¡Aye! Aquí les traigo el Hor. ArgxChi mejorado. Espero que les guste.
~Disclaimer: Los personajes de Hetalia pertenecen a Hidekaz. Los personajes de LatinHetalia a sus respectivos autores. El personaje Tierra del Fuego es de mi propiedad.
~Advertencia: Vocabulario. Lemon suave.
~Pareja: ArgentinaxChile/MartínxManuel.
~Datos: Chile es Virgo (18/O9) y Argentina es Cáncer (9/O7) [Usé la otra fecha según su ficha, además quería experimentar con ese signo…no hay mucho cambio, es el Martín que todos conocen xD…]
~Dedicado: A Solitudely. Perdón por todo el trauma que te causé, ¡Espero que este ArgxChi lo arregle! ;O;
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Dulcecitos M&M presentan…
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『º…Hσяớscσρσ αl Єsтιlσ AяgєnтιnαxChιlє(2)…º』
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..Sєgύη sυs Sιgησs...
[·~·Virgo~·]
Pueden parecer a veces fríos, y de hecho les cuesta hacer grandes amigos.
"¿Por qué no me dices nada?" ―el pequeño Martín intenta por todos los métodos posibles que Manuel le hable. Bueno, si le habla, a veces, pero es que cuesta tanto, sobre todo en ser cuidadoso para que no se enoje. Se enoja fácilmente.
El moreno lo mira de reojo y voltea.
"Te… ¿Te acuerdas ayer?"
"¿Qué cosa?"
"Ya sabes."
Martín ladea la cabeza recordando lo de ayer. Recuerda y contesta:
"Que seríamos los mejores amigos."
Tchili acierta con la cabeza. Pampa surca los labios y extiende la mano hacia él.
"Entonces seamos amigos."
[Años después después]
Sus manos yacen entrelazadas mientras caminan. Martín sonríe de lado observando a Manuel, y de un segundo a otro le besa la mejilla, continuando como si nada, provocando sorpresa y un tanto de nervios en el castaño, que lo único que hace es desviar la vista.
Ya se está acostumbrando a esta relación, siendo más que amigos.
X
Temen dar riendas a sus sentimientos y les falta tener seguridad en sus emociones y opiniones.
Manuel cae a la cama, con el cuerpo desnudo. Martín se posa encima, también desnudo. Se habían tocado lo necesario para ir directos a lo principal.
El rubio le levanta las piernas, inclinando el cuerpo hacia adelante. Chile hace un gemido moviendo la cabeza hacia un lado, agarrando las sabanas con las manos.
"Ya, ya. Que sensible sos." ―Martín ríe bajo haciendo que el menor frunza el ceño.
Luego comienza a moverse, adelante y hacia atrás, apegando su piel lo más posible a la de Manuel. Cada segundo que pasa, el ritmo se vuelve más candente aludiendo a no detener y a obligar al chileno abrazar el cuello del argentino, alzando aún más las piernas (sí, puede levantarlas más), queriendo decir palabras, algunas parecidas a las de Martín que las dijo hace un rato atrás. Pero le es difícil. Lo siente, pero le es difícil.
Solo es cuestión de respirar profundamente y decirlo. No es tan complicado, ¿verdad?
X
Son independientes y fríos; obsesionados por el trabajo.
Es de mañana. El de cabellos oscuros se sienta en la cama amarrándose los cordones de sus zapatos. Desde atrás Martín lo mira incrédulo, sin mucha sorpresa pero a la vez extrañado, porque se supone que Manuel se quedaría.
"¿Vas al trabajo?" ―y pregunta enseguida acomodándose, esperando que el menor se voltee.
"Sí. ¿Por?" ―no se voltea hasta que se pone de pie.
"Se supone que hoy te quedarías con Carlitos, se lo prometiste."
"Lo sé. No puedo. Tengo que trabajar."
"Trabajar, trabajar. Trabajólico" ―está molesto, arrugando el puente entre sus cejas―. "¿Es más importante el trabajo que tu propio hijo?"
"Mi hijo siempre va estar en primer lugar de cualquier cosa. Por eso trabajo" ―no demora en contestar" ―. "Y tú deberías hacer lo mismo en vez de estar en la cama."
"Para mí también es importante" ―cierra los ojos pensativo y luego los abre―. "Pero por lo menos intento pasar tiempo con él. Vos no lo hacés siempre."
Ahora los dos se miran fijamente. Molestos por sus opiniones y por una personita en especial.
Argentina se encoge sin saber qué hacer. De todas maneras el chileno irá igual al trabajo, como siempre. Suspira.
"Intenta pasar más tiempo con él. Veré que argumento se me ocurre." ―lo deja ir. Solo espera que Tierra del Fuego no le haga una pataleta.
X
Reconocer su orientación sexual no es fácil y no les gusta dejar que el público sepa acerca de sus romances.
"¿El rumor es cierto?" ―pregunta Sebastián arqueando una ceja, concentrado en su primo.
