eso la advertencia. Después no digan que no le advertí XD

Aurora-san, espero que te guste este primer capítulo *_*

Aquí les dejo una breve introducción del Omegaverse para los que no están familiarizados con este universo, y el que me basé de una guía que subieron en facebook para el reto n_n

La sociedad está dividida por tres castas: alfa, beta y omega.

Los Alfa son los que están en la cima de los tres géneros. El alfa, sea este varón o mujer, tiene la capacidad de fecundar a un omega varón o mujer. Son territoriales, sus sentidos del olfato, oído y vista están muy desarrollados. Suelen desempeñar empleos que tengan que ver con la política, las fuerzas armadas o las grandes ciencias, por lo tanto, son poseedores de la mayor cantidad de beneficios. Los alfa también poseen una especie de nudo o protuberancia en la base de sus miembros, la cual se hincha dentro del omega una vez que el alfa llega al orgasmo, lo que provoca que el alfa y el omega queden anudados durante un tiempo, dado que es imposible sacar el miembro en ese estado hasta que baja la inflamación. Esto les proporciona una ventaja biológica a la hora de fecundar al omega. Ellos cuentan con un periodo de celo, uno que ocurre cada seis meses y dura unas veinticuatro horas aproximadamente.

Los Beta son iguales a los humanos comunes. Los hombres tienen los órganos reproductores masculinos y las mujeres los femeninos, por lo que solo ellas pueden quedar embarazadas. Sus olores son los olores normales de los humanos, que ellos mismos apenas pueden distinguir, ya que son suaves y poco notorios en comparación con los olores de los omega o de los alfa. Tienen la libre elección de formar una relación con cualquiera de los tres géneros, claro que procrear es más fácil entre dos beta que entre un beta y un alfa, o que en una pareja de beta y omega, no es imposible, pero si difícil.

Los Omega tanto varones como mujeres, poseen aparatos reproductores femeninos (útero y ovarios), y son perfectamente capaces de concebir siempre y cuando sean fecundados por un alfa y rara vez un beta. Una característica muy importante que los omega poseen son los periodos de celos que ocurren cada tres meses y dura tres días aproximadamente en los que sus niveles hormonales se disparan y se ven firmemente necesitados de buscar un alfa para "aparearse" con él. Los omega segregan su propio lubricante, esto sirve para que no sientan una gran magnitud de dolor cuando son penetrados o el nudo del alfa se expande en su interior, aunque también es una zona muy erógena, que reacciona al más mínimo estímulo (dependiendo de la sensibilidad del omega).

Los supresores son unas pastillas(o cápsulas) especializadas en ayudar al omega y al alfa.

En el omega: controlar sus niveles de feromonas cuando se ve expuesto frente a un alfa, ocultar su aroma y evitar quedar embarazados.

En los alfas: controlar el nivel de feromonas que expulsan cuando se emocionan o se alteran demasiado, ya que tienden a ser muy agresivos cuando se les provoca.

Cabe mencionar también que los supresores que son altamente caros, por ende no están al alcance de todos.

También están los supresores especiales, que se usan únicamente en la temporada de celo del omega, estos supresores son los más caros ya que estos se mandan a hacer para alguien en específico.

Estos ayudan a que el celo sea menos doloroso, que los calambres sean soportables y que el calor corporal no aumente a nivel extremos.

Ya que lo ideal para un omega para pasar el celo era tener a un alfa a su lado.

Los lazos, conexiones o uniones se basan en que el alfa muerde al omega en el cuello hasta que deja una marca que no desaparece jamás. Eso significa que el omega ha sido reclamado y que ahora está incondicionalmente unido al alfa.

Ahora sin más que decir, le dejo con el fic :)

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Primer capítulo: Beta u Omega

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Si había algo que molestaba a Souichi Tatsumi eso era la discriminación que sufrían los betas y los omegas aun en la actualidad. Si bien dicha discriminación había disminuido en gran medida con el paso de los años dándole al fin ciertos derechos a los jóvenes omegas y betas de poder llevar una educación superior y así conseguir un buen trabajo, esta aun era algo restringida, pues según los grandes lideres que eran desgraciadamente alfas de gran nivel, solo los alfas tendrían el derecho de elegir con toda libertad qué estudiar y ser en la vida mientras que al resto solo debían conformarse con elegir carreras y cargos que, según esos alfas, estaban mejor para su nivel.

Eso era algo que molestaba a la gran mayoría de betas y en especial a los omegas que mayormente se dedicaban a la crianza de los hijos, sus cachorros.

—sempai, ya no se enoje

—¡cómo quieres que no lo haga si ellos son los primeros en fastidiarme!—

Y es que era algo que no lo podía evitar.

El ver como algunos alfas de la universidad se creían la gran cosa y que estos quieran dar ordenes a todo aquel que consideraban inferior era molesto, pero sin duda lo que mas le reventaba el hígado era ver que los agredidos no hacían prácticamente nada para defenderse, la gran mayoría se había doblegado y veían normal el ser tratados de esa manera.

Pero claro, siempre habría un pequeño grupo que exigiría sus derechos y lo mejor era que poco a poco, a pasos de bebe, pero sin ninguna pausa, ese pequeño grupo iba creciendo dando así como resultado que aparecieran nuevos políticos que protegían a este grupo y exigían un mejor trato para los betas y omegas, misma libertad para elegir y no seguir adoctrinados.

—¿sempai...?

—¿todavía te duele...?—pregunto preocupado al ver el moretón en la mejilla de su kohai

—no, porque sempai se encargó de curarme y protegerme—sonrió el peliazul, una sonrisa radiante que hacia sentir tranquilo a Souichi—gracias

—no tienes nada por qué agradecer, ¡esos malditos merecían ese castigo!—

—aun así, gracias

Morinaga Tetsuhiro era un chico bastante amable y muy alegre a pesar de los malos tratos que recibía de algunos alfas que querían tenerlo prácticamente como un sirviente, y eso a Souichi le hacia hervir más la sangre, se aprovechaban porque su kohai era un beta y por eso esa actitud hacia él.

—estoy bien—le decía mientras le abrazaba y soltaba su suave aroma beta con el que suele tranquilizar a su enojado sempai.

Souichi no comprendía como hacia su kohai para calmarlo, su dulce aroma siempre lograba hacer efecto en él, cuando antes no había prácticamente nada que lograra calmarlo, pero desde que conoció a Morinaga y se hicieron amigos, solo bastaba con oler su aroma y si a eso se le agregaba un cálido abrazo era mas que suficiente para hacerle olvidar su enojo…

Eso el peliazul lo sabía muy bien.

