LA RECOMPENSA

El dolor y el sufrimiento se fueron de su cuerpo. Todavía no habría sus ojos y ya sabía dónde se encontraba. Algunas veces, su padre le conto del otro mundo, pero no creyó que todas sus dolencias se fueran de golpe.

Todo eso quedo atrás.

Mientras abría sus ojos, miro alrededor suyo y una cegadora luz hizo que los volviera a cerrar. Ahora más despacio, los abrió y la luz se fue atenuando, revelando un parque de diversiones, donde no se encontraba nadie.

Los juegos estaban inertes y Gohan, comenzó a preguntarse dónde estaba. Que seguramente este no era el paraíso. Su padre le conto que al primero que vería para ser juzgado, seria a Enmadaio-sama, pero no venía a nadie a su alrededor.

Dudoso, camino al parque, con el único motivo de ver a alguien.

Nada.

Definitivamente no era el paraíso y que seguramente, ese sería algún castigo por no proteger a su planeta, por ser débil y dejar al abandono a su discípulo. Deseo con todas sus fuerzas volver a estar vivo y seguir luchando contra los androides que atemorizaban su mundo.

Siguió caminando y noto los zapatos que traía puestos. Los zapatos que usaba de niño, unas botas negras. Entonces, se dio cuenta que su ropa era de colar amarillo y por pura curiosidad, para saber si sería posible, llevo sus manos a su cabeza y se topo con un gorro que se quitó de inmediato y se cercioro que traía una esfera del dragón de cuatro estrellas.

Desesperado, busco donde ver su reflejo y se encontró con un espejo. Ahí estaba el, cuando tenía ocho años. Con sus ojos aun inocentes, con el vestuario que siempre lucia en su casa, al que su madre adoraba verlo.

Pero la sorpresa fue mayor al notar que en el espejo, reflejaba a otra persona. Volteo temeroso de que solo se tratase de una broma que su mente le jugara. Que esa persona no podría estar ahí, porque ese parque desolado, era su castigo por morir sin cumplir su misión en la vida.

Se equivocó, porque al levantar su cabeza pudo ver la sonrisa de su padre y comprobó que era él. Porque no existía otra persona que se transmitiera tanta alegría cuando lo veía sonreír.

—Hola hijo— dijo Goku. Gohan salto lo más alto que pudo para caer en los brazos de su padre, que lo abrazo con el cariño que solo su padre puede darle. Gohan lo beso en la mejilla y enseguida Goku hizo lo mismo.

Las lágrimas, se desbordaron de los ojos de Gohan y comenzó a llorar como un chiquillo. Se dio cuenta que no estaba solo en ese lugar y que sin duda ese era su paraíso.

—¿Por qué lloras hijo? Límpiate rápido, porque alguien más te quiere ver—

Goku dio una media vuelta y a unos metros detrás de él, se encontraba el segundo padre de Gohan, su más amado maestro. Dejo los brazos de su padre y corrió hacia esa persona, que estaba parada con los brazos cruzados, con un media sonrisa.

"¡Señor Piccolo!" grito eufórico. Gohan se paró enfrente de él y quedaron a solo unos centímetros de distancia. Piccolo estiro su mano y se flexiono hacia el niño para acariciar su cabeza, despeinándolo.

De pronto, el parque ya no estaba solo y pudo ver a muchas personas con una aureola en la cabeza. Los juegos estaban funcionando y se escuchaba la música y las risas de las personas.

"Gohan, Piccolo, vamos, nuestros amigos nos esperan. Hay que disfrutar de este parque, para que Gohan disfrute todo lo que de niño no pudo. Es tu recompensa hijo, porque el bien que has hecho."


Notas del autor:

Un mini mini mini one shot que se me ocurrió de pronto y que debía de escribir, y como quedo tan pequeño, no tenia intensiones de subirlo, pero después pensé: "debes en cuando escribo y sale algo bueno como para guardármelo". Así que finalmente lo subí después de algunos días. Lo más raro es que fue sobre Mirai Gohan, un personaje del que casi no leo nada.

Espero que les haya gustado y que pasen lindo día.