nyappy nyaa :3
bueno no soy muy buena para esto de resumenes y esas cosas _ asi que no esperen grandes cosas de mi
solo voy adecir que es un sasodei y que puede llegar a tener 4 cap como muuucho y un omake
bien nada más que decir, a leer :3
Cada vez se le hacia más difícil continuar, su cuerpo se hacía pesado, su respiración entrecortada. Su semblante frío y serio se había transformado por completo en uno de preocupación y tristeza. Sus ojos estaban completamente vidriosos, pero la lluvia camuflaba toda posibilidad de que alguna lágrima se pudiera divisar sobre su rostro.
Todo por su culpa, absolutamente todo era por su culpa y lo sabía a la perfección, martirizándolo aún más. Aquella débil y casi imperceptible respiración cerca de su oído le traía aquellos dolorosos recuerdos pero a la vez le daban fuerzas para continuar, aferrándose a la diminuta y casi inexistente posibilidad de salvarle la vida a aquel chico, que se encontraba sobre su espalda inhalando lo que probablemente serian sus últimas bocanadas de aire.
Su cuerpo se negaba a seguir moviéndose, pedía a gritos aquel preciado descanso pero su voluntad lo mantenía en píe, obligándole a hacer aquel sobrehumano esfuerzo que se le había transformado el caminar. Una simple acción como era poner un pie delante del otro ahora parecía todo un reto.
La lluvia era cada vez más fuerte, el viento soplaba cada vez con más intensidad, enfriando su cuerpo por completo. Una cálida sustancia le empapaba su espalda dándole calor, pero no quería averiguar de qué se trataba. A pesar de ello algo muy dentro de él le decía que se trataba de aquel sagrado liquido carmesí. El que daba la vida tan fácilmente como otorgaba la muerte.
El miedo recorría su cuerpo ¿Cuánto de aquel vital fluido había perdido? ¿Acaso morirá en aquel lugar por su culpa? No, se negaba a pensar en aquella posibilidad. Tenía mucha cosas que decirle como para que se muriera en aquel lugar. De sus vidriosos ojos comenzaban a desprenderse pequeñas gotas saladas, que inmediatamente fueron secadas por la manga de su capa. La sola idea de que aquel chico lo abandonara hacia que un vacio enorme y casi indescriptible se formara en lo que quedaba de su corazón. No podía, no le permita morir. Si lo hacia nunca se lo iba a perdonar. Pero aquella respiración sobre su espalda se hacia cada vez más sutil, casi inexistente, preocupándolo y llenando su corazón de vacio y tristeza.
Aquella tarde llovía más que cualquier otro día, pero en esa habitación no se escuchaba el relajante sonido de la lluvia golpear sobre el techo de la guarida, únicamente se escuchaban los calmos y serenos latidos de su corazón.
Hacía horas que yacía recostado en su cama mirando el techo y pensando en cual sería el castigo que recibiría esta vez por culpa de ese rubio. El como había arruinada aquella misión no lo podía creer, nadie era tan estúpido excepto él. Nuevamente de los labios del pelirrojo se escapaba un largo y pesado suspiro, se dio media vuelta e intento dormir un poco y olvidarse del rubio por un buen rato; pero el ruido de alguien golpeando la puerta le obligó a abrir los ojos.
-Danna.. ¿Puedo pasar?- Preguntaba el rubio desde el otro lado de la puerta.
Definitivamente no quería ver a ese chico , si lo hacia estaba seguro que lo terminaría matando de alguna forma. Deidara lograba aquello que ningún otro akatsuki lograba provocar en el calmado pelirrojo; lo desesperaba. Hablaba absolutamente todo el día y en su rostro siempre aparecía una confiada sonrisa que lo molestaba profundamente.
-Por favor Danna, solo quiero pedirle disculpas.
Definitivamente Sasori no tenía intenciones de abrirle la puerta de su cuarto. Pero el arrepentimiento del rubio se podía notar en su voz, quizás ese rubio merecía otra oportunidad.
-Pasa, esta abierto- Indicó el mayor parándose de su cama dirigiéndose a su escritorio lleno de marionetas a medio armar.
El rubio caminó silenciosamente dentro de la habitación, sin dejar de mirar lo que su maestro hacía. Un incomodo silencio se asentó dentro de la habitación, Sasori trabajaba en una de las marionetas sin darle mayor importancia a Deidara, quien intentaba encontrar la mejor forma de dirigirse a su maestro.
