Disclaimer| Osomatsu-san y sus personajes pertenecen a Fujio Akatsuka. Esta historia está hecha tan solo para saciar mis ganas de Yaoi entre ciertos personajes y, de paso, entretener a quienes comparten este gusto.
Advertencia| Esta historia contiene Yaoi, Yuri, temas de travestismo, genero fluido y Drag Queen; palabras altisonantes (muy pocas), abuso de poder, infidelidad y bastante confusión en cuanto a parejas por lo que si no es de su agrado pido amablemente se retiren sin ofender. Posiblemente contenga contenido sexual a futuro, claro que, avisaré antes de iniciar dicho capitulo.
Parejas| OsoChoro, IchikoJyushiko
Sinopsis| La salida a un bar por la noche será más que solo eso para los hermanos Matsuno. Puede que no lo noten enseguida, pero haber ido a aquel lugar los haría conocer lo que tanto han estado esperando durante mucho tiempo, mientras que, para otros, será la oportunidad perfecta para salir del hoyo en el que han estado metidos por tanto tiempo.
Notas| Este Fanfic está inspirado en la letra de la canción "Si" de Enrique Bunbury, por si gustan escucharla. Ojo, hay muchas pistas sobre la relación de Osomatsu con Choromi en esta letra. Posiblemente vean la mención de varias canciones de este cantante a lo largo de la historia pues la verdad me gusta mucho y lo escucho cada que escribo este Fic.
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Otra tarde aburrida en la casa de la familia Matsuno, o al menos era considerada así por el más grande de los dos hermanos.
Osomatsu Matsuno, el mayor por un par de minutos de diferencia. Ese holgazán que en aquel momento se ocupaba de simplemente hojear unas cuantas revistas con mujeres en poca ropa. Lo normal.
Su vida estaba siendo reducida a pequeños pasatiempos que comenzaban a aburrirle si se ponía a analizarlos. Molestar a su hermano menor ya era uno de esos que ya no le agradaba del todo, claro… y como podría ser algo entretenido si por mas hostigoso y molesto que fuese con él, Karamatsu solo se reía o le seguía el estúpido juego.
Por otro lado, ver tanto porno de igual manera se estaba volviendo tedioso. Eso de excitarse con porno barato para terminar con su mano de arriba abajo una y otra vez ya no era tan placentero como antes, tenía 23 años ahora, ya no era un mocoso después de todo.
Podría conseguir pareja ¿Cierto?
Solo había un pequeño impedimento… ninguna mujer a la que se le acercará duraba más de un minuto a su lado ¿Por qué? Bueno, no había mujer alguna interesada en un muchacho holgazán sin trabajo, eso sin contar su nulo comportamiento frente a alguna fémina. Era incómodo para ambos, a decir verdad, todas lo juzgaban, pero, aunque no las culpaba llegaba a parecerle aburrido.
¿Y que había de un hombre?
¡Jah! ¡Claro que no! Nunca se había fijado en alguno y no creía poder hacerlo ahora, es decir, no le agradaba la idea de tener algo insertado en el culo para ser sinceros. ¿Y meterlo él? Podría ser, pero aun así lo veía muy lejano.
Quizás su destino era molestar a Karamatsu por el resto de su patética vida. Sí, eso debía ser…
Y vaya que el destino tenía una increíble forma de darle la razón porque en aquel momento, justo en aquel instante en que se le ocurrió analizar el motivo de su rara existencia aparecía el segundo Matsuno por la puerta, con su traje de vestir del trabajo que en nada combinaba con sus brillosos y dolorosos zapatos parecidos a un chile aplastado con lentejuelas.
Apenas lo vio soltó una pequeña risa que más pareció un resoplido. Karamatsu se sentó en el sofá al lado suyo mientras se quitaba la chaqueta y aflojaba su corbata, se veía agotado así que decidió no decirle ninguna estupidez por el momento.
Pero claro, Karamatsu no era alguien que se quedase callado, eso a menos que estuviese frente a un espejo.
