Estaba harto.

Con un último golpe sacó volando al chico de la pañoleta, el único de sus estúpidos rivales que había aguantado hasta ese segundo. Hace unos instantes atrás, los pretendientes de ambos les tendieron una emboscada, pero los dos habían logrado detenerlos a costa de golpes. La mayoría de estos, por no decir todos, fueron propinados por el joven de la trenza.

Momentos antes de la llegada del grupo, los prometidos habían estado charlando muy cómodamente mientras se dirigían a su hogar. Ranma había bajado de la reja para que hablaran más cómodos, aunque fueran solo temas triviales.

Eran contadas las ocasiones en que ambos compartían momentos de ese tipo, y, al igual que siempre, cuando más lograban acercarse, aparecía el grupo de adolescentes a arruinarlo todo. Y esto ya tenía exasperado al chico.

Luego de deshacerse de Ryoga, Ranma retomó su rumbo, caminando a grandes zancadas, las cuales Akane intentaba seguir a duras penas.

El tramo del camino que les quedaba lo recorieron en silencio. Él, debido a su enfado, y ella con temor a que este aumentara. La chica no tenía claro que era lo que lo tenía de ese modo, aunque sospechaba que estaba relacionada con el ataque de sus "prometidos", ya que antes de aquello, ella y Ranma iban charlando bastantes felices. No se explicaba bien la razón, pero decidió que era mejor esperar a que el chico se tranquilizara para hablar.

Mientras ambos iban camino a su hogar, unas gotas empezaron a caer del cielo, haciendo que una bella y exuberante pelirroja hiciera acto de presencia. Perfecto, lo único que le faltaba al pobre.

Añadiendo eso a su lista de desgracias, Ranma tiró bruscamente del brazo a su prometida para llegar pronto a casa. Ya no podía aguantar más toda la rabia que tenía contenida.

Cuando entraron a la casa, el joven soltó el brazo de la chica, el cual tenía marcados los dedos de él, y sin quiera saludar a la familia se dirigió al dojo a descargar su ira.

Los presentes miraron a Akane con duda, esperando a que ella les explicara que había enojado a Ranma esta vez, y por qué venía como chica.

-Lo lamento, yo tampoco entiendo que le pasa a Ranma.-Dijo Akane.

-Pero algo debe haber sucedido, ¿No? -El tío Genma la miraba expectante, intentando pensar en algo que lo hubiera molestado, bueno, a parte de que estuviera convertido en chica. -¿Se encontraron con alguien en el camino?

-Pues sí, sus prometidas aparecieron junto a Ryoga y Kuno, así que peleamos con ellos. -Dijo Akane algo molesta al recordar cómo la joven de china se lanzaba a los brazos de Ranma.- Pero esto ya había sucedido otras veces, y él no se había enojado tanto...

Todos los que estaban en la habitación intercambiaron miradas, preguntándose que era lo que había alterado al joven practicante de artes marciales.

-uwu-

Los gritos y gruñidos eran lo único que se escuchaba en el Dojo.

Ranma estaba realmente frustrado en ese momento, ya que todos los movimientos que intentaba hacer no los podía realizar de forma correcta gracias a las dos bolsas de carne que le colgaban del pecho. Para colmo, estas eran de un tamaño considerable.

-Arghhhh cómo detesto estos pechos.- Golpeaba con fuerza un saco que colgaba del techo.- No entiendo por qué tenían que ser tan grandes, hubiera preferido unos más pequeños como los de Akane.

Dio un golpe más y se lanzó de espaldas al suelo. Siempre que pensaba en algo, por muy trivial que fuera, la jovencita de cabello azulado venía a su mente y lo distraía de lo que estaba haciendo.

Ella era la razón principal de su enojo. Ella y su linda sonrisa. Sus lindos ojos. Su pequeña figura de marimacho.

Cada una de sus cualidades lo atraían demasiado desde que la conoció, pero en ese último tiempo había ido en aumento de golpe.

¿Serán las hormonas? Se preguntó. ¿O es que habrá empezado finalmente a madurar? Nah, eso no era posible.

Si fuera un chico maduro ya habría aceptado lo innegable a los ojos de los demás. Le gusta Akane Tendo.

Siempre intentaba negarlo, pero cada vez se le hacía más difícil.

¿De qué le serviría aceptarlo? Cualquier intento por acortar distancias con la chica eran interrumpidos por los locos de sus pretendientes, y eso que solo eran prometidos por obligación. Si su relación avanzara a algo más por acuerdo mutuo probablemente los chicos harían lo imposible por no dejarlos si quiera mirarse.

O tal vez, si estuvieran juntos oficialmente los dejarían tranquilos y podrían ser felices juntos.

La segunda opción de Ranma lo tentaba demasiado, era demasiado perfecto como para ser real... Y la única forma de lograrlo era aceptar sus propios sentimientos hacia la chica.

¿Valía la pena correr el riesgo?

Vino a su mente la imagen de Akane sonriendo y sus dudas desaparecieron. Quería pasar el resto de su vida junto a aquella linda sonrisa que lo traía loco.

-Me gusta Akane.- Susurró la pelirroja.

Una ola de emoción lo invadió en el instante en que terminó de pronunciar esas palabras. Vaya que se sentía bien decirlo en voz alta.

-Me gusta Akane. -Repitó ahora más fuerte, incorporándose lentamente.

Bien, lo había hecho, ahora ya no tenía vuelta atrás. Tenía que arriesgarse y lograr que ella se enamorara de él tanto como él lo estaba.

Cortiiiito pero es el primero :3

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