"Heart's Song"

¿Qué sucedería si admiras mucho a una cantante y de repente te conviertes en ella para vivir su vida? Aunque detrás de todos esos sueños se esconde una verdad muy oscura.

Kagome

Capítulo 1: "Una invitación inesperada"

La canción se dejaba oír tranquilamente en la habitación. Ella era una chica de mediana estatura, sus cabellos eran color azabaches largos hasta la cintura y con una leves ondas al final, sus ojos eran castaños y su piel era blanca y sus mejillas siempre tenían un leve color rosado, dándole así una pizca de ternura y delicadeza. Sus ojos se encontraban cerrados sintiendo la hermosa melodía que estaba escuchando. La dulce voz de la cantante se apareció armoniosa entre la música. Abrió los ojos y se sintió completamente renovada, de vez en cuando le hacía bien escuchar música.

Esta sensación es como una flor que nunca se marchita.

No importa cuanto tiempo

las estaciones giren y cambien de color.

Su corazón latió con fuerza y se llevó una mano al pecho intentando calmarlo. ¿Qué le sucedía?. Nunca había sentido una sensación como esa, realmente se sentía rara. Había algo en ella que no andaba bien. Desde que conocía a esa cantante, si.

Si este es un sueño, dejen que sea un sueño

inundándome con el brillo tenue del amor, se mancha mi corazón

yo siempre pienso en ti.

Pero, no podía ser nada malo, además, había varias personas que también decían que algunos cantantes habían cambiado sus vidas para siempre, les hacían compañía, y eso era lo que ella necesitaba, alguien que estuviera a su lado, porque a pesar de tener a su familia y amigos, sentía que había un vacío en su corazón, no entendía bien que era, pero lo sentía.

Tu amor esta vivo en mi cada día!

Por amor, tú estas a mi lado cada día!

El cd dejó de girar repentinamente cuando la canción se terminó. Se acercó al pequeño equipó que yacía arriba de una mesita y lo tocó sacando el pequeño compac de su lugar. Mientras lo estaba guardando la puerta se abrió repentinamente causando que ella pegara un pequeño salto por el susto.

- Kagome, hija, la comida está lista- Anunció su madre con una sonrisa.

- No tengo hambre mamá- Confesó ella con la mirada en el aparato de música.

- Kagome, debes comer, te digo que ya es algo preocupante, no comes casi nada... por favor hija, todos estamos preocupados por ti... sabes bien que ahora no hay precisamente buenas predicciones para cuando una muchachita empieza con eso... - Dijo con el ceño fruncido y levantando el dedo en señal de reproche.

- Mamá, ya te dije que no es nada, estoy bien, es solo que, no tengo muchos ánimos de comer, en serio- Contestó Kagome con una mueca de disconformidad- en verdad, preferiría descansar, la escuela en verdad me deja muy agotada... además, almuerzo en la escuela... -

- De acuerdo, pero a partir de mañana me prometerás que comerás bien¿cierto?... por favor Kagome, solo eso es lo que quiero, que comas saludable, promételo¿sí?- Rogó su madre juntando sus manos.

Kagome asintió suavemente con la cabeza y su madre sonrió cerrando finalmente la puerta de su habitación. Kagome se tiró pesadamente en su cama cerrando los ojos débilmente. Su madre estaba exagerando demasiado al pensar que ella podría estar enferma. Además, ella estaba perfectamente bien¿no?.

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- ¡No puedo creerlo¿en verdad conseguiste entradas para su recital?- Gritó Kagome sacudiendo levemente a su amiga. Esta sonrió aún más ampliamente emocionada. La chica se sentó finalmente en su banco y Kagome a su lado, como de costumbre- en verdad ¡no puedo creerlo!... Sango¡eres genial!- Exclamó con entusiasmo.

- Gracias, ya lo sabía, jaja... - Rió la joven. Era una un poco más alta que Kagome. Era una chica de cabellos castaños al igual que sus ojos y con una piel un poco más bronceada que la de su amiga- ¡yo tampoco puedo creerlo!-

- Pero... pero... ¿cómo sucedió?... ¿cómo las conseguiste?- Preguntó precipitadamente mientras que se acercaba más a Sango esperando detalles.

- Bueno pues... nada, mi padre solo vino un día y me dijo que me daría un regalo de cumpleaños adelantado y como me estaba yendo bien en la escuela y bueno, me dio tres entradas y me dijo que fuera con quien quiera, y como vos sos mi mejor amiga, bueno... toma, una entrada para vos Kagome- Dijo entregándole un pequeño papel. Un grito se escapó de sus labios haciendo que Sango se tapara los oídos y que los demás en el salón la miraran extrañados- ya Kagome, tranquila- Rió la chica.

- Es que, simplemente no puedo creerlo, iré a ver a mi cantante favorita, es la primera vez que me sucede algo así y además en la segunda fila... muchas gracias amiga- Comentó dándole un fuerte abrazo- y... ¿para quién es la otra entrada?, si puedo saber claro-

- Es para Miroku, le prometí que alguna vez saldría con él¿y qué mejor ocasión que un recital de nuestra cantante favorita?... no tendrá oportunidad de nada, y menos estando contigo ahí presente- Respondió Sango acomodándose el cabello y observando a su alrededor para ver si encontraba a su amigo, pero al parecer no había llegado todavía.

