Empieza la lectura con la voz fría de Lord Voldemort llenando la estancia causando algún que otro estremecimiento por parte de sus enemigos.

Capítulo 1: El desafortunado comienzo

POV: Albus Dumbledore

Aquel era un gran día para el mundo mágico, un día que marcaría un antes y después en la historia, más concretamente esa misma noche había supuesto un punto de inflexión con la derrota de Tom, conocido por todos como Lord Voldemort, el señor oscuro o el-que-no-debe-ser-nombrado.

Las últimas palabras dichas por Lord Voldemort flotaron en la sala causando un silencio, que poco a poco fue roto por gritos, aplausos e incluso llantos de parte de la orden del Fénix, mientras un silencio tenso reinaba entre los mortifagos.

Aunque sus caras, sin emoción alguna no mostraran lo que sentían, salvo la de Bella que gritaba - "Imposible, tiene que ser mentira, mi maestro no puede morir de esa forma" mientras se tiraba de los pelos y refunfuñaba por lo bajo.

No podía encontrarme más que complacido con el rumbo de los acontecimientos. Desde que Voldemort había escuchado parte de la profecía que vaticinaba su futura derrota contra un bebé había actuado solo con su orgullo y tal y como había planeado había conseguido deshacerme temporalmente de Tom, aunque nunca había esperado que mis planes se adelantarían tantos años, esos eventos solo podían ser considerados positivos.

-"Como demonios pude ser derrotado. Yo soy el mago oscuro más poderoso de todos los tiempos, no puede haberme vencido un simple bebé".- pensó Lord Voldemort apretando sus dientes con rabia al descubrir esto.

- Lo derrotó un niño.- dijo alguien dentro de la orden del Fénix.

- Cierra tu sucia boca, asqueroso sangre sucia. Mi amo es más fuerte que un simple bebé.- dijo Bella enloquecida fulminando con la mirada al miembro de la orden que osó hablar mal de su maestro.

Comprendía que para los muggles, desconocedores del peligro que suponía Tom para el mundo, pudiera ser un día más como cualquier otro en sus vidas, pero realmente toda la comunidad mágica tenía motivos para celebrar la primera de muchas victorias de la luz, por supuesto era consciente de que Tom no era tan débil como para morir por culpa de un bebé de un año de edad, pero su fuerza habría mermado considerablemente y tendría que esconderse para reponerse.

- Deberíamos tener cuidado cuando celebremos la derrota de "quien-no-debe-ser-nombrado" por los muggles.- dijo Alice con preocupación por si los muggles descubrían el mundo mágico por culpa de los propios magos.

Me quedé esperando pacientemente en aquella calle muggle a que Rubeus Hagrid llegara con el pequeño niño y poder analizarle más de cerca mientras que saboreaba uno de mis preciados y deliciosos caramelos de limón.

Pensando en el pequeño y último heredero de la línea Potter supe desde que se me notificó la muerte de James y Lily que tendría que aislar al niño del mundo mágico puesto que si se criaba en un ambiente donde siempre sería alabado, consentido y con infinidad de riquezas se volvería una persona confiada y engreída como James y eso no era nada beneficioso para todos los planes que había realizado por tanto tiempo.

Lord Voldemort, encolerizado, apuntó con su varita hacia Lily Potter para prevenir ser derrotado por ese mestizo.

-AVADA KEDABRA.- espetó Lord Voldemort con una sonrisa sádica en su rostro mirando como el hechizo iba hacia la asquerosa sangre sucia, pero James Potter se interpuso en el camino abrazando a Lily, ya que no permitiría que nadie dañara a su esposa, mientras sus amigos gritaban "LILY, JAMES NOOOO", pero todos observaron como el hechizo fue absorbido por una luz blanca similar a las protecciones que rodeaban el callejón.

-¡James, idiota! ¿Cómo has podido hacer semejante estupidez? No vuelvas a hacerlo nunca, ¿me oyes?-rogó Lily llorando mientras abrazaba fuertemente a su esposo.

-No puedo prometerte eso, siempre te protegeré a ti y a Harry, pase lo que pase.- respondió James besando la frente de Lily mientras imaginaba a su hijo y lo que le depararía el futuro, solo esperaba que fuera feliz.

Los merodeadores se acercaron para abrazar a sus amigos y de paso golpear a Cornamenta por casi matarlos del susto mientras pensaban en cómo acabar con Voldemort para siempre. Por otra parte, los miembros de la orden del fénix los observaban sorprendidos al ver que se encontraban ilesos y que el hechizo había desaparecido sin dejar rastro, mientras desde el otro lado de la sala se escuchaban los murmullos de los mortifagos al ver como el hechizo de su maestro se esfumó sin dejar rastro mientras algunos hacían planes para deshacerse del mocoso Potter.