-Perdón Danna –Pidió con tono arrepentido.
Su maestro no le contestaba, ni siquiera le miraba, solo seguía trabajando en sus marionetas, ignorándolo completamente. Pero no podía hacer nada, su maestro lo conocía muy bien y sabía lo que ignorarlo com lo estaba haciendo, era lo peor que podía hacerle. Lo que no sabia, era el porque.
-No pretendía arruinarlo - Continuó el rubio refiriéndose a la misión de hacia pocos días atrás.
-Ajam- Dijo su maestro sin apartarla vista de la seudo marioneta.
-Unn..¿Me puedo quedar un rato? –Preguntó intentando sacar algún tema de conversación, evitando que aquel silencio callera nuevamente sobre la habitación.
-Ajam
Realmente no sabía si había sido perdonado o solo seguía siendo ignorado. Odiaba eso, esa actitud tan fría, esa constante calma, esa eterna tranquilidad, pero sobre todo aquella fría indiferencia. Lo desesperaba y lo hacia explotar por dentro. Lo único que pasaba por su cabeza era pegarle a ese peli rojo para borrar de su rostro esa expresión de serenidad y transformarla en una d dolor. Pero las máquinas no sienten, solo recuerdan lo que han vivido.
"Maquina"
Esa palabra daba vueltas por su cabeza una y otra vez, al parecer había llegado a una conclusión sobre que era el peli rojo. Con su mente divagando en eternos pensamientos comenzó a modelar su arcilla casi en forma inconsciente. Poco a poco se iba perdiendo gracias a la completa tranquilidad presente en la habitación. No se escuchaba ruido alguno, solo el armonioso sonido de la madera siendo esculpida mezclada con el pesado latir del corazón de su maestro pero incluso aquellos tranquilizadores sonidos se terminaron perdiendo completamente, aislando al rubio del resto del mundo.
"Máquina"
No sabía decir cuanto tiempo estuvo en aquel estado de concentración absoluta o de divague. Su mente estaba completamente fuera de su cuerpo, pero un contacto lo hizo sobresaltarse.
Una explosión se pudo oír por toda la guarida. En un acto reflejo había hecho explotar la pequeña pero poderosa figura de arcilla que hacia rato estaba moldeando. Las marionetas estaban carbonizadas o quemadas como el resto del cuarto del marionetista.
Ninguno de los dos reaccionaba, Deidara aun no sabía por completo lo que había hecho y Sasori miraba incrédulo su cuarto completamente destrozado. El mayor retiro su mano del hombro del rubio y se acerco en silencio a ver su marioneta.
-Perdón Danna, estaba pen…
-¿Te esfuerzas? –Pregunto casi en un susurro sosteniendo en sus manos parte de la destrozada marioneta.
-¿Qué?- El peli rojo dejó lo que quedaba de su marioneta en el escritorio y cuando se dio vuelta para ver al rubio, este se percató de que la expresión de su Danna por fin había cambiado.
-¿Eres tan idiota de verdad o te esfuerzas por desquiciarme?- El rostro de su maestro denotaba aquel enojo pero su voz seguía calma y tranquila como siempre, asustando al rubio.
-N-no es que..
-¡ES QUE NADA! –Gritó interrumpiendo al rubio-¡Eres un idiota! ¿Acaso sabes todo lo que cuesta hacer una marioneta? ¿Todo el tiempo que me pase trabajando en esto? Imbécil, eso es lo que eres un torpe y para colmo imbécil ¿Qué no puedes hacer nada bien?-El tono del peli rojo iba subiendo cada vez más, haciendo que el rubio se sintiera cada ves peor- ¿Qué culpa tengo yo para soportar TUS desastres? ¿Sabes qué? Vete, no quiero verte más, eres una perdida de tiempo- Concluyo dándose vuelta para analizar los daños de sus marionetas, si seguía viendo al rubio lo mataría, no tenía dudas.
-Per..
-QUE TE VALLAS ¿O es que ni eso puedes entender?- Con un ultimo grito el peli rojo hecho de su cuarto al rubio, quedándose solo en lo que quedaba de su cuarto.
Respiró profundamente y con un último grito librado al aire intentó deshacerse de todo su enojo para comenzar a limpiar su cuarto.
El rubio se encontraba di ambulando por los largos pasillos de la guarida de los Akatsuki, no podía creerlo, como si ya no hubiera metido la pata el día anterior.
