–Al ataque se van tres jugadores del equipo parisino... La defensa desconcertada retrocede ante un inminente gol... Son tres contra tres señores, el equipo local ya canta la victoria.
–Vamos, lleva el balón y no la sueltes... ¡Tenemos que ganar! –un ferviente ojiverde iba de un lado a otro, sin perder de vista a la pantalla de TV.
–... Un centro elevado, la controla perfectamente, se va, se va... Sale el arquero... Manda un zurdazo y ¡GOL!... ¡GOOOOOOOOOOOOLLLLL! –el comentarista gritaba a todo pulmón y al mismo tiempo la gente se amontonaba en el campo de juego.
–¡SI! ¡SI! ¡SI! ¡GOOOOOLLL! –las papas y el jugo salieron volando. El pelirrosa movía la TV sin compasión, llorando como un bebé de su gran emoción. Su equipo de fútbol se había coronado campeón de la SuperCopa.
–¡Seré millonario! ¡Seré millonario!... Al fin podré comprarle un buso de delantero a Lucy y luego ella me lo obsequiará y mi sueño se hará realidad. –Natsu relucía unos ojos brillosos, al fin su deseo se volvería un hecho.
Luego de que la felicidad se le esfumara, Natsu posó su vista en los alrededores del cuarto, donde divisó el desastre que había ocasionado. Los aparatos y los objetos de valor en su mayoría se encontraban destruidos. Claro a él no le importaría eso, ya que podía vivir con todo y desorden durante décadas y milenios. Lo malo era que las cosas le pertenecían a Lucy y si ella veía su casa pulverizada, el Dragneel no viviría para contarlo.
–Demonios... Mi vida está en peligro, Lucy me arrancará el corazón y se lo dará de comer a Taurus. –antes de desmayarse, una idea se encendió en su cerebro de cerillo.
–¡Ya sé! Le diré que un remolino pasó por su casa y que... –Natsu vio aterrorizado como la puerta se abría y una cabellera dorada se extendía dentro de el dormitorio.
La observó que traía el rostro oscurecido y apretaba los puños. El rosado se tiró al suelo ante la mirada perdida de su compañera, que a su parecer aún no se percataba de su presencia.
–Lucy, querida, ten compasión de está perdida alma, te lo juro un remolino lo ocasiono, yo recién llegaba cuando ya todo estaba arruinado, prometo que... –callo su boca de golpe al ver gotas de lágrimas bajar por el rostro de la chica.
–¿Natsu... Tu-u... que harías si-i... yo... estuviera embarazada de ti-i? –la Heartphilia sonreía con pesar por la repentina noticia que había recibido de una clínica cercana.
–Hablas de que... Esperas un bebé y que es nuestro. –Natsu más que asustado, ahora estaba impactado por lo antes mencionado.
–Si... ¿Que-e p-piensas? –ella avanzó pasos, casi aferrándose a la chaqueta que traía puesta su novio.
Natsu salió de su asombro, su semblante cambio por una indescifrable sonrisa.
–Que yo, Natsu Dragneel, hice un increíble golazo.
Cegado de una inmensa alegría, Natsu tomó en brazos a una confundida Heartphilia. Pero ella se soltó rápidamente de su agarre en unos cuantos segundos.
–¿Cómo que golazo, Natsu? –la de ojos marrones encaró con enfado y desilusión a el futuro padre de su retoño, y este a su vez sintió escalofríos, pero no por eso se inmutó de manera alguna.
–Que no lo ves Luce... Seremos padres, formaremos una familia... –tomo la barriga de la rubia. –Este bebé cambiará radicalmente nuestras vidas. Sentiremos alegría o tristeza por ella o él. En mi caso es mi mejor golazo porque la vida me ha demostrado que a parte de ti, puedo sonreir por alguien más... Alguien más que crecerá dentro de la persona que más amo en este mundo.
A Lucy se le aguaron sus ojos. –Natsu... Eres jodidamente tierno. –ahora si ambos se fundieron en un grato abrazo. Ella sollozando en su pecho y él bastante abrumado de la felicidad.
–Yo también te quiero mucho Luce. –sarcasmo se mezclaban junto a sus palabras.
"Menos mal que la inspiración me llegó en el último minuto. No me culpara de todo este desastre. Natsu, ¿Que haría el mundo sin ti?"
Creación de último momento. Gracias por brindarle una oportunidad.