"¿Cuál rumor?"―Argentina se apoya en la pared mirando el techo. A su lado Manuel tiene las manos en los bolsillos.
"De que están juntos. Saliendo juntos. Una relación. Son novios. Pareja."
"¿Eh?"―dice la 'pareja'. Chile se adelanta en contestar enseguida.
"¿De dónde sacai' eso? Claro que no."
"Eso oí."
"Oíste mal entonces" ―frunce levemente el ceño, para poder escapar, y espera que Martín también lo haga―. "Voy a comprar un té."
Aquella mención es señal para Argentina en seguirlo, dejar la conversación antes de ser atacado por bombardeos de preguntas del uruguayo (y lo más seguro se metería Luciano). Se van juntos, caminando con tranquilidad al parecer, por lo menos para el mayor.
Chile gacha la cabeza, moviendo sus dedos a ir tomar los de Martín.
"Debe molestarte." ―pronuncia sin mirar. El rubio alza una ceja.
"No hay problema. Si vos no querés decirlo, está bien." ―sonríe.
Manuel se detiene mirando al argentino. De repente surca un poco los labios.
"Bien."
Para luego, Martín posar la mano detrás de la cadera del castaño, siguiendo con la caminata. Si aparece alguien, sacará la mano.
X
Sólo le interesará que todo funcione bien, así no se lleve bien con su familia o no ame a su pareja, es su responsabilidad, para él eso es primero.
"Ya me voy."―avisa Manuel poniéndose de pie.
"¿Tan rápido?" ―se extraña Miguel.
"Se supone que nos acompañarías después de la reunión." ―dice Daniel igual de confundido que los demás.
"No puedo. Tengo que ir a ver a Martín".
"¿No que ustedes dos estaban peleados?" ―ahora el más confundido es el uruguayo. Es más o menos lo que recuerda al escuchar al argentino pidiendo consejos amorosos por el teléfono.
"Por mí no iría. Carlitos quiere verlo. Si no lo hago, comenzará con sus berrinches…y me refiero a los dos. No quiero dolores de cabeza."
"Si no querés verlo, ¿para qué?"
Manuel ya está un poco irritado con tantas preguntas. Si sigue demorándose llegará tarde.
"Él está primero para mí." ―dice enseguida dándoles la espalda, despidiéndose. No dará más explicaciones.
X
Le gusta ser quien lleva la voz cantante en casa, pero lo hace de una forma tan armoniosa que consigue que sus hijos no desafíen su autoridad con frecuencia.
Tierra del Fuego se había sentado en el sillón. Está en el Palacio de la Moneda, un poco aburrido. ¿Por qué está ahí? Según su mamá, le dijo que discutirán con su superior acerca de futuros planes para la isla. Pero su mamá se demora mucho. Había pasado el rato bebiendo de un jugo que le sirvió la señora Cecilia.
Y sigue aburrido. Mira a su alrededor y ve un teléfono y a Como tú durmiendo tranquilamente. Se le ocurre una idea.
Mientras, Manuel se dirige a la sala donde dejó al fueguino a decirle que es momento de hablar con su superior. Al llegar, escucha solo unos segundos para darse cuenta que Carlitos habla por teléfono. Cualquiera puede decir que es normal. Sí, lo es. Sin embargo llamar para molestar a Inglaterra, no es normal. Sobre todo para molestar.
"¿No te das cuenta de qué…?" ―justo en eso, el auricular en su mano es quitado para cortar la llamada. Rápidamente mira hacia arriba. Oh, oh.
"¿Qué te había dicho?"―se cruza de brazos, tomando autoridad.
"Em…estaba aburrido, mamá." ―baja la cabeza.
"Lo otro."
"Que no molestara al inglés." ―como odia decirlo. Pero todo sea por obedecer al país tutor.
Manuel sonríe, se agacha.
"No pongas esa cara. No te voy a retar ni a castigar. Pero si estabas aburrido, debiste haber ido a buscarme."
"Lo siento, mamá."
"No importa mucho. No creo que Arthur se haya enojado" ―eso piensa, espera que así sea. Se pone de pie, tomando la mano del rubiecito―. "Vamos donde el presidente, nos está esperando. No quiero que le contradigas antes de que termine."
"¿Puedo después?"
"…Sí."
X
Comprende las ansias de curiosidad de sus hijos, porque él es igual de curioso. Por eso, el nativo de este signo nutrirá la sed de conocimientos de sus niños contándoles todo tipo de historias y llevándoles a conocer sitios nuevos.
Una de las cuantas noches antes de dormirse, Chile le narra historias. Una en particular le llama la atención con ganas de ir a ese lugar. Están ahí, en Chiloé, esperando que aparezca ella.
Manuel anda abrigado con su típico gorro chilote. Martín se pregunta qué rayos hace aquí aparte de acompañar a su nene y a su pareja, y no ve nada nuevo que no sean olas.
