Disclaimer:Naruto y sus personajes no me pertenecen, son propiedad del gran y adorado Masashi Kishimoto, sin embargo la trama es de mi dominio.
Pareja:SasuSaku
Fiction Ranking: M, mayores de 16 años
Summary: ¿Por qué no pude cerrar la boca? Para no quedar en ridículo tuve que mentir sobre que tenía novio ¿Pero por qué rayos me inventé a un hombre tan perfecto que resultó ser en realidad patán? Ante todos que tengo como novio a Mr. Perfecto…un chico encantador ante todo mundo, pero que cuando se quita la máscara y deja de actuar es un completo idiota…a pesar de que tenga esa cara.
Advertencias: AU (Universo alterno), OOC abundante, lemon
Estado:En proceso
Nota: Este fanfic está disponible en fanfic. es como historia original. Prohibida su publicación en cualquier otro sitio. No otorgo ningún tipo de permiso sobre mis fanfics.
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IMAIGINANDO A MR. PERFECTO
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CAPITULO I. Lo peor de mentir, es ser descubierta.
Nunca se me había dado muy bien eso de quedarme callada. Cuanto más nerviosa estaba más tendía a poner peor la situación gracias a mi gran boca y mi poco sentido de lógica. Lo que más deseaba era terminar de una vez con esa situación, pero cada palabra decía me sepultaba más en una tumba que yo misma cavaba.
Mentir, eso nunca se me había dado a la perfección, aunque era excelente para dar pretextos. Ustedes preguntarán, ¿qué mentir y dar pretextos no es lo mismo? No, claramente no. Lo primero comúnmente es algo espontaneo, lo segundo se planea y me sentía más tranquila al decirlo.
Pero en esos momentos, me tomaban de bajada. No había pensado antes en que respuesta dar, puesto que no creí encontrarme en esa situación. Así que mi única salida había sido mentir todo lo que pudiera y tratar de cubrir mi noble pero aburrida vida.
Y ahí me tienen a mí, frente a mis dos grandes amigas de la preparatoria, al lado del chico del cual aún seguía enganchada a pesar de tantos años, siendo observada por mi molesto primo y su "novia", la tan despampanante, inteligente y exitosa profesional que ostentaba el título de hermana de mi mejor amiga.
Mientras sostenía cobardemente un pequeño vaso de cristal con algo de refresco, las manos me sudaban, mi corazón latía a mil, y mi cabeza confabulaba un millón de estúpidas respuestas.
¿Qué iba a decirle? Pues bien, la primer cosa que pude articular.
—¿Cómo se llama?—preguntó nuevamente Tenten.
—¡Si Sakura! Dinos, ¿Cómo se llama?—también habló Temari, tenía la mirada expectante y sus pequeños ojos negros gatunos fijos en mí.
—Sakura, dinos el nombre del afortunado—insistió Neji, su hermosa sonrisa sólo me servía en esos instantes para aumentar mis nervios.
Por un segundo me acobardé ante las palabras del chico de ojos grises, a él no podía mentirle, nunca lo había hecho, a excepción de que le había ocultado por algunos años que estaba locamente enamorada de él. Pero al instante me dio ánimos la loca y tonta idea de parecer autosuficiente ante él, y que el muy tonto supiera que tenía a un hombre a mi lado. No sé, quizás muy en el fondo quería darle celos, algo que obviamente no sería pues para él sólo era su amiga.
A la velocidad de la luz mi cerebro analizaba los posibles nombres de los candidatos, aunque claro, para elegir al correcto para mi gran mentira debía pensar por algo de tiempo, el cual no tenía.
De la nada, y como el peor momento de mi vida que hasta ahora recuerdo, a mi cabeza vino sólo una imagen.
Sudé frio al imaginarme de nuevo a ese chico. Su sonrisa perfecta, sus malditos ojos negros penetrantes, esa aura peculiar de los hombres exitosos, lo bien que le quedaba aquella camisa negra. Su pelo negro y su piel blanca… ¿era esa la imagen del novio perfecto para una soltera de 28 años? Si, claramente lo era, aunque había un problema abismal del cual en ese momento no me percaté. En ocasiones mis cálculos se me van de las manos, por más buena que sea con los nervios logro cosas que siempre termino lamentando, y con esta mentira realmente estaría jodida.
Ni siquiera titubee al decirlo, quizás por eso me creyeron, ¿o no?
—Sasuke Uchiha.
Ya estaba. Mi apuesto súper novio se había conformado.
