Disclaimer: la mayoría de los personajes que aparecen en esta historia, no me pertenecen.

Sin embargo, la historia es completamente mía. No permito que se comparta en otro lado.

Aviso: el fanfic se planeó desde finales de noviembre, por lo que ignora los hechos que ocurrieron

en Sakura Hiden, Boruto The Movie y todos los spoilers de éstos.

1

Renace el clan Uchiha


No importa la manera en que se dé a conocer la noticia, un embarazo siempre causa un sinfín de emociones en el padre. Algunos toman a su esposa y giran mientras la besan, otros no soportan la emoción y salen gritando para presumirlo por toda la aldea, unos más preguntan una y otra vez si es verdad; pero Sasuke Uchiha no entraba en ninguna de esas categorías. Él permaneció tan quieto como una estatua tras recibir las impactantes palabras de su esposa. Aún aferraba su taza de café y todavía no cerraba la boca alrededor de un pedazo de pan. Sus ojos, tan expresivos como los rostros de los hokage en la montaña, permanecían clavados en la sonrisa de Sakura. Ella esperaba ansiosa la reacción de su marido, estaba muy emocionada por formar una familia con él; mas éste no se movía, ya llevaba en la misma posición casi cinco minutos. Comenzaba a preguntarse si había sido buena idea contárselo por la mañana.

— Sasu… — comenzó, pero entonces Sasuke mordió el pan como si sólo se hubiera tratado de pausar la escena de una película. — ¿Te encuentras bien?

— Ajá. — respondió desviando la mirada a su desayuno.

— ¿Y bien? — cuestionó ávida, apretando los puños. — ¿Qué te parece?

— ¿Qué?

— ¡¿Cómo que "qué?! ¡Mi embarazo! ¡Vamos a tener un hijo, Sasuke-kun!

— Ah… eso. — tomó la taza de café y la miró interesado. — No lo sé, Sakura.

— ¿Qué-qué quieres decir con eso?

— Sí, no estoy seguro de que funcione. — antes de que ella pudiera alegar, alzó la mano para hacerla callar. — No sé cómo tratar a los niños, fui un pésimo profesor en la academia cuando Kakashi me lo sugirió y ni siquiera toleré la presencia de la hija de Kurenai cuando ella fue a una misión y nos la dejó. Sakura, ¿y si mi propio hijo no es de mi agrado? ¿Y si también me teme como todos los niños de la academia? No soy como Itachi, no tengo sus ojos bondadosos, soy como… No lo sé, ¿Madara?

— ¡Nada de eso! — exclamó Sakura entre risas. — Será de tu sangre, no podrás no amarlo. Tú eres tú y eso es lo que nuestro hijo amará de ti. Además — añadió al ver que Sasuke quería interrumpirla. — ¿qué no era eso lo que querías? ¿Restaurar tu clan?

— Cuando dije eso no tenía ni idea de cómo tenía que hacerlo. De haber sabido que tenía que cambiar pañales y alimentar a una tercera persona, jamás habría dicho eso. Sakura, mis padres nunca me hablaron de sexo e Itachi no tuvo tiempo de hacerlo cuando peleábamos a muerte entre nosotros o contra Kabuto. — agregó con ironía. — Fue una vergüenza asistir con el idiota de Sai a esas pláticas sexuales a las que nos mandaste. Para empezar, ¿por qué no fue Naruto?

— ¿Y te lo preguntas? Él leyó el libro de Kakashi a escondidas de él. Es igual de pervertido que su maestro Jiraiya. Y ése no es el tema. En siete meses serás padre y serás el mejor. Ya lo verás, confío en ti, Sasuke-kun.

— Hmph, yo no me tendría tanta confianza. — dijo antes de beber su café. Permaneció callado durante un minuto, hasta que finalmente miró a su mujer. — ¿Me ayudarás a no equivocarme?

— Por supuesto que sí. — contestó Sakura sonriendo.