-Menos mal que no os paso nada malo mis niños, por lo visto los hechizos no nos afectan.- dijo Dumbledore con falsa preocupación observando a la pareja.

Necesitaba que aquel niño tuviese ciega confianza en mí, que me viera como su salvador para, de esa forma, poder manipularle sin ser cuestionado, puesto que Harry no confiaría en las palabras que otros pudieran decir y cuando llegase el momento finalmente le utilizaría para que Tom y Harry se asesinasen mutuamente, quedando yo nuevamente como el gran salvador del mundo mágico, por supuesto todo aquello solo era por el bien mayor, después de todo yo había presenciado innumerables batallas contra los magos oscuros... Un par de sacrificios siempre debían ser necesarios para llegar al bien común.

-¿Quién te crees que eres? ¿Cómo puedes decir eso de mi hijo? ¡ALBUS!- gritó James encolerizado por las barbaridades que había oído salir de la boca de Voldemort.

- Harry no es una pieza de ajedrez en tu asqueroso juego ALBUS.- dijo Remus cabreado con el director.

- Eres el mago más poderoso de todos los tiempos, deberías ser quien derrotara a VOLDEMORT no un niño pequeño. No mi ahijado.- dijo Sirius mirando fijamente a Dumbledore con asco.

-¡TU! ¡ATRÉVETE A TOCAR A MI HIJO Y NO HABRÁ SUFICIENTE MUNDO PARA QUE CORRAS A ESCONDERTE! ¡TE MATARÉ ALBUS TANTOS NOMBRES DUMBLEDORE!- bramó Lily apretando las manos con fuerza mientras su pelo se movía como si tuviera vida propia.

- El libro debe estar mal. ¿Cómo podéis creer en eso? Albus nunca haría algo así, él solo hace todo esto por el bien común.- reprendió Molly a los merodeadores y Lily al decir aquello a Albus él solo quería lo mejor para el mundo mágico.

- Cierra la boca Molly.- dijeron Fabián y Gideon a su hermana mirándola con severidad ante lo dicho. Sí, Albus era poderoso, pero no sabía todo del mundo y su palabra no era ley. Y luego Harry, ¿qué pensaría de ellos?

Mientras los mortífagos se reían de los miembros de la orden del fénix porque al final se estaban dando cuenta de cómo era en realidad el viejo, por otro lado Lord Voldemort contemplaba con burla como las lealtades de la luz se iban destruyendo poco a poco.

Mientras divagaba en mis pensamientos vi aparecer al semi-gigante Hagrid con la motocicleta que le pertenecía a Sirius Black, el mejor amigo de los Potter y el padrino del niño que Hagrid debería haber recogido.

-Señor, aquí está el pequeño Harry, tal y como me lo pidió.- Sonreí siendo consciente del control que tenía sobre Hagrid, por muy cuestionable que fuese su inteligencia Hagrid me era absolutamente leal, siempre hacía cualquier cosa que le pidiese y esa era la gran virtud por la que el semi-gigante seguía siéndome de utilidad.

-Gracias, por traer el pequeño, a partir de ahora me encargo yo.- Dije extendiendo los brazos para coger al pequeño que dormía bien tapado entre sus mantas, Hagrid me tendió al niño sin rechistar, aunque con algo de pesar en su rostro.

Al tenerle entre mis brazos de inmediato pude percibir la gran cantidad de magia que desprendía aquel niño. Cuando comprobé que Hagrid se había marchado de Privet Drive destapé un poco al niño examinándole cuidadosamente la frente, de ella procedía una gran cantidad de magia negra y entonces estuve completamente seguro de que el niño se había convertido en un Horrocrux de Voldemort, es decir, que tenía una parte de su alma adherida, lo que hacía mucho más sencillos todos mis planes.

-¿Cómo que planes?... ¿De qué estás hablando Dumbledore?- preguntó Arthur con curiosidad en sus ojos.

Lord Voldemort apretaba los dientes preguntándose cómo el viejo senil habría descubierto uno de sus secretos mejor guardados. Si tenía algún infiltrado en sus filas lo descubriría y se lo haría pagar caro.

Los únicos que sabían que era un Horrocrux (aparte de las familias oscuras) eran Dumbledore, Moddy, Sirius y Remus.

