Hola :D

Aquí little tigress viene a molestar con otra historia XD. Primero, quiero aclarar que podría tardar mucho en subir los capítulos, por eso de que ya empecé la escuela y tengo como tres historias pendientes XD

Segundo, para entender este fic van a tener que olvidar algunas cosas de Kung fu panda, como el palacio de jade, el valle de la paz, las leyes naturales y un poco de la época XD

Tercero, puede que parezca extraño, pero aun así espero que les guste este fic y la temática tan rara :D

Los personajes de Kung fu panda pertenecen a Dreamworks, yo solo hago esto con el propósito de divertirme y pasar el rato hasta que salga la tercera película.

Primer acto:

Un día normal… mente insoportable.

Las luces bailaban en el cielo nocturno cuando la voz grave de Tai sonó por la carpa atestada de gente esperando, ansiosa, los actos más famosos de toda China.

-Y ahora- anuncio alzando un brazo el leopardo, vestía un saco de color rojo y un sombrero de copa color negro, además de sus pantalones azules.- El acto que estaban esperando- La luz del reflector ilumino el centro de la pista, todo el público quedo mudo al ver aquello.

El pequeño Liang, un conejito de diez años de edad, alzo su patita para saludar, pero nadie le respondió.

-Ahora, solo para su entretenimiento y diversión- Tai resalto aquella última palabra con esa sonrisa suya que tanto aborrecían todos sus empleados.-les presento al monstruo.

Eso era demasiado, el panda podía soportar muchas cosas, pero nadie tenía derecho a llamar a Tigresa "monstruo". El solo escuchar esa palabra hacia a Po enfurecer, pero no podía hacer nada, estaba a mitad de su actuación como "Fenómeno". Po jamás realizo un acto propio del circo, el solo se quedaba junto a las taquillas, saludando y sonriendo a los visitantes, quienes solo lo miraban con una mueca de desprecio. Po lo soportaba, era su trabajo quedarse ahí para que todos quisieran entrar al circo y verlo de nuevo, ver al último panda gigante en el mundo.

"Que estupidez"- recordó Po las palabras de Tigresa esa noche que se conocieron formalmente.

Un rugido saco a Po de sus pensamientos, el restallido de un látigo pareció taladrarle los oídos, otra vez. Su, la odiosa esposa de Tai, estaba haciéndolo otra vez. El panda se revolvió en su lugar al ver el destello que surgía de la punta de aquel aparato con que Tigresa era golpeada.

Ahora bien, en un mundo de animales antropomórficos uno pensaría que no se podían tener animales salvajes en un circo, pues están equivocados. Tai logro romper con esa regla, lo mas irónico era ver a un leopardo "domando" a un Tigre "salvaje". Aun así era el acto más aplaudido de todo el circo, las familias esperaban horas solo para esta parte, cuando podían ver a un verdadero animal salvaje. Era como si nos mostraran a un hombre crecido en la selva, al eslabón perdido, a alguien no "civilizado".

Po miraba impotente como Tigresa se apretujaba en una esquina, gruñendo, lanzando zarpazos, con las orejas gachas y sin más ropa que un humilde conjunto de lona.

Las carcajadas, gritos de asombro, y demás reacciones del público solo servían para irritar más al panda. Apretaba los puños al ver aquel brillo en los ojos de Tai Lung cuando su esposa golpeaba a Tigresa.

Después de unos intensos minutos, Tigresa tomo una enorme bocanada de aire. Respiro de manera profunda varias veces, cerró los ojos. Su mente permanecía impasible, pensaba en la nada, cualquier cosa que le permitiera ignorar el dolor que le provocaban los golpes finos de aquella arma. Se sentó con las piernas cruzadas cuando los dos elefantes que movían su jaula se fueron. Le ardían los ojos, en el puente de su nariz sentía el incomodo picor característico que tanto odiaba, detestaba llorar, pero a veces era inevitable.

A su alrededor todos los demás comenzaban a recoger sus cosas, a cambiar de atuendo, a comer. Sus compañeros se iban de uno en uno, hasta que el último cerró la puerta, apago las lámparas, toda fuente de calor se fue, Tigresa se hizo un ovillo, apretujando su cuerpo contra los barrotes de la jaula.

Sentía las lágrimas a punto de salir, no quería llorar, pero no había nadie…

-Hora de cenar- anuncio una voz gruesa, ronca, conocida. Tigresa fingió seguir dormida.

Unas risas se escucharon en el exterior mientras una persona era empujada dentro de la carpa, en sus manos sostenía una bandeja de comida y un tazón de agua. Tigresa sonreía, un poco de aquel ardor en su interior se tranquilizo al ver esos destellos verdes en la oscuridad.

-Hola- dijo él.

Ella no dijo nada, se quedo sentada con actitud recelosa al verlo ahí. Una luz se encendió al momento en que la jaula se abría con un chasquido metálico. Las sombras bailarinas que causaba el fuego hacían que el rostro del panda se viera más oscuro, pero las llamas le daban un brillo especial a sus ojos de esmeralda.

-Hola- saludo ella por fin.