—sempai...—

Y Souichi entendía que su kohai se aprovechaba de eso

—Mori...naga—El nombrado hacia oídos sordos y sin soltar a su sempai seguía con lo suyo, besaba la mejilla y después bajaba hacia el cuello del pelilargo, quien inconscientemente ladeaba su rostro para darle mas acceso, logrando que este soltara pequeños y excitantes gemidos que eran una delicia escuchar para el joven beta de cabellos azules, haciendo que se olvidaran por unos instantes en donde se encontraban.

Lástima que siempre duraran tan poco tiempo o al menos era lo que pensaba Souichi una vez que su kohai dejaba de abrazarlo, dándole un ultimo beso en la mejilla para luego darse media vuelta y seguir con los experimentos y proyectos pendientes.

Esto molestaba demasiado al pelilargo, pues no entendía por qué su kohai quien siempre se tomaba ciertos privilegios con su persona nunca hacia algo mas que suaves besos y leves caricias, era demasiado cansado seguir esperando algún tipo de avance de alguien que parecía no querer hacerlo

—¡tsk!—y eso era frustrante, demasiado frustrante

"¿Por qué no intenta hacer algo más, qué es lo que lo detiene?, ¿o es por el hecho de que es un beta y yo un alfa?"

Se hacia esas mismas preguntas mientras lo veía trabajar...

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En las afueras de la facultad de agricultura, un par de jóvenes se saludaban.

—Tanto tiempo sin verte, Tetsuhiro—

—Lo mismo digo, no me esperaba tu visita en la universidad, ¿cuándo llegaste a Nagoya?—hablaba bastante animado al ver a su amigo

—hoy, espero que no te moleste que me quede en tu apartamento—

—eres bienvenido, Masaki-san—

Masaki Junya era un joven beta de cabellos rubios de ojos claros, amigo de Morinaga y primer amor de este. Ambos son muy buenos amigos como también confidentes.

Morinaga apreciaba demasiado a su amigo beta quien le rechazó cuando a sus tiernos catorce años le declaró su amor. Masaki quería a Morinaga, le gustaba mucho, mas no lo amaba como el peliazul quería, el sentimiento que tenia hacia el peliazul era mas bien de hermandad.

Si bien a Morinaga le dolió saber que sus sentimientos no eran correspondidos, agradeció la sinceridad de su primer amor.

—ya le has confesado tus sentimientos a mi niisan, él ahora está divorciado, ¡es tu gran oportunidad!—mencionaba alegre Morinaga, él sabía de los sentimientos de Masaki hacia su hermano mayor.

—mira quién lo dice, el chico que lleva enamorado de su sempai desde hace tres años—Masaki le decía en tono burlón

—él ya sabe de mis sentimientos—respondió con naturalidad Tetsuhiro

—pero no tu naturaleza omega...—

Morinaga no pudo contradecir lo dicho por su buen amigo, y es que desde que se mudó a Nagoya, él había ocultado su verdadera naturaleza a base de supresores, algo que llevaba haciendo varios años, pues el ser omega era algo que en la ciudad de Fukuoka veía con mala cara, pues eran vistos como solo personas que servían para procrear y criar a los hijos, situación que ya no se veía en Nagoya ni en casi otro lugar, eran pocas las ciudades que discriminaban a los omegas y a los betas siendo lo primeros los que mas dificultades habían sufrido, pero aun así...

—lo sé, pero tengo miedo de que solo se fije en mí por ser un omega—

La sumisión y el miedo en lo omegas ya era un hecho en la gran mayoría por los años de supresión, y muchos de ellos vivían escondiéndose, ocultando su verdadera naturaleza por la de los betas quienes no sufrían la misma clase de marginación.

—por lo que me has contado de tu sempai, estoy seguro que te aceptaría independientemente si eres o no un omega, ten un poco mas de confianza, aquí en Nagoya no nos tratan como si fuéramos seres inferiores, incluso tu sempai quien es un alfa te dijo que eres un excelente asistente además que los profesores están orgullosos de tu desempeño académico, eres un omega sorprende, Tetsuhiro.

—gracias, Masaki-san

—solo dije la verdad.

Ambos jóvenes siguieron platicando mientras se dirigían al apartamento del peliazul a dejar el pequeño equipaje del rubio quien se quedaría por dos semanas para cuidarlo ya que el celo de Morinaga en un par de días se daría...

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Mientras en el laboratorio numero 2 de la facultad de agricultura, un atractivo alfa de larga cabellera rubio platinada de hermosos y atrayentes ojos y de sensuales caderas no dejaba de maldecir, injuriar y gritar el que su kohai no se encontrara con él ayudándole con los cultivos, pero sobre todo el calmar su inexplicable rabia.

—¿quien será ese amigo?, ¿tan importante es?, ¿por qué me molesta que este con otro?—se preguntaba mientras se frotaba las sienes y refunfuñaba una que otra incoherencia.—me dijo que me amaba, entonces por qué no intenta seducirme con mas fuerza en vez de estar perdiendo el tiempo con ese amigo que ni conozco.

Souichi había comenzado a sentirse extramente frustrado desde que su kohai le envió un mensaje de texto que decía que se ausentaría un par de horas porque tenia una visita importante que atender. Y él siendo prácticamente un adicto al trabajo veía como una falta de profesionalismo lo que hacia Morinaga

—todavía le falta mucho por aprender—susurró y después dio un largo suspiro de resignación, no le quedaba mas que seguir avanzando con los experimentos mientras esperaba a que Morinaga dejara de perder el tiempo—mas le vale que ese amigo suyo no intente sobrepasarse o si no..."le hare saber que nadie se mete con lo que es mío"—no terminó la oración debido a la sorpresa al darse por fin cuenta lo que estaba a punto decir

"¿Qué estoy pensado?" se asustó porque comenzaba a entender mas o menos a donde se dirigía el aprecio que tiene hacia su peliazul beta.

Souichi lo había conocido gracias al profesor Fukushima, un alfa de aproximadamente sesenta años, quien fue que los presentó haciéndole entender que el joven beta Morinaga era un excelente candidato para convertirse en su asistente, algo que al pelilargo no le creería hasta verlo trabajar sin cometer casi ningún error.

Para ese entonces, Souichi tenia unos veintiún años y Morinaga diecinueve.

Debido a la actitud algo pedante de algunos alfas en la facultad que se creían todavía superiores, Souichi evitaba la mayor parte del tiempo relacionarse con otros alfas.