Los dos últimos pensaron, con horror, cómo pudo llegar a hacer eso a su alma y que si había hecho más de uno de esas cosas tendrían mucho trabajo para encontrarlas y destruirlas, ya que Dumbledore no les daría información y dejaría morir a James y Lily como cerdos para el matadero para deshacerse de ellos dos y controlar a Harry a su antojo.

-"No lo pienso permitir, sobre mi cadáver".- pensaron Sirius y Remus a la vez observando a James y Lily con pena.

Mientras tanto Dumbledore sonreía al confirmar que sus teorías sobre la inmortalidad de Tom eran ciertas.

Sonriendo ampliamente pasé el dedo por la frente sellando el alma de Voldemort para que se estabilizase y no escapase del bebé, además le lancé un hechizo de retención de magia viendo que seguía desprendiendo un poder extraordinario para ser un simple niño, tenía que detener completamente su crecimiento mágico para que no se desarrollasen sus poderes nunca, así sería más controlable.

Finalmente dejé al niño frente a la puerta de la casa de sus familiares en una cesta con las explicaciones necesarias para que le aceptasen, puesto que no me favorecía en lo absoluto que el niño muriese.

Al asegurarme que todo estaba en orden me marché viendo que mis planes procedían mejor de lo esperado, dudaba que algo se desviase, todo estaba perfectamente marcado y definido. Solo tendría que esperar pacientemente y observar el espectáculo hasta que volviera a alzarme victorioso.

Alice y Frank soltaron un ligero suspiro de alivio al saber que fueron los Potter y no ellos. Y aún así sentían asco de sí mismos por lo que estaban pensando, sin embargo estaban alegres porque su hijo no era el elegido de ese monstruo maniaco y podrían vivir una vida mejor estando con su hijo, aunque lamentaban las muertes de Lily y James, pero sobre todo el destino que le depararía a Harry.

POV: Petunia Dursley

Aquella mañana me desperté con energías renovadas, parecía ser otro perfecto día de mi vida con mi esposo y con mi pequeñito consentido Dudley, empecé a preparar la comida mientras sonreía dándome la vuelta cada poco para sonreírle a mi pequeño hombrecillo mientras que Vernon encendía la televisión en el cuarto.

Cuando acabé de preparar el desayuno y dar de comer a mi pequeñín Vernon vino a la cocina a comer con entusiasmo. Yo seguí consintiendo a mi hijo amando que fuera tan bonito, fuerte y revoltoso, era muy parecido a Vernon.

-Esto es perder el tiempo. ¿A quién le interesa estos estúpidos muggles?- inquirió Theodore Nott fríamente al oír de esos repugnantes muggles, que lo único que servían era para tener un buen rato de diversión mientras los torturaba lentamente y les escuchaba suplicar piedad, algo que él nunca les daría.

Fue secundado por Rodolphus y Rabastan Lestrange, que pensaban que solo servían para la tortura y que era mucho más interesante crear leyes contra esos sucios muggles que oírlos hablar.

-Petunia ve a coger el correo, seguro que ya ha llegado.- Me ordenó Vernon sin dejar de comer, por lo que me levanté para seguir con mis obligaciones como buena esposa que se preciase y cuando finalmente abrí la puerta… No pude detenerme a tiempo…

-¡Ahhhh!-Grité espantada, con una mueca de horror y una mano en el pecho queriendo controlar los latidos de mi corazón, esa tenía que ser una cruel broma de alguien. Mis ojos me tenían que estar engañando, me agaché mirando la cesta con el niño dentro y al darme cuenta de que había una carta la sostuve entre mis manos.

-¿A qué vienen esos gritos?- Vernon se acercó a mí con mal humor por mi grito, a mí no me gustaba tampoco que algún vecino nos viera así, pero no me lo había esperado.- ¿Qué hace este niño aquí?- Me preguntó Vernon mirándome con el ceño fruncido hablando con brusquedad.

-Según pone en esta carta es el hijo de mi hermana Lily y ese tal Potter, parece que uno de esos fenómenos los mató, pero no pudo con este niño.- Expliqué aterrorizada después de esa carta.- Quieren que nos quedemos con este monstruo… ¿Qué hacemos Vernon?- Siempre había sabido que aquellos anormales no eran de fiar, pero si ese niño había podido con… esa monstruosidad y mi hermana había muerto significaba que aquella aberración que tenía frente a mí era aún peor.

-¿Quién te crees para llamarnos así sucia muggle? - preguntó Godley con cara de asco al libro, como si este pudiera responderle.

-Vosotros sois los fenómenos no nosotros.- continuó Crabble con furia.

-¡CÓMO TE ATREVES A LLAMARLO MONSTRUO ES TU SOBRINO, PETUNIA!- grito Lily con rabia en los ojos al leer lo dicho por Petunia.