En respuesta, Sasuke soltó un largo suspiro de alivio. Su miedo más grande era decepcionar a Sakura. Claro que le agradaba la idea de tener un hijo, a cualquier hombre orgulloso le parecía sensacional; el problema radicaba en su poca paciencia. Las mujeres solían tener un instinto que les ayudaba a ser madres excelentes, pero hombres como Sasuke que apenas conocían el amor y no tenían la menor idea de cómo cargar un bebé; ellos sí que tenían problemas con eso. Empero, antes de que la mente de Sasuke pudiera indagar más acerca de ese tema, la puerta de su casa se abrió con estrépito, provocando que Sasuke se colocara en posición de defensa frente a su esposa. En su estado, no la dejaría siquiera mover un músculo, no quería que se lastimara o lastimara al bebé. Sin embargo, el hombre que entró a la casa no era otro sino Naruto, su mejor amigo.

— ¡Teme! — gritó corriendo hacia él. Sasuke no relajó la postura, con el impulso que llevaba, podría tirarlo y así tumbar a Sakura y herirla. — ¡Estamos embarazados!

— ¿Qué? — preguntó Sasuke cuando sintió el abrazo de Naruto. — Sakura, ¿él lo sabía? — le cuestionó a su esposa girando un poco el rostro para mirarla. Ella negó con la cabeza igual de asombrada que él. — Dobe, suéltame, suéltame. ¡No me abraces! — ordenó quitándose los brazos de Naruto de sus hombros. — Con un demonio, ¿qué te pasa? ¿Cómo lo supiste?

— ¡Hinata me lo dijo! — contestó brincando de un lado a otro. — ¡No pude responderle nada y sólo me vine corriendo hasta aquí, dattebayo! ¡¿Puedes creerlo, teme?!

— En primer lugar: no me digas así y en segundo lugar: Sakura, ¿Hinata lo sabía?

— No. — musitó ella poniéndose de pie. — Eres el primero en enterarse, ni siquiera mis padres o Tsunade-shizou lo saben.

— ¿Y por qué tendrían que saberlo tus padres o la vieja? — cuestionó Naruto confundido. — Querrás decir la familia de Hinata, ¿no? Ellos ya lo saben, me encargué de gritárselo… ¡Auch! ¡¿Por qué me pegas, Sasuke?!

— Usuratonkachi, ¿por qué lo hiciste? ¡Ese tema no te incumbe a ti!

— ¿Y cómo no me va a incumbir si se trata de mi propio hijo, teme salvaje?

— ¡¿Qué?! — exclamó la pareja Uchiha.

— Sí, es lo que les dije: "estamos embarazados". Hinata me lo dijo hace unos minutos. ¡Está embarazada, dattebayo!

— ¿Tú vas a ser padre? — preguntó Sakura escondiendo una sonrisa traviesa. — ¡No me lo esperaba! ¡Increíble, Naruto! ¡Felicidades! — le dijo mientras se lanzaba a su cuello para abrazarlo. Se sentía dichosa de que por fin sus personas más queridas tuvieran una familia. — No sabes qué alegría me da por ustedes.

— Gracias, Sakura-chan.

— Siento lástima por la criatura que tenga que soportarte noche y día, Naruto. — dijo Sasuke con una pequeña sonrisa ladeada. No podía engañar a nadie, la felicidad de su mejor amigo sólo le causaba alegría. Él sí sería un padre fenomenal, siempre lo había sabido. Su humildad e hiperactividad lo convertirían en todo un ejemplo a seguir para sus hijos. — ¡Es broma, idiota! Me da mucho gusto saber eso, Naruto.

El aludido padre estalló en carcajadas mientras le daba un golpe amistoso en el hombro. No existía nada que callara esas risas tan estruendosas y divertidas, pero no era como si Sasuke o Sakura quisieran detenerlo: él ya se merecía una noticia de esa clase. Cuando por fin perdió el aliento y respiró con agitación, Naruto les dirigió una mirada pícara a sus mejores amigos.

— Ustedes deberían apresurarse, no querrás quedarte atrás, ¿verdad, Sasuke?

— ¡Idiota! — le gritó Sakura.

— Para tu información, nosotros también esperamos un hijo, usuratonkachi. — contestó Sasuke con vehemencia y cruzado de brazos. — Y te apuesto a que Sakura se embarazó antes que Hinata.

Su esposa lo miró atónita. No podía creer que su competencia con Naruto llegara a esos extremos. Suplicó que, por primera vez en su vida, Naruto terminara con esa discusión tan absurda.