Varios de sus profesores alfas se habían ganado su aprecio siendo uno de ellos el profesor Fukushima. De los jóvenes alfas, se encontraba Yamaguchi quien cuidaba de Morinaga junto a otros jóvenes betas y omegas, toda una manada de buenos amigos.

Pero aun así algunos molestaban al pelilargo, como fue el caso del profesor Miyoshi quién cada vez que lo veía, le daba el discurso de que cómo los alfas debían de apoyarse y no permitir que la población de betas y omegas sea mayor que la suya.

Está más decir que a Souichi no le hizo ninguna gracia lo dicho por ese profesor, pues el hacerle caso significaría tratar con inferioridad a sus hermanos, a su tía, a su padre y deshonrar la memoria de su madre quien fue una hermosa beta que no se dejó en ningún momento pisotear.

Y es que en la familia Tatsumi, Souichi, él era el único alfa, hijo de dos padres beta, hermano mayor de un joven beta y una linda omega. Él no iba a permitir que nadie le diga como debería tratar a los demás, mucho menos a su familia quienes son todo para él

"Morinaga..."

Y claro que también haría lo posible para cuidar a su amigo quien últimamente había sido molestado por un pequeño grupo de alfas.

—¿sempai?—

La voz del peliazul le sacó de sus pensamientos

—Morinaga, ¿cuándo llegaste?

—hace unos minutos, te saludé, pero parecías perdido en tus pensamientos, ¿acaso estas molesto por dejarte trabajando solo?

—sí—mintió el pelilargo

—lo siento, pero es que simplemente no podía ignorar a mi amigo, además quería informarte que he pedido ausentarme por dos semanas

—¡¿Que?! ¡¿Por que?!— gritó Souichi, este no podía aceptar simplemente no tener a su asistente lejos de él, no sin una buena razón.

—es por algo personal—fue la respuesta que dio Morinaga, no podía decirle que la razón principal de su ausencia sería por el celo que sufriría en un par de días.

Eso significaría decirle que siempre fue un omega, que siguió ocultando su verdadera naturaleza para poder estar cerca de él, de su sempai.

Ya que Souichi no permitía que ningún omega se le acercara, siempre los ahuyentaba con un gruñido acompañado con su aroma de alfa molesto que asustaba a todos los omegas y a varios betas.

A todos, menos a Morinaga, que se encargaba de ocultar bien su aroma omega a base de supresores, además que estos le ayudaban a hacerle frente a cualquier alfa molesto que tratara de intimidarlo con sus feromonas.

Además que su amor era mas fuerte que el sentimiento de sumisión que a veces sentía cuando su sempai se enfadaba.

—¿tiene que ver algo la visita de tu amigo ese?—

La pregunta del pelilargo acompañada por un aroma que expresaba su malestar, hizo entender a Morinaga que su sempai quería una respuesta, y que la quería de inmediato.

—él me estará... ayudando, de hecho esa es en parte la razón de su visita...—respondió

Una respuesta simple, bastante vaga, que sabía no convencería del todo, pero que esperaba que calmara la curiosidad de su sempai por ahora.

No podía arriesgarse a mentirle, pues sabía que su sempai lo descubriría, por eso optó por decir la verdad sin dar detalles.

El pelilargo pudo ver que su kohai ocultaba algo, y eso no le gustaba nada, pero aun así no le obligaría...por el momento...

Las horas pasaron rápido entre experimentos y charlas, Morinaga puso al tanto a su sempai sobre su futura ausencia y al ver la cara de preocupación de su sempai, le dijo que no era algo por lo que debía preocuparse mientras le mostraba una linda sonrisa.

Aun sin estar del todo convencido con las palabras de su kohai, Souichi asintió mientras inconscientemente aumentaba las feromonas de su cuerpo llenando así toda la habitación con su aroma alfa, ese acto hizo sentir algo incomodo al peliazul pues era como si estuviera marcando territorio, su omega interior le gritaba que se disculpara, aunque no tenia una idea clara de la molestia del alfa

—¿s-sempai, por que usted...?

—mas te vale que resuelvas ese asunto lo mas rápido posible para que puedas seguir ayudando con los experimentos...—fueron las sencillas palabras de Souichi, aunque él en realidad lo que quería decir era que volviera pronto al laboratorio.

Y es que no le agradaba para nada que su asistente estuviera lejos de su vista por tanto tiempo y menos aun si iba a estar con otro beta que tal parecía no haber perdido tiempo en dejar impregnado su horrible aroma beta en el dulce aroma beta de su kohai.

"Mas te vale que vuelvas antes, Morinaga"

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—Ya estoy en casa—saludaba Souichi mientras se sacaba sus zapatillas en el recibidor.

—bienvenido, Souichi-niisan—saludaba una joven omega de cabellos cortos de aproximadamente trece años de edad de nombre Tatsumi Kanako quien era la hermana menor de Souichi—no te esperaba tan temprano en casa—

Ese último comentario molestó al alfa de cabellos largos, que una vez que entró a la sala y dejar su mochila en uno de los sofás, le preguntó

—¿hay algo de malo que de vez en cuando quiera llegar antes de lo acostumbrado?—por su tono de voz, era obvio que se sentía ofendido pero como estaba hablando con su hermanita trataba de no sacar a flote su enojo.

Pero Kanako se había percatado de ello apenas lo vio llegar. A sus ojos, su hermano mayor era bastante obvio, además que el aura que lo rodeaba le daba una idea del por qué el malestar en su hermano.

—no, pero en tu caso solo eso pasa cuando hay algo que te esta molestando en tu amada universidad, nii-san—respondió con naturalidad—¿tienes problemas con tus experimentos?— preguntó, esperando que su hermano le diera alguna señal, alguna pista que sustentara la teoría que le rondaba desde hace una semana.

—nada de eso, todo esta en orden es solo que... " lo extraño"— completó la oración en sus pensamientos, no podía decirle a su hermanita que se sentía solo en su amado laboratorio y que por esa razón había decidido llegar temprano a casa—Sabes qué, mejor olvídalo, me voy a tomar una ducha—pero justo cuando iba a pisar el primer escalón, su hermanita dice algo que lo detiene en seco.

—es porque Morinaga-san aun no ha regresado, ¿verdad?—

Lo que decía Kanako era cierto, ya había pasado doce días desde que Morinaga dejó de asistir a la universidad, pronto se cumpliría las dos semanas, él regresaría y de nuevo impregnaría el lugar con su suave aroma beta que extrañaba tanto.