-¿Cómo que qué hacemos?- Miré a mi marido confusa sin saber a qué se refería, parecía que él lo tenía claro, pero yo no.- Ahora mismo nos vamos a un orfanato y lo entregamos, no vamos a meternos en la vida de esos fenómenos.- Dijo rojo por la rabia, asentí conforme, no quería saber nada más, quería una vida normal. Si nosotros no nos quedábamos con ese ser no tendríamos problema alguno y podríamos seguir nuestras felices vidas.

-Pobre bebé.- murmuró Narcissa por lo bajo, aunque fuera hijo de los Potter era un niño y a nadie le desearía eso. Ellos eran seres inocentes que no tenían la culpa de lo que hacían sus padres, pero ella no era la única allí que lo pensaba, las demás mujeres (salvo Bella que se dedicaba a maldecir al bebé) esperaban que no le pasara nada malo.

-Voy a coger a Dudley y lo dejaré con alguna vecina, tú ve preparando el coche.- Le dije con ansiedad mientras vestía a Dudley con sus mejores ropas intentando evitar sus enérgicos golpes, tenía mucha fuerza para ser un bebé.

Cuando acabé me acerqué a una de las casas de los vecinos y le pedí a la pareja que vivía allí que cuidasen de mi bebé por mí mientras que iba al hospital con Vernon. Se quedaron con Dudley y yo les agradecí con una sonrisa falsa antes de acercarme al coche y meterme en el lado del copiloto.

Vernon aceleró con prisa mientras conducía rápidamente, alejándonos para dejarle en un orfanato en el que aquel monstruo no pudiera volver a cruzarse en nuestras vidas. Después de un viaje de un poco más de dos horas le dejamos frente a las puertas de un orfanato, durante el trayecto escribí el nombre de aquel fenómeno y su fecha de nacimiento, sería lo único que haría por el recuerdo de mi hermana, aunque ella fuera tan anormal.

-"Cada vez se parece más a mi".- pensó Lord Voldemort al leer el libro sobre ese mocoso Potter, le hacía recordar demasiado su pasado.

Si yo fuera Lily me hubiera gustado que cuidasen de mi bebé, pero no iba a responsabilizarme, no tenía ninguna clase de deuda, podía irme y olvidarme sin más. Todo había terminado, para siempre.

-Si hubieras muerto tú hubiera cuidado de tu hijo como si fuera mío.- susurró Lily cerrando los ojos mientras pensaba en el futuro que le esperaba a su hijo.

Mientras James y Sirius decían -"Cuando acabe todo esto les daremos una sorpresa que no olvidarán" apretando los puños, por otro lado Remus cerraba los ojos (que se habían vuelto más dorados ante la mención de su cachorro) intentando calmar la furia de su lobo interno que le insistía en "dañar, matar, proteger a nuestro cachorro…".

POV: Clair Baker

-Es uno de esos días ¿eh?- Murmuré notando lo frío que se encontraba el clima, no tenía ganas de salir al exterior con temperaturas tan bajas, pero las municiones de comidas estaban comenzando a escasear y tenía que ir a comprar algo de avena y leche como mínimo.

Mientras caminaba por el descuidado patio abrazándome a mí misma por el frío que se colaba a través de las finas capas de tela que me cubrían pude escuchar un infantil y desolado grito. Buscando el conocido llanto de algún bebé me encontré con un hermoso niño que no llegaría a los dos años en una cesta.

-Gracias a Merlín y Morgana por esa mujer encontrara a Harry, sino hubiera acabado congelado.- comento Alice al escuchar lo que le sucedía a su ahijado.

En mis 38 años de vida había visto a muchos niños ser abandonados, después de todo incluso yo misma había sido huérfana, pero nunca había visto un bebé como aquel, parecía que su pelo negro azabache tuvieran mechones de diferentes colores y horrorizada me di cuenta de una cicatriz que se encontraba en su frente, lo extraño era que no se encontraba azul por el frío, solo temblaba, gritaba y lloraba.

Acercándome más con el ceño fruncido recogí al pequeño, por muy molesta que estuviese aquél pequeño no merecía morir allí por el frío. Por muy mal que lo pasáramos todos en esa época por el aumento de huérfanos y las escasas subvenciones con las que contábamos (en definitiva teníamos un presupuesto muy reducido para poder mantener a tanto niño), que encima llegase ahora un bebé tan pequeño suponía una cantidad importante de gastos añadidos con lo que no contábamos.

