Episodio 1: La Odisea de Molly

---Sala---

Narrador: Un nuevo día ha comenzado, y en la casa de Basil todo se ve… de lo más tranquilo…

¡Eres un idiota, tío Stephen!

¡Lo hago por tu propio bien, Molly!

Molly: ¡No, no es verdad! ¡Lo único que estás haciendo es lastimarme!

Stephen: ¡Entiéndelo, esto no es bueno para ti, no aún!

Molly: ¿Sabes qué? Olvídalo… - empezando a llorar y mirando a su tío con dolor - ¡Te odio, tío Stephen!

Stephen: ¡Se acabó! ¡Te vas a tu habitación!

Molly: ¡No me importa! – yendo hacia su habitación y mirándolo – Mi vida de todas formas se acabó… - y cerró la puerta.

El joven se tiró furioso en el sofá berrinchando como un niño pequeño, cuando un zorro hace su aparición.

¡Ah, hola de nuevo! Supongo que se preguntarán qué es lo que acaba de ocurrir. La verdad es que es extraño, el señor Stephen nunca le había gritado así a la señorita Molly, ni siquiera la había castigado. Bueno, podría decirse que lo que está viviendo la señorita Molly en estos momentos es una total Odisea en la cual el señor Stephen se vio involucrado en contra de su voluntad.

Narrador: ¡Ya termina con tus palabrerías y cuéntanos qué sucedió!

Basil: Bueno, para eso, debemos retroceder unas pocas horas…

---Tic, toc, tic, toc, tic, toc…---

Narrador: ¡Ah! ¡San Valentín! Una fiesta encantadora en la cual las personas celebran el día entregando tarjetas y chocolates con alto nivel de colesterol.

Basil: Que tierno, siempre con sus explicaciones baratas.

Narrador: No es mi culpa, sólo digo lo que está escrito en el guión.

Basil: Si, claro. Desde que el programa tiene un menor presupuesto y le cortaron su salario anda diciendo las cosas de mala gana y poniendo excusas baratas y…

Narrador: ¡Oh, ya cállate!

Basil: ¡Ha! ¿Sabes qué, sabelotodo?

Narrador: Precisamente, lo sé todo.

Basil: Este cretino… ¡Estás despedido!

Stephen: ¡Basil! ¡No puedes despedir al narrador!

Narrador: Él tiene razón.

Stephen: Por cierto, ¿no has visto a Molly? Se suponía que ella haría el desayuno.

Basil: ¿Y de dónde sacaste que la señorita Molly cocinaría para ti?

Stephen: Ella siempre cocina en San Valentín – sonriendo soñadoramente.

Dave: Pues olvídalo, tío Stephen, ella no cocinará hoy.

Basil: ¿De qué hablas, amo Dave?

Dave: Molly ha estado rara los últimos días, ¿no lo han notado?

Stephen: No, ¿qué tiene?

Basil: Bueno, no mucho, sus cuadernos de estudio, algunas pinturas, su diario de vida, ¡ah!, y el collar antiguo de su abuela, he, he, he, he.

Stephen: ¡Ha, ha! ¡Qué gracioso, Basil! – pegándole en la cabeza.

Dave: Ha estado más extraña de lo normal, sólo eso. Yo me tengo que ir a la escuela, Molly se fue sin mí.

Stephen: Deberías saber lo que le pasa, Dave. Ustedes son primos.

Dave: ¿Lo somos? – tomando su mochila y saliendo del apartamento.

Basil: Tengo la ligera impresión de que el joven Dave está algo pesado hoy. Pesado, ¿entienden? ¡Ha, ha, ha! ¡Boom, Boom!

Stephen se sentó en la mesa tratando de ignorar el mal chiste del zorro.

Basil: Y… ¿qué desayunaremos ahora, señor Stephen?

Stephen: No lo sé… ¿Qué tal una deliciosa comida en el café de Anil? – y parándose, se dirigió emocionado fuera del apartamento siendo vigilado por la intensa mirada del zorro.

Basil: Claaaaro.

