Death City se encontraba bajo un radiante brillo azul y un siniestro sol riéndose a carcajadas en todo lo alto. Hacía ya... algunos meses largos desde que Asura había sido derrotado, todo estaba tranquilo y los estudiantes de Shibusen daban las clases y entrenaban como siempre lo hacían después de unas pequeñas "vacaciones" dedicadas a reparar los destrozos de la ciudad de la muerte, en resumen, empezaba un nuevo curso. Ese día era divertido, porque las nuevas armas y técnicos subían y llegaban sin energía tras las miles de miles de escaleras.

-¡Oe, Maka!

-Ya voy.

Y es que el premio por subirlas era grande en realidad, se podía ver el esplendor de la ciudad desde todo lo alto. Quizá eso era algo que les empujaba a los novatos a continuar con lo que se habían propuesto, la imagen que se les quedaba como un impulso firme que les ayudaba a seguir adelante... así se sentía ella cuando llegó, por lo menos, y no se le olvidaría nunca.

-¿Por qué siempre te paras?-gruñó por lo bajo.

-Solo quería ver que estaba reparado todo.

-¿Huh?

Se levantaba una polvareda impresionante frente a ellos dos, imponente y fugaz, se distinguía una sombra aproximándose a toda velocidad, pero ya habían visto tanto vigor desenfrenado antes, era imposible que aquel que parecía intentar atropellarlos en unas milésimas de segundo no fuera...

-¡Aquí llega el gran Black Star!-gritó con su típica energía desmedida.

-Qué hay...- saludó el peliplatino, chocando la mano con su amigo, con mucha más tranquilidad que la que había demostrado el otro, el cual enseguida notó algo diferente... que no le gustaba uno de sus pelos azules. La mano, no, más bien el brazo... lo había tenido que levantar más que de costumbre, no demasiado, pero no era algo que una persona de su carácter podía ignorar fácilmente...

-¡Soul, has crecido!

Era verdad. No eran más que un par de centímetros de poca fama, pero ahí estaban, creándole una falsa sensación de burla y superación hacia al aspirante al "mejor que los dioses". El chico de dientes puntiagudos se veía igual que siempre, incluso al lado de su alegre además de responsable compañera, y eso era peor todavía, porque significaba claramente que...

-¡Maka, tú también!- apuntó con el dedo exagerando como si se tratara de un asesinato múltiple.

-¿Eh? Yo me veo igual- dijo ella, mirándose como si se hubiese puesto algún atuendo nuevo.

-Sí, sigues tan plana como siempre.

-¡Cállate!- el puñetazo no fue suave ni mucho menos.

En realidad Black Star siempre había sido más alto que Maka gracias a su altivo peinado, y gracias a él lo seguía siendo, pero se notaba ligeramente la diferencia. Tratándose de la ególatra personalidad del técnico, lo que era insignificante para él podía convertirse en un profundo abismo de desafío que le enfurecía desde lo más profundo.

-Montando tanto jaleo como siempre...- suspiró una voz más calmada pero algo fría pero agradable, dando su presencia como saludo.

-...-Observó, con el ceño fruncido y sin decir una palabra, sus ojos desprendían una sensación de pura molestia.

-¿Qué?

-¡Incluso Kid! ¿Por qué soy el único que no ha crecido en todo este tiempo? Ahora me confundirán con alguien normal, ¡o con un novato del N.O.T.!- comenzó a delirar en su drama.

-Tampoco es para tanto, Black Star, ya crecerás con el tiempo-trató de animarle su arma, acostumbrada a esas reacciones.

-Tsubaki, si te miro a ti me hundo del todo...

Otra vez en la clase, ese aula... Si se tratase de otra persona, el profesor que estaba explicando con bastante empeño se vería un mero locuaz cuyas palabras no llegaban ni de lejos a la atención de sus distraídos alumnos, minúsculo e ignorado. Pero tenían delante al mejor empleado de Shibusen, fuerte, hábil, inteligente... diseccionando una rana.