Resoplé intentando dejar de darle vueltas al tema del dinero y cargué al pequeño leyendo en una escueta nota que su nombre era Harry James Potter y que su cumpleaños era el 31 de julio, no decía nada más como posibles enfermedades ni nada.

-Pobre Harry, sus tíos debieron quedárselo como había dicho Dumbledore, ¿ahora qué será de él?- murmuró Molly para sí misma ya que no quería ser reprendida otra vez por los miembros de la orden del fénix, pero es que nadie veía el gran plan que tenia Dumbledore para salvarlos de esa monstruosidad y sus lacayos. Incluso Arthur apretaba su mano para que callara, sin embargo ella pensaba en el bienestar de sus hijos, todo era como decía Dumbledore por el "bien mayor".

-¿Así que Harry Potter, eh?- Pregunté retóricamente pensando que era un nombre curioso, al menos el apellido, pero me quedé helada al ver que el pequeño dejaba de llorar como si me comprendiese y me miraba con unos hermosos enormes brillantes ojos de un verde que nunca había visto antes y sorprendida intenté volver a hablarle a ver qué pasaba.- Entremos adentro a que comas algo, seguro que tienes mucha hambre.- Harry permaneció en silencio mirándome fijamente, con eso me quedó claro que aquel niño no era uno normal, pero ahora tenía que ocuparme de él antes de retomar las compras… Solo esperaba que no llegasen más huérfanos o estaríamos en verdaderos problemas.

-¡Por favor, que esté bien! Eso es lo único que pido.- musitó Lily mientras James la abrazaba intentando consolarse mutuamente, habían visto sus sueños de ser padres cruelmente destruidos en unos cuantos minutos.

-Harry parece haber sacado vuestro intelecto, pero aun así es un bebé mágico muy poderoso por lo que hemos visto.- alabó Emmeline Vance a Lily y James para aliviar un poco el ambiente.

/Despacho del director, Hogwarts/ /3 semanas más tarde/

POV: Albus Dumbledore

Esas estaban siendo las semanas más ajetreadas de toda mi vida, había tenido que asegurarme de que ningún mago se quedase con la custodia de Harry, lo cual se tradujo en una continua lucha contra todas las grandes familias, puesto que todos ellos deseaban al pequeño gran salvador para ellos mismos, por suerte con mis títulos e influencia había conseguido frustrar todos y cada uno de los intentos, con bastante esfuerzo, pero lo había conseguido.

Por supuesto era conocedor del hecho de que James y Lily habían nombrado a Sirius como principal tutor de forma oficial por si algo llegaba a sucederles antes de que Harry pudiese valerse por sí mismo, por ese motivo del primer mago del que me deshice fue de él, no tuve que pensármelo demasiado, parecía que la suerte estaba de mi lado porque nuevamente me pusieron todo de bandeja cuando pillaron a Sirius siendo culpado por ser el traidor que rebeló la localización de los Potter y por haber matado a trece muggles y a Peter Pettigrew, el verdadero traidor de los Potter, dejando solo un dedo de él.

Al acabar de escuchar aquello James, Sirius y Remus se giraron para observar a Peter, sorprendidos por escuchar que él era el traidor... Él era su amigo y aun así...

-Fuimos tus amigos, ¿Cómo pudiste Peter?- reprochó Remus viendo como Peter se echaba hacia atrás soltando escusas para salvar su pellejo.

-Nos preocupamos por ti y ¡Mira cómo hemos acabado por tu culpa!- exclamó Sirius asqueado, acercándose a Peter para estrangularlo.

- MI FAMILIA MURIÓ Y DEJAMOS SOLO A NUESTRO HIJO, ¿POR QUÉ LO HICISTE PETER? - exigió saber James mientras zarandeaba a Peter de un lado a otro.

-No lo entendéis, seguramente lo hice para sobrevivir. Él tiene poderes horribles, ¿qué querías que hiciera? Seguro que vosotros hubierais hecho lo mismo que yo.- murmuró Peter aterrado por ser descubierto por los merodeadores mientras intentaba ganar tiempo acusándolos de ser como él.

-NOSOTROS PREFERIRÍAMOS MORIR ANTES QUE ENTREGAR A UN AMIGO.- gritaron a la vez James, Sirius y Remus en cólera al oír las barbaridades que decía Peter.

-Podréis tener más en el futuro, si lo entregamos a cambio de nuestra libertad pienso yo que….- decía Peter alterado, intentando escapar de lo que le podría ocurrir, pero fue interrumpido por un puñetazo en toda la cara.

-LILY.- gritaron todos los de la orden del fénix al observar como esta estrellaba su puño en la cara de Peter y este caía al suelo llevando sus manos hacia su nariz, la cual empezaba a salir sangre.