Souichi tenía cierta debilidad por la fragancia natural que despedía el cuerpo de su kohai, y eso le estaba comenzando a preocupar.

Sin afirmar o negar nada, continuó con su tarea de irse a su habitación para después tomarse su bien merecido baño, mientras que Kanako interpretó el mutismo de su hermano mayor como una afirmación a lo que había dicho.

—pobre niisan—y es que la pequeña Kanako sabia el secreto del peliazul

Un secreto que prometió guardar, pero que el solo ver el estado de su hermano mayor y recordar lo decaído que había estado últimamente, aunque este lo tratara de camuflar con su malhumor, hacia que quisiera ir a ver a su hermano y contarle que el joven peliazul, su amable kohai, su único amigo, era un omega que llevaba mucho tiempo enamorado de él y que la razón de su ausencia era por el celo que padecían los omegas cada tres meses con una duración de entre tres a siete días

Y siendo, el peliazul un omega de alto nivel, sus periodos de celo duraban exactamente una semana

Kanako suspiró…

Para ella era fácil ver el cambio en Souichi, pues incluso su aroma alfa, que usualmente suele mostrar fuerte e inquebrantable, había decaído.

"Un alfa preocupado."

Ese era el pensamiento de los más cercanos al joven pelilargo.

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Ya se habían cumplido las dos semanas y no había rastros del peliazul por ningún lado, y eso solo preocupaba mas al chico de ojos miel—¿dónde estas, Morinaga?, ¿y con quién?—se sentía cansado, frustrado, irritado, cabreado y con ganas de matar a alguien.

Quería ver a su kohai, a su amigo, a su beta.

Porque para él, Morinaga era su beta.

De manera inconsciente ya había estado marcando su territorio, media facultad ya se había dado cuenta de eso, pero Souichi no. Él no se percataba que cada vez que algún alfa o beta se acercaba demasiado a su kohai, de manera involuntaria, sus feromonas alfas se activaban con toda la intención de alejar a la peste que osaba tocarle un solo pelo de su Morinaga.

"¡aléjense de él, bestias!" era mas o menos el mensaje que enviaba Souichi con su aroma alfa.

A causa de eso los estudiantes de la facultad que sentían atracción por el peliazul se intimidaban, se asustaban y al darse cuenta de donde venia ese aroma de protección para Tetsuhiro que era de amenaza de muerte para ellos, se lo pensaban mejor y planeaban la retirada. Solo los que no tenían miedo a Souichi seguían con el absurdo flirteo.

El reloj seguía con su tic tac dando a entender que el tiempo seguía corriendo, pero el pelilargo ya llevaba mas de una hora en la misma posición y situación.

—necesito tomar aire—se dijo, no podía concentrarse en nada que no sea su kohai, había ido incluso a su apartamento hace una semana y al no encontrarlo lo había llamado, pero él no contestó hasta recién ayer en la noche donde recibió un mensaje de texto diciendo que sin falta se presentaría en la facultad. Pero ya eran mas de la diez de la mañana y todavía no se aparecía

—apenas lo vea, le enseñaré a no romper sus promesas—decía malhumorado mientras caminaba por los pasillos de la facultad.

Todos los demás estudiantes al ver su aura amenazante se alejaban de inmediato de él, algo que agradecía internamente Souichi. Justo cuando estaba por doblar una esquina que iba rumbo a la cafetería, escucho una voz muy conocida por él, era la voz de su kohai y por lo que oía estaba discutiendo con un chico, un alfa y no cualquier alfa sino uno que se había atrevido a golpearlo y cuyo golpe fue recibido por Morinaga al protegerlo.

—¿qué hace con él?—dijo entre dientes, y mientras apretaba sus puños, se acercó a donde ellos se encontraban y se oculto detrás de una de las columnas cercanas a donde su kohai y ese alfa estaban discutiendo.

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Morinaga no había esperado que apenas puso un pie en la facultad, se encontraría con el joven alfa de cabellos rojos, Tanaka Seisuke.

El mismo que hace mas de dos semanas atrás intentó golpear a Souichi, golpe que él terminó recibiendo al interponerse.

Ese que conocía su secreto por un descuido.

El alfa que después comenzó a flirtearle, pues una vez se enteró de su verdadera naturaleza no dudó en hacerle entender que quería que fuera su pareja

Tanaka quería convertirse en su alfa…

Pero Morinaga no estaba dispuesto a convertirse en su omega, eso era algo que tenia reservado solo para su sempai.

Tanaka Seisuke estaba feliz de ver de nuevo a su bello omega, había estado preocupado por no haberlo encontrado por dos semanas, mas aun porque todavía se sentía culpable por el golpe que le dio.

El nunca quiso lastimar a ese chico. Y se enojaba consigo mismo por haberse dejado llevar por sus celos.

Por eso lo primero que hizo fue disculparse nuevamente con Morinaga apenas lo vio entrando en la facultad y después invitarlo a tomar un café en la cafetería para poder platicar, había algo que lo estaba preocupando últimamente.

Una vez acomodados en una mesa con sus respectivos pedidos, el alfa habló

—eres un omega muy hermoso, Morinaga-kun—susurraba bajo solo para que ellos dos escucharan—realmente me sorprendió el saber que escondías tu verdadera naturaleza mediante supresores, que por cierto, deberías dejar de tomar

—ese es asunto mío, Tanaka-san—no quería molestarse con él, a pesar que no había tenido una buena impresión de él la primera vez que hablaron, con el tiempo se dio cuenta que en realidad era un buen chico, un alfa que le costaba expresarse tanto en palabras como en acciones, causando que la gran mayoría lo malinterpretara.

—pero tomas seis píldoras a la semana, y a veces duplicas la dosis, eso es muy peligroso—Tanaka estaba preocupado, no quería que el chico de quien había comenzado a enamorarse a comienzos del año sufriera de una sobredosis, aunque recordaba que fue por el uso poco normal de esas píldoras que se había dado cuenta que el peliazul no era un beta

Los supresores eran algo que se fabricaban solo para alfas y omegas.

—eso lo sé, ya no lo hago tan seguido, estoy tomando la dosis recomendada.—hablaba con sinceridad, sabía lo malo que era abusar el uso de los supresores, pero a veces le era imposible no querer usarlos cuando se tenía a un alfa cerca marcando territorio todo el tiempo.

