Nota de la autora: Este pequeño oneshot es un regalo de Navidad para mi amiga Dai, que se merece mucho más pero seguro comprenderá que el calor espanta a las musas y derrite el cerebro. Tiene lugar en la segunda temporada, a partir de la hora 2 AM – 3 AM pero antes del episodio final del Día Dos. Las citas en itálica o cursiva al principio y al final del texto corresponden a Instrucciones para dar cuerda al reloj, del genial Julio Cortázar.


Allá en el fondo está la muerte, pero no tenga miedo.

Michelle Dessler quisiera no estar asustada y emocional y físicamente exhausta. Sabe que así podría trabajar más eficientemente y ayudar a salvar a millones de ciudadanos inocentes de una muerte casi segura a manos de un ataque terrorista.

No estar exhausta no es una opción, gracias al día que ha tenido hasta ahora y que amenaza con volverse cada vez más complicado.

Y desgraciadamente (o no), el amor y el miedo van de la mano. Michelle está profundamente enamorada, por eso arrastra un pánico inconmensurable con ella, un terror que hace que cada músculo pese como si fuese de hierro y cierra su garganta dificultándole respirar con normalidad e incrementa los latidos de su corazón alocado e inyecta altas dosis de adrenalina en su sangre. Michelle Dessler tiene miedo, mucho miedo, porque ahora se preocupa por los dos. Más que nada por él. Está convencida de que si tuviera que sacrificar su vida para que él pueda sobrevivir, lo haría sin dudar. Pero si llegara a pasarle algo a él… No quiere ni pensarlo.

Por favor, no dejes que le pase nada. Dios, por favor, por favor, por favor…

La plegaria se repite infinitamente en su cabeza. No hay mucho más que ella pueda hacer, además de continuar con su trabajo. Pero la incertidumbre, la ansiedad, el miedo siguen devorándola por dentro. Horas antes, al creer haberlo perdido, sintió que se moría, que el mundo se derrumbaba sobre ella y la sepultaba entre los escombros de la oficina hecha pedazos, hasta que escuchó su voz llamándola para que ayudar a socorrer a los demás. Y en ese momento, el alivio y la gratitud de que él estuviera vivo eran más que todo lo demás. Pero ahora otra vez, el miedo.

Se desmoronaría por completo, pero es inteligente. Sabe que lo único que puede mantenerla fuerte y cuerda en el infierno de locura que es el día que le tocó vivir, lo único capaz de lograr que ella sobreviva, es ese amor que los une – porque ya no tiene dudas de que ambos sienten lo mismo. Suena ridículamente cursi, pero nada podría ser más real. No hay ninguna otra razón por la que ella no se haya rendido mucho tiempo atrás, ningún otro motivo por el cual seguir luchando, más que él y la esperanza de que si sobreviven quizás tengan una chance de estar juntos. Nada más la mueve. Nada más la impulsa. Nada más la sostiene. Sólo el recuerdo – reciente pero ya imborrable – de un beso entre lágrimas en un pasillo a oscuras y el deseo de una oportunidad.

Michelle Dessler, entonces, va a resistir, porque tiene algo por lo que vale la pena morir. Algo que nadie puede quitarle. Esperó toda su vida para enamorarse, esperó por meses para saber si él la quería… No va a rendirse ahora que sabe que tiene las de ganar. Por eso, a pesar del miedo omnipresente, Michelle resiste. Por ella y por él, por los dos.

En un día en el que la muerte puede estar escondida detrás de la próxima esquina, enraizada y aferrada con uñas y dientes y decidida a cobrarse tantas víctimas como sea posible, ellos van a hacer lo que sea para sobrevivir.

Y allá en el fondo está la muerte si no corremos y llegamos antes y comprendemos que ya no importa.