-¡ES MI HIJO DE QUIEN ESTÁS HABLANDO, RATA ASQUEROSA! NO ES UN SIMPLE CERDO QUE LO LLEVAS AL MATADERO. ¿ME OÍSTE PETTIGREW?-Lily explotó mientras observaba con repulsión a Peter, quien lloraba en el suelo como si fuese un niño.

También sabía que Sirius era incapaz de ser el verdadero culpable y que Peter debería haber huido para inculpar a Sirius, de todos modos me aproveché viendo que la sociedad en general ahora le guardaba rencor a Sirius, incluso le hacía más sospechoso el hecho de ser de la familia Black, nadie se fiaba de una familia tan contaminada por las artes oscuras.

Hablé con Bartimus Crouh hasta que sutilmente logré convencerlo de la culpabilidad de Sirius sin la necesidad de ser juzgado y tras eso se lo llevaron directamente a Azkaban, de donde no podría salir jamás gracias a la alta seguridad proporcionada por los dementores.

Sin duda fue una gran victoria y apenas tuve que hacer un par de jugadas, solo me tocaba apaciguar un poco a todos los magos y brujas para que todo regresase a la calma y así poder planificar mis siguientes pasos con cuidado.

Regulus miraba a su hermano con sorna, pero interiormente pensaba -"Si hubieras hecho lo debido Sirius, soportar a madre".

- Podré ser un traidor Black pero nunca seré como tú, asqueroso anciano. Espero que tus planes fallen y mueras, fracasado.- dijo Sirius fríamente mientras miraba a Albus esperando que pronto alguien destruyera todos los planes de Dumbledore.

-¿Cómo te atreves a decirle eso al director? Discúlpate ahora mismo.- ordenó Molly enfadada mirando a Sirius.-dice Molly enfadada mirando a Sirius.

-Cierra la boca Molly.- dijo Frank ya cansado de la actitud de lame botas de Molly hacia Dumbledore.

-Albus, me enteré de lo que les ha pasado a los Potter, dime que no es cierto.- Algo sorprendido de mi cuenta de la repentina llegada de Minerva McGonagall, la profesora de transformaciones, era muy atípico en ella actuar tan alterada y entrar de forma tan abrupta sin avisar, pero tenía que seguir con su actuación.

-Lo siento mi querida Minerva, tú sabes lo mucho que apreciaba yo a los Potter, pero desgraciadamente, lo que has oído es cierto… Ya no se puede hacer nada por ellos, ha sido inevitable.- Torciendo mi rostro a una mueca falsa de tristeza y pesadez, aunque internamente no podía evitar burlarme de la inteligente, pero ingenua Minerva, ni ella ni nadie nunca descubriría la verdad, porque yo siempre iba cuatro pasos por delante de todos ellos.

-Oh Albus, ¡esto es terrible! Ellos eran mis mejores alumnos.- Minerva nunca había escondido su predilección por aquellos dos, al menos para mí que la conocía desde que era una niña podía ver lo mucho que adoraba a James a pesar de todas las bromas y problemas en los que se metía y qué decir de la curiosa y estudiosa Lily, sin duda ella lo estaría pasando mal y podría aprovecharme de aquellos sentimientos.- Dime algo Albus, ¿sabes cómo está el joven Potter?- Preguntó algo más esperanzada, por lo que vi mi oportunidad e intenté hacerle ver que todo estaba bien.

-Minerva relájate, Harry está bien, le he dejado con gente competente y fiable para que le mantengan a salvo.- Con una sonrisa afable intenté camelarla sabiendo que eso la dejaría más relajada y seguramente su lealtad hacia mí seguiría creciendo por asegurarme de que el hijo de los que ella consideraba sus hijos estuviese en buenas condiciones.

-Gracias por informarme Albus, he de volver.- Dijo más tranquila, despidiéndose de mí con paso firme haciendo que por fin pudiese dejarse de fingir.

Minerva miraba disimuladamente a Albus pensando en cómo había cambiado y que no le reconocía, parecía alguien diferente –"Perdiste el sendero que seguías, te dejaste influenciar... No eres diferente a Voldemort, puede que tus métodos sean distintos, pero has caído muy bajo Albus" acabo de pensar mientras negaba ligeramente con la cabeza.

La vida no paraba de sonreírme, como indicándome que mi camino era el único correcto y de seguro no iba a hacer nada más que recibir lo que me venía con los brazos abiertos, porque yo era el mago más poderoso y respetado de todos los tiempos, porque yo solo hacía todo esto por "el bien mayor".