---Café de Anil---

Anil: Aquí tienen. Unos waffles en forma de corazón por el día especial.

Les colocó al frente dos platos con waffles, efectivamente con forma de corazón, pero con un extraño moho de color verde encima de ellos. Nada apetitivo.

Basil: Ehhh… ¿Y eso?

Anil: Es que las waffles son de hace dos años.

Basil: ¡No puedes servir eso, que asco!

Anil: Pues ya lo hice. Además, imagina que es mantequilla de maní.

Stephen: ¿Mantequilla de maní? ¡Mi favorito! – y tomando una de las galletas, comenzó a comerla gustosamente.

Basil: Asqueroso…

¡Hola chicos!

Basil: Hola, señorita India.

India: Ehhh… ¿Stephen? ¿Qué es lo que estás comiendo?

Stephen: Son las waffles con mantequilla de maní que Anil nos dio. – la joven se volteó hacia el nombrado dándole una cara de reprobación, mientras éste sonreía con inocencia.

India: ¿Mantequilla de maní? – sacándole el waffle de la mano a Stephen y colocando los platos en la bandeja que llevaba en la mano, y colocando sobre la mesa otros dos platos con waffles más frescos y apetitosos – Aquí tienes, Stephen. Estos sabrán mejor.

Basil: Gracias, señorita India.

India: Oigan, hace días que quería verlos para preguntarles… ¿saben lo que le sucede a Molly? Ha estado extraña los últimos días.

Anil: Si, el otro día vino a pedirme que le diera la receta de un pastel de fresas con crema casero.

Basil: Espero que no le hayas ayudado.

Anil: ¿Estás loco? Si apenas sé cuáles son los alimentos frescos en mi cocina.

Basil: Lo que sea. Nosotros tampoco sabemos lo que le sucede a la señorita Molly.

Stephen: Quizás sean las hormonas adolescentes, después de todo hoy es el día del amor, ¿no? – dijo, con la boca llena de waffles.

India: Podría ser. Hablando de San Valentín, ¿tienen alguno?

Basil: Yo estoy disponible, señorita India.

Anil: Ni lo sueñes, roedor. Ella me tiene a mí a su lado – poniendo cara de galán.

Basil frunció el ceño y miró a la joven, quien asintió con la cabeza.

Basil: Pobre… He, he, he, he.

India: ¿Tienes a alguien, Stephen?

El joven nombrado dejó de comer para tomar una expresión triste y bajar el rostro lentamente en negación total.

India: ¡Ay…! Pobre Stephen… ¿A nadie? – el joven negó con la cabeza.

Basil: Oh, no te preocupes, señorita India. Después de todo, Stephen tiene a la compañera de toda su vida.

Stephen: ¿En serio?

Basil: Si… La estupidez. ¡Ha, ha, ha! ¡Boom, Boom!

Stephen: ¡Grrr, maldito zorro! – comenzando a estrangularlo.

Dave: Hola, chicos.

Stephen: ¡Dave!

Basil: ¿Y la señorita Molly?

Dave: ¡Ah, si! Dijo que llegaría un poco tarde hoy a la casa.

Stephen: ¿Se puede saber por qué?

Dave: Va a salir con Rick.

Basil: ¿¡Rick!?

Stephen: ¿¡Quién demonios es Rick!?

Dave: ¿No se los dije? Molly tiene novio.

Todos abrieron sus bocas en sorpresa, incluso India y Anil.

Todos: ¿¡Que qué!?

Dave: Desde hace unos cinco días. ¿No se los había dicho?

Stephen: Esa niña… - India se sentó al lado del joven para tranquilizarlo.

India: Stephen, antes de que reacciones de alguna forma, analízalo. Molly ya no es una niña.

Stephen: ¡No puede ser posible!

India: Stephen, tienes que…

Stephen: ¡No es verdad!

Basil ¿Qué sucede, señor Stephen?

Stephen: ¡No puede ser posible que Molly haya conseguido pareja antes que yo!

Basil: Que iluso… He, he, he, he.

India: Stephen, no tiene nada de malo que Molly tenga un novio, más bien velo como algo agradable.