"¿Cuándo falta?" ―pregunta Carlitos sin despegar la mirada del mar.
"Poco" ―responde Manuel bajando la altura, abrazando por detrás al pequeño, no muy fuerte―. "No te asustes, ella no hace nada. Y Martín…" ―gira hacia el nombrado― "Que no se te caiga la baba, ¿de acuerdo?"
Martín, solamente pestañea sin entender todavía. ¿Babear? ¿Babear por quién? Si solo se le cae la baba por el chileno.
Entonces, ella aparece, tal como dijo Manuel. Sin agregar que él mismo le dijo que viniera para que su hijo la conociera.
Tierra del Fuego abre los ojos, muy sorprendido.
"¿Ella…es?" ―le pregunta a su figura maternal.
"Sí. Ella es la Pincoya." ―Chile no se aleja del isleño.
"¿Quién?" ―pregunta Martín mirando para todas partes― "Yo no veo nada, che."
X
Para seducirle vístete bien y hazle regalos en los que puedas mostrarle tu buen gusto por el vestir y la ropa en general.
Esa noche, el argentino se arregla para la cita. Una de las tantas citas que han tenido a lo largo de su relación. Esta vez quiere hacer la cita más grandiosa y especial de todas, y para eso se arregla como los dioses, un modelo de alta categoría. Lo último se lo agrega él mismo. Se acomoda la corbata, se revisa todo. Que cada prenda esté en su lugar, porque a Manuel le gustan las cosas ordenadas y que sean serias, nada de burlas o declaraciones que lo pueda tomar con humor. No quiere eso.
Sorprenderá al boludo ese.
"Aquí vamos Martín. Vos podés, sos un ganador." ―se alaga frente al espejo. Guiña un ojo.
Mientas tanto, Chile lo espera afuera del restaurante mirando y mirando la hora en su reloj.
Aparece Argentina, sonriendo. Se acerca a Manuel. Manuel parpadea sin mucho creer que el rubio esté tan bien vestido.
"Te ves bien Manu. ¿Cómo me ves a mí, eh?"
"Eh…" ―lo observa con cuidado. Sí, ve bien, y siente algo extraño que se llama atracción. Desvía la mirada―. "Te vei' bien."
"Te tengo un regalo."
"¿Qué es?" ―regresa la cabeza al frente recibiendo el regalo: un beso en los labios.
Manuel le corresponde y no puede detenerse porque el aroma de Martín cerca del cuello es rico. Podría bajar para darle un chupón.
Continuará…
X
No es muy apasionado en el amor, porque su necesidad de tener orden y disciplina le impide entregarse totalmente a la pasión.
Continuación:
Después de la cena llegaron a un motel. Martín se dio el lujo de pagar esta noche. Haría la mejor cita de todas.
Ahora el argentino se sienta de rodillas en la cama besando a Manuel, sosteniéndolo del rostro. Se devoran los labios con intensidad. Se muerden agresivo y despacio. Respiran con agotamiento. Y le arden las mejillas. También el cuerpo, su piel que pide el deseo.
Martín comienza a sacarle la corbata sin dejar de besarlo. Se separa un poco para tomar aire, pero Manuel lo agarra de las prendas volviéndolo a que lo bese, es como si le ordenara. Pobre de Martín si lo deja de besar.
Entre esas acciones, el argentino pide por lo menos desvestirse. No tiene caso hacer el amor con ropa. ¿Por dónde entraría?
"No te saqui' la ropa…" ―le dice en su boca.
"¿Cómo querés que lo haga?"―le responde igual.
"No te la saqui', weón."
"Vos…" ―besa― ¿desnudo…y yo con ropa?" ―el chileno no le responde, está más concentrado en lo suyo― "Excitante."
Y se lanza sobre el cuerpo del castaño, dejándolo bajo su cuerpo, arriba de las sabanas con claras intenciones de quitarle toda prenda puesta en él, para tocarlo, acariciarlo, besarle el torso, las tetillas erizadas, produciéndole uno que otro escalofrío y sonrojos.
No obstante, está un poco tenso. Preocupado de algo. El argentino lo nota.
"Hey, no estamos en tu casa. Olvidálo, che. O si no me sacaré la ropa." ―surca los labios con picardía.
"Atrévete."
"Estamos en un motel."
"No quiere decir que me voy a revolcar."
"Ya lo estás haciendo, señor pulcro."
"Solo cállate y bésame."
"Sí…volvete loco, che." ―sonríe muy a gusto con todo. El castaño también sonríe, jalando al rubio a su cuerpo, verá que tan pulcro puede llegar a ser.
.-.-.-.-.-.
[·~·Cáncer·~·]
Emocional y cariñoso, protector y simpático.
"¡Manu! ¡Te vine a ver! ¡Dame amor!"
"¿Qué?"
"¿Qué hacés?"
"Nada…supongo."
"Te invito a dar un paseo. Como no tenés nada que hacer."
"Está bien."