…
A mi edad se supone que estaba en la época de merecer. Había logrado la carrera y ahora me desempeñaba felizmente en una empresa mundialmente conocida, de lo cual estaba orgullosa pues siempre había tenido un desempeño escolar magnífico y obtener un puesto ahí era la recompensa a mi esfuerzo. Mis notas habían sido las de cualquier chica nerd, lo cual se veía reflejado en mi actual trabajo. Aunque había dos grandes peros en mi vida. Por un lado, aunque era inteligente y estaba en la mejor compañía de la ciudad, mi trabajo era menospreciado por la gente de arriba. Supongo que ahí la mentalidad de los directivos era que una chica que provenía de una familia humilde no podría llegar a ser jefe, aunque siempre se desempeñara al cien por ciento. Pero bueno, yo daba todo de mi y no me daba por vencida. El segundo problema en mi vida era que, a mis 28, siguiera soltera y ni siquiera con novio. Al haberme preocupado tanto por la escuela y después por el trabajo nunca había dado cabida en mi vida más que para algunos amigos…y Neji.
Resumiéndome en una frase, era una mujer trabajadora, madura, y soltera, aunque aún con muchas ilusiones en la vida. Pero un tercer problema con él que no contaba, era que me gustaba mentir hasta enredarme la vida entera.
Una semana antes de formular la gran mentira que me llevaría por un camino tan penoso, me encontraba en la oficina trabajando.
—Sakura—escuché que alguien me hablaba en susurro— Sakura…Sakura…
Rápidamente giré mi cabeza buscando a la persona que decía mi nombre insistentemente.
Me sobresalté en gran manera al ver el rostro de Ino entre las pilas de libros frente a mi escritorio.
—¿Qué pasa?—pregunté también en un susurro.
—¿Sabes que van a nombrar a un nuevo jefe del departamento de al lado?—sus ojos verdes se habían ensanchado, en realidad ése era un buen chisme.
—¿A quién, será a Iruka?—pregunté intrigada.
—No, me han contado que es un hombre que consiguieron devolver al país después de estar trabajando en Europa—su sonrisa indicaba el bum de la bomba que se avecinaba.
—¿Europa?—era un fastidio tener a un erudito más con el cual tendría que pelear por un puesto de más arriba.
—Si. Escuché que hizo su doctorado en Italia. Debe…debe tener además gran experiencia.
—Ah….y de seguro al señor le van a dar un sueldo por los cielos y pronto se convertirá en el jefe de toda la planta—mencioné algo desanimada.
—Pero sé que mi jefa Sakura lo hará mejor que cualquier hombre experimentado que venga de Europa—me alentó.
Luego subió la cabeza por encima de la pila de libros, mostrando sus rulos y su nuevo tinte de cabello, rojo…
—¿Rojo querida?—me devolvió una sonrisa afirmativa.
—¿Qué no se me ve genial?—se dio la vuelta y se fue a su escritorio antes de que la comenzara a criticar. Esa era Ino, mi mejor amiga y compañera de trabajo.
Durante el resto de la tarde estuve pensando en la noticia que me habían dado. ¿Tendríamos a un completo desconocido dirigiendo el departamento de al lado? No sé, me daba mala espina eso de que lo hubieran traído de Europa. Indicaba que quizás querían que al final terminara por liderar no sólo ese modulo, sino también el mío, convirtiéndose en mi jefe inmediato. Además el contaba con la edad y la experiencia. ¿Qué era yo, una joven que apenas llevaba ahí trabajando cuatro años, en comparación de un tipo que de seguro no bajaba de los 45 con una larga historia en el viejo continente? No mucho creo.
Me molestó en gran medida la idea de tener a un nuevo compañero.
Algo fastidiada y aburrida me levanté de mi lugar y fui directo al área de cocina. Ahí tomé una buena taza de café, bien cargado como siempre.
Era tanto el estrés que había acumulado en la semana que salí a tomar un poco de aire. A un lado de la cocina había una puerta grande de vidrio que conducía a una terraza. Me recargué sobre el barandal con los brazos y café en mano.
Recordaba como un día antes la suerte me volvía a hacer una mala jugada, me había llegado por correo una invitación para que mi generación de preparatoria se reuniera después de diez años. ¡Ah…eso me provocaría muchos dolores de cabeza! Aunque la idea de ir y presumir que era una mujer "exitosa" y con carrera me llamaba la atención, idea la cual fue desechada cuando recordé que casi todas mis amigas ya estaban casadas y con hijos y yo sería la única solterona.
-Sakura, quizás eres una solterona pero tienes un trabajo que todas ellas querrían…has logrado cosas muchos de ellos ahora añoran-pensé para mis adentros, tratando de animarme.
Lo sé, era una idea tonta, pero no encontré algo más para no sentir tanto miedo. Había considerado el no ir, pero eso sería peor, quizás pensarían que me había vuelto muy antisocial como para ir. No, definitivamente tendría que ir a esa fiesta.
