Panóptico.
Nota: Esto está muy crack, quiero retomar este fandom, i swear.
Su corazón desbocado lo despertó, precipitado, levantándose de la cama. Como si hubiese corrido un gran maratón. Nada de eso había pasado, se talló la frente sudorosa, observando a su compañero de litera, Ace, quien seguía profundamente dormido. Se levantó, quedito, suspirando con sus ojos ambarinos intentando enfocar en la oscuridad. Agudizó la vista encontrando a Dan con la boca abierta. Negando con la cabeza, terminó caminando a la cocina.
Bebió del agua directo del grifo, mojándose también la cara mientras respiraba lentamente, intentando alejar los pensamientos tumultuosos de su cabeza. Todo era una inmoralidad que le estaba volando la cabeza. Abrió la puerta de la resistencia intentando hacer el menor de los ruidos, incluso si se decía a sí mismo que hacer guardia le ayudaría, sabía que eso era mentira. Ingram se encontraba en su bolsillo, dejó que saliera para que tomara el frescor de la noche por igual, los arbustos resonaron como si ramas hubieran sido quebradas.
No quiso darle importancia, pues venteaba y tenía la cabeza hecha un nudo.
Pronto, una mano aprisionó sus labios y otra le tomó con fuerza desmedida de la cintura, alzándole en el aire. Shun estuvo tentado a golpear a quien le tomaba, pero la mano era muy conocida. Limitó su rabia a patearle la espinilla, para que le bajara; el otro individuo soltó una exclamación gemebunda, bajándole entre los arbustos. Maldita sea, Vexos.
—¿Se puede saber por qué hiciste esto? Los demás están dentro de la camioneta. ¿Qué quieres a esta hora?
—Vamos Shun~ no te enojes conmigo. —rio él, sacando la lengua bífida y abriendo sus ojos de manera desmedida. Acorraló al pelinegro contra el árbol, y este lo miró reprobatoriamente.
—Basta, Shadow, tenemos qué dejar de hacer esto.
—¿Por qué, Shun, acaso no te gusta? —sonríe el Vexo, haciendo una mueca bastante extraña. Shun, piensa en ese momento, Shadow es feo como pegarle a Dios cuando sonríe. Este lame su mejilla concienzudamente; quizá se gane un golpe del chino—: Anda Shun, me siento solo. Hazme compañía aunque sea esta noche.
Shun giró la cara, haciendo una mueca cuando la lengua larga se dirigió a sus labios, Shadow entonces le forzó con sus manos arregladas y uñas esmaltadas a mantener la mirada. Le besó de manera lenta, de una forma tan suave que a Shun un escalofrío le recorrió la espalda. El Vexo llevó sus hambrientas manos a la ropa del chino; jalándola, metiendo los dedos en zonas que no debía, donde su firme abdomen se erizaba y el cuello se volvía róseo por sus mordidas como si quisiera comerlo y adorarlo al mismo tiempo.
—Shadow…
El susurro bajo, acompañado de un sonido sofocado fueron suficientes para que el Vexo sonriera, pues Shun había cedido a su toque de nuevo.
El panóptico es una cárcel en la que los prisioneros son observados en todas sus actividades, a cada momento y en todo lugar, pero ellos no lo saben (generalmente, están sueltos).
