DRACO AND HARRYS' ESCORT SERVICE

ENLACE AL FIC ORIGINAL: s/3428929/1/Dracos_Escort_Service

AUTOR: Cheryl Dyson.

TRADUCCIÓN: Lore

BETA: Bellatrix_2009

DISCLAIMER: Harry Potter y todos sus personajes pertenecen a JK Rowling. No se ha ganado dinero ni se ha violado ningún copyright con este trabajo, la trama pertenece única y exclusivamente a Cheryl Dyson, sólo la traducción es de nuestro grupo.

RESUMEN: Secuela de Draco Escort Service. Descubren que estar juntos no es tan fácil como esperaban.


CAPITULO 1


Draco miraba pensativo por la ventana, aunque poco podía ver gracias a la colección de gotas que cubrían el vidrio y fluían como interminables riachuelos que se acumulaban en el alféizar.

"Buena vista tiene Potter desde aquí", pensó irónico, contemplando la monótona serie de grises, la lluvia lavando azoteas, extendiéndose en una vista sosa hasta desaparecer en una nube borrosa que cubría por el momento completamente Londres. El Número doce de Grimmauld Place, ya era lo suficiente melancólico aún con la buena redecoración que había hecho Potter Potter. La lluvia martilleaba en las ventanas y las repentinas ráfagas de viento, tapaban aún más la escasa vista.

Draco suspiró y recargó su frente contra el vidrio. Su aliento empañaba irregularmente el vidrio. Tras él, Potter pasó una página con un leve crujido. Draco frunció el ceño ante el sonido. Harry y su búsqueda de nunca-acabar. El rubio pocas veces tenía la paciencia necesaria para sentarse frente a incontables libros y pergaminos por largo tiempo. Prefería, con mucho, estar afuera, combatiendo terroríficos peligros. Dentro de casa, tenía mucho tiempo para pensar, especialmente cuando languidecía en la habitación de Harry Potter, mientras éste se sentaba tras un escritorio.

Sintió los ojos de Potter sobre él, como si lo hubiera llamado con el pensamiento, Pero Harry no hizo ningún comentario. Draco sonrió con arrepentimiento, sabiendo que Potter no se atrevería a preguntar. Teniendo en cuenta el usual humor de Malfoy, inmediatamente entrarían en una discusión, y Harry sabía cómo terminaban esas discusiones con el Slytherin.

La garganta del rubio se secó ante el pensamiento, aunque se abstuvo de lanzarle una mirada a la cama, frunció el ceño un poco incómodo. Nunca debió aceptar el trabajo de escoltar a Harry hasta Hogwarts tres meses atrás. El empeño de Potter en realizar un viaje con el fin de destruir el último vestigio de Voldemort había desencadenado una serie de eventos desafortunados, que culminaron con ellos teniendo un romance. La mente de Malfoy retrocedió hasta aquella fatídica noche en el bosque cuando se vio forzado a salvar la vida de Harry con un beso. El hada se lo había advertido: "Todos los regalos tienen un precio. Me pregunto si tendrás las fuerzas de pagar el tuyo". Draco no entendió sus palabras en ese momento, pero ahora eran claras como el cristal. El precio fue el nefasto afecto que lo obligaba a estar con Potter desde ese momento.

Suspiró, deseando regresar a esa noche y deshacer todo. Potter podría pudrirse con el hada y Draco tendría su vida de vuelta, una vida sin los malditos ojos verdes de Harry cazándolo a cada paso. Una vida sin la piel satinada de Potter y sus perfectos y besables labios…

Draco se maldijo cuando su cuerpo respondió al conocido rumbo de sus pensamientos. Se alejó de la ventana y se encaminó hacia la puerta.

—Voy a salir —espetó. El sintió la sorpresa de Potter.

—¿Con este tiempo? Odias Londres.

—Necesito un trago —respondió Malfoy, Harry no se atrevió a decir que había alcohol en el salón y la cocina.

—Draco…

Su mano se congeló en el pomo. Harry nunca lo llamaba así, excepto... en la agonía de la pasión sin sentido. Draco cerró los ojos.