-Lo siguiente es deshacerse con cuidado del intestino grueso, para poder...

-¿Esto qué tiene que ver con...- se atrevió preguntar un pobre estudiante.

-¡SILENCIO!

-Ya es mala suerte que nos tocase el profesor Stein otra vez- suspiró Liz, mientras remataba sus uñas con un rosa oscuro a la par que elegante.

-Te toque con quien te toque tu siempre estás arreglándote- tajó su enérgica hermana.

-¡Y tú durmiendo o dibujando garabatos!- contraatacó, pero había perdido la batalla desde que la oponente había comenzado a reírse a carcajadas.

-...

-¿Qué pasa Kid? Estás muy callado.

Sí, se habían vengado, y lo sabía de sobra, el alma del maldito demonio estaba fuertemente custodiada de nuevo, incluso más que antes a pesar de que era más inofensiva, casi como un bebé durmiendo, pero eso no era lo que le preocupaba en realidad. ¿Qué hubiese pasado si no hubiese sido así? ¿Si su venerable padre hubiese muerto en la lucha? dio la vida por salvarlo interponiéndose en el ataque... Se sentía vacío... no, peor; si lo hubiese matado jamás habría podido perdonárselo, ni a Asura ni a sí mismo por no intervenir, y es que en aquel momento… se sentía tan inútil comparado con ellos dos, no llegaba a la altura del Kishin, y menos a laa de su padre, ¿cómo no se había dado cuenta de todo lo que le faltaba antes?

-¿Kid-kun?

-¿Eh?

-Estás muy pensativo últimamente.

-No es nada.

Lo último que quería preocuparlas con aquella tontería pero era una sensación que, a pesar del tiempo, permanecía intacta.

-Ah... ¿Ya se ha pasado la hora? , supongo que podéis marcharos...- Stein suspiró con un deje de decepción... pero ya acabaría con la rana para la siguiente hora, si era capaz de resistirse.

Todo el mundo se marchaba... la verdad es que por mucho que resultase una pérdida de tiempo, echaba de menos todo eso, las clases, las misiones, los pasillos, a la gente, a Shinigami-sama, en resumen, al Shibusen. La verdad es que había añorado todo aquello, la sensación era difícil de describir, pero de alguna manera era como volver a casa, alivio, o mucho más intenso que eso. No se lo había pasado tan mal ayudando con la reconstrucción, era divertido, sin embargo aquello no era comparable, ¡había echado de menos cada alma de la escuela para armas y técnicos, y no se rectificaba de ello!

-Maaaaaaaakaaaaaaaaaaaaaa!

Bueno, casi todas.

-Con lo tranquila que estaba... ¿por qué ha tenido que arruinárseme el día?

-¿Estás cansada, Maka? ¿Shinigami te ha obligado a ayudar demasiado? ¿Quieres un refresco, o una silla? Te los traeré enseguida, no te preocupes, ¡tu padre hará lo que haga falta!

-Déjame, estoy bien, o por lo menos lo estaba antes de que aparecieras…

Spirit puso una cara de perro abandonado.

-Qué cruel decirle eso a tu padre…- susurró deprimido y encogido en el pasillo mientras le rodeaba un aura violeta, sobreactuando como siempre.

-Es la verdad- se quejó la ojiverde molesta.

-Oye, vámonos ya, que no me fío de la comida especial que nos iba a preparar Blair…

-Ya estamos, Soul, ¿Por qué eres tan desconfiado? con la ilusión que tenía…

-Nos espera una ración titánica de pescado quemado, a no ser que haya aprendido a cocinar en unas horas, claro.

-No vas a dejar tirado a tu padre, ¿verdad?- susurró, pero aunque gritase sería ignorado de igual manera.

No quiso discutir más, porque en el fondo sabía que su guadaña tenía razón, pero no podía decirle que no a Blair, con la cara tan entusiasmada que había puesto al ver pasar esa idea por su mente. Desgraciadamente, hoy se les quedaría un mal sabor de boca que le perduraría unos días, todo por negar algo, pero así era ella, ¿no?