Y así, ambos van paseando tranquilamente. Llegan a un paso cebra verificando que no venga ningún vehículo. Manuel no ve nada y se apresura en cruzar, creyendo que todo saldrá bien. Pero no esperó en que sí viene uno a alta velocidad, lo cual hace alterar a Martín, tomándolo del brazo, regresándolo a su lado…en su pecho.
"Por poco casi te atropellan" ―menciona y sin soltarlo―. "¿En qué andás pensando, pelotudo?"
De repente susurra bien bajito para no ser oído y esconde el rostro ruborizado entre las prendas del rubio.
X
Su hogar es como un nido, un refugio donde ir cuando el estrés de su trabajo es demasiado. Y aman a sus hijos.
Había llegado cansado. ¿De qué? Uhm, nadie lo sabe. Solo llegó cansado a casa con ganas de dormir. Se tira a la cama extendiendo los brazos.
"¡Pá!" ―y se le tira el fueguino.
"Che, ¿qué pasa? No te tirés así."
"Es que…quería jugar un rato…" ―hace un puchero.
Argentina lo mira. Si bien, no sería nada malo jugar con rato para despejarse, ¿verdad?
"¿Jugar?" ―sonríe de lado, que parece dar miedo. Prepara las manos― "¡Soy el monstruo de las cosquillas!" ―comienza a darle cosquillas en el estómago, revolcándolo en la cama, logrando sacarle risas a montón.
No hay nada mejor pasar un buen rato con su hijo, olvidando sus caceares.
Mientras tanto, el chileno los mira desde la puerta, cruzando los brazos. Sonríe un poco por lo que ve.
X
Tiene una memoria excelente, sobre todo por acontecimientos personales y recuerdos de su infancia que son capaces de recordar al máximo detalle.
"Entonces, tú mamá me dijo: También te amo Plata. Seamos uno, creamos un Gran Imperio para que mamá España se sienta orgulloso" ―hace una pausa dejando de imitar una voz infantil―. "Luego le dije: Pero Chile… ¿estás seguro? Solo somos niños. Pero como dijiste que me amás, acepto."
"¿Cómo puedes ser tan mentiroso, Martín?" ―Manuel alza la vista dejando de leer el diario.
"¿Eh? ¿Lo que dijo papá es mentira?" ―pregunta Carlitos quien estaba de lo más emocionado con las historias de niñez de sus padres.
"La mitad es mentira, pibe."
"Tu papá me prepuso a crear un Imperio, no yo. Y me negué."
Tierra del Fuego mira incrédulo a Argentina pidiendo que le cuente algo verdadero.
"¿Qué te puedo contar sobre cuando éramos pibes?"―Martín se cruza de brazos.
"No sé. No recuerdo nada, solo la vez que te caíste al río. Fue divertido." ―recordó el chileno recibiendo una fulminada mirada verde.
"Para vos fue divertido, para mí no" ―no es nada agradable recordar esa vez mientras el pequeñito de Manuel reía por su desgracia. En eso, se le ocurre que contar―. "Carlitos, hijo mío. ¿Sabías que Antonio vestía a mamá con vestidos?"
"Cállate". ―interrumpe enseguida todo sonrojado.
"¿Mamá con vestidos?" ―pregunta el fueguino sin créelo pero tomando atención a su padre.
"Cállate Martín."
"Pensé que era una niña. Era muy parecido a Lovino cuando era pequeño. Así dijo tu abuelo Antonio."
"Martín, cállate. Es enserio."
"¿Y qué querés que le cuente? Todo lo bueno te hará enojar. ¡Che! Recuerdo la vez que dormíamos juntos. Ay Manu, eras tan calentito, ¿Qué te pasó eh?"
"¿Dormías con mamá?"
"¡Claro! Parecía un lindo osito. También te contaré la vez que se hizo pipí frente a Miguel…"
"¡Eso sí que no lo cuentes!"
Chile estalló. Por nada del mundo quiere que su hijo sepa esa parte de su vergonzosa niñez. ¿Por qué Argentina tiene que recordar todo?
X
Suelen cambiar de ánimo a menudo y se hacen problemas por cosas sin sentido.
Martín tiene mucha hambre. Se dirige a la nevera con la esperanza de hallar…
"¿Dónde está mi budín?" ―busca por todo el interior de la nevera su preciado postre que con tardo esfuerzo lo hizo.
"¿Qué estai' haciendo, Martín?" ―aparece un neutro Manuel rascándose la cabellera.
"Busco mi budín. ¿Lo has visto?"
"¿Budín? Em…" ―piensa si debe decirle o no― "Tenía hambre así que me lo comí. ¿Era tuyo?"
El argentino saca la cabeza de la nevera, mirando al castaño.
"¿Te lo comiste?"
"No sabía que era tuyo, no soy adivino."
"Era mi budín."
"Podi' comprarte o hacerte otro."
"No, ese era mi budín. Era único. ¡Lo quiero devuelta!"