—No te vayas —rogó Harry y el corazón de Draco dio un vuelco lento.

Maldijo y dio la vuelta al pomo salvajemente. La puerta rebotó contra la pared por la fuerza al abrirse y Draco salió, tratando de huir de sus demonios.

Sus demonios lo capturaron antes de llegar a las escaleras, en forma de los cinco dedos de Harry en sus hombros. El elegido dio la vuelta a Draco encarándolo.

- Malfoy. – Demandó Harry – Háblame.

Draco lo examinó con los ojos entrecerrados, Potter no era tan especial. Sus anteojos se deslizaban por su nariz de nuevo y su cabello era un espantoso desastre que el chico tiraba para todas partes, en un inconsciente hábito que Malfoy deseaba hasta el infierno no encontrar adorable. Dios, sabía que si tenía que hacer todo de nuevo, haría lo mismo, salvar la vida de Harry y todo lo que eso conllevaba, solo por estar aquí. Retrocedió para recostarse contra la pared, presumiblemente para aparentar un dejo de aburrimiento, pero lo que quería realmente era escapar del toque de Harry.

—Mira, sé que es duro para ti estar atrapado aquí, pero nadie viaja con este clima. Regresaremos al trabajo en un par de días. Mientras tanto, ¿podrías dejar de actuar como una bestia enjaulada e intentar ayudarme a encontrar algo de información útil?

Malfoy lo fulminó con la mirada. El proyecto favorito de Potter era intentar arreglar lo que sea que Voldemort haya hecho para que viajar por aparición fuese imposiblemente peligroso.

—Si sabes que al arreglar lo de la aparición, nos quedaremos sin trabajo – Informó el rubio, pero Potter soltó la carcajada.

—Tú nunca estarás sin trabajo. Disfrutas demasiado combatiendo la magia oscura, y de eso hay suficiente allá afuera para mantenerte ocupado por un tiempo. Además, es lo correcto, lo que hay que hacer.

"Tú nunca estarás sin trabajo. Tú, no nosotros". Esas palabras penetraron más hondo en la mente de Malfoy de lo que admitiría. Como si Potter ya lo hubiese liberado... o soltado. Además de eso, Potter y su "Es lo correcto, lo que hay que hacer" le había causado a Draco un enorme fastidio. En ese momento, Malfoy sintió que ese "Es lo correcto, lo que hay que hacer" servía para arrastrar a Harry de vuelta al dormitorio... Potter debía saber algo al seguir a Draco hasta allí.

El rubio se rindió al deseo, dando un paso adelante y posando una mano tras la cabeza de Potter mientras plantaba un beso salvaje en los labios del moreno. Draco quería lastimarlo, castigarlo por forzarlo a sentir esta constante e incontenible necesidad que parecía nunca ser saciada. Su ira creció al sentir a Harry rígido.

Siempre era lo mismo, Draco era el agresor que tumbaba las paredes de resistencia de Harry y acababa con su irritante sentido de la moralidad hasta debilitarlo bajo el peso del puro deseo y necesidades básicas animales.

De todas formas Draco sintió el triunfo y se alivió, cuando Harry se relajó con un suspiro derrotado. Tenía miedo de que algún día Harry no cediera, ese sería el final de todo. La mano derecha de Potter se deslizó por el cabello de Draco y con la izquierda le sacó la camisa del cinturón antes de desplazarla para poder recorrer las costillas de Malfoy. El rubio se agachó y levantó a Potter sin romper el beso llevándolo hacia su habitación.

Malfoy le dejó caer bruscamente en la cama y se detuvo solo para arrancar su propia camisa de un tirón. Sus ojos desafiaron a Harry a levantarse, pero Potter tenía esa mirada semi-acristalada en sus ojos y sus labios estaban entreabiertos, todavía húmedos del beso de Malfoy. Él no iba a ninguna parte. Draco gimió ante la vista y se sentó en la cama, deteniéndose sólo para desgarrar violentamente la camisa de Harry antes de presionar su pecho contra el de Potter y tomar los labios de Harry otra vez. Sintió el suspiro de Potter y eso le produjo una punzada de diversión. Malfoy fue rudo con su camisa, había botones por todo el cuarto. La recolección aliviaría su enojo. Ya no tenía el deseo de herirlo.

