Los personajes son de la propiedad de la Reina JK Rowling. Hago ésto sin fines de lucro.
Esta historia participa en el Reto Olores de Amortentia, del Foro: Amor de Tercera Generación.
Palabras: 1.197
Pero yo soy James, y ella Victoire. Y somos primos. No somos ni Romeo, ni Julieta. Sólo James y Victorie. -ThreeShot.
"Ni Romeo, ni Julieta"
I.- Jabón en polvo.
-Es una poción muy peligrosa si está en las manos equivocadas, Lily.-mi hermana se quedó mirando el pequeño frasco que tía Hermione tenía en sus manos, era pequeño y era de un peculiar tono rosa, tenía una etiqueta donde se podía leer perfectamente "Amortentia"
-¿Y tú qué hueles tía?-Mi tía sonrió y destapó el pequeño frasco, lo olió cómo si no hubiera mejor fragancia que aquella y un deje de alegría pasó por su mirada- Césped recién cortado, pergamino nuevo y...-
-¿Puedo...-Lily le interrumpió exaltada-olerla?-Noté cómo se le habían puesto las orejas coloradas.
-¿No eres muy pequeña Lily, para que te guste alguien?-Aquella pequeña molestia abrió y cerró la boca como un pez, terminó negando con la cabeza. Se acercó tímidamente y olió la fragancia de la pequeña botella.-¿Y bien? ¿No hueles nada, cierto?-Tía Hermione sonrió al ver a Lily sonrojada.
-Chi-chicle de menta, moras y madera.-dijo y bajó la cabeza apenada ante la risa de mi tía.
-¿Y tú, James? ¿Quieres olerla?-¿Cómo? ¿Yo? ¿Olerla también? No, no podría, moriría de vergüenza en éste mismo instante tía, pero entre yo y mi cabeza sabemos que no es así.
Nunca antes me había sentido tan intimidado, la pequeña botella de cristal me sacaba la lengua, porqué a pesar de que no sabía a qué fragancias me enfrentaría, estaba seguro de que sabría a quién me señalaba como la persona que me gustaba.
Ya lo sabía.
De hace años.
Arrugué la nariz al oler.
¡Por Merlín! ¿Es que acaso no podía sentir aromas más normales? No sé, quizás chocolate o fresas, o algo tan cliché cómo aquellas. Pero no, tenía que sentir algo diferente a todo lo que fuera considerado común y corriente. Hasta en ésto, ella se salía de los parámetros de lo normal.
-¿James?-me sobresalté y es que la voz sorpresiva de mi padre casi me agota el aire de los pulmones.-¿Qué estás haciendo?
-Nada-negué rápidamente y corrí a mí habitación. Escuché la risa de tía Hermione y a mi padre llamarme algo burlón. ¡Yo sabía que no tenía que oler ésa jodida poción! ¡Y mucho menos en una junta familiar!
Con el impulso, la puerta se cerró de golpe, se podían escuchar los gritos de mi madre molesta. Nunca le ha gustado que demos un portazos, menos del tipo de calibre que lo dí yo.
-¡Allá voy!-grité para mí mismo y bajo, me dejé caer como un costal de patatas sobre mi cama mullida. Los resortes amortiguaron mi peso y se me escapa un suspiro.
Se supone que yo estaba en la mejor época de mi vida, ya saben, cuando las chicas empiezan a andar detrás de ti, ganando partidos de Quidditch y saliendo con un montón de amigos a hacer travesuras. Pero éste soy yo, James Potter. El mayor de los Potter-Weasley. Y no, no hay chicas detrás de mí, me va pésimo jugando al Quidditch y no tengo amigos. Todos ésos méritos de juventud se los lleva Albus, el pequeño Gryffindor revolucionario. Y Lily, a pesar de ya tener recién 13 años, ya destacaba por ser guapa, tímida como mi padre y buena para el Quidditch como mi madre.
Cuando entré a Hogwarts, millones de chicos querían ser mis amigos, esperaban grandes hazañas por mí parte por ser hijo de un héroe como lo era mi padre. Pero todos se dieron cuenta de que yo no era lo que esperaban.
Todos.
Todos, menos ella.
Cuando llegué, fue ella la que me dio una sonrisa sincera. Fue ella la que me hizo sentir que estaba en casa de la Abuela Molly y de que mi única preocupación era tener que comer para estar sano. Fue ella y nadie más.