Mientras tanto, algo echaba un humo exagerado con la intención de salir del Shibusen, más que irritado. El sol, en todo lo alto del cielo completamente despejado, que siempre estaba carcajeándose de manera escandalosa a la vez que funesta, ahora parecía que lo hacía gracias a su pequeño… revés.

-¡CÁLLATE, VAS A ENTERARTE DE LO QUE ES UNA PALIZA, DESGRACIADO!

-B-Black Star…- tartamudeó su pobre arma, la cual pocas veces lo había visto tan picado por algo tan insignificante-que el sol siempre se ríe… no es por eso.

-No creo que vaya a darse por vencido…- apuntó alguien.

-Ah… Kid-kun…

-¿Por qué está tan cabreado?

-Por lo de esta mañana… -suspiró ella.

-¿Te crees que por estar en un sitio más alto eres mejor que yo? ¿eh? ¿Te crees que puedes vencerme? ¡Yo venceré a los dioses, para que te enteres, y tú vas a verlo! Malidito sol…- y seguía pidiendo guerra.

-Lleva así desde entonces.

-No hay quien lo pare, ¿no?

-Hace tiempo que no lo veo así de alterado por tan poca cosa, si apenas se nota…

-¿Quieres que te lo demuestre, eh? ¡puedo vencer a quien quiera cuando quiera! ¿acaso lo dudas, estúpido sol de mierda? ¡Derrotaré a cualquiera que se me ponga delante! ¡Ya lo verás!

Por otro lado, justo en la parte más alta del tramo de los escalones estaba un chico de unos diecisiete años, mirando hacia abajo con seguridad, como si aquellos peldaños no fueran nada.

-¿Seguro que bajarás sin caerte?-preguntó una voz fría, proveniente de no sé dónde.

-¡Pues claro, no soy tan torpe!- sonrió él.

-Idiota, claro que lo eres- señaló.

Y justo cuando se disponía a cumplir con su tarea…

-¡Venceré a cualquiera! Por ejemplo… -sus ojos se pusieron a rastrear la zona arduamente, en busca de un contrincante al azar- ¡Tú!- gritó con ímpetu.

-¿Eh?-el chico se cayó nada más oír como lo llamaba, pero por suerte, no rodó escaleras abajo.

-Te dije que te caerías- comentó ella, era la voz de una chica, distante.

-Esto será demasiado fácil…- resopló el chico del tatuaje de estrella.

Bueno, no sería él si no se metiese en una pelea el primer día. A aquel chico le peinaba el viento su pelo alborotado en unos desordenados mechones de un morado bastante oscuro, acompañado por unos ojos verdes profundos mirando sin temor alguno, tenían un pequeño brillo de seguridad. Llevaba una camiseta blanca de manga corta, y encima una chaqueta abierta sin mangas, aparte de unos vaqueros rotos por las rodillas y un par de piercings en cada oreja, no había más que destacar, excepto que en su espalda descansaba una sai de tamaño considerable, con pinta de ser pesada. Su hoja central era algo más clara que las otras, de un plata vecino del blanco, y colgaba una fina cuerda con una mariposa añil al final.

-¿Tu nombre?

-Yosai- contestó de manera tan sincera que le asombró un momento.

-Pues muy bien, yo soy Black Star… ¡Siéntete afortunado de haber peleado con el que superará a los dioses!

-Qué pesado… A ver si encuentro a algún profesor- se ofreció el shinigami, con intenciones de terminar eso.

El suelo vibraba un poco, y esa vibración se iba haciendo más intensa, hasta que…

-¿Quién pelea?

Sid apareció desde debajo de la tierra.

-¡¿Por qué no apareces como todo el mundo?!- sugirió.

-Entonces… no sería un zombi.

-¿Quién es ese?-indagó una voz algo pasiva.

-Ah, Soul-kun…

-Es un alumno nuevo, estaba en otra escuela antes, pero por algún motivo ingresó aquí, no es un novato, así que estará bien para Black Star-aclaró el resucitado.