Le quitó los anteojos y los colocó en la esquina de la cama. Descansó sus manos por un momento en el suave cabello de su amante mientras pasaba su lengua por el pliegue de su labio superior. ¡Dios! Era el paraíso.

Las manos de Potter acariciaron la espalda desnuda haciendo erizar al rubio. De repente, el moreno empezó a moverse hasta acunar entre sus muslos las caderas del rubio. Malfoy inspiró con fuerza al sentir a Harry caliente y duro contra él.

Sus ropas eran una desagradable barrera. La boca de Draco abandonó de mala gana la de Harry para viajar más abajo, siguiendo a sus manos que se deslizaron por el pecho y abdomen hasta llegar a los pantalones del ojiverde.

La lengua de Malfoy probó el ombligo de Potter provocando que éste se arqueara contra él mientras, con sus manos, tiraba casi dolorosamente del cabello de Draco. Malfoy rió por lo bajo, el ombligo de Harry era una zona muy sensitiva que Draco nunca dejaría de usar como ventaja.

Realizó un trabajo rápido en deslizar los pantalones del moreno. Sin pausa, arrastró la ropa interior de Harry y rápidamente enroscó una mano sobre su miembro palpitante. Harry gemía de deleite mientras Draco paseaba su lengua lentamente por toda la longitud de la aterciopelada vara, y tomaba la cabeza de la misma en su boca. Harry jadeó mientras acariciaba el cabello del rubio, la punta de sus dedos prácticamente rebotaban en su sien.

Draco se movió rítmicamente, lamiendo, acariciando, deslizando labios y lengua arriba y abajo en creciente frenesí hasta llevar a Harry al éxtasis haciéndolo gemir con fuerza. Presintió la explosión de Potter y se detuvo, prolongando cruelmente la tortura a propósito. Funcionó.

—¡Oh Dios, Draco... por favor! – rogó Harry y Malfoy también gimió. Por mucho que disfrutara llevando a Harry a ese punto, siempre era un tormento agridulce. Cedió y envolvió la ardiente piel con su humedad, sin dejar de acariciarlo hasta que Harry gimió, una vez más, cuando lo golpeó el orgasmo.

Draco lo soltó y trazó con su lengua, muy despacio, el camino hasta abajo para volver a subir y descansar en el pecho del moreno de nuevo. Le gustaba ver sus, aún aturdidos ojos, que oscurecidos por la pasión eran del mismo color verde que el bosque, antes que la culpa regresara. Esta vez estaba decepcionado, los ojos de Harry seguían cerrados, dejando a Draco fuera. Intentó no sentirse apabullado.

Repentinamente los brazos de Potter lo rodearon, impidiendo que Draco se fuese de la habitación. Él siempre daba pero nunca recibía. No estaba dispuesto a pedir más de lo que Potter pudiera darle y se satisfacía en privado con el recuerdo de Harry al límite de su control. Posó su cabeza en el pecho de Harry un instante, suspirando. Potter intentó decir algo. Aclaró su garganta y lo intentó una vez más, pero Draco se lo impidió presionando aquellos labios con sus dedos.

—Shh…– dijo quedamente. La culpa rondaba a oleadas sobre él y Potter solo podía empeorarlo. No le podía pedir a Potter aquello que realmente necesitaba, pues tenía poco que ver con el sexo.

Se alejó finalmente al no encontrar los ojos de Potter. Se levantó y caminó hacia la puerta, de reojo vio que Harry estaba sentado balanceando las piernas al borde de la cama. Su negro cabello descansaba en sus manos y su camisa sin botones colgaba de cualquier manera de su cuerpo. La garganta de Draco de repente se comprimió.

—Estaré abajo– dijo con voz ronca.