- Entonces el concierto es este sábado a las nueve de la noche¡todavía no puedo creerlo!, estoy muy nerviosa, ya quiero que sea el día... -

- Pero Kagome, recién estamos a lunes... ¿vas a estar así toda la semana?- Preguntó con una sonrisa burlona en su rostro- creo que no podré soportarte así, jaja- Bromeó.

- Qué graciosa eres, pero tú no lo entiendes, es que... es la primera vez que voy a ir a un concierto... ¡qué emoción!- Kagome guardó rápidamente la entrada en su bolsillo justo segundos antes de que entrara el profesor.

La clase estaba bastante aburrida ese día, ya que, historia no es una de las mejores materias, pero por más que Kagome amara esa asignatura no podía dejar de pensar en lo que pronto sucedería. Era extremadamente increíble. Además Sango le había prometido que iría a buscarla a su casa una hora antes del recital, ya que, eran asientos con número y tenían una entrada especial para los primeros asientos. Aunque le restaba convencer a su madre, sería algo difícil, pero ella debería entender que era la única vez que algo así le sucedería en la vida, ya que, ellos no tenía recursos suficientes como para poder comprar entradas para esas clases de eventos. Ya no podía esperar al sábado, pero debía resistir. Las clases finalmente terminaron como de costumbre y Kagome no podía esperar a volver a su casa para contar lo que le había sucedido. Al fin una pequeña alegría.

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- ¡Pero mamá! por favor, es la única vez que tendré una oportunidad como esta, por favor, además Sango prometió que me pasaría a buscar para ir y de regreso me quedaría a pasar la noche en su casa, por favor, mamá, te lo ruego, por favor... - Insistió con súplica mientras que juntaba sus manos en señal de ruego desesperado.

- Es que... no lo sé Kagome, terminará muy tarde, y no me gusta que andes a esas horas de la noche por las calles- Kagome iba a protestar cuando su madre nuevamente la detuvo- aunque sea en el auto de Sango- Agregó.

- Mamá, por favor... prometo que voy a llamarte cuando llegue al recital y cuando salga para la casa de Sango, y cuando llegue allá, por favor mamá... además me está yendo bien en la escuela, por favor, mami... por favor... - Rogó nuevamente.

Su madre dio un suspiro mientras que dejaba las cosas sobre la mesa. Kagome la observó expectante esperando una respuesta agradable. Aunque la cara de su madre no le daba muchas esperanzas. Una vez más rogó al cielo para poder ir a aquel ansiado recital.

- De acuerdo Kagome... pero promete que me avisarás cada movimiento que hagas¿entendido?-

- ¡¡AYYYYY¡muchas gracias mamá!- Gritó mientras que la abrazaba fuertemente. Su corazón saltaba de alegría y nunca en su vida había sentido tanta felicidad- te prometo que haré todo lo que me pidas, y te avisaré en cada uno de mis movimientos, gracias otra vez-

Kagome subió corriendo las escaleras aún con una inmensa alegría dentro de su ser. Cerró la puerta de un golpe y se lanzó a su cama con todas sus fuerzas. Siempre había dicho que algo bueno pasaría en su vida y tenía la extraña sensación que después de ese recital nada sería igual, había algo en su interior que le decía que iba a haber algo distinto en su vida. Llevó una mano a su corazón intentando apaciguarlo, ya que, últimamente estas extrañas sensaciones se estaban haciendo más comunes en ella. Una vez aquella pregunta comenzó a rondar en su cabeza¡qué le estaba sucediendo?. Desde que escuchó por primera vez a aquella cantante, nada en su vida había vuelto a ser igual. Extrañamente algo estaba surgiendo en su ser, algo que estaba segura no la dejaría hasta que descubriera que era eso. Cerró sus ojos para poder descansar, las tareas la estaban dejando agotada. Miró su reloj por última vez, ya empezaba la cuenta regresiva para aquel ansiado recital, aquel que cambiaría su vida para siempre.

Continuará...

N/A: Hola, bueno, aquí estoy otra vez, escribiendo. Me encanta escribir y esta historia no es una de las excepciones. La canción, que escucha Kagome por primera vez, en realidad es una poesía lírica japonesa. Me gustó mucho la letra, pero son tan solo las últimas estrofas, entera es aún más linda. Quiero que sepan que a medida que pase el tiempo se darán cuenta porqué Kagome siente esas extrañas sensaciones. Espero que disfruten la historia y por favor dejan reviews, que son mi inspiración para seguir escribiendo. Por cierto, mientras escribo este fic, escribo "El Salvador", así que, son dos a la vez, tengan paciencia por favor. ¡Gracias! Bueno me voy despidiendo, si quieren publicar mi fic en otro lado o tienen alguna duda, manden un e-mail.

Kagome-