—deberías decirle a Tatsumi que tome supresores también, así sus feromonas no te afectarían tanto y tú dejarías de depender tanto de ese medicamento, lo digo por tu bien

Morinaga sabía que Tanaka hablaba con sinceridad, su aroma alfa lo delataba

"Un alfa preocupado"

Eso hizo que su omega interior se sintiera cautivado, feliz por saber que un alfa se preocupaba por él.

A veces le molestaba sus instintos omegas, esos que le pedían que buscara confort en un alfa, pero aunque Tanaka era un alfa de alto nivel que le caía bien, eso no significaba que él era ese alfa.

Morinaga llevaba enamorado de su sempai mas de tres años, la primera vez que lo vio supo que le atraía. Su apariencia y su aroma alfa eran difíciles de olvidar y aunque después se dio cuenta del carácter que se cargaba este, eso no disminuyó ni un poco su interés por él

Quería hablar con él, presentarse y volverse cercanos, amigos y después pareja. Pero como omega, él no tenía permitido hacer eso.

Como omega, tenía que quedarse quieto y esperar a que el alfa se le acercara he intentara cortejarle. Como omega, no tenía permitido dar el primer paso, tenia que dedicarse a verse bien, arreglarse y esperar a que un alfa se interese por él…

Esa era desgraciadamente la educación que todavía recibían la mayoría de los omegas en la actualidad, siendo Fukuoka la que mas acataba ese tipo de educación

En Nagoya no eran tan estrictos, dándole así mas facilidades y libertad a los jóvenes omegas, eso era lo que le gustaba a Morinaga de Nagoya, y esperaba que pronto todas las demás ciudades de Japón siguieran su ejemplo.

—gracias por preocuparte por mí, pero no quiero que sempai se entere de mi condición—

—¿temes que te haga a un lado?, ¿es porque él no parece interesado en los omegas?

Morinaga no respondió con palabras, solo asintió con la cabeza.

Tanaka solo soltó un suspiro frustrado, estaba molesto, no con el joven frente a él sino con el alfa que se había robado el corazón de ese joven omega. Se había sentido atraído por Tetsuhiro, desde hace un año, pero el creer que era un beta y oler como uno le hizo pensar que algo estaba mal con él.

Un alfa no puede enamorarse de un beta.

En la sociedad, lo normal, lo permitido, lo aceptado era que un omega se sintiera atraído por un alfa y viceversa, como también que solo entre betas se pudieran relacionar. Pero a la hora de la verdad, eso a veces no se cumplía, pues ya se habían mostrado pocos casos de parejas alfa-beta y beta-omega, casos que la sociedad tachaba de impuro y que amenazaba con la supervivencia de la humanidad.

Así como también veía con malos ojos a un omega sin pareja antes de los treinta años, pues al ser esa su naturaleza ellos tienen la obligación de tener descendencia. En cambio veían normal que un alfa tuviera mas de un omega.

Por eso, dejándose llevar por los prejuicios de la sociedad, de la educación que llevó para ser un buen alfa, Tanaka decidió simplemente ignorar al beta que le atraía, hacer caso omiso a la atracción que sentía, el fuego que quemaba todo su ser cuando lo tenía cerca, esperando que con el tiempo encontraría al omega que le haría volver por el camino correcto.

Algo que al final fracasó…

En vez de alejarse, se acercaba de manera sigilosa al peliazul, en vez de tratar de cortejarlo, le molestaba por ser un simple beta, en vez de decirle que le gustaba, le insultaba…

Sabia que lo que estaba haciendo estaba mal, pero no sabia como calmar la frustración que sentía el no tenerlo a su lado, el besarlo, el hacerlo suyo, además de soportar ver cómo Morinaga pasaba bastante tiempo cerca de otro alfa que no era él. Tal vez por eso le molestaba Tatsumi Souichi, porque este a pesar de mostrar un claro desinterés en los omegas y el gustar pasar la mayor parte del tiempo encerrado en el laboratorio con su experimentos, no alejaba al joven peliazul, de hecho lo cuidada, lo protegía cuando veía a otros alfas intentar molestarlo

Le molestaba Tatsumi, pero también admiraba lo que hacía por proteger a Morinaga.

Incluso ahora lo protegía, pues Tanaka podía sentir el aroma alfa de Tatsumi Souichi cerca, y por el aroma estaba seguro que estaba mas que furioso, pero de alguna manera el pelilargo trataba de calmarse y pasar desapercibido, lastima que no había pasado inadvertido por el fino olfato del pelirrojo Tanaka

—aun así, quiero que pienses en mi proposición

—pero yo…

—mientras seas un omega sin pareja todavía tengo oportunidad contigo—le sonrió mientras le quiñaba el ojo de manera coqueta, acto que hizo sonrojar un poco a Morinaga—estate preparado—

Una vez terminó de hablar, el alfa se levantó de su silla para dirigirse a la salida de la cafetería, pero antes de salir le mandó una señal de advertencia a Souichi quien se escondía detrás de una de las columnas que había en dicho lugar. El pelilargo no dudó en responderle con un gruñido, haciéndole entender que no le tenia miedo, Seisuke solo lo miró unos segundos y después dirigió su mirada en el peliazul que seguía sentado en su silla mirando su taza de café vacía y perdido en sus pensamientos, sin duda no se daría por vencido en tratar de conquistar a ese hermoso omega.

No mientras Tatsumi no reclame a Morinaga como suyo.

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Decir que se sentía furioso era un eufemismo, tenia unas enorme ganas de matar a ese alfa pelirrojo que se había atrevido a ¿amenazarlo?, ¿a él?,

¡¿Quién se creía?!

Además tenía unas ganas enormes de reclamarle a cierto kohai el por qué aceptó la invitación de Tabaka Sousuke, o cómo carajos se llame, el alfa que le había estado pateando el hígado.

Con eso en mente, decidió acercarse a la mesa donde se encontraba todavía el peliazul, este parecía demasiado distraído mirando su taza de café entre sus manos, además que podía ver cierta mirada de preocupación en su mirada.

¿Era posible que Tanaka le había insultado?, no lo sabia ya que con lo poco que había visto de ellos dos en su plática, no parecía haber sido obligado, de hecho, parecían incluso llevarse bien, razón que le hizo enfadarse más mientras los mirada detrás de la columna donde antes se ocultaba.

—¡Morinaga!—le llamó algo molesto

El nombrado pareció recién haber regresado de donde sea que se había ido sus mente al escuchar la voz de su sempai.

—¡¿sempai?!, ¡¿qué hace aquí?!—preguntó sin pensar, en su mente solo le preocupaba que su sempai pudiera haber visto a Tanaka y se hiciera ideas equivocadas.