-¿Y esa sai?-inquirió Kid.

-Ah, es su compañera, obviamente.

-¡No me tomes por idiota!- se alteró.

-Ja, ja… Bueno, supongo que preguntarás porqué está siempre en su forma de arma…

-Sí.

-…

-…

-Pues no lo sé.

-¡Por lo menos dilo antes!

-¿Seguro que está bien? Parece un poco… torpe- la chica rubia se rascó la cabeza.

-Sí, ya verás- dirigió su mirada hacia los contrincantes- ¡Venga, que no tengo todo el día!- ordenó el zombi

-¡Tsubaki, modo espada ninja!

-¡Sí!

Hubo un tenso momento de silencio, en el cual tan solo se miraron directamente. La visión que tenía de aquel chico con estilo punk había cambiado, antes se veía completamente torpe y distraído, pero, ahora tenía un aura más seria y centrada, lo miraba sin temor alguno a los ojos, no vacilaba ni un segundo, seguramente sería porque no había oído su nombre antes... o eso pensaba él.

-¡Speed Star!

Pensó que con un arma así podría causarle serios problemas, así que lo mejor sería evitar ser golpeado por semejante acero y tratar de rasgarlo antes de que pudiese reaccionar. En realidad no lo había escogido del todo al azar, con un poco de astucia y un vistazo alrededor, concretamente a los espectadores que se habían ido a disfrutar del combate...

-Esto no se le va a pasar en un rato... ese chico...

-Sí, era el más alto que había- completó el peliplatino a su expectante compañera.

Patty reparó en su técnico, que llevaba una expresión de admiración en el rostro, él era el único que podía admirar algo así.

-¡Simétrico! ¡Su estilo es simétrico!

-Venga ya...- bufó Liz, molesta pese a llevar tiempo con él.

En cierto modo tenía razón, empuñaba su arma fuertemente con ambas manos, se defendía bloqueando sus ataques con ella en una posición vertical perfecta, quedando como una línea que separaba sus dos mitades, las partes rotas de sus pantalones estaban igualadas izquierda y derecha, incluso su desordenado pelo, aunque pareciera imposible,era simétrico si un se percataba de ello... ¡incluso sus piercings eran iguales! a cada lado, del mismo color, del mismo tamaño!

-Mierda...- gruñó el peliazul, ¿Cómo es que ve mis ataques con tanta claridad?

-Black Star-llamó la pelinegra.

-¿Qué?

-Creo... que no siempre bloquea los ataques.

-¡Claro que los bloquea!

-Creo que esa sai es la que ve por donde vamos a ir.

-¿Quieres decir que se lo está diciendo?

-Sí, quizá tenga una vista entrenada...

Alguien le interrumpió.

-Te equivocas- contradijo su oponente.

-¿Huh?

-En realidad cada uno tenemos opinión propia, como debe ser.

-¡Deja de decir cosas sin sentido!- espetó, irritado.

-Quiero decir, no es que te veamos ninguno de los dos...-se señaló al oído- pero tienes que dar pasos para atacar, aumentar la velocidad suele conllevar dar más pasos ya que ambos tenemos un oído desarrollado, solemos coincidir por donde vas a atacar, así decidimos por donde defendernos, trabajo en equipo- explicó con una sonrisa radiante, sin maldad ninguna.

-¿Porqué se lo has esplicado?, idiota...- se impuso la voz, de nuevo.

-Ah, em... Se me ha escapado- sonrió de nuevo rascándose la cabeza.

Todos los espectadores se cayeron un momento, excepto uno que estaba delirando en su mundo perfecto y proporcionado.

No dijo nada, en un segundo, o ni siquiera eso. No hacía falta decir que aquella información le había dado una gran idea al momento, sencilla, pero muy eficaz...

-¡¿Pero qué?!- se sorprendió.

-¡Defiéndete ahora!- se burló el chico ninja, uno de ellos.

