Escocia x Canadá. PAREJA 120% CRACK (?.

No podía sacarme esta idea de la cabeza, debíaescribir acerca de ellos. Creo que estoy pirada D: .Al principio pensé que iba a ser un drabble. Luego pensé en dejarlo como un one-shot. Y ahora será un fic de varios capítulos. Espero que les guste.

Advertencias: Insinuaciones de Yahoi. Uso de nombres humanos, Escocia es Scott Kirkland. También menciono a Irlanda (Cian Kirkland) y Gales (Deian Kirkland). Y hay insinuaciones de otras parejas. Más adelante las advertencias serán otras, así como el rating, asdfghjk!

Cada personaje pertenece a sus respectivos autores. La historia y su trama es lo único que me pertenece. No pretendo ganar nada con esto, es sin fines de lucro, aunque los reviews no vienen mal :D!

Y por favor, que alguien me diga que no soy la única a la que le agrada esta pareja D:

….

Escocia se admira en un espejo de cuerpo completo, el cual está enmarcado de forma que sólo pertenecería a un auténtico rey. Su reflejo muestra a un hombre muy alto, de piel algo pálida, el cabello corto, de un rojo oscuro muy llamativo, y ojos verde esmeralda que miran con detenimiento la imagen. Se pasa una mano por el pelo y toca un poco los pequeños pendientes en su oreja.

Mira la hora. Tiene una reunión con las demás naciones. Suspira y observa su ropa. Pantalones azules. Una camisa blanca. Una chaqueta azul con una cruz blanca delante, al igual que la bandera de ese increíble país al que representa. Se anuda una corbata azul y se coloca guantes negros. Guarda cigarrillos en el bolsillo de su abrigo, mientras se enfunda en un par de botas negras.

No demora mucho en llegar al punto de reunión. Después de todo, es en la casa de su estúpido hermano menor, Inglaterra. Al entrar, éste último lo mira molesto. Es sabido por casi todos que no se llevan demasiado bien. Pero al menos Arthur no lo reprocharía por llegar tarde. Seguía siendo tan puntual como cualquiera de sus hermanos (Excepto Irlanda cuando se emborrachaba).

La primera mitad de la reunión transcurre sin muchos sobresaltos. Sobresaltos para Scott, claro. Estados Unidos siempre con sus ideas de héroe salvador del mundo. Japón apoyando al americano, aunque Suiza lo regañe por no dar su opinión. Inglaterra diciendo que la idea de Estados Unidos es absurda. Y Francia oponiéndose a todo. En fin, todo un cliché.

Escocia no ve la hora de salir por la puerta a toda máquina y encender un cigarrillo. Llegar a su casa y echarse en su sillón de cuero. Con un vaso de whisky escocés en su mano. Escuchando Franz Ferdinand a todo volumen. Pensar en cierto chico canadiense presente en esa reunión.

E ignorar ese último pensamiento.

Dirige su mirada a la derecha, un par de asientos más allá. Su hermano más pequeño, Gales está observando a los demás con expresión impasible. Deian debía estar fantaseando con té. En otro lado se encuentra Irlanda con las manos debajo de la mesa. Seguramente jugando con su consola. Escocia frunce el seño al ver a cierto francés pervertido lanzarle miradas lujuriosas al distraído irlandés de pelo naranja.

El pelirrojo suspira. Ya hablará con Cian, ese tomador de cerveza compulsivo, sobre ciertos franceses pervertidos. Desea con todas sus fuerzas que el odio hacia los franceses sea tan genético como el color de ojos que los cuatro comparten.

Pero la mirada de Escocia termina posada en aquel asiento que casi todos países notan vacío. Él logra ver a un pequeño chico de cabello rubio, que esta vez no trae consigo su mascota. Pequeño, estatura media. Con esos preciosos ojos azules ocultos tras un par de gafas. El Kirkland mayor se muerde levemente el labio inferior. La ex-colonia de su hermano menor lo trae bastante loco últimamente.

No sabe cómo comenzó todo. Cuando era más joven, el canadiense le caía bien, aunque eran muy pocas las veces en las cuales se encontraba con Matthew en la casa de Inglaterra. A medida que pasaban los días, Canadá le generaba a Scott cierta ternura. Incluso afecto. Pero cuando apenas se percató de eso, apareció el francés y se llevó al menor.

Escocia sigue observando al hermano del autoproclamado hero. Este último sigue mirando al frente, con una sonrisa algo triste surcando su rostro. El de ojos verdes aprieta los puños. No entiende cómo es que las demás naciones no se percaten de la presencia del norteamericano.

Aunque no le molesta la idea de que Francis no le preste atención. Lo prefiere así.

El canadiense al parecer nota la mirada de alguien. Algo sorpresivo, ya que muy pocos lo logran ver.

Casi ahoga un grito al notar una mirada verde esmeralda posada en él. Era Escocia. Canadá aparta la vista, algo avergonzado. No es cómo girarte a mirar a alguien y darte cuenta que ya te están mirando.

Escocia se tensó ante esa fracción de segundo en la cual la mirada de Matthew se cruzó con la suya.

Definitivamente, le hablará al terminar la reunión. Él es un hombre que no podrá estar tranquilo descansando en su sofá con un vaso de whisky escocés en la mano hasta que entable una breve conversación con ese rubio de gafas que no es precisamente Estados Unidos.

No ve la hora de terminar con esa estúpida reunión.

Canadá desea estar en su casa cuanto antes. Quiere asegurarse que Kumajiro está en buen estado. Y la constante mirada del escocés lo intimida bastante. Escocia lo intimida. Y hace que su estómago sienta cosquillas.

La reunión termina sin resultados satisfactorios. No es como que alguien de los allí presentes esperara otra cosa, claro. Algunos se incorporan para salir de allí rápidos como un rayo. Otros son arrastrados por alguien a tener una conversación. También están los que no se han percatado que la reunión ha acabado, como Grecia (que está durmiendo) o Irlanda (sigue jugando en su consola).

Escocia busca con la mirada a Canadá. El pequeño se coloca, sin prisas, su abrigo. Scott maldice, Matthew está más cerca de la puerta que él. Se asegura de ir sin prisas detrás de él, ignorando olímpicamente el hecho de que cierto francés está cerca de su hermano Cian.

No fue difícil alcanzar al norteamericano. Caminaba sin prisas, observando el paisaje lluvioso de Londres. El británico caminó rápidamente hasta quedar al lado del más bajo. Éste último se sobresaltó y miró a su inesperado acompañante. Scott le devolvió la mirada una cabeza y media más arriba. El escocés era bastante alto.

-Hello Scotland-susurra tímidamente el canadiense. El otro únicamente le sonríe levemente. Al parecer, a Canadá se le escapó el detalle de que Escocia no suele sonreír.