— ¡Já! ¡Eso sueñas, 'ttebayo!... Un momento, ¿estás embarazada, Sakura-chan? — le preguntó tomándola por los hombros. Ella asintió. — ¡¿Y por qué no me lo dijiste?!

— Pensaba hacerlo cuando te viera en la cena.

— ¡¿Hasta la cena?!... ¡Par de ingratos! ¡Debiste correr a decírmelo, teme!

— ¿Para qué? Ya estás aquí, ¿no? — espetó Sasuke sin moverse.

— ¡Increíble! ¡Felicidades, Sasuke! ¡Eres todo un semental!... ¡¿Y ahora por qué me golpeas?!... ¡No los imagino como padres! ¡Qué hermosa te verás cuando tengas una panzota, Sakura-chan! ¿Te imaginas qué envidia sentirá Shikamaru o Sai cuando nos vean con nuestras esposas embarazadas, Sasuke? ¿O Kakashi-sensei? ¿Qué dirá Kakashi-sensei? Pero, tendremos que controlar su apetito, escuché que las embarazadas suelen comer por dos. ¿Qué tanto crees que Sakura-chan engorde? ¿Crees que tome el aspecto de Anko-sensei?… ¡¿Y ahora qué, teme?!

— Hmph. Simplemente no tolero escucharte decir tantas palabras. Y Sakura nunca se verá como Anko. — agregó sacudiendo la mano que ya había golpeado a Naruto en tres ocasiones. Sakura le sonrió, no importaba que Sasuke no se lo dijera, ella sabía lo mucho que le gustaba su cuerpo.

— Ahora que lo pienso, también sé que el busto de las madres suele incrementarse. — miró de reojo a Sakura, quien esta vez no permitió que Sasuke la defendiera y golpeó el rostro de Naruto haciendo que se estrellara en la pared.

— ¡Maldito pervertido! ¡Ve a mirarle el busto a tu esposa y deja el mío en paz! ¡Eso no le importa a Sasuke-kun! ¿Verdad, Sasu…? ¿En qué piensas? —preguntó cuando lo encontró mirando el techo con el entrecejo fruncido y los labios apretados

— ¿Eh? Ah, en nada. — mintió desviando la mirada hacia ella. — En nada. — repitió.

— ¿No estarás pensando en lo que dijo Naruto respecto a mi busto?

— ¿Qué dijo Naruto de tu busto?

— Ah… — enrojeció ligeramente. — ¿No lo escuchaste? ¿Lo del embarazo? ¿Lo que dijo?

— Tus senos crecerán por el embarazo, ¿eso dijo? — Sakura asintió más ruborizada. — ¿Y? ¿Qué tendría que pensar al respecto? No me casé con tus senos, sino contigo. No tienes de qué preocuparte.

— Teme, ¿alguien te ha dicho lo raro que te escuchas hablando de los senos de Sakura-chan, dattebayo? — dijo Naruto poniéndose de pie. — ¡No! ¡Sakura-chan! ¡No en la cabeza, no en la cabeza!

— Si vuelves a decir algo en contra del cuerpo de Sakura, juro que te arrancaré tu nuevo brazo y lo utilizaré como bate. — advirtió Sasuke coloreando su ojo derecho con el sharingan. — Inepto. — farfulló desactivando el chidori que había activado mientras Naruto se sobaba la cabeza y mascullaba algo que sonaba a: "par de salvajes".

Sakura no dejó de mirarlos, no entendía el idioma de los hombres y le preocupaba no comprender a su propio esposo. Así fuera una minúscula seña, no quería perderse de nada. Sabía que Sasuke y Naruto tenían un idioma propio en el que se podían comprender a base de gestos o frases cortas; pero algo le molestaba, no de ellos, sino de él, de Sasuke. Sentía que todavía no se desahogaba por completo y su miedo a ser padre era prueba suficiente. Suspiró y se prometió que no dejaría que se deprimiera. En esos siete meses lo convertiría en un experto paternal.


Cuando Sakura y Sasuke salieron de la casa, días después, se toparon de frente con Kiba, quien lucía bastante molesto. Sasuke alzó una ceja, escéptico. Hasta Akamaru no parecía tener la misma chispa de alegría de siempre. Kiba los examinó con un gesto despectivo.