Stephen: ¡Pero si sólo es una niña!

Dave, Anil, India y Basil: Adolescente.

Stephen: ¡Una niña no puede tener una relación de ese tipo!

Dave, Anil, India y Basil: Adolescente.

Stephen: Si, lo que sea… - cambiando su expresión a una triste.

India: Stephen, no puede ser tan malo. Ni siquiera sabes cómo es el chico. Dale una oportunidad. Has algo para…

Fue interrumpida ya que el joven Stephen se paró de golpe de la mesa con un rostro de decisión nada frecuente en él.

Stephen: ¡Tienes razón, India! ¡Debo hacer algo!

Anil: ¡Así se habla!

Stephen: ¡Debo hacer algo de inmediato!

Basil: ¡Muy bien, señor Stephen!

Stephen: ¡Debo hacer algo de inmediato para separar a Molly de ese mequetrefe!

India: ¡No, espera Stephen! ¡Eso no era lo que yo…! – pero no pudo terminar, ya que el joven había salido de la cafetería como un rayo. – Ahhh…

Basil: Creía que finalmente el señor Stephen había entrado en razón por primera vez en su vida.

India: Si, yo también.

Anil: Y yo también.

Dave: Y yo.

Anciana: Yo no.

Basil: Bueno… Qué decepción. ¡Ha, ha, ha! ¡Boom, Boom!

---Sala---

Narrador: Bueno, finalmente es de noche. Todo está tranquilo, no hay ni un solo ruido, y la casa Brush se encuentra en un estado de sopor donde los dulces sueños se hacen presentes… - la puerta principal comenzó a abrirse – Esperen… ¿qué es eso? ¡Todos deberían estar durmiendo!

Basil: ¡Shhh! ¡Silencio, idiota!

Narrador: ¿¡Qué!? ¿¡Quién dijo eso!?

Stephen: ¡Cállate ya, imbécil!

Narrador: ¡Qué groseros!

La puerta se abrió por completo dando paso a una pequeña figura.

¿Por qué todo está tan oscuro?

La figura cerró la puerta y encendió las luces para sólo ser sorprendida por un joven cara de bola y una ardilla peluda.

Stephen: ¡Hey, hey! ¡Cuidado con lo que escribes!

Basil: ¿¡Quién escribió este guión!?

Molly: ¿Basil? ¿Tío Stephen? ¿Qué hacen despiertos a estas horas?

Basil: Corrección, señorita Molly, ¿qué haces tú llegando a estas horas?

Stephen: Si, ¿mañana no tienes clases?

Basil: Nos debes una explicación, jovencita.

La joven se les acercó sonriente mirando a uno y al otro simultáneamente.

Molly: Llegué a estas horas, tal como le mandé a avisar a Dave, porque estaba saliendo con mi novio Rick al ser San Valentín – mirando a Stephen – Por si no te habías dado cuenta, hoy es viernes – mirando nuevamente a Basil – Y ahí está mi explicación – se irguió aún sonriéndoles - ¿Alguna otra pregunta?

Stephen: Molly, la verdad es que tenemos que hablar de ese joven Rick, ese… novio tuyo.

Molly: ¿Si? Dime, Steph. – dándole una mirada muy dulce.

Basil: Para los que no lo sepan, ella rara vez le llama así y usa esa mirada. La mayoría de las veces la señorita Molly es espeluznante. Esto, queridos televidentes, se conoce como manipulación sentimental, en el cual el señor Stephen se derrite como cono de helado. He, he, he, he.

Stephen: Molly, yo… - babeando como un inútil.

Basil: ¿No se los dije?

Stephen: Ehhh… - zarandeando la cabeza y despertando de su trance – Molly, hablando de tu novio y de la edad que tienes yo pienso que…

Molly: Descuida, tío Steph, Rick es un príncipe y me quiere mucho.

Stephen: Podrá ser, pero la verdad es que yo…

Molly: Gracias por entenderlo, te quiero – dándole un beso en la frente y volteándose hacia el zorro – A ti también te quiero, Basil – dándole también un beso, dejándolo embobado – Bueno, será mejor que me vaya a dormir, mañana saldré de nuevo con Rick. Buenas noches – saliendo de vista.