Después de unos minutos de conflicto personal me devolví a la oficina. Apenas tomé asiento llegó a mí el supervisor del área. Me levanté y me erguí ante su presencia.
—Buenos días Doctor.
—Buenos días Haruno. Iba bajando en el elevador cuando me acordé de pasar a dejarte la noticia y así hacerlo oficial—me dirigió una de sus mejores sonrisas.
El Doctor Fure era un hombre muy alegre para su edad. Estaba cerca de los sesenta y tenía el ánimo de un joven de treinta.
—¿Si?—pregunté inocente, aunque claramente ya lo sabía.
—Como han cambiado al anterior jefe del departamento de diseño, la compañía ha contratado a una persona para que se haga cargo del trabajo que se deja.
—¿En verdad? Oh, pues que bien—por dentro la envidia me corroía.
—Ha comenzado a trabajar hoy, aunque se la ha pasado toda la mañana en junta con los directivos. Más tarde lo presentaré ante toda la oficina. ¿Estarás al pendiente?
—Claro Fure –le sonreí como si todo me fuera bien.
Enseguida se retiró hice una cara de desagrado que Ino alcanzó a ver. Ese no era mi día.
Me sumí en mi trabajo después de pasar una hora esperando a que nuestro nuevo compañero llegara. A las dos horas me surgió un problema en mis cálculos y detuve mi trabajo. Me quedé como boba mirando en dirección a ningún lugar. Nuevamente resurgiendo el tema de la fiesta.
Algo al fondo me hizo salir de mi trance. Entre las dos pilas de libros que adornaban mi escritorio, en el poco espacio que quedaba se podía ver directo a la puerta del elevador. Éste se había abierto y alguien había salido de ahí.
Tragué saliva.
Era un hombre. Caminó por el pasillo con una elegancia y un estilo al caminar que podría haber jurado que era modelo. ¿Qué diablos hacía un modelo en una compañía dedicada a la construcción?
Cuanto más se acercaba su cara se me hacía más conocida. Vestía formal, aunque no de traje. Un pantalón gris y una camisa negra impecable, seguramente de marca. Era de piel blanca, su pelo era de un negro azabache. De ojos igual de negros y muy alto. Con su sólo físico imponía una presencia que a cualquier mujer la haría desmayar. Seguía caminando mientras en mi cabeza trataba de recordarlo, sabía que antes lo había visto….
Mi mente pervertida en lo primero que se fijó fue en su camisa, sin dos botones en su lugar dejando ver más de lo que su camisa negra pegada dejaba ver. A simple vista se veía como un hombre que no faltaba ningún día al gimnasio. Aunque debido a su estatura no excedía en su musculatura. Simplemente era perfecto.
Se dirigió a la parte derecha de la planta, a los cubículos del área de diseño mientras yo trataba de recuperar el aliento. No muchas veces se veían hombres así, creo que era el chico más guapo que había visto en mi vida, además de seguro tendría mi edad.
Pero bueno, simplemente respiré profundo, nunca se me había dado bien ser fan o llevarme bien con los chicos bonitos. Volví a mi trabajo.
—¿Haruno? ¿Podría venir un momento?—me habló alguien volviéndome a la realidad.
—¿Si?
Era la asistente de Fure.
—El Doctor necesita su presencia—me indicó a la bolita de personas cerca del centro.
—Ya voy.
El nuevo jefe del departamento de al lado se encontraba a un lado de Fure. Como había imaginado era un hombre de edad, se veía como todo un exitoso profesional. Con fastidio caminé hasta ellos.
—¡Sakura! Mira, esta es la persona de la que te hablaba— ni siquiera había llegado cuando me habló, mis ojos estaban firmes en nuestro nuevo compañero— va a ser el nuevo jefe de diseño—analizaba a detalle a la persona al lado del doctor, si, en efecto, se veía como si pudiese lograr ser mi jefe— su nombre es Sasuke Uchiha—finalizó señalando con su mano a un tercer hombre del lado contrario a donde yo miraba.
Me había equivocado, aquel hombre maduro no era el nuevo jefe. A mi derecha estaba de nuevo ese joven pelinegro con cara, cuerpo, caminar, estilo y elegancia de un modelo.
Estuve a nada de gritar, pero me detuve y mordí mi lengua. Fue entonces que teniendo al chico más cerca pude reconocerlo. Habíamos estudiado en la misma universidad, diferentes carreras, nunca había tenido clase con él, pero al ser uno de los chicos más populares de la facultad era casi cultura general saber quién era. Nunca le había dirigido palabra, pero la forma en que lo recordaba era algo