"Solo es un postre, Martín."
"¡Lo que querés es matarme de hambre! ¡¿Verdad?"
Silencio.
"¡No lo conseguirás!… ¡Y como venganza, no tendremos nada durante…cinco meses! ¡Y no me vengás a rogar, boludo!"
"¿Qué…?"
¿Era una broma? ¡Cinco meses sin nada de nada de nada! ¿Cómo puede hacerse tanto problema por un budín aunque fuera muy especial? ¿Qué hará? Bueno…después todo será Martín quien no dure más de dos días sin sexo.
X
Les gustan demasiado los halagos de los demás. Tiene un complejo de inferioridad.
"Lindo."
"Eres hermoso."
"¿Sos soltero, nene?"
"¿Me darías su número?"
"Que guapo eres."
"Me encantan tus ojos."
Argentina se encuentra rodeado de chicas quienes lo alagan hasta más no poder subiéndole el ego al máximo.
"Lo soy. Por supuesto. Estoy comprometido. No sé si deba hacerlo. Sé que soy re-guapo, che. Mis ojos deslumbran a cualquiera." ―contesta todo al puro estilo de Francis. Lo que hace tener esa influencia.
Más allá Manuel trata de hacer parecer que no sucede nada, conversando con Luciano, Sebastián y Daniel.
El uruguayo se da cuenta del pequeño celo chileno.
"Si querés me hago cargo." ―sonríe.
"¿Eh? ¿De qué?" ―no entiende a lo que se refiere.
El rubio uruguayo sin contestarle se acerca a su primo Martín, este le mira y…Sebastián sonríe brillando cautivando a todas las féminas que ahora admiran la belleza uruguaya.
"¡Che! ¡Estoy aquí! ¡Holaaa~!" ―Argentina se siente ignorado queriendo la atención― "¡Soy más hermoso que él! ¡Soy más groso! ¡Soy un argentino, me tienen que querer!… ¡Todas son unas…! ¡Arg!" ―se fastidia muy molesto dando media vuelta. Nadie lo va alagar. ¿Qué hará?
¡Por supuesto! Tiene a alguien con quien hacer reconocer lo bello que es. Va donde Chile, pero Chile ya se aleja caminando con Brasil y Paraguay. Corre hacia ellos, abalanzándose sobre Manuel, pidiendo que le diga que es lindo.
Obviamente, Manuel no lo dice.
X
No le lleves la contraria y no le digas nunca lo que tiene qué hacer, porque les cuesta dejar una situación.
Manuel lee tranquilamente el diario antes de dormir, sentando en la cama mientras que Martín cambia de programa a cada rato, quiere algo entretenido, al final no hay. Sus ojos verdes se desvían hacia el cuerpo de su vecino-amante.
Veamos…están solos. No hay nada que hacer. Están solos.
Lentamente se inclina a buscar los labios chilenos.
"Martín, intento leer el diario."―menciona sin moverse mucho.
"Olvidá el diario. Lo leés mañana. Dale un poquito de atención a tu argentino." ―surca los labios robándole el periódico.
"¿Dar atención?" ―arquea una ceja a lo que el rubio le roba un beso para posarse encima― "Martín…" ―regaña, quiere seguir leyendo.
"Ya comencé…no hay vuelta atrás…"
"Ahh…"
Y caen a la cama.
Continuará…
X
Desde fuera parecen decididos, resistentes, tercos, tenaces, energéticos, sabios e intuitivos. No obstante los que les conocen desde la intimidad pueden ver un tipo de persona totalmente distinto, alguien sensible sobre todo hacia las personas a las que quiere. En la vida real y en su matrimonio su amor es intensamente leal.
Continuación:
Sostiene las manos chilenas, las presiona y las entrelaza, recurriendo a ellas para tomar fuerza a sus embestidas en el interior del desnudo. Martín sigue con el pijama puesto haciendo roces en la piel de Manuel. Este ya le comienza molestar que el argentino esté vestido.
"¿No…ah…no teni' calor…así?" ―dice entrecortado.
"Me siento como un horno…" ―contesta Argentina con toda la sinceridad del mundo. Ya era hora que el castaño preguntara algo sabio.
De improviso, para ayudar un poco, solo un poco, que quede claro, Manuel le va quitando la camisa con las manos temblorosas, apresurado. Martín se ayuda así mismo para apresurar las cosas sin perder ni un solo segundo del ambiente caliente. Los pantalones le da lo mismo, solo se los baja hasta las rodillas. Y toma por completo el cuerpo de su vecino, pasando los brazos por debajo de la espalda.
Chile libera unos de los tantos gemidos, pero este es más subido. Ah sí, maldijo porque el argentino entró más adentro. Tampoco era como si tuviera tan mal sabor.
Se besan candentes, murmuran incoherencias hasta uno que otro insulto, que siempre es bienvenido para gozar. Todo perfecto.