Po entro a la jaula, apartando un poco de la paja seca que se encontraba en el suelo coloco la bandeja con comida.

-Gracias- dijo Tigresa con esa sonrisa que Po tanto amaba.

La felina comenzó a comer los dumplings con lentitud. Po había estado callado por un momento, solo contemplando a su amada sin atreverse a decir nada, temía romper aquella calma, esa paz que siempre parecía eludirlos.

-¿Qué te sucede, Po?- pregunto ella, preocupada por su tono de voz.

-Nada- respondió el panda sonriendo, cosa que tranquilizo a Tigresa.

La felina no pudo evitar que su mirada se desviara a las heridas que tenía en los brazos, algunos rasguños que se confundían con sus rayas. Po noto los golpes del látigo en la piel de Tigresa, con delicadeza sujeto la mano de ella, como si temiera romperla.

-Esta vez se sobre paso- observo Po, tenía razón, las heridas de Tigresa nunca se habían visto tan mal.

-Siempre se sobre pasa, es como si lo disfrutara.

-Es porque lo hace, disfruta esto- Tigresa señaló sus heridas.

-Lo sé- murmuro Po. Sus manos se soltaron un momento, mientras el panda pensaba Tigresa miraba su seño fruncido, su principal característica cuando calculaba sus posibilidades.

Media noche y ellos seguían hablando. Po y Tigresa se quedaron más tiempo de lo normal charlando, confabulando, decían ellos. El panda se puso en pie, cuando salió de la jaula sujeto la bandeja, ahora vacía, y cerró la puerta.

Tigresa se acerco a los amplios barrotes, dio un último lengüetazo a la mejilla de Po. El se sonrojo, como ya era costumbre, y antes de partir el panda dio un tierno beso en la frente de Tigresa.

Dejo la lámpara encendida, más por el calor que por la luz. Y luego se fue. Una ráfaga de aire helado alboroto su pelaje cuando salió de la carpa. Fue rápido a dejar los trastes en la cocina móvil. Para su desgracia se encontró con un ganso de plumas negras, Luan, el cocinero que con una macabra sonrisa ordeno a Po lavar todos los trastes

El panda tardo horas en terminar con la montaña de sucios cubiertos, platos, tazones, ollas, y de más. Agotado, cayó como un tronco sobre su manta. El interior oscuro de su tienda apestaba a humedad y tierra, polvo y moho. No lo pensaba desde hacía años, al cabo de tanto tiempo uno se acostumbra a dormir en la dura tierra cada noche….

Una repentina frialdad le lleno el pelaje. Se despertó de un brinco, golpeándose la cabeza con una rama y derribando su pequeña tienda de dormir. Cuando se espabilo noto que estaba empapado de pies a cabeza. Frente a él se encontraba un pájaro flacucho de plumas negras que sujetaba un cubo goteante y un trapeador.

-Grulla…- gruño el panda sacudiendo su cabeza para retirar el agua.

-Lo siento- dijo el ave sin emoción alguna, en realidad no lo lamentaba.

-¿Por qué cangrejos hiciste eso?- cuestiono Po con el seño fruncido.

-Porque sabes que si tu y yo no despertamos antes del amanecer Tai y Su van a mandarnos a la jaula.

Po bufo, molesto por aquellas palabras. En el circo del jade era una amenaza clásica desde que Tai logro encontrar a "el monstruo", si algún empleado no se comportaba, sería enviado directo a la jaula de Tigresa. Claro que eso a Po no le preocupaba en lo más mínimo.

El panda rodo los ojos. Mientras, pasaba sus manos por el húmedo pelaje, intentando retirar el agua, en un momento de debilidad acerco su garra a su nariz. Loa retiro de inmediato por el nauseabundo aroma.

-¿Qué rayos es esto?- dijo Po- no parece agua normal.

-Créeme- dijo Grulla recargándose en el trapeador- no quieres saberlo.

Po resoplo, el cielo aun estaba oscuro, algunas estrellas brillaban en el firmamento. Se sentía muy incomodo por el agua, así que decidió buscar entre sus cosas un pantalón seco antes de ponerse a trabajar. No había dormido más que unas cuantas horas, tal vez tres o menos. Su pelaje estaba empapado, le dolía la cabeza, incluso su compañero Grulla se notaba acabado, ambos eran un par de zombis ambulantes que debían comenzar con los trabajos más duros y humillantes en todo el mundo.

Y así empezaba otro agradable día en el circo del jade.

Continuara…

¿Qué tal estuvo? Díganme si les gusto y desean que continúe, ¿sí?

No quiero aburrirlos con esto, solo diré que si tuvieron alguna duda, o se confundieron avísenme para poder explicar mejor.

Esta vez los capítulos están conformados por un grupo de Actos, por el tema del circo, puede que la historia se divida en varias partes diferentes, aunque aun no sé bien.

Con respecto al capítulo, el resto de los personajes aparecerá a lo largo de los capítulos, va a haber muchos Oc's y locaciones diferentes. Espero que les guste.

Dejen sus reviews, opiniones, críticas, comentarios, dudas… Todo es bienvenido :D

Hasta el próximo capítulo :D