— Te recomiendo, Sakura, que no visites a Ino. — dijo. — De hecho, a Sai o a Ino. Ambos están insoportables.

— ¿También Sai? — preguntó Sakura. — ¿Qué habrá pasado? No es normal que Sai sea tan desagradable. ¿Dijo algo inadecuado?

— ¿Decir? ¡No! ¡Está mucho más loco que de costumbre! Está desesperado porque no encuentra un libro que sacó de la biblioteca. Dice que es muy importante para su mujer.

— ¿Ino lee? — preguntó Sasuke. Sakura lo miró divertida. Su marido no solía hacer bromas, así que asumió su pregunta como una verdaderamente seria.

— ¿Y yo que sé? — respondió Kiba. — Por cierto, Sasuke, el hokage te llama.

El aludido miró a su esposa a manera de disculpa antes de caminar hacia la torre del hokage. Sakura lo miró alejarse con una leve sonrisa. Hubiera deseado ser ella quien le dijera a Kakashi que estaba embarazada, aunque estaba segura de que Sasuke no se lo guardaría. Kakashi era para el equipo siete como un padre más, sobre todo para Sasuke; no podía simplemente callar una noticia tan importante como aquélla. Incluso le sorprendió que antes de su boda, fuera con él a pedirle consejos acerca de cómo tratar a una mujer casada. Kakashi, evidentemente, no supo qué decirle ya que nunca había estado en esa situación, pero consiguió hablarle de lo necesario para la noche de bodas, lo que la hizo bastante divertida para Sakura.

Minutos más tarde, Sasuke abrió la puerta del despacho con bastante familiaridad. Kakashi ya sabía que se trataba de cualquiera de sus alumnos: siempre era así cada vez que entraban sin avisar. Esos niños ya le habían perdido completamente el respeto.

— Sería el colmo que mis mujeres ninja se ausentaran por incapacidad. — le dijo Kakashi a Shikamaru, quien permanecía de brazos cruzados frente a su escritorio.

— Sólo es una teoría, hokage-sama. — respondió Shikamaru restándole importancia a la aflicción de Kakashi.

Sasuke se percató de que lo ignoraban, mas prefirió escuchar un poco más su conversación antes de irrumpir.

— No creo que los Uchiha se encuentren en la misma situación. — agregó Shikamaru antes de bostezar.

— ¿Ah, sí? No debo recordarte quién fue el primero que dijo que quería restaurar su clan, ¿cierto? Esos niños y sus hormonas nos dejarán en quiebra.

— ¿Qué ocurre, Kakashi? — preguntó Sasuke adelantándose un paso. No le agradaba mucho la idea de que hablaran de su matrimonio como si él no estuviera en la misma habitación.

— Ah, Sasuke. Necesito que Sakura y tú estén disponibles para una misión de algunos meses. Una pequeña aldea que apenas se está formando cerca de Suna, ha pedido nuestra ayuda para…

— ¿Meses? — repitió Sasuke interrumpiéndolo. — Eso será imposible: el primer trimestre del embarazo es el más peligroso.

Shikamaru lo miró, por primera vez, interesado. Una ancha sonrisa se dibujó en su rostro. Lamentó la realidad en la que se encontraba Kakashi, pero en verdad le alegraba que los Uchiha pudieran tener una familia. Eso los haría tan dichosos como lo merecían. Además, no pudo evitar pensar en lo absolutamente cursi que Ino encontraría que su mejor amiga compartiera su embarazo. Temari haría varias bromas al respecto. Por un momento, se vio con los demás padres en el bar o en Ichiraku; todos hablarían de lo difícil que era el embarazo de sus esposas.

— ¿Así que serás padre? ¡Vaya, hombre! ¡Enhorabuena! — lo felicitó con un leve golpe en el hombro.

Sasuke sonrió con suficiencia. Kakashi, por su parte, lo miró con incredulidad. Poco después de medio minuto, se puso de pie y caminó con bastante orgullo hacia su alumno. Una vez frente a él, colocó ambas manos sobre sus hombros y Sasuke adivinó la sonrisa detrás de su máscara.

