Ramito de violetas.

Ino lo había logrado. Ella se había ganado el amor de Sasuke, y desde hace tres años se habían casado.

Era el perfecto cuento de hadas a los ojos del mundo, y lo podría incluso ser para ella. Si no fuera porque el pelinegro no mostraba cariño hacia ella, no mencionaba palabras dulces, no le daba regalos, o siquiera le decía que la amaba; Él no mostraba ningún afecto por ella, e incluso, llegó a pensar que posiblemente no la amaba, ¿Entonces por qué le propuso matrimonio?

¿Por qué llevaban tres años de casados si no habia amor de por medio?

Él siempre trabajaba, nunca le dedicaba tiempo, ni se esforzaba por hacerlo. Sin mencionar que tenía una actitud fría, molesta y siempre estaba de mal humor.

No entendía. Si Sasuke no la amaba, ¿Por qué no la dejaba?

— ¿Qué verso te escribió ayer tú admirador? — Sakura, su amiga la había sacado de sus pensamientos.

Ella sorbió su té y sonrió inconscientemente.

Desde hace casi dos años y medio, había estado recibiendo cartas de alguien, un extraño. Su contenido se basaba en poemas, versos hermosos que la hacían sonreír todos los días. Las notas siempre eran acompañadas de un bello y pequeño ramo de violetas. Ella se había aprendido el aroma que las flores desprendían, pero aún así, al recibirlas se tomaba el tiempo en olerlas después de leer las cartas mientras sonreía.

Ella siempre se imaginada el rostro de su "amor secreto", ¿Sera jóven? Posiblemente sea un tipo amable, alegre y elegante.

Su sonrisa se agranda siempre al pensar en eso, y Sakura parece leer sus pensamientos.

— ¿Podría ser Sai? A él siempre le pareciste hermosa y perfecta — tomó su taza con delicadeza — ¿Tal vez Naruto? Él estaba enamorado de ti — apoyo su rostro en su mano mientras su codo descanzaba en la mesa, sonrió de lado — ¿Has pensado que puede ser Kiba? Creo que te sigue queriendo — la pelirosa bufó en frustración — Hay más opciones, digo, tenías a varios chicos detrás de tí.

Ino la escuchó y rió.

— Podrías ayudarme. Sé que quieres saber su identidad — la miró con cierta emoción y sonrió — ¡Y yo también quiero! Oh Dios, debe ser tan lindo tener un admirador secreto — suspiró como una adolescente enamorada. Ino se sonrojó y atinó a sonreir recordando a ese extraño

Llegó a casa, dejó su bolso en una mesita y sonrió de oreja a oreja al ver una carta junto a la puerta. La tomó y comenzó a leerla, su corazón latió con intensidad y tomó el ramito de violetas para olerlo, su sonrisa se agrandó y sintió una inmesa alegría, como siempre le pasaba cuando su admirador le escribía.

La puerta de la casa se abre y rápidamente esconde detrás suya lo que tiene. Ella le sonríe, se siente viva, alegre, sus ojos brillan. Sasuke la mira de reojo, no dice nada, lo sabe todo. Se marcha a su habitación, cansado y con una leve sonrisa, pues sabe que ella es feliz de esa manera.

Él le es fiel, la ama con todo su corazón. No podía decírselo, sentía que no podía. Pero las cartas sí.

Todas las noches, cuando ella duerme él se levanta y va a su estudio. Todas las noches antes de ponerse a escribir, él hace un dibujo de su rostro en su mente, hermosa, como siempre ha pensado que es. Todas las noches, él escribe versos, sentimientos en una carta. Todas las mañanas, al levantarse se prepara para ir a trabajar, agarra la carta y se la lleva consigo. Todas las tardes, se escapa del trabajo en su hora de almuerzo y sale, compra un pequeño ramo de violetas y regresa a casa dejando la tarjeta y las flores junto a la puerta o donde quiera y regresa a su cansado trabajo.

Todas las noches, al volver a casa encuentra a su esposa, aspirando el aroma de las flores y sonriendo.

Todas las noches finge desinterés, pero ama verla sonreír.

Todos los días, finge ser otra persona por medio de esas tarjetas.

Ino no lo sabe, pero Sasuke es su amante secreto.

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