Ambos, humano y zorro, se miraron.

Stephen: ¿Qué demonios fue eso?

Basil: Temo que esto va a ser más difícil de lo que pensábamos… Uy…

---A la mañana siguiente, en la cocina---

Molly: ¡Buenos días!

Basil: ¡Ah, buenos días, señorita Molly!

Stephen: Hmmm… - comiendo sus tostadas con mantequilla.

Molly: ¿Quién hizo el desayuno?

Basil: Yo.

Molly: No está nada mal, Basil.

Basil: Gracias… supongo…

Stephen: Y… ¿qué tienen planeado para hoy? – preguntó forzosamente.

Basil: Yo trataré de soportarte otro día más, como siempre lo hago, he estado haciendo, y no sé cuánto tiempo más podré resistir. ¡Ha, ha, ha! ¡Boom, boom!

Dave y Molly: ¡Ha, ha, ha, ha!

Stephen: ¡Grrr…!

Dave: Yo tengo importantes negocios que hacer. Parece que alguien quiere comprarme Davelandia por el doble de lo que lo compré, y además, quizás logre abrir un nuevo programa en una importante televisora.

Stephen: ¿No habías hecho eso antes?

Dave: Si, pero eso sólo era a nivel nacional. Esto es internacional, mi amigo – hablándole amistosamente, mientras daba un último sorbo a su taza de… lo que fuera que estuviese tomando, y agarrando su maletín negro, salió felizmente por la puerta principal.

Molly: Yo mejor me voy también. Rick me invitó a almorzar, y luego veremos una película.

Stephen: Molly, hay algo de lo que debemos hablar.

Molly: Lo sé, Stephen. Prometo no llegar tarde esta vez. – y se fue.

Basil: Bueno, señor Stephen, parece que el papel de tutor no es tan sencillo después de todo – silencio… - Ehhh… ¿Señor Stephen? – se volteó a verlo.

Stephen: ¡Aaaah! ¡Estoy harto de que nadie me tome en cuenta aquí!

Basil: Créeme, no es una novedad.

Stephen: ¡No puedo soportarlo más!

Basil: Tranquilo, Aquiles, tómalo con calma.

Stephen: ¡No, no lo haré! – parándose de golpe -¡Iré a detener esto de una vez por todas! ¡Molly no puede seguir con ese tal Rick!

Basil: No puedes hacer nada.

Stephen: Oh, claro que si – poniendo cara de perverso y volteándose hacia el zorro – Sabotaje… - y salió disparado del apartamento.

Basil: Presiento que todo esto va a salir mal. ¿Ustedes no?

---En el cine---

Stephen se encontraba dos filas atrás de sus presas. Notó como Molly y Rick estaban sentados muy a gusto comiendo palomitas. No notaron al idiota detrás de ellos con un mal disfraz que consistía en una gabardina verde, un sombrero y unos lentes oscuros, sin olvidar los pocos sesos que posee a su favor. ¿O debería decir en contra?

Stephen: Estás me las pagas.

Narrador: Si, si, como sea.

Stephen se acercó lentamente a la pareja. No podía soportarlo. Un tipo gordo sentado frente a él estaba tomando un refresco.

Stephen: Bingo…

Narrador: Cuidado con lo que dices.

Stephen: ¡Ya cierra la boca!

Narrador: Lo decía por cierto zorrito que podrías convocar.

Stephen: ¡Ya basta!

Stephen se acercó ligeramente al sujeto gordo, cuando una voz le sorprendió.

Basil: ¿Qué crees que estás haciendo, señor Stephen?

El zorro estaba con una caja de cotufas y un refresco mirando al joven incrédulo.

Stephen: ¡Ah, demonios Basil! ¡Casi me matas de un susto!

Basil: Lástima que no resultó.

Stephen: ¿Qué haces aquí?

Basil: El cine fue inventado para ver películas. Bueno, eso creo. No evadas el tema y respóndeme la pregunta que te hice antes.