Sin embargo…
"Ma-Martín…weón…ve más despacio…"
"¿Iba muy fuerte? Lo siento" ―se acomoda tomando un ritmo más despacio―. "¿Así está bien?"
Él no dice nada, pero está mejor que antes. Lo rodea por el cuello.
Martín se acerca a besarlo. Se separan y se vuelven a besar. Lo repiten a cada instante.
"Boludo…"
"¿Ah…?"
"Che…boludo…te quiero…grabátelo bien, eh…"
"No s-soy un com-putador…"
"No me arruinés…el momento…"
"Bueno…como quieras…" ―le sonríe― "Supongo que…me lo gra-grabo…"
"¿No que no sos un computador?" ―en eso, Manuel le presiona la nariz― "Auch."
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...Cσmραтιbιlιdαd…
Entre ellos surge una amistad natural que es muy probable que se convierta en amor verdadero.
Es de mañana. El único que despierta es Chile pero sin levantarse de la cama. No tiene muchas ganas de salir, además porque anda con el cuerpo desnudo y está cansado por lo de anoche. Solamente gira la cabeza a fijarse en el argentino quien sigue durmiendo plácidamente cuan niño inocente.
Martín así, parece un total encanto. Callado sin hacer ruidos. ¿En qué demonios está pensando? Presiona los parpados. No es momento para debatirse o despertará al bello durmiente.
Reposa la cabeza sobre la almohada manteniendo los orbes oscuros en el perfil blanquecino.
Le queda observando otra vez. Recuerda las veces que lo miraba así cuando eran niños (y se había acercado para verlo con más atención), o cuando descansaban por tantas ideas de independizarse.
¿Cómo algo así podría ser tan desesperante y egocéntrico?
No tiene respuestas. Está cansado para buscar una. Solo se vuelve a dormir. En ese mismo instante el rubio abre los ojos sin saber nada de lo ocurrido. Ladea la cabeza topándose con su bello durmiente, como si lo estuvo mirando hace rato. Quizás es su imaginación. Bueno, da igual.
Sonríe admirando la serenidad de su amante y no duda en abrazarlo por encima, despertándolo y murmurando un "Uhmm" con toda la flojera del mundo. Si bien, Manuel protesta un poco sin mucho ánimo, así que deja que Martín lo apapache.
X
Virgo tiende a ser muy perfeccionista, y a criticar y juzgar, lo que puede causar algún conflicto con Cáncer, que prefiere disfrutar de una vida tranquila y suele ser muy susceptible a las críticas de su pareja.
"¡Claro, claro! ¡Ahí estaré!"―Argentina corta la llamada, manteniendo una gran sonrisa.
"¿Vas a salir?" ―pregunta Manuel.
"Sí. Hay una fiesta donde Pedro. ¿Vas?"
"Para tu información, tengo responsabilidades."
"Bah. Pasas cincuenta horas trabajando, ¿eso es normal?"
"Para mí, sí."
"…No hablás enserio…"
"¿Tengo cara de payaso?"
Martín no puede creerlo. Ni él pasa tantas horas trabajando… ¡Y él que alegaba por miserables siete horas!
"Como vos querás. Si querés vas, si no, no. Pero te recomendaría salir un rato, a tomar."
"No tomo cuando trabajo."
"No estás trabajando."
"Mañana tengo cosas que hacer."
"Bien por vos. Entonces voy solo."
"Sí, ve solo. Espero que llegues más tardar hasta las dos de la noche."
"¡¿Qué? ¡A esa hora recién empieza la diversión! ¡No me jodás! ¡Sos un viejo amargado!"
"¡Tú un egocentrista!"
"¡Perfeccionista!"
"¡Imbécil!"
"¡No voy a volver hasta mañana!"
"¡Perfecto! ¡Bien por mí!"
"¡Adiós!"―Martín, completamente enojado, sale de la casa.
Manuel le sigue, pero para abrir la puerta y gritar: "¡Anda a disfrutar hasta mañana, weón! ¡Yo iré donde mi buen amigo Arthur y no precisamente para tomar té!"
"¡Atrevéte y te parto en dos!"
X
De ser una pareja que se entienda tan bien, incluso pueden hacer negocios juntos, porque los dos son productivos y se complementan a la perfección. Virgo es analítico y encaja perfecto con el cuidadoso Cáncer.
"¿Cómo van las acciones?" ―pregunta Martín.
"Bastante bien de lo que yo pensaba." ―responde Manuel observando los documentos mientras da un sorbo a su taza de té.
"¡Al fin una buena noticia en el día!" ―estira los brazos marcando una sonrisa.
"¿Despertaste con el pie izquierdo?"
"Algo parecido, pero mi día sería perfecto si me das un besito" ―deja escapar una risilla―. "Solo uno. Dale, un besito" ―se toca los labios pidiendo uno―. "Aquí, aquí."
Manuel suspira. Deja el té de lado y se acerca a posar sus labios en los de él. Algo sencillo. Regresa a su posición.