— ¿Están completamente seguros?

— Por completo, Sakura se ha hecho varias pruebas. Me lo dijo hace unos días; se supone que te lo diríamos este viernes que cenáramos juntos. — respondió Sasuke.

Kakashi soltó una pequeña risa antes de abrazarlo. Sasuke lo permitió sólo porque sabía lo importante que era para su ahora hokage; además, él también necesitaba su felicitación. Si antes se sentía temeroso por lo que pudiera pasar, en ese momento comprendía que poseía el apoyo de Kakashi, Naruto, Sakura e incluso, Shikamaru.

— Me alegra mucho saber eso. Ha sido una noticia verdaderamente buena. — dijo Kakashi antes de soltarlo. — Supongo que entonces Kiba y Shino tendrán mucho trabajo estos meses.

— ¿Qué hay de Sai e Ino?

— También esperan un hijo. — respondió Shikamaru aburrido. — Esta mañana llegó Ino a mi casa y lo gritó. Sai parecía ido… en realidad, no sé cómo se lo haya tomado. Incluso me preguntó si sabe porqué su esposa está embarazada.

— ¿Y tú? ¿Temari también…? ¿Acaso toda la aldea tuvo la misma idea?

— No creo que lo hayamos planeado, compañero.

— Shikamaru cree que ocurrió en la semana en que vinieron los de la aldea del Dulce a repartir comida afrodisiaca. — comentó Kakashi. — Y tiene sentido.

— Sakura se embarazó antes. — aseguró Sasuke. A pesar de no estar seguro, no le agradaba la idea de no ser el primero en algo.

Kakashi dejó escapar una risa divertida mientras Shikamaru miró a Sasuke con asombro.

— Hay cosas de las que no puedes hablar tan abiertamente como si fueras Sai, eso es tétrico. — dijo Shikamaru.

— Sasuke, ya puedes retirarte. Los estudios dictaminarán si tienes razón, pero no será necesario que lo hagas noticia, ¿de acuerdo? — agregó Kakashi.

Sasuke no respondió. Simplemente, se dio la media vuelta para salir del despacho del hokage. En el fondo, no le importaba quién se había embarazado antes: su mente estaba expuesta a los posibles problemas a los que Sakura se exponía con el embarazo. Era primeriza y una madre muy joven, podría complicarse algo durante y antes del parto.

Apretó los nudillos. Tendría que cuidar con más precisión a su esposa si es que quería que el embarazo no la matara. Conocía los riesgos, se los habían explicado en el taller acerca de sexo, sabía que podía llegar un momento en el que le tuviera que escoger entre salvar la vida de su hijo o la de su esposa. Evidentemente, prefería la de Sakura. Siempre la preferiría a ella.

O tan siquiera, eso fue lo que Sasuke Uchiha pensó durante los siguientes siete meses.


Contrario a sus principios y a lo que todos esperaban de él, Sasuke no dejaba de pasearse por el pasillo del hospital. Su esposa había entrado a quirófano hacía cuatro horas y no entendía por qué nadie salía a revelarle alguna información. No paraba de pensar en las complicaciones que podría tener Sakura y eso era lo que lo sacaba de sus cabales.

Sentía fijas en él las miradas de Kakashi, Naruto, Hinata, Sai e Ino; incluso, alcanzaba a escuchar las palabras de su maestro.

— Ella estará bien, ya deja de preocuparte, Sasuke.

— Si así fuera, alguien ya habría salido. Esa niña está matando a mi esposa. — farfulló con coraje.

Ino quiso levantarse a darle una cachetada, mas el peso de su enorme barriga le impidió moverse. Todos tuvieron el mismo deseo: era asombrosa la frialdad con la que Sasuke se refería a su propia sangre. Nadie creyó que la situación sería de esa manera.

— ¡Es tu hija, teme! — lo regañó Naruto sin poder contenerse. — ¡No te permitiré que hables así de ella!

— Yo no te pedí permiso. —se limitó a responder en un susurro.

— Según lo que leí en un libro, el primer embarazo puede durar hasta ocho horas. — dijo Sai en un intento de bajar la tensión.

— A partir de cuatro, es probable que haya complicaciones. — respondió Sasuke.