Stephen: Claro – sonriendo – Voy a sabotear su cita.

Basil: ¿Tirarle un sujeto gordo al joven? Que bajo.

Stephen: ¡No! Tirarle el refresco del sujeto.

Basil: Que lío tan pesado, sobre-pesado. ¿Entienden? ¡Ha, ha, ha! ¡Boom, Boo…! - fue callado por Stephen que le sujetó el hocico fuertemente, y luego se agachó en el momento justo en que Molly se volteaba hacia atrás.

Rick: ¿Pasa algo, Molly?

Molly: No, nada. "Qué extraño… Me pareció escuchar la voz de Basil".

Basil: ¡Stephen, no lo hagas!

Stephen empujó al obeso haciendo que éste volcara el refresco encima de Rick. No fue gran cosa, sólo le había empapado un poco, no le molestó al joven. Esto molestó aún más a Stephen. Tomando la pequeña caja de cotufas de Basil, comenzó a lanzarles a la pareja pequeñas semillas de maíz molestándolos. Cuando parecía que a Molly se le estaba acabando la paciencia, Stephen agarró una caja grande de cotufas y las vertió encima de Rick, colocando la caja en su cabeza. Riendo desquiciado, Molly logró verlo y se enojó. Tomó a Rick, le sacó la caja de la cabeza y se lo llevaba a otro lugar.

Molly: Muchas gracias, tío Stephen. Muy maduro de tu parte.

Stephen: Molly, yo… - pero la joven se había ido.

Trabajador: Oiga, señor, si vino aquí sólo para hacer bromas, será mejor que se vaya de la sala antes de que yo lo expulse a la fuerza. Y llévese a la ardilla con usted, no se permiten animales.

Basil: ¿¡Ardilla!?

Stephen: Vámonos, Basil.

---Café de Anil---

Anil: Aquí tienen, un delicioso plato de spaghetti.

Molly: Está fresco, ¿verdad?

India: No te preocupes, Molly. Yo los cociné.

Molly: Gracias, India.

Stephen: Allí están.

Basil: Señor Stephen, ¿serviría de algo si te dijera que todo esto es una mala idea?

Stephen: No tan mala como tus chistes basura basil.

Basil: Puede ser, pero esta idea huele peor. He, he, he, he.

Stephen: Spaghetti, ¿por qué tenía que ser spaghetti?

Basil: ¿Qué? ¿Temes una repetición gratuita de La Dama y el Vagabundo?

Stephen: Eso es lo que planeo evitar.

Basil: Señor Stephen, si me permites volver a opinar, quiero decirte que esto no es lo que…

Stephen: Basil, si no vas a ayudarme, piérdete.

Basil: Muy bien. Chao. – y desapareció.

Stephen: Tonto zorro…

India: ¡Stephen! ¿Qué estás haciendo allí escondido?

Stephen: Trato de detener una locura.

Anil: Ni lo pienses. Nosotros detendremos la tuya.

India: Stephen, deja en paz a Molly y a Rick.

Stephen: Nunca.

Y se abalanzó sobre ambos jóvenes que lo miraron sorprendidos. Rick se paró de golpe, pero no se salvó de la colisión de Stephen, quien luego tomó los platos de spaghetti y los tiró sobre el joven. Mientras tanto, Anil estaba encima de Stephen jalándole las ropas, e India jalaba a Anil para ayudarle. Molly se encontraba junto con Basil mirando sorprendida aquel numerito.

Molly: ¡¡Aaaaltooo!! – todos se paralizaron.

Basil: Bien hecho, señorita Molly.

Molly: India, Anil, suelten a Stephen.

Stephen: Gracias, Molly.

Molly: ¡Stephen! ¿¡Cómo pudiste!?

Stephen: Ah, solo con un poco de astucia y mi gran habilidad.

Molly: No – acercándose a Rick y ayudándole a limpiar sus ropas – Arruinaste la cena.

Stephen: Molly, he estado rato tratando de decirte que no es buena idea que tengas novio.

Molly: ¿Qué?