—eso no importa ahora—trato de sonar indiferente, pero lo cierto es que su voz salió con un toque de molestia que no pasó desapercibido por Morinaga—será mejor que vayamos al laboratorio, hay mucho trabajo por hacer—

Sin decir nada, Morinaga siguió a su sempai, todo el recorrido desde la cafetería hasta el laboratorio fue en completo silencio. Un silencio bastante incomodo, además que había que sumarle el aura negra asesina que rodeaba al pelilargo.

Morinaga tenia ganas de pedirle perdón sin saber la razón, solo sabía que una vez en el laboratorio el ambiente se le haría muy pesado.

Una vez en el laboratorio, sin decir palabras, comenzaron a trabajar en los experimentos faltantes. Al peliazul no le agradaba nada la actitud de su sempai y el ambiente que los rodeaba, sabía que tenía que preguntarle directamente la razón de su malhumor, pero al mismo tiempo temía lo que le fuera a decir.

Él había estado tan feliz por volver a ir a la universidad y ver de nuevo a su amado sempai. Habían sido dos terribles semanas sin verlo, sin besarlo y sin oler su aroma alfa, esas semanas fueron una tortura.

Como le hubiera gustado tenerlo cerca esa terrible semana de celo, detestaba que por culpa de eso tuviera que alejarse por dos semanas de la universidad y de su apartamento para no causar sospechas.

"¿temes que te haga a un lado?, ¿es porque él no parece interesado en los omegas?"

Recordó la conversión con Tanaka y no pudo evitar sentir un aguijón en su corazón.

Él no quería que su naturaleza omega fuera ocultada cuando llegó por primera vez a Nagoya, quería mostrarse tal como era, un joven omega y no un beta como lo había estado siendo en Fukuoka para que pudiera defenderse.

Porque solo los alfas podían decir que estaba bien y que mal, y los omegas solo resignarse a obedecer porque para eso servían, para obedecer las ordenes de los alfas.

Pero con los betas las cosas eran diferentes, ellos no tenían que ser sumisos, si querían podían defenderse, tenían ese derecho, recibían castigo, pero al menos no se dejaban dominar.

Algo que un omega no tenía, se lo prohibían.

Las escuelas se encargaban de hacerles creer que no tenían ese derecho desde muy pequeños.

Pero el peliazul sabía que eso no era verdad, que los omegas no eran seres inferiores que vinieron al mundo solo para tener un alfa a quien obedecer y darle descendencia.

Él sabía que muchos omegas tenían la inteligencia para ser grandes empresarios, grandes artistas como atletas, que su condición no era impedimento para alcanzar sus sueños. Los betas también lo sabían, ellos también tenían las mismas opciones, las mismas oportunidades si se les daba.

Y eso era lo que temían los alfas, ellos no querían perder su superioridad…

Morinaga miraba de reojo al pelilargo, realmente era tan difícil tratar de calmarlo siendo un beta, pues aunque tomara supresores, estos medicamentos solo ocultaban su aroma omega, calmaba sus impulsos y la cantidad de feromonas que despedía su cuerpo cada vez que estaba cerca del alfa que amaba.

Por eso a veces se veía obligado a tomar mas de la dosis recomendada cuando su sempai dejaba salir sus feromonas alfa con todo su poder cada vez que este se emocionaba o se enojaba. En especial cuando se enfadaba, pues el ambiente que los rodeaba se volvía asfixiante, ya que con su aroma alfa pedía sumisión y él se negaba a dárselo.

Temía delatarse si lo hacía.

—sempai, me puede decir, ¿por qué estás molesto?—decidió hablar sin estar seguro del todo, pero es que simplemente ya no soportaba sentir el laboratorio como una prisión—¿es porque no contesté sus llamadas hace una semana?—pregunto pensando que esa era posiblemente una de las razones, pero al ver que su sempai le seguía ignorando, se alteró—¡al menos diga algo!

Souichi reaccionó al escuchar la voz un poco cortada y alterada de su kohai, y decidió verlo recién, no le había dirigido la mirada desde que había salido de la cafetería, hasta ahora.

Su kohai estaba parado frente a él, unos diez pasos lo separaban aproximadamente, y pudo notar lo angustiado que se sentía Morinaga por la indiferencia con la que lo estaba tratando.

Estaba molesto, su kohai no sabía el por qué de su molestia. Este necesitaba saberla.

—no es eso—respondió—esa no es la razón—trataba de sonar calmado, trataba de no alterarse

—entonces, ¿por qué estas tan distante conmigo?, cómo si yo hubiese hecho algo malo…—

—tal vez porque lo hiciste—lo dijo sin pensar, su enojo estaba saliendo a flote nuevamente

—¡¿qué me tratas de decir?!—preguntó el peliazul bastante preocupado, él no recordaba haber hecho nada malo, a parte de no comunicarse con su sempai las dos semanas, para que Souichi esté tan enojado, como si le hubiera traicionado—dímelo, sempai—redujo la distancia entre ambos y una vez cerca lo tomo de los hombros, preguntó—¡¿qué he hecho para enojarte de esta manera?!—

Se alteró y esto hizo que Souichi también se alterara.

—¡el verte con ese maldito alfa!— llegó al limite de su paciencia—te dije claramente que te alejaras de él— sujetó de la camisa a su kohai, este no pudo evitar asustarse, pero eso no le importó a Souichi, estaba molesto—ese sujeto no es de fiar, ¡pero tú sin embargo aceptaste tomar un café con él!, ¡¿en que pensabas al aceptar su invitación o es que tú lo invitaste?!—lo soltó de manera brusca.

—¡claro que no!, yo no lo invité…

—¡¿entonces por qué aceptaste ir con él?!

—el quería disculparse conmigo, y también…. darme una…. proposición que no acepté… yo...

Morinaga le contó lo que había conversado con Tanaka, ocultando el tema de los supresores, y una vez que terminó de hablar, pudo ver que la mirada del pelilargo era de total indignación.

—ahora si lo mato, ¡¿quién se ha creído ese imbécil?!—gritó, estaba furioso.

No podía simplemente tolerar la idea de su kohai siendo cortejado por Tanaka, Souichi no permitiría que eso pasara, ese sujeto no se merecía a alguien como su kohai…

—sempai, cálmese

—¡¿cómo quieres que me calme?! ¡¿Eh?!—trataba de calmarse, pero el enojo era mas fuerte—¡¿Es que acaso no te das cuenta que eso que planea está mal?!, ¡el intenta desviarte!—

—pero qué tonterías dices…

—no son tonterías, Morinaga, él es un alfa y como tal debe buscar una pareja omega y no un beta.