Martín se relame los labios. ―"Sabes a té…" ―por alguna extraña razón, le recordó alguien odioso.
"Será porque estoy comiendo una empanada" ―dice sarcástico, sonriendo de lado―. "Sigamos."
"Después me tendrás que dar un beso con dulce de leche."
"Te lo daré cuando terminemos esto" ―responde buscando una hoja―. "Sí todo sigue bien, seguramente esto subirá y nos beneficiará."
"¿No habrá problemas?"
"Yo veo que no. Tendríamos que llamar a ese Alfred."
"Lo dejamos para después. ¿Terminamos?"
"Sí."
"¿Me das el beso con sabor a dulce de leche?"
X
La mejor herramienta que pueden tener en cualquier relación, es la comunicación. Esta pareja tiene desde el principio lo que muchas no logran tener en toda su relación.
Hace muchos años atrás:
Un pequeño niño rubio camina tranquilo, desde lo lejos nota a otro, desconocido. Se pregunta quién puede ser, tal vez alguien como él, uno nuevo.
La curiosidad le gana. Se acerca corriendo.
"Hola, ¿eres de por aquí? No te había visto antes. ¿Cómo estás?"
"Eh…bien."
El rubio le sonríe y se sienta a su lado.
"¿Te gusta la naturaleza? ¡A mí también!"
El de cabellos castaños lo mira desconcertado sin creer tanto entusiasmo. Ni siquiera le respondió la última pregunta.
"Ah, me llamo Pampa. ¿Y tú?"
"Tchili."
"¿Tchili? Suena como…erm…uhm…" ―piensa― "No sé, pero suena algo gracioso."
"¿Mi nombre es gracioso?"
"Sí, y es lindo" ―sin darse cuenta, lo hace ruborizar―. "Oye y… ¿por qué estabas solo? ¿No tienes amigos?"
"Yo…no tengo…" ―dice bajito.
"Oh" ―exclama―. "Ahora tienes uno."
"¿Eh?"
"Sí. Seamos amigos. No vivo muy lejos, así que puedo venir a verte ¡todos los días! Y jugamos, ¿qué me dices? ¿Quieres ser mi amigo?"
"Pampa…"
"Apuesto que seremos muy buenos amigos cuando seamos más grandes. Nos ayudaremos mutuamente. Cuando algo malo te suceda, yo estaré allí."
En ese momento, el pequeño de Martín le toma una mano.
"Amigos…" ―murmura el de cabellos negros― "Si estás en problemas…yo estaré allí…"
"Sí, seremos los mejores amigos. Pero… ¿te gustaría casarte conmigo cuando seamos más grandes?"
"¿Q-Qué? Pe-Pero…"
"Es que…eres muy bonita…"
"¡¿Erhg?"
.-.-.-.-.-.-.-.-.-.
Años después…
"¡Capitanía, cásate conmigo!"
"¡No me voy a casar contigo, Plata! ¡He dicho que no soy una niña!"
Manuel no da más, y lo golpea en el rostro con toda la fuerza posible, a ver si se deja de molestarlo.
"Que…salvaje…"―dice Martín tirado en el suelo siendo revivido por Antonio― "Es…tan linda… ¿sabes mamá? Me gusta desde que nos cocimos…"
"Martín…Capitanía es un niño…"
"¿Qué pasó ahora, bastardo?" ―aparece Lovino por el escándalo que lo despertó.
"Lo mismo de siempre… ¡No sé qué hacer con ese niño! ¡Mira al pobrecito de Martín!"
Desde el principio de todo que tienen comunicación. Desde el principio que Martín se da cuenta que Manuel es arisco. Desde el principio que recibe sus golpes. Pero no le importó que fuera hombre. Nada cambió. Tal vez los golpes dejaron de existir.
X
Virgo puede ser bastante reservado, por lo que a su pareja Cáncer le puede llevar algún tiempo lograr el nivel de entendimiento mutuo y compenetración que desea en una relación. No obstante, si logran penetrar en las defensas naturales de Virgo y llega a conocer su interior, ambos signos desarrollarán unos lazos emocionales y sexuales muy sólidos.
No sabía por qué, eso trataba de hacerse creer del por qué yace sentada en el suelo de la casa del chileno, siendo una especie de terapeuta familiar. Bueno, al ver al argentino corriendo…digo nadando a su casa para pedirle ayuda con la actitud conservadora de su hermano, no pudo negarse. Es que su hermano es tan…especial. Y es la única que puede hacer a Manuel soltar ciertas verdades con su ingenio.
Tiare de cruza de brazos. Alza la azulina mirada a los presentes, mirándose frente a frente. Llevaban veinte minutos con la terapia. ¿Hay avances? Sí…un poco. Por lo menos sabemos que Manuel tiene sus sueños húmedos con Martín, y viceversa.
Muy bien, es hora de dar un gran paso.
Carraspea la garganta.
"Entonces, quiero que se digan que se aman."