Rick: Señor, déjeme decirle que respeto mucho a Molly, nunca me aprovecharía de ella.

Stephen: ¡Exacto! Y para evitar eso, decidí separarlos.

Molly: Eres un imbécil, tío Stephen.

Basil: Sin mencionar cara de bola. He, he, he, he.

Stephen: Molly, no puedes tener novio a esta edad.

Molly: Sólo estás celoso de que yo sea feliz con Rick y que tú no hayas conseguido una novia teniendo la edad que tienes.

India y Anil: Uyyy…

Basil: Eso debió doler…

Stephen: ¡Ya basta, se acabó! ¡Soy tu tutor, tus padres me pidieron que te cuidara y se lo que es bueno y lo que no para ti!

Molly: ¿¡Acaso el que sea feliz no te parece algo bueno para mí, tío Stephen!?

Stephen: ¡Sé muy bien todo sobre el tema! ¡Ahora, ve a casa en este mismo instante, y te prohíbo que vuelvas a ver a este joven!

Molly: ¡Muy bien! – tirando la servilleta con la que estaba limpiando la camisa de Rick - ¡Me voy, pero no porque tu me lo dices!

Stephen: ¡Ña, ña, ña, ña! – burlándose. - ¡Y tú! – dirigiéndose a Rick quien saltó sorprendido - ¡No te le insinúes más! ¿Me entendiste? – Rick se le acercó desafiante.

Rick: Puede decir lo que quiera señor, pero yo quiero mucho a Molly, y ni usted ni nadie me impedirá estar con ella. – y salió desafiante del café.

India: Stephen, yo opino que deberías pensar mejor toda esta situación.

Anil: Sí, conozco a Rick, y no es un mal muchacho. Es educado, responsable, cariñoso…

Stephen: Ustedes no entienden nada… - y salió del café.

Basil: ¿Ven? Se los dije, toda una Odisea.

---Sala---

Molly: ¡Eres un idiota, tío Stephen!

Stephen: ¡Lo hago por tu propio bien, Molly!

Molly: ¡No, no es verdad! ¡Lo único que estás haciendo es lastimarme!

Stephen: ¡Entiéndelo, esto no es bueno para ti, no aún!

Molly: ¿Sabes qué? Olvídalo… - empezando a llorar y mirando a su tío con dolor - ¡Te odio, tío Stephen!

Stephen: ¡Se acabó! ¡Te vas a tu habitación!

Molly: ¡No me importa! – yendo hacia su habitación y mirándolo – Mi vida de todas formas se acabó… - y cerró la puerta.

El joven se tiró furioso en el sofá berrinchando como un niño pequeño, cuando un zorro hace su aparición.

Basil: Y volvemos a donde comenzamos. – girando hacia el joven – Esta vez te pasaste, señor Stephen. – el joven sólo suspiró.

Stephen: No lo entiendo. Se supone que soy su tutor. Sé lo que es bueno y lo que es malo para ella.

Basil: Quizás seas su tutor, pero no sabes nada de nada.

Stephen: Ella sólo es una niña, Basil.

Basil: Puede que la señorita Molly parezca una niña, pero ella ha crecido bastante, señor Stephen. Molly es muy madura para su edad.

Stephen: No sé que hacer – colocó su rostro entre sus manos.

Basil: Deberías hablar con ella.

Stephen: No creo que quiera hacerlo.

Basil: ¡Oh, claro que sí! Eres un patán, pero después de todo eres su tío y ella te ama – Stephen trató de ignorar el primer comentario del zorro – Sólo piensa que quizás no sea bueno para ti, pero es lo que le haría feliz.

Stephen: Creo que tienes razón. Iré a hablar con ella

Se paró y se dirigió a la habitación de la joven, donde tocó dos veces.

Molly: ¡Lárgate!

Stephen: Molly, quiero que hablemos.

Molly: ¡Vete, no quiero hablar contigo!

Stephen entró a la fuerza a la habitación evadiendo dos almohadas y cerrando la puerta tras de sí, pero al voltearse recibió el golpe de un oso de felpa en la cara.