Cada vez que me veía solo en los recesos, ella se acercaba a mí con una gran sonrisa, se ponía a mi altura y me revolvía el cabello como siempre. Me ayudaba con Transformaciones y Pociones que se me daban fatal y cuando mi casa, Gryffindor, jugaba me acompañaba a los partidos, a pesar de que ninguno supiera algo de Quidditch.
Ella lo era todo.
Siempre lo fue.
Lo ha sido.
Y lo será.
-¿James? ¿Estás ahí?-¡Oh, no! ¡Era ella! ¡Era Victoire! Ordené como pude mi cama y me miré en el pequeño espejo de mi habitación, lucía igual de despeinado que mi padre. ¡Rayos! ¡Maldita genética!-¿James?
"No seas un cobarde, James. No seas un cobarde. Es sólo Victoire. Es sólo Victoire"
Mi mano en el pomo de la puerta se sintió fría, a pesar de que todo mi cuerpo se sintiera agitado y acalorado. Abrí la puerta y ella estaba ahí, sonriéndome como siempre.
-¡Oh, James!-me abrazó de forma abrupta, como siempre. Su cabello fino y largo me hizo cosquillas, terminé estornudando como siempre.
-¡Achís!-arrugué mi nariz y ella soltó una risa. Una de ésas risas que solo Victoire podía soltar. Fresca, elegante y viva.
Exactamente como ella.
-¿Có-cómo estás, Victoire?-ella se tiró en mi cama, de forma sutil y elegante.
-Bien, algo estresada por los exámenes. Por lo menos ya éste es mi último año.-sonrió de forma aliviada, se apegó a la pared y dio unos golpecitos al hueco que quedaba en la cama, me invitaba como siempre, a acostarme junto a ella en mi cama, me acosté de forma lenta y la sentí moverse, se giró para poder mirarme directo a la cara.-¿Y tú cómo estás?
-Bien.
-¿Seguro?
-Sí.
-¡Qué pésimo mentiroso!-exclamó e hizo un mohín.
No, Victoire. No estoy bien. Estoy junto a la chica que me gusta, ella está tan cerca mío que puedo sentir su respiración y el aroma de su ropa, que es a jabón en polvo, con ésos toques florales que siempre tiene. Ése aroma en particular que tanto me gusta está al rededor mío, ése que sentí cuando olí la pequeña botella de Amortentia de tía Hermione.
Ése que me decía que estabas tú a mi lado.
-¿Cómo vas con Teddy?-ella arrugó su nariz y sonrió.
-Bien.
-¿Segura?
-Sí.
-¡Qué pésima mentirosa!-exclamé y ella soltó una risa, se apoyó en sus manos y me quedó mirando, su cabello largo y fino caía por sus hombros y unos mechones me hacían cosquillas en los brazos.
-Supongo que el primer amor no es para siempre, ¿No?
Se volvió a acostar al lado mío, ella cerró sus ojos y con un don increíble como el de tío Ron, se quedó dormida. Me giré para mirarla, ella respiraba de forma lenta y acompasada, soltaba pequeños suspiros que salían de su boca tentadora, sus pecas se veían como siempre, incluso podría jurar que tenía algunas más que antes. Su cuello también tenía, y sus hombros, y su cuerpo estaba lleno de ellas, tenía la esperanza de que algún día pudiera contarlas una por una, y besarlas al mismo tiempo.
Pero yo soy James.
Y ella Victoire.
Y somos primos.
No somos ni Romeo, ni Julieta.
Sólo James&Victoire.
James, el chico que se conforma con verla dormir.
Y Victoire, la chica que me inundaba la habitación con su aroma de jabón en polvo.
Nada más.
He decidido acomodar las edades entre James, Albus y Lily, haciendo que solo se llevaran por un año. En la historia James, tiene quince años y por lo que estuve averiguando Victoire es dos años mayor que James. Así que ella sigue en Hogwarts. Se ambienta en el año 2017, cuando Albus entraba por primera vez a Hogwarts, peeeeeero, me di la libertad de modificar un poquito las edades y que se lleven por un año y no cuatro xd Así va perfecto :) James, a pesar de que en todas partes lo pinten jovial y maldadoso. Me lo imagino medio pánfilo a ésta edad. Puesto que tiene su primer amor, no correspondido, que es Victoire y ya que está en la edad de: "Estoy solo y nadie me entiende" Espero que les vaya gustando la historia, estaré atenta a sus comentarios.
¡Besitos!