—pero…—el peliazul no estaba de acuerdo con lo que dijo su sempai, pero este no le dejó terminar de hablar

—¡pero nada!—lo cayó de inmediato—De ahora en adelante trata de alejarte lo mas que puedas de ese sujeto, no aceptes ninguna de sus invitaciones, ¡entendiste!

A Morinaga no le quedó de otra que obedecer a su sempai si no quería que las cosas entre ellos se complicaran mas de lo que ya estaban.

Pasó una semana que para el peliazul fue demasiada complicada, pues no solo tenia su estar rechazando cualquier tipo de acercamiento de Seisuke sino que también tenia que hacerle frente al humor de perros que se cargaba Souichi cada vez que veía al alfa pelirrojo.

Debido a que estaba siempre entre una discusión entre dos alfas, se vio en la necesidad de aumentar su dosis de supresores, ahora tomaba de cuatro a seis cápsulas al día cada vez que ambos alfas desplegaban sus feromonas por donde quieran que se encontraban. El ambiente en la facultad se sentía sobrecargado de feromonas alfas que habían comenzado también a afectar a otros omegas, pero en menor medida.

La segunda semana también fue problemática, pero no tanta como la semana anterior, ¿la razón? Simple, que Tanaka ya no se le aparecía tan seguido a Morinaga porque sospechaba que este había comenzado a tomar más supresores de los permitidos, y eso le hacia sentir culpable.

Así que la mayoría de sus encuentros eran fuera de la facultad, donde no pudieran verlos el pelilargo.

"Seisuke-san, ya le dije que no quiero nada de usted, por favor, ¡no quiero meterme en problemas con sempai!"

"¡Lo sé!, pero es que simplemente no puedo darme por vencido, deberías aceptar al menos una de mis invitaciones para conocernos mejor."

"Lo siento, sempai es importante para mí, y es de él de quien aceptaré una invitación."

"Aunque me lo pidas, no pienso dejarme vencer por Tatsumi, espero que lo entiendas, Tetsuhiro"

Claro que lo entendía, Morinaga entendía muy bien lo que sentía Seisuke porque él mismo estaba pasando por algo parecido.

El peliazul a veces invitaba a su sempai a salir, pero este siempre lo rechazaba, eso lo ponía triste, pero aun así no se daba por vencido, él creía que con paciencia y constancia tarde o temprano su sempai dejaría de verlo como solo un amigo.

—Morinaga, ¡me puedes explicar qué significa esto!—

El peliazul una vez entró al laboratorio, después de toparse nuevamente con Tanaka, pensó que no encontraría todavía a su sempai, pero al verlo molesto, con un ramo de rosas y exigiendo una explicación, supo que venía un nuevo regaño de su amado.

—es un ramo de rosas, sempai—el peliazul tenía una leve sospecha de quien era el remitente de ese regalo, pues no era el primero que había llegado al laboratorio, solo que en los anteriores el pelilargo no los había visto, pero tal parecía que con este no había tenido la misma suerte.

—¡eso ya lo sé, imbécil!—exclamó Souichi, sentía que le hervía la sangre al ver la aparente tranquilidad con la que se expresaba su kohai, como si el que llegara ese tipo de regalo al laboratorio fuera de lo mas normal, al menos que…—No es el primer regalo que ves en este lugar, ¿verdad?—al ver como su kohai desvía la mirada, supo la respuesta a su pregunta—¡es que acaso eres idiota!, no te dije miles de veces que él no es de fiar y que además no está nada bien lo que ese imbécil está haciendo contigo—

En un arranque de ira, agarró las rosas y las tiró a la tacho de basura, Souichi simplemente no podía aceptar que su Kohai aceptara ese tipo de regalos de Tanaka ni de ningún alfa.

Morinaga sentía la furia de su sempai, otra vez el laboratorio se estaba llenando de feromonas alfa, eso siempre sucedía cuando Souichi se molestaba, era como si con eso, él terminaría obedeciéndole, dándole la razón.

Si no fuera por los supresores, ahora mismo estaría temblando, sintiendo sus piernas como una gelatina y tratando de pedirle perdón por su desobediencia.

Era momentos como estos que odiaba sus instintos omegas.

Pero aun así….

—¿sempai, por qué te molesta tanto que Seisuke-san esté interesado en mí?—ignoró las palabras de su sempai y el enojo de este cuando llamó por el nombre de pila al alfa pelirrojo—

—¡no cambies de tema!

—responde— usó un tono de voz mas demandante, ese que rara vez utiliza, pero que sabia que tenía, su voz de mando omega, ese que sabe que utilizará cuando tenga a sus hijos.

Souichi se puso nervioso, nunca había visto a su kohai tan serio, aunque también se pudo percatar el semblante cansado de este.

Tal parecía que Morinaga estaba llegando al limite de su paciencia.

Eso le asustó un poco, pero solo un poco.

—p-porque una relación alfa-beta no esta bien, va en contra de la naturaleza.—se maldijo cuando su voz sonó nerviosa, como cuando era regañado por su madre cuando hacia una travesura.—además él al comienzo te molestaba porque eres un beta, no entiendo cómo ahora puede decir que está enamorado de ti. ¿Qué le hizo cambiar su opinión acerca de ti?— susurró la pregunta solo para si mismo aunque sospechaba que su kohai pudo haberlo escuchado.

Souichi no podía creer que de un día para otro ese alfa se haya enamorado de su asistente, sentía que había algo mas oscuro detrás de todo ese flirteo.

—es solo por eso…—la voz de Morinaga sonó triste, decepcionada, otra vuelta su sempai le decía lo antinatural que era que un alfa no se fijara en un omega. Eso quería decir que nunca tendría alguna oportunidad por mucho que se esforzara solo porque era un beta.

—¿Morinaga?—

—yo no estoy de acuerdo con usted, sempai, yo si creo que es posible y normal una relación alfa-beta como también beta-omega. Si hay amor en dichas relaciones, entonces no hay nada de malo que estén juntos aunque eso signifique que tengan problemas para tener descendencia.— habló con mucha seguridad en su voz

—pero entonces, ¿qué sentido tendría que hayan nacido omegas?, ellos solo pueden tener la mejor descendencia junto a un alfa, y los betas con otros betas.—su mente de científico le decía que eso era lo correcto

—sempai, tengo entendido que sus padres fueron betas, ¿verdad?—al ver que su sempai respondió afirmativamente, siguió hablando—mi padre es un alfa muy fuerte, y ¿sabías?, a él le eligieron una prometida omega cuando cumplió la mayoría de edad porque eso era lo correcto, según mi abuelo, pero…

—acaso tu padre no…—tenía una leve sospecha a donde iba todo.