Había Black Stars por todas partes acechando al mareado atacante, si intentaba averiguar por donde veía usando el oído se mareaba aún más; pasos por aquí y por allá, no podía elegir solo uno, si lo hacía el resto quedaría descubierto... necesita ayuda.

-¡Kyo!

-Llámame por el nombre completo- ordenó como un témpano de hielo.

-Kyori...-aceptó apretando los dientes.

En ese momento la sai volvió a su forma humana, apoyando la espalda con su compañero. Había que ser poco esbabilado para no darse cuenta; eran como el día y la noche, no por la altura ni el estilo, el cual era similar, aunque en el caso de la chica era más cerrado y reservado. Era la personalidad. El día desprendía un brillo de sinceridad y confianza muy amigable que penetraba en la mente de cualquiera, influía cierta sensación de benevolencia, quizá algo más de la necesaria, pero, ella era todo lo contrario, tenía una mirada añil fría y muy distante, su aura era reservada y calculadora, analizándo desde algún rincón oculto a todo, como si no se mostrara por completo.

Ahora sólo se cayó una persona.

-¡Kid-kun!- se sobresaltó otra alma "inocente" mirando a su técnico como un niño a un juguete.

-No es... simétrica...

No, de hecho no lo era en absoluto. Usaba una camiseta negra de manga corta que tenía un pedazo del mismo tono añadido desde el hombro izquierdo a la parte derecha de la cadera. Usaba unos vaqueros muy oscuros llenos de cadenas plateadas colocadas a diestro y siniestro. Sus zapatillas tenían pequeñas tachuelas esparcidas por ahí... y hasta en el último detalle en el que se fijó, su oreja derecha llena de aros, cinco en total, y la otra sin nada... además solo tenía un guante en la mano zurda, ¡¿porqué solo uno?!. Maldita sea, ¡hasta las puntas del flequillo no le llegaban a la misma distancia hasta los ojos! tampoco era tan diferente... ¡sólo le faltaba tener los ojos de distinto color! Su extensísimo pelo era ondeado despreocupadamente dando un toque de blanco al lugar.

-No lo es... ni de lejos- la conmoción se fue pintando de una molestia cada vez más visible, Liz solo suspiró, no lo haría cambiar de idea, porque nunca lo había conseguido.

-Oye, tú- señaló ella.

-Me da mala sensación todo esto...- tsubaki suspiró.

-Seré yo la que pelee contra ti.

-¡Oye, no quiero parar ahora!- lloriqueó, pese a tener diecisiete era algo infantil... aunque ni de lejos a los extremos de Patty.

-Cállate y hazlo.

-Vale, vale...- aceptó pensando que moriría ahí mismo si se negaba.

La chica de pelo de nieve extendió el brazo, su compañero cambió de forma y ella se apoyó el hacha en el hombro. No era un hacha normal, era enorme y de doble filo, descansando en ella como si no fuese nada. La hoja era casi completamente negra, pero tenía muchos dibujos extraños dibujados con un trazo fino y plateado, todo el mango era azabache excepto la parte por donde se empuñaba de una tonalidad puramente albar. También estaba decordada por una cadena, que no tenía nada de especial.

-¿¡EEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEH!?

Sid se había puesto un cubo de palomitas, ignorarndo la atónita reacción de todos.

-Ah, eso, hum... bueno, es una larga historia.

-¡Pues resúmela!- señaló el más que irritado chico de ojos dorados.

-Simplemente solo conectaban bien esos dos.

-¡demasiado resumida!- gruñó Liz.

-Que el chaval no encontraba a ningún técnico, y cuando conseguía que alguien le aceptara no conseguían llevarse bien, y no podía usarlo como arma.

-Como lo que nos pasó en el puente...-susurró Maka.

-Mmm- asintió el peliplatino.

Sid continuó- Con el paso del tiempo nadie se atrevía, porque acabó hiriendo sin querer a los que todavía lo intentaban, así que se quedó solo, odiándose por no haber nacido como una persona normal.