— Está en buenas manos, Tsunade no la dejará morir, Sasuke. Ya relájate. — ordenó Kakashi con autoritarismo.

— ¡Vaya! ¡¿Acaso no fue su propia pareja la que Tsunade no pudo salvar?! — exclamó irónico.

Antes de que el hokage pudiera alegar algo, Shizune salió de la sala de operaciones con el cubrebocas colgando de su cuello. Entre sus brazos cargaba un pequeño bulto envuelto en una manta amarilla. Ino dejó escapar un chillido de alegría y Hinata se aferró al brazo de su esposo sin dejar de mirar aquella cobija.

De inmediato, Shizune fue rodeada por todos. Sonreía sin dejar de mirar lo que ocultaba en sus brazos.

— Está dormida, pero todo ha salido bien. — dijo meciendo al bebé. — Muchísimas felicidades, Sasuke-kun.

— ¿Y Sakura? — cuestionó el aludido apenas mirando a la criatura que le ofrecían.

— ¡Sasuke-kun! — exclamó Ino desesperada.

Kakashi, tras dirigirle una mirada de desaprobación a su alumno, tomó a la niña y la miró. Dejó escapar una leve risa cuando miró sus facciones. Naruto, Sai y sus respectivas esposas también sonrieron. Sasuke, por su parte, no dejaba de escrutar con la mirada a Shizune.

— No puedo creerlo, Sasuke, es idéntica a ti, 'ttebayo. — dijo Naruto feliz.

— ¡Mentira! — respondió Ino. — ¿Acaso no le ves la frentesota de Sakura?

— Ella está agotada. — respondió Shizune a Sasuke. — En unos momentos la pasaremos a piso y entonces podrán verla.

— ¿No hubo complicaciones? — cuestionó Sasuke, ignorando los jaloneos de Naruto.

— Ninguna. Bueno, nada fuera de lo esperado. Comprenderás que ella es una madre joven, para ella fue difícil, Sasuke-kun.

— Te dije que ella estaría bien. — le dijo Kakashi. — Ahora, mira a tu hija y compórtate como un padre normal lo haría. — suplicó con una sonrisa escondida.

No obstante, Sasuke no lo escuchó. Se había recargado en la pared contigua para soltar un largo suspiro. Sakura estaba a salvo, no moriría. No lo dejaría, ella no podría dejarlo. Por un momento se sintió patético: Sakura jamás podría dejarlo, se habían prometido no volver a separarse.

Sintió la mano de Naruto sobre su hombro y lo miró con el entrecejo fruncido.

— Teme, ¿acaso no lo entiendes? — preguntó con preocupación. — Ya tienes una nueva familia. Sakura-chan te ha dado una hija.

Sasuke escuchó un llanto proveniente de la criatura que Kakashi aún sostenía y palideció. Qué idiota. Ése era el llanto de su hija, de la hija que por tanto tiempo les había provocado mil emociones mientras estuvo en el vientre de Sakura. Era la misma niña con la que el clan Uchiha renacería. Era, sobre todo, el fruto del amor que Sakura le había brindado y que él gustosamente había correspondido.

Lentamente, se acercó al tumulto de ninjas que trataban de tranquilizar al bebé que lloraba. Aún sin pedir permiso o siquiera hablar, la tomó entre sus brazos y la miró. Segundos más tarde, ella dejó de llorar.

Admiró cada milímetro de su rostro. Redondo, sonrojado por el llanto, con los ojos enormes abiertos y de un intenso color negro. Su nariz pequeña le recordaba a la de Sakura, aunque sus labios los reconoció como los suyos. Dejó entrever una delgada sonrisa; Ino tenía razón, también tenía la frente de Sakura, pero ése no sería un inconveniente para que la amaran. Ya podía ver su futuro, ya podía ver sus esfuerzos por convertirse en una gran ninja como su madre, ya la veía aprenderse cada palabra que le enseñaran en la academia. Incluso podía visualizarla peleando con el hijo de Naruto.