—mi madre es una mujer muy fuerte, hermosa y muy inteligente también, a pesar que la sociedad no esperaba casi nada de ella por ser una beta, ella demostró su valía ganándose un puesto de trabajo en una reconocida farmacéutica en Hamamatsu—hizo una pausa, miró que su sempai seguía prestándole atención y siguió contando—mi padre la conoció en dicho lugar, ella era su compañera de trabajo, mas tarde su amiga y después su novia.

—Morinaga…

—yo nací en una relación que la mayoría considera antinatural, ¿pero sabes?, yo he sido muy feliz con ellos y con mi niisan, si bien es cierto que mi madre tuvo muchos problemas para quedar embarazada, eso no disminuyó el afecto que mi padre sentía por ella, es por eso que cuando mi niisan nació fue una gran alegría para ellos. Es gracias a ellos que también nací, que tuve educación, pero sobretodo amor…

Souichi no pudo evitar imaginar a una pareja alfa-beta junto a sus dos pequeños hijos, estaba seguro que ellos debieron sufrir muchos ataques debido a que su relación no era bien vista, puede que incluso su kohai haya sufrido algún tipo de discriminación por tener un padre alfa y una madre beta.

Fukuoka era todavía un lugar con mucha discriminación, desigualdad y prejuicios; y aun así el peliazul, quién nació en ese lugar, parecía tan feliz cuando hablaba de su familia.

—no te pediré que cambies tu forma de pensar—la voz del peliazul lo sacó de sus pensamientos—solo te pido que sea un poco mas tolerante—Morinaga le dio una leve sonrisa—no nos veas como si fuéramos unos anormales…— susurró bajito, pero Souichi logró escucharlo

Las últimas palabras de su kohai, le hicieron sentir un terrible nudo en el estomago, pero sobretodo un dolor inexplicable en su pecho.

—¡tú eres diferente!, ¡tú eres especial!— gritó Souichi, tomando por sorpresa a su kohai quien no esperaba esa reacción de su parte—¡no eres un fenómeno!—se sentía desesperado.

Souichi no quería que su kohai pensara que le era desagradable, porque para él, su kohai es un buen beta, uno demasiado bueno.

Y eso le hacia dudar…

Su alfa interior se sentía confundido con lo que Morinaga le hacia sentir.

Lo mejor para un beta era otro beta, era lo que siempre se repetía, por eso no podía aceptar los sentimientos de su kohai, porque este era un beta.

Y a pesar de saber eso, lo dejaba acercarse, que lo besara, se dejaba hacer, porque él no tenía la valentía de tomar el control sobre Morinaga.

Y su kohai lo sabía, tal por eso los pocos avances se limitaban a leves caricias y pequeños, pero dulces besos en la mejilla y en su cuello.

Y Souichi no podía decirle que no se detenga, porque eso sería irse en contra de lo siempre consideró lo mejor para la humanidad, porque un alfa y un omega son la pareja ideal, la que es necesaria para que la tasa de natalidad no disminuya.

Eso lo sabía muy bien, pero aun así no dejaba de ser doloroso y lo peor era que no sabía el por qué exactamente de ese dolor.

O tal vez simplemente no quería saberlo….

—gracias, será mejor que avancemos con los proyectos pendientes, ¿sí?—la voz de Morinaga salió dulce de sus labios, como una suave brisa de primavera, tenía un tono tan amable que al pelilargo le hizo sacudir su interior.

Lo mejor para su kohai era un beta, se siguió repitiendo Souichi internamente hasta convencerse de eso.

Siguieron con los experimentos mientras el peliazul explicaba sobre el posible origen de las rosas que había encontrado el pelilargo, sobre las ocasiones que se encontró con Tanaka, de las platicas que tenia con el alfa pelirrojo y sobre las invitaciones que rechazaba porque sentía que era darle falsas esperanzas si las aceptaba.

Souichi se sintió un tanto avergonzado por pedirle explicaciones a su amigo, y al mismo tiempo, se sentía aliviado por saber que el sentimiento era unilateral, por un momento había creído que su kohai sentía algo por Tanaka, mas porque se había percatado que ahora se llamaban por su nombre de pila, algo que también le explicó Morinaga para que no malinterpretara la confianza que este mostraba a Tanaka.

—entonces, ¿los otros alfas ya no te molestan?— preguntó incrédulo

—sí, Seisuke-san se encargó de eso.—Morinaga se había enterado por Tanaka la verdadera razón de por qué ese pequeño grupo de alfas lo habían estado molestando.

Todavía le era difícil de creer que era porque su aroma beta le era atractivo a la mayoría de alfas.

—ya veo—fue la respuesta de Souichi a lo dicho por su kohai.

A pesar que Souichi sabía que su kohai no estaba interesado en Tanaka, eso no significaba que no pudiera enamorarse de alguien mas.

Le asustaba la posibilidad de que se diera cuenta que él no era un buen candidato para ser su pareja, porque no sabe que es estar enamorado, porque nunca le ha interesado formar familia, razón por la que siempre rechazó la cercanía de los omegas en general.

Sus únicas obsesiones eran sus hermanos y sus estudios, no tenia otro interés mas haya de eso. Él no tenía planeado buscar una pareja omega, pero si esta aparecía y resultaba ser la indicada, tal vez cumpliría su obligación como hermano mayor y formaría su familia, su manada.

Pero si esa pareja no aparecía, él simplemente no la buscaría, solo seguiría con su misma rutina.

Solo esperaba tener a su kohai siempre a su lado sea cual sea la vida que tuviera.

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Hasta aquí el primer capítulo, ¿Qué les pareció?, ¿Dónde esta el lemon? jejeje bueno, eso será para el siguiente capítulo n_n

Al ser el primer omegaverse que escribo, debo decir que estuve nerviosa al publicarlo u.u

De hecho todavía lo estoy, espero no haberlo hecho tan mal. Este será un fic de pocos capítulos, y pronto publicare el capitulo tres del fic Lo que realmente deseo de ti, estén preparados o.O

Espero que haya sido de su agrado.

Gracias por leer n_n

Atte: Mari-chan