"El día anterior"
Rápidamente llevó su mano a su bolsillo y desesperadamente comenzó a buscar aquel pequeño objeto, pero todos sus bolsillos estaban vacios. Aquel día no podía ser peor o ¿Si? Había arruinado en dos días lo que su Danna había planeado por más o menos un año y para peor le había gritado, no es que fuera la gran cosa, pero nunca lo había escuchado gritarle a alguien o siquiera enojarse, no hasta ese momento.
¿Realmente era un inútil?.. ¿Realmente era una perdida de tiempo?
-Deidara- oyó que lo llamaban, y se dio vuelta- Pein te busca, al parecer es urgente- Dijo para luego acompañar al rubio donde se encontraba el líder de los Akatsuki.
La lluvia comenzaba a parar, señal de buen augurio. La respiración del rubio era un poco más fuerte que antes, pero también podía comenzar a escuchar leves quejidos de dolor.
Un dolor agudo le atravesó su pecho, no tenía que olvidar que él también estaba herido, y el tener que cargar a aquel chico no le facilitaba las cosas. Su andar era cada vez más lento, sus pasos más pesados y su dolor más fuerte. El cansancio poco a poco lo iba dominando pero se negaba a quedarse en aquel lugar, si lo hacia de seguro sería el lecho de muerte de aquel dulce chico que ahora yacía sobre su espalda, quizás dormido, quizás desmayado.
Sus piernas le flaqueaban y el dolor en su cuerpo era cada vez peor, pero ya no quedaban medicinas y aunque las tuviera no las usaría en él. El que el rubio se repusiera se había convertido en su prioridad sin saberlo.
¿Desde cuando? ¿Desde cuando aquel calor extraño se hacia presente cuando pensaba en ese chico? No lo sabía y tampoco tenía tiempo como para averiguarlo. Ya todo era una carrera contra reloj o mejor dicho contra la muerte misma.
Su cuerpo le comenzaba a fallar y la leve lluvia no le ayudaba, quizás ese era el fin. ¿Cómo podía serlo? Definitivamente ese no era el fin, haría hasta lo imposible para evitarlo. Sus piernas ya no podían más e inevitablemente cayo de rodillas en el suelo. Su estado era lamentable, ahora ni siquiera podía caminar, ni siquiera podía ayudar a aquel chico que tantas veces había estado con él. Su voluntad era inquebrantable, más no así su cuerpo, llenándolo de impotencia y rabia.
Ya no se preguntaba cuanto tiempo más podía aguantar, estaba en su límite, ya no tenía fuerzas. Intentó pararse y seguir caminando pero no tenia fuerzas suficientes. Era el fin, lo había condenado, había condenado la vida de aquel joven y explosivo rubio. Las lágrimas brotaban de sus ojos y un dolor muy profundo se hacia presente en su interior, no quería perderlo, pero eso parecía inevitable.
-Lo siento Deidara
Dijo el marionetista entre sollozos mientras contemplaba la sangre que poco a poco caía de su espalda, ya era tarde para todo. Había fallado, le había fallado y eso era algo que no podía creer. Quería salvarlo, que se mejorara y así arreglar todo de una maldita vez pero quizás nunca lo podría hacer.
De repente algo lo hizo reaccionar y sus lágrimas dejaron de escurrirse por aquellos cristalinos ojos al notar que alguien tiraba levemente de lo que quedaba de su capa. Los ojos del marionetista se abrieron de par en par ante la sorpresa, mucho más cuando escucho la suave e inconfundible voz del rubio.
-Sa..so..ri- Pronunció con un tenue hilo de voz
-¿Deidara? –Llamó incrédulo, pero no obtuvo respuesta, tampoco la necesitaba. Nuevamente una pequeña esperanza lo comenzaba a ilusionar.
Sasori llevó una de sus manos a sus labios y los delineó levemente, para luego dibujarse una sonrisa sobre ellos. Definitivamente no iba a dejar que muriera, no en ese lugar. Con fuerzas renovadas y aferrándose a esa pequeña esperanza se paró lentamente del suelo para reanudar su viaje, la guarida estaba a pocos kilómetros y pequeños rayos de sol se colaban por entre las nubes iluminándole el camino.
Lo lograría, estaba seguro.
espero que les gustara
nu es la gran cosa pero we
cualquier criticaes bien recibida ^^U
y si alguna buena persona pasa por aca.. nu me diria como agregar capitulos? TOT soy nueva y no se nada de eso _
weno solo eso .. bye nyappy :3