-¿Cómo acabó junto a ella?- preguntó intentando fingir que no le importaba, pero se notaba que estaba algo fastidiado.

-Pues peleando.

-¡CONCRETA!- se delató.

-No me lo ha querido decir ni el chico... con lo fácil que es tirarle de la lengua.

Dirigió la mirada a la ojiazul y se perdió en el combate, dejando de lado la simetría ¿Cómo era posible que dos personas tan diferentes estuvieran hechas para luchar juntas? Bueno, estaban Black Star y Tsubaki, pero ellos se llevaban bien, los otros casi se mordían... Era pesada, y aun así manejaba el arma con la misma facilidad de que se tratase de un estoque, era capaz de hacerle frente sin pensar en echarse atrás... confiaban el uno en el otro, o quizá no solo era eso, era más que confianza, pese a ver el mundo de manera tan diferente...

-¿Es posible que dos armas formen un equipo?- inquirió Patty, dejando a todos helados, era la última persona que preguntaría algo de interés.

-Antes de resucitar no había conocido nada igual, pero últimamente todo está cambiando... Es un caso especial, Shinigami-sama los aceptó porque era imposible que cambiase de compañero, nada más...

-Ah, en realidad no me importa- sonrió ella mentras en las gradas grababa la cara de un cerdito.

Liz se preopupó, el chico de las tres rayas blancas estaba mirando perdido el combate, concretamente a la aspirante del hacha, sus movimientos, sus ataques, su defensa... pero no dejaba de tener una expresión de molestia, sin duda no le agradaba ni de lejos... ¿y porqué no quería que supieran como se conocieron? ahora eso solo era una parte apartada de su mente, algo raro lo inundaba, y no sabía decir que es.

-¡Oye, no pientes eso! ¡Vas a quitarle la perfección al shibusen!-lloriqueó como si se tratase de una desgracia irreparable.

Se escuchaban jadeos de cansancio no muy lejos.

-Eres... bastante persistente...- dijo ella, no hablaba demasiado.

-Te admito como rival digno, pero no te emociones, vas a perder- advirtió fatigado.

-MAKAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA

-¿eh?

Algo pasó por la distancia que los separaba, que los dejó demasiado confusos como para continuar con aquello.

-¡Maka! ¿Porqué no has venido? ¡Con lo que me había costado prepararos la comida! ¡me había esforzado tanto! ¡Eres mala-nya!

-Es verdad... la comida de Blair- Soul se hizo el afligido, sin mucho éxito.

El sol hacía lo posible por no dormirse en un cielo anaranjado donde las nubes se habían teñido de un naranja aún más apagado, el cansancio se les notaba en la cara,el día había volado demasiado rápido y algo de tranquilidad había anidado el el peliazul... quizá solo necesitaba desahogarse un poco, y gracias a esos dos extraños personajes lo había conseguido.

-Creo que dejaremos esto para otro momento- sonrió tan naturalmente como solía hacer.

-¡Estoy de acuerdo!- aprobó Tsubaki.

-Bueno... ¡pero no tendrás tanta suerte! ¡te ganaré mucho más rápido!

Así ambos desparecieron bajando las escaleras y al rato los demás lo hicieron también.

Cuando Kid bajó el primer escalón divisó a la peculiar pareja a lo lejos, solo soltó una palabra airada:

-Hitaishō.

And I feel the wind coming behind me (Y siento el viento viniendo detrás de mí)

without think it I turn around (Sin pensarlo me doy la vuelta)

Are you seeing me? Did the wind blow you gently too? (¿Me estás viendo? ¿El viento te sopla suavemente también?

Don't you feel it strange? (¿No lo sientes estraño?)

(Notas rápidas)

-La primera que trataré de escribir sobre la serie, no sobre el ova (que me decepcionó de manera impresionante) aunque haya cogido algún que otro término que descubrí al verlo.

-Hitaishō: Significa asimetría.

-Yosai: Significa fortaleza.

-Kyori: Significa distancia.