Inconscientemente, la apretó contra sí. Mientras la tuviera de esa manera, mientras fuera él quien la protegiera, nada malo le pasaría. Desde ese momento, se juró que no permitiría que su pequeña niña sufriera en algún momento. Él la protegería de todo daño, evitaría que cometiera los mismos errores que él, la dejaría ser feliz, le diría lo orgulloso que se encontraba por ella y se convertiría en su entrenador personal.

— Por vez primera, usuratonkachi — le dijo a Naruto sin dejar de mirar a su hija. — tienes toda la razón.

Hinata suspiró de alivio. Por un momento creyó, al igual que todos los presentes, que sería necesario restregarle en el rostro que ya era padre y que podía ocuparse en cuidar de su familia o Naruto se encargaría de arrancarle el brazo con otro rasengan. Sabía lo capaz que Naruto era de hacer eso.

— Debo llevarme a la niña a los cuneros, Sasuke-kun. — dijo Shizune algo apenada.

Sasuke volvió a mirarla con despecho. No podía creer lo irónico de la situación. Al inicio le habían insistido en crear un lazo con su hija y cuando por fin lo hacía, le obligaban a dejar a su hija en manos de Shizune. Empero, sabía que estaría en problemas si no la entregaba.

— ¿Cuándo podré pasar a verla? — preguntó una vez Shizune la sostuvo.

— ¿A Sakura?

— A ella. — respondió señalando a la niña.

— En unos minutos podrás ver a ambas. Si lo deseas, podremos una cuna en la habitación de Sakura para que estén todos juntos.

— Hmph. — resopló.

Shizune tomó aquello como una respuesta afirmativa. Se despidió con una cabezada antes de retirarse. Sasuke la siguió con la mirada.

Sai fue el primero en percatarse de lo que ocurriría después de eso, mas no consideró apropiado mencionarlo. Creyó que podría arreglarse cuando la pequeña creciera, creyó que no habría necesidad de hablar con Sasuke. Creyó, estúpidamente, que Sasuke podría cambiar.

— ¿Y cómo te sientes, teme?

— Vivo.

Hinata se mordió el labio. Ella fue la segunda en darse cuenta de la mirada nueva en los ojos de Sasuke. A pesar de que ella nunca vio sus episodios de maldad, podía reconocer que en ellos había una determinación que aterrorizaba. Nuevamente, se aferró del brazo de Naruto. No le diría nada hasta que estuvieran a solas. Ella sí comprendía la gravedad del asunto.

— Bueno, pronto podrás ver a tu mujer. — le dijo Kakashi con una sonrisa ladeada.

— Sí. — respondió con cierta indiferencia.

El hokage casi pudo apostar que había visto en sharingan de Sasuke rodando en sus ojos un segundo antes de que parpadeara. Fue cuando también él notó que algo andaba mal. Sin embargo, confió en que Sakura pudiera controlarlo.

Y como Sai, estaría completamente equivocado.

/*/•/*/•/*/

¡Hola!:

¡Por fin lo subo! Desde noviembre lo estoy planeando, pero al fin pude empezar a subirlo. Ésta es la propuesta y sí, su trama principal ocurrirá alrededor de la familia Uchiha y los inconvenientes que puedan tener.

Cuando comencé el proyecto, quise desenvolver los nueve meses de embarazo de Sakura, mas me percaté de que eso sería innecesario para la trama pues lo verdaderamente interesante para la misma era el nacimiento de Sarada. Sé que muchos no entenderán cuál es el problema que Sai, Hinata y Kakashi descubrieron, pero de eso se percatarán en las próximas semanas. Lo que sí, el drama empieza desde ya.

Bueno, en realidad no tengo mucho que comentar en este primer capítulo más que me gustaría que continuaran mi historia, la actualizaré cada jueves más o menos a esta hora. No soy una autora que falle en su calendario, así que pueden estar seguras que les cumpliré semana a semana - a menos que tenga un asunto de vida o muerte que me impida hacerlo, claro.

Y, bueno, quiero finalizar con una pequeña propaganda a un fanfic que también comencé a publicar esta semana: Artis gratia ars. Éste es un longfic SasoSaku. La historia es AU, pero creo que puede dar para mucho. Búsquenlo en mi perfil, si quieren.

Nos leemos la próxima semana, en cualquier caso.

Les mando un fuerte abrazo.

Andreea Maca.