Clases de francés.
-Veamos ahora con el verbo "Aimer"- decía el profesor, aunque Hikaru estaba perdido en su mundo. No, en realidad, estaba perdido en el mundo de Haruhi.- J'aime. T'aimes. Il/Elle aime…
Haruhi estaba sentada en diagonal a él, mirando fijamente a su cuaderno, donde se dedicaba a garabatear con la pluma sobre la hoja de papel. Tenía los labios entreabiertos y colorados, y un tenue rubor en sus mejillas… ¿Qué estaría pensando? En ese momento, alzó una mano para apartarse el cabello de la cara. Su sedoso cabello color chocolate…
-Nous aimons. Vous aimez. Ils/elles aiment…
El año estaba por acabar, y él todavía no tenía muy claros sus sentimientos hacia Haruhi… ¿Qué le estaba sucediendo? Jamás había sentido algo tan fuerte por ninguna persona, o, al menos, por ninguna persona que no fuese su hermano…
¿Qué demonios le estaba sucediendo?
Cada vez más a menudo se sorprendía a si mismo mirándola… como la tenue brisa que llegaba de la ventana le movía el cabello, como movía el pecho arriba y abajo al compás de su respiración, el movimiento de sus largas pestañas, el brillo de su iris cuando cualquier luz se reflejaba en sus ojos… lo tenía loco, y él lo quería todo.
De repente, sonó la campana que indicaba el final de la clase, sobresaltando a Hikaru completamente.
-Hikaru, ¿estás bien?- preguntó la suave voz de su hermano por encima de su hombro. El chico no le prestó mucha atención, murmuró algo ininteligible y metió rápidamente sus cuadernos en la maleta, antes de levantar la mirada hacia donde Haruhi se acercaba hacia la puerta del aula.
Hikaru se apresuró a seguirla hacia el pasillo. No sabía lo que le diría. No sabía lo que haría. Solo necesitaba estar lo suficientemente cerca de ella para poder sentir su respiración en sus labios, poder ver de cerca esos hermosos ojos o poder escuchar los latidos de su corazón.
Haruhi caminaba, ajena a todo esto. Ajena a los sentimientos que emanaban como rayos de Hikaru. Ajena a las ganas que tenía Hikaru en esos momentos de probar sus labios.
Hikaru se olvidó de todos los estudiantes que estaban en el mismo pasillo que ellos, dirigiéndose a sus clases. Solo tenía ojos para Haruhi en ese momento, quería hablarle, quería decirle todo lo que sentía. Ya no podía aguantar eso por más tiempo.
Haruhi caminaba frente a ella. Hikaru levantó una mano para tocar su hombro y detenerla.
La chica se dio la vuelta antes de que el gemelo se decidiera a hacerlo, y le sonrió.
-¡Hey, Hikaru!- dijo, con una encantadora sonrisa.- ¿Sucede algo?
Hikaru la miró los ojos por un segundo que le pareció una eternidad, antes de sonreír lo más naturalmente posible.
-No- dijo- No pasa nada.
Haruhi se encogió de hombros, con una felicidad contagiosa, antes de seguir su camino. ¿Por qué tenía que ser tan encantadora?
El chico la observó alejándose con gracia, cuando sintió una mano tomando la suya. Hikaru cerró los ojos, y apoyó la cabeza en el hombro de su hermano, quien suspiró.
Definitivamente, el amor no era fácil.