"¿Qué? Espérate un poco. No voy a decir algo tan…"
"¿Lindo, sentimental?" ―le corta al chileno― "Ni no lo vas a decir, mejor me voy. No tiene caso seguir." ―la pascuense se pone de pie. Luego siente su mano ser jalada por la del rubio. Este le dice en voz baja muy piadosa que le ayude, que arme algún plan. La chica lo piensa. Le responde de la misma manera mientras que Chile los observa curioso y no de buena gana.
Vuelven.
"Muy bien. ¿No lo vas a decir Conti?"
"No."
"¡Che! ¡Eso significa que no me querés, que solo estás conmigo por calentura!"
"¡¿De qué estai' hablando? ¡Y no habli' de eso frente a mi hermana, weón!"
"¡Apuesto que te acostás con el primero que se te cruza por delante! ¡Apuesto que con ese inglés!"
"¡Otra vez con lo mismo! ¡Hasta cuando tengo que decirte que Arthur es mi amigo! ¡Tus problemas son con él, no conmigo!"
"¡Aún no me olvida esa vez, tengo los recuerdos! ¡Y apuesto que también con Ludwig!"
"¡Te pasaste de la raya, Martín! ¡Entonces tú te acostai con Francis, Feliciano y con Lovino!"
"¡A Feliciano y a Lovino no los metás, menos a Lovino, que es como mi madre! ¡Es como si yo te dijera que te acostás con mamá Antonio!"
"¡Eso jamás! ¡No le presto el trasero a cualquiera!"
"¡Solo a mí!"
"¡Sí, solo a ti!"
"¡¿Te casás conmigo?"
"¡No!"
"¡¿Tenés miedo de casarte y de amarme para toda la vida? ¡Sos un cobarde, una nenita!"
"¡No soy una nenita! ¡Y sí, me caso contigo para que veas que no soy cobarde!"
"¡Pelotudo!"
"¡Weón!"
"¡Boludo!"
"¡Aweonado!"
"¡Te amo!"
"¡Yo también!"
"¡Besáme entonces!"
"¡De acuerdo!"
Y se besan. Por lo menos Manuel no dio cuenta de que se dejó llevar por los gritos.
"Oh…creo que mi trabajo terminó." ―a Rapa Nui solo le queda otra que irse de la casa para dejarlos a solas.
X
En el sexo se compenetran muy bien, no son extravagantes ni escandalosos, puede darse mucho el caso que utilicen algún probador de alguna tienda y que al salir de él, nadie haya notado lo que estaban haciendo.
Y es perfectamente lo que ésta pasando.
Detrás de las cortinas, dentro del probador donde supuestamente Martín se estaba probando un pantalón, sin embargo, se le ocurrió llamar a su compañero para meterse y hacer cosas de adultos, como besarlo, tocarlo, bajarle el pantalón, la ropa interior y subirle la camiseta, para enseguida subirlo a su cuerpo sujetándole de las piernas que rodean su cintura. Ahora lo afirma del trasero que sube y baja contra su miembro.
Manuel intenta no gemir. Esconde el rostro en el hombro argentino y se cubre la boca con la mano. Martín hace lo mismo, apretando la boca, respirando acelerado.
Sin querer, al castaño se le escapa un gemido.
"Shhh~…" ―le silencia el de cabellos dorados.
"No…es…fácil…genio…" ―se molesta. Habla en susurros― "Weón…me estoy cayendo…afírmame bien poh…"
"No soy…mister músculos". ―ya no hay mucho caso para seguir sosteniéndolo aunque fuera de peso pluma. Lo baja y lo voltea hacia la pared. Coge su glande introduciéndolo otra vez, a continuar con los empujes, profundos y cortos, mientras que el chileno cierra los ojos, cubriéndose la boca, teniendo el rostro sonrojado.
No pasa mucho. Una vez que acaban reprimiendo con tanta fuerza de voluntad, se limpian, se visten, y salen del vestidor con bastante ingenio sin que nadie se dé cuenta.
Sí, salen con normalidad, pero los rubores en sus pómulos dicen otra cosa.
Martín intenta arreglarse la chaqueta. Manuel el cabello.
No pasan ni dos días para que tengan intimidad en el cine, en plena película, en los mismos asientos del final, sin hacer ruidos extraños.
Sí que son astutos y genios en irse a riesgos, pero eso ayuda mantenerlos activos, ¿no?
X
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『º…Fιη…º』
N/A: ¿Qué tal? ¿Quedó mejor que el otro? Colocar a Carlitos fue tan diabético, asdaagsfasf! La última parte de la compatibilidad, cuando la leí por primera vez exploté imaginándome una escena caliente entre esos dos xD
Sé que quedó muy corto, es que algunas frases eran muy difíciles de adaptar u.u
Y…no sé qué más. Tengo mucho fríooo~.
Ojalá les haya gustado ^^
¡Saludos! ¡Nos vemos, bye bye!
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