Stephen: Molly, por favor – se acercó a la cama donde la joven se encontraba tirada boca abajo ocultando su rostro con las almohadas – Mira… Lo siento, no sabía lo que estaba pensando.

Molly: ¡Es eso, Stephen! ¡Tú nunca piensas! ¿Es que no ves todo el daño que me has hecho?

Stephen: Molly, yo… Perdóname. Esta vez fui más estúpido de lo normal – poniendo una expresión muy triste.

Molly: Oh, Stephen, yo no…

Stephen: No, no. Déjame terminar – respiró hondamente antes de continuar – Sé que quizás no soy un gran tutor, o tío, o amigo. Pero los amo a ti y a Dave y sólo quiero lo mejor para ustedes, y esto es todo lo que les puedo dar. Sé que quizás yo no he tenido ninguna relación, pero tengo miedo de que salgas lastimada, el dolor de amor no es muy lindo que digamos. – la joven le miraba, y tomó su rostro entre sus manos.

Molly: Stephen, sí eres un gran tutor, y un tío excepcional, y sé que quieres protegerme de lo que me espera en la vida. Pero, ¿cómo pretendes que crezca si no aprendo de mis errores?

Stephen: Si, creo que tienes razón – sonrió - ¿Me perdonas? – la joven sonrió de regreso, y le abrazó.

Molly: Claro que sí. Te quiero, tío Stephen.

Stephen: Y yo a ti, Molly.

Molly: ¿Me dejarás seguir con Rick?

Stephen: India y Anil me hablaron muy bien de él, y parecía un gran chico. Sólo con una condición.

Molly: Dime.

Stephen: La próxima vez, que me entere temprano de las cosas, y por ti, por favor.

Molly: Claro que si.

Stephen: Bueno – parándose – Mañana hay una obra de teatro sobre los vikingos, iba a verla con Basil. ¿Por qué tú y Rick no vienen a verla también?

Molly: ¿Lo dices en serio? – el joven asintió – Gracias. Claro que sí.

Ambos salieron de la habitación felices, pero al entrar a la sala, se paralizaron. En el sofá estaba Dave llorando, y a su lado Basil que lo consolaba.

Stephen: Pero, ¿qué pasó aquí? ¿Qué le ocurre a Dave?

Basil: Ah, un pequeño problema.

Dave: ¡Vendí Davelandia por completo!

Molly: ¿Y eso no era lo que querías?

Dave: ¡Al principio, pero me acabo de enterar que hay una mina de diamantes allí!

Stephen: Ay, Dave, siempre exagerando.

Basil: No te preocupes, amo Dave. Lo que fácil viene fácil se va.

Molly: Si, eso era lo que decías.

Dave: Tienen razón – cambiando repentinamente.

Stephen: Oye, ¿quieres venir con nosotros mañana a ver la obra de los vikingos?

Dave: Claro que sí, tengo que asistir.

Stephen: ¿Y eso por qué?

Dave: ¿No lo vieron en las noticias? Soy el dueño magnate del anfiteatro nacional. ¿No es genial?

Basil: El amo Dave viene fácil, y con todo. He, he, he, he.

---En el cuarto---

Stephen: Vaya, que gran obra aquella. Se notaba que estaba adaptada a los gustos de Dave.

Basil: Si, esos vikingos se parecían más a empresarios de grandes corporaciones en una obra de compra-venta.

Stephen: Y ese Rick no es tan malo. En realidad es muy agradable, y trata muy bien a Molly. Me cae bien.

Basil: Si, y hablando de caer bien, ¿quieres saber algo más? – el joven sobre la cama se asomó para verlo incrédulo.

Stephen: No es otro de tus chistes basura, ¿verdad?

Basil: No… Sólo estaba pensando en cómo herir los sentimientos de un sordo.

Stephen: ¿Cómo lo harías?

Basil: Ah, no sé. Quizás que al morir le dediquen un minuto de silencio. ¡Ha, ha, ha! ¡Boom, Boom! He, he, he.

Stephen: ¡Ay, no! ¡No otra vez!