―El día de hoy fue agotador… ¿Sabes lo que es estar todo el día ante la adversidad de las ventas? ―y su monologo habitual comenzó. ―La gente va y viene a mí con la intención de elegir el auto que mejor les beneficie, a ellos mismos, a su familia, ¡A su vida! Y aun así… No logro ser el mejor, hermano mío…
«¡Tan doloroso!» pensó.
―Claro…
Parecía que todo aquello de lo que supuso sobre su destino era un vil engaño para sí mismo. El no servía para molestar a Karamatsu.
Karamatsu estaba ahí para molestarlo a él.
―Aunque, sabes… A mi compañero y a mí nos invitaron hoy a beber un poco en un bar cerca de aquí, puede que esta sea mi oportunidad para conocer a una bella lady. ¡A una hermosa Karamatsu girl! ― Claro, Karamatsu Matsuno con novia… No se lo diría en voz alta, pero era más probable que se casara con una muñeca inflable antes que con una buena chica. Claro que eso no era muy diferente a su realidad; su horrible y lastimosa realidad.
Por el momento solo podía saber con claridad que esa noche no se quedaría en casa, el buen Mr. Flag, jefe y amigo de Karamatsu y ese chico Atsushi, le haría el favor de pagar ese montón de alcohol que ya tenía planeado tomar. Con la sonrisa plasmada en el rostro, se levantó de su lugar y tomo asiento junto a su hermano en el sofá.
―Creo que tienes razón… Puede que hoy sea el gran día en el que encontremos a una buena chica para nosotros, ¿no es así? ―La mueca en la cara del segundo hermano demostraba la sorpresa de que al fin Osomatsu Matsuno le prestara atención en la plática que el mismo había iniciado. No es que nunca platicaran, era más bien que estaba acostumbrado a oír como respuesta monosílabos de parte de su hermano, el era así y eso estaba bien, estaba acostumbrado; pero seguía siendo extraño. ¿Podría estar actuando así por la mención de la salida al bar? Probablemente.
¿Pero quién rayos era él para negarle a su hermano favorito una salida? Una salida en la que su bolsillo estaría seguro de su vicioso hermano mayor.
―Esa es la razón por la que vendrás con nosotros, brother. ¡Divirtámonos por hoy!
La sonrisa del mayor se ensancho aún más al oírlo. Karamatsu era bastante fácil de manipular. Eso merecía un festejo con vodka o algo así.
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La noche llego y ambos hermanos ya estaban listos para salir.
O al menos Karamatsu, pues había cambiado su vestimenta de trabajo por algo más sencillo, según su propia opinión pues ahora se encontraba cubierto por una chamarra de cuero negro, con sus ajustados jeans de mezclilla y su dolorosa camisa brillosa. Eso sin contar el ridículo detalle de los lentes oscuros.
Había días en los que a Osomatsu le daba vergüenza pasear por ahí a sabiendas de que tenía el mismo rostro que su hermano.
En cuanto a él, a pesar de las réplicas del menor no se cambió con algo tan llamativo, formal o, en sí, diferente a como lo hacía usualmente. Tan solo cambio su overol por un atuendo sencillo; pantalón de mezclilla, su sudadera roja y sus fieles converse.
Solo iría a tomar unos cuantos tragos después de todo.
― ¿Listo, brother? ―Osomatsu sonrió, encogiéndose de hombros.
― ¿Tú lo estás? ―Regreso la pregunta luego de darle un vistazo de arriba abajo. Soltó una risa al ver la cara de Karamatsu. Era divertido verlo vestido así.
Salieron de la casa, ya estaba oscuro afuera siendo las nueve de la noche.
Casi llegando a la calle principal un auto se detuvo frente a ellos. Aunque Osomatsu no supiera mucho de autos, pudo darse cuenta de inmediato que ese carro era uno bueno, y también uno caro. Y a juzgar por la expresión del segundo Matsuno, él sabía a quién pertenecía.
El vidrio de la ventana bajo dejando ver al compañero de trabajo de Karamatsu. Era ese chico raro que según sabia, solo trabajaba por… Bien, en realidad no lo sabía, pero era extraño pues su familia era bastante adinerada.
―Matsuno, vaya sorpresa. Creí que no irías con nosotros. ―Karamatsu sonrió, pero claramente no estaba cómodo, se notaba en como fruncía más de lo habitual su entrecejo, sin embargo, contesto tranquilo.
―De hecho, estaba a punto de no hacerlo, pero my brother me convenció.
El castaño volteo a verlo, se sentía como si lo estuviera analizando. Luego de unos segundos en los que Osomatsu le sonrió, no tan forzadamente como su hermano, este también le devolvió la sonrisa.
―Osomatsu Matsuno. Un gusto. Mi nombre es… ―
―Sí, sí. Atsushi no sé qué. ―contesto riendo mientras rascaba bajo su nariz, gesto al que estaba acostumbrado. ―Entonces, ¿vas a llevarnos o solo querías saludar?
Karamatsu al oírlo, trago duro. Lo poco o mucho que había tratado con su compañero era suficiente para saber que ese tipo de vocabulario le desagradaba.
Sin embargo, contrario a lo que pensó, escucho como Atsushi reía suelto ante la despreocupada actitud del primer Matsuno.
―Claro, suban. ―no tuvo que decirlo dos veces cuando Osomatsu ya estaba dentro del auto. Por otro lado, Karamatsu entro con menos prisas, subiendo al asiento del copiloto y, muy en el fondo, maldiciendo a su hermano.
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El lugar estaba más lleno que de costumbre, era normal que hubiera mucha gente debido al hecho de que era fin de semana, pero aun con eso le parecía que era mucha la clientela del día de hoy. Si todo seguía así, Jyushiko tendría que contratar más gente.
Dio un largo suspiro y se dirigió al lugar donde se encontraban los camerinos, como ella solía llamarlos. Iría a ver qué tal todo con sus amigos y de paso ayudaría con el maquillaje y demás cosas.
«¡Me encanta este trabajo!» pensó mientras sacaba los vestuarios para esa noche.
Estaba por salir del lugar cuando una rubia y extravagante cabellera paso a su lado casi tropezando.
― ¿Jyushiko? ― «No de nuevo…» ―No me digas que… ― callo cuando la morena se detuvo de golpe en su carrera. Esa acción solo le confirmo lo que ya se imaginaba. ― ¿Saldrás hoy también, no es así?
Su tono de voz salió con una pizca de reproche y disgusto. No le gustaba usar ese tono con ella, eran amigas. Eso además de que Jyushiko era su jefa.
―Choroko, hola… ― su voz salió como si la hubieran descubierto haciendo una travesura, pero casi de inmediato puso esa gran sonrisa que siempre la caracterizaba. ―Saldré otra vez, si ¿Qué tal? Viene más seguido, ¿A que sí? ― Su tono ahora era entusiasta y eso para la muchachita de lentes frente a ella era como un tranquilizante ante la situación. Sabía que ella era feliz en cada una de sus salidas con aquella persona, sin embargo, aquello no dejaba de darle preocupaciones al respecto. Soltó el aire que estaba guardando en sus pulmones, rindiéndose ante esa cara entusiasta y le sonrió.
―Sí, lo sé y es genial, solo se cuidadosa. Tu sabes que ese niño no me da nada de confianza, ese tal Ichimatsu es muy… ―se quedó callada un par de segundos. Simplemente no tenía las palabras para hablar de él, Jyushiko lo entendió de inmediato. ―Tú sabes a lo que me refiero.
―Él es así… Pero eso no es importante porque hoy voy a ver a la linda Ichiko, ¿verdad? ― Su expresión lo decía todo. Aquella extraña muchachita la traía loca.
―Bien, bien… La saludas de mi parte. ― La morena asintió feliz. ―Y Jyushiko… Ten mucho cuidado, ¿sí?
― ¡Si, si, si! ―La rubia asintió con energía mientras retomaba su camino hacia la salida, pero antes de perderse por completo, se escuchó como gritaba una última cosa a su amiga. ― ¡Cuida a mis muchachos, Choroko!
Y se fue.
Suspiro una última vez antes de ver el lugar por el que Jyushiko se había marchado. Si seguía suspirando de esa manera estaba segura que le iba a dar algo. Eso se llevaba por ser la mayor…
Por otro lado, la situación que tenían esas dos chicas era, de cierta forma, clandestina. O al menos para la familia de una de ellas. Excepto para ese chico; el hermano de Ichiko…
«¡Oh, mierda! Ya basta de eso.» Se reprendió a sí misma.
Sacudió la cabeza y se concentró mejor en los atuendos que tenía en manos. Solo esperaba que Totty no hiciera berrinche con aquel atuendo como la vez pasada.
― ¡Choroko! ― Y ahí estaba. La diva de JYU's, como ella amablemente le apodaba. ― ¡Choroko, que pasa aquí! Ese vestuario debería de haber estado en mi camerino desde hace una hora.
―No estamos en Hollywood como para que te comportes así, Todomatsu. ― Y haciendo su entrada argumental, venia Choromatsu. La de lentes sonrió con este último, agradeciendo por que la salvase del reproche que seguramente le daría su compañero. ―Pero el tiene razón, Choroko. ¿Qué paso con el vestuario? Jyushiko va a…
―Jyushiko volvió a salir.
― ¿Con la chica gótica? ― Ambos voltearon a ver como Todomatsu la mencionaba con un tono acido en la voz. Él se encogió de hombros, volteándose ante la rara mirada de los otros dos. ―Da miedo, no pueden negarlo.
―Pues parece que a Jyushiko no le da tanto miedo. Eso o es lo bastante valiente… Pero dejemos de hablar de eso, ¿sí? ― Los otros dos voltearon a verse, como si estuvieran de acuerdo. Choroko tomo la palabra de nuevo. ―El día de hoy hay mucha gente en el bar, de hecho, estoy casi segura que Chibita no aguantara demasiado atendiendo, pero para eso está Jyushimatsu así que… Ustedes dos arréglense. ― Dijo, extendió a cada uno las ropas que tanto aclamaban momentos atrás.
Choromatsu las tomo, y agradeciéndole con una sonrisa se fue, no sin antes oír cómo, de nuevo, Todomatsu se quejaba del vestuario que habían escogido para él.
Llego al cuarto que le habían asignado, su camerino, como solían llamarlo Choroko y Todomatsu. El enorme espejo frente a él, aquel tocador repleto de maquillaje, ese gran armario con montones de ropa que Jyushiko prefería llenar antes de que volviera a ser usada; aquellas paredes pintadas de un extravagante color fucsia, fotos suyas y de sus compañeros colgaban de estas con luces a su alrededor. Después de todo si era propio el nombre de camerino.
Dejo la ropa en el asiento frente al tocador y dio unos cuantos pasos hasta quedar frente al espejo, mirándose una última vez aquella noche como lo que era. Un hombre.
Soltó un bufido y una mueca que pretendía ser una sonrisa se posó en su cara.
―Una vez más, Choromi… ― Hablo para con su reflejo.
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Notas| ¡Primer Fanfic para este fandom!
Conforme vaya subiendo capitulo iré haciendo algunas aclaraciones tanto en la historia como aquí en las notas. Si tienen duda u opinión no duden en dejar review ñuñ
Ahora sí, la aclaración de este capítulo es que, como se habrán dado cuenta, aquí solo Osomatsu y Karamatsu son hermanos, unos sexys hermanos gemelos xD
Espero poder estar actualizando cada semana, en caso de no poder hacerlo, tratare de que sea lo más pronto posible en que la escuela me deje.
¡Nos leemos en el próximo capítulo! (/^o^)/