"Todos son tan ingenuos" nadie había sido capaz de ver a través de mi máscara de abuelo preocupado por todo el mundo y el único que había sido capaz de verlo se encontraba debilitado, sin fuerzas para siquiera mostrarse. En definitiva nada se escapaba de mi control y ese hecho no cambiaría en mucho tiempo.

-Se debe de hacer lo que se debe hacer. Estamos en guerra, hay que ganar por cualquiera que sea el coste a dar.- gruñó Moddy tras haber sopesado y oído sobre la caída de Voldemort.

Al oír aquello hubo murmullos y gritos de protesta contra Moddy por lo que pensaba, mientras los mortífagos se reían del lado de la luz que cada vez se iba oscureciendo más y más.

/Reino Unido, Azkaban/ /1 mes más tarde/

POV: Sirius Black

Encogido abrazándome a mí mismo me encontraba en una esquina de la sucia y poco espaciosa celda, tampoco me importaba en lo más mínimo nada de eso en ese preciso momento. Yo había sido acusado y encarcelado por ser el presunto asesino de 13 muggles y un mago y por ser un mortífago que traicionó a los Potter.

No tenía ni idea de qué hacer, nunca se me hubiera pasado por la cabeza traicionar a James, él era como el hermano que siempre quise tener, no como mi pequeño hermano Regulus, sino como mi compañero de aventuras, de bromas e incluso mi confidente, por supuesto tampoco hubiera vendido de esa forma a Lily después de haber pasado tantas cosas los tres juntos.

Además el verdadero guardián secreto, el único que podía revelar la localización de sus amigos, había sido Peter, "la rata traidora", pensé con desdén y rencor. Lo peor de toda aquella situación era que ni siquiera me habían sometido a juicio, nadie me creía, incluso si me hubieran dado Veritaserum, estaba seguro que de alguna forma dirían que había conseguido liberarme de sus efectos y que estaba mintiendo.

-Un Black siempre será un Black, aunque nos hayas traicionado Sirius. Aunque hayas acabado en otra casa vistiendo otros colores, la gente seguirá tratándote como lo que eres, un miembro de una familia oscura.- afirmó Regulus mirando a Sirius con gracia mientras los algunos de los mortifagos asentían por lo dicho del joven Black.

-Pobre Sirius encerrado pudriéndose en Azkaban.- canturreó Bellatrix con alegría, mofándose de su primo.

-Puede que esté allí, pero creo que estarías haciéndome compañía durante mucho tiempo Bella querida.- replicó Sirius con sorna retando a Bella con la mirada.

Mientras Narcissa observaba aquel intercambio pensó con pena el destino que le deparaba a quien fue una vez hace ya mucho tiempo su primo favorito. Por otro lado Regulus con pena en los ojos veía a Sirius ya que después de todo era su hermano, pero ver a Bella y a Sirius pelear les recordaba a los viejos tiempos, años mejores como ceniza entre sus dedos, y que añoraban con mucho fervor, pero esos tiempos nunca volverían, sus lazos se rompieron al estar en bandos distintos.

-"Si no nos hubieras traicionado Sirius, como hizo la estúpida de Andrómeda".-pensó Bella observando a su primo y pensando en su ya no hermana.

También tenía presente que Dumbledore fue quien pronunció el hechizo fidelius, él debería ser capaz de probar mi inocencia, podría haber testificado a mi favor para liberarme, pero me había dejado abandonado haciendo que no entendiese nada de lo que estaba sucediendo.

Para seguir empeorando todo no sabía dónde se encontraba mi querido ahijado Harry, me preocupaba mucho lo que le pudiera ocurrir a partir de ese momento a mi pequeño cachorro. Solo me quedaba regodearme en mi desgracia, no había forma de escapar, pues estaba completamente rodeado por dementores y me habían roto la varita, con estos lamentables pensamientos me sumí en un sueño intranquilo y lleno de pesadillas.

-Me dejaste pudrirme en esa celda de Azkaban Dumbledore, pero escaparé y créeme cuando te digo que mi ahijado será una piedra en tu zapato. No se dejará manipular por un viejo senil como tú.- dijo Sirius fríamente siendo apoyado por sus amigos, Lily y algunos miembros de la orden.

POV: Harry Potter

-Mmmm. - Todo se volvía negro. No sabía por qué, pero siempre me pasaba lo mismo antes de ver cosas bonitas de muchos colores o a personas.

-Harry.- Intenté incorporarme, aunque solo logré levantarme levemente antes de caerme al suelo y empezar a llorar.- No te preocupes pequeño, ya estoy aquí.- Después de restregarme los ojos alcé la mirada y me encontré con unos ojos de un color rojo intenso muy bonito. No sabía quién era, pero quería acercarme más, incluso olvidé que estaba llorando antes, ahora me encontraba bien.

- "¿Está soñando con mis ojos?" pensó curioso e intrigado Voldemort sobre el sueño del niño.

/Mucho más lejos, en Albania/

POV: Lord Voldemort (Tom Ryddle)

El tiempo transcurría de forma diferente desde que me encontraba en forma de espectro, no sabía discernir cuánto tiempo pasaba. Yo, el gran mago oscuro, Lord Voldemort, me había visto rebajado a ser una mera sombra negra que viajaba por el bosque debilitada. Había intentado poseer a algún humano, aunque fuera un sucio muggle, había caído a un nivel muy bajo y había estado desesperado, pero todo mejoró cuando me di cuenta de que cerca de mí se encontraba una serpiente, por lo que sin dudarlo ni un segundo me metí dentro de ella, posesionándome de inmediato del cuerpo sintiendo a la serpiente perderse dentro de sí misma, aunque no supusiera una gran diferencia había conseguido recargar algo de mi energía al poseer aquel pequeño y resbaladizo cuerpo.

Ahora que ya estaba asentado en un cuerpo mis emociones emergieron con fuerza, me encontraba desconcertado puesto que yo era el mago oscuro más importante y no debería haberme quedado reducido a ser un mero parásito de una serpiente, cabreado porque no podía creer que un simple niño hubiera sido el causante de ese desastre, asombrado, ya que el niño había sido capaz de hacer que el Avada Kedavra rebotase y me diera en su lugar, e intrigado debido a que, antes de conjurar la maldición asesina, había sentido una especie de enlace con el niño al mirarlo a los ojos. Tenía que reponerme y volver a ser yo mismo, todos esos sentimientos solo suponían una desventaja en mi contra.

Voldemort apretaba los dientes al saber cómo había acabado por culpa del mocoso Potter, tener que poseer a un animal para poder fortalecerse hacía que le hirviese la sangre, pero esperaría y pensaría un método mejor para acabar con Harry James Potter.

-Mi amo acabando así por un asqueroso mestizo…. No es posible.- cuchicheó Barty con rabia pensando en su adorado maestro teniendo que poseer una serpiente por culpa del mocoso Potter.

Seguía sin tener ni la menor idea de lo que había pasado y esa incertidumbre no me agradaba, yo era el único que tenía que controlarlo todo, no podía andar tan desubicado, pero aun así tenía que admitirme a mí mismo que sentía una especie de intriga por el niño, algo me impedía dejar de pensar en el bebé que, según una profecía, era el único con el poder para derrotarme, y esa línea de pensamientos hizo que me cabrease nuevamente. Era absolutamente imposible que yo sintiera algo por aquel mocoso que no fuera rencor y deseos de venganza, por supuesto que era imposible que me interesase de alguna forma cuando se suponía que ese crío podría acabar conmigo.

Después de controlar el mar de pensamientos homicidas que me invadía decidí actuar más racionalmente para empezar a planear cómo recuperar mi antiguo cuerpo. Para conseguir mi propósito necesitaría estar en perfectas condiciones y no dejarme llevar por mi sed de venganza, no podía permitirme ser débil, nunca lo fui y no lo sería ni ahora, ni nunca. Tenía que ejercer todo mi autocontrol y ser prudente.

-Hora de ir a cazar.- Dije en pársel, al menos satisfecho de encontrarme en el cuerpo de una serpiente y poder seguir comunicándome de alguna manera, después de todo, ser descendiente de Salazar Slytherin tenía muchas ventajas que solo yo podía aprovechar como último descendiente con vida.

Mientras Lucius pensaba en lo que tendría que hacer para no acabar en Azkaban -"Con algunos contactos y teniendo al idiota de Cornelius en mi bolsillo no creo que sea nada difícil" sonrió Lucius ante estos pensamientos, pero no era el único que pensaba en lo que tendría que hacer para no terminar en Azkaban rodeado por dementores.

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Bueno voy a hacer "Leyendo de luz y oscuridad" que hizo mi mejor amiga Mitsuki Sakamaki, espero que seáis buenos conmigo es la primera vez que escribiré algo tan largo (algún one shot he escrito pero poco) como esto pero haré lo mejor que se para honrar el esfuerzo de Mitsuki en sus múltiples fics. Siendo ayudada por mi beta Mitsuki Sakamaki, espero con ansia vuestros reviews y vuestras sugerencias serán bien recibidas. Tenedme paciencia que voy lento aunque mi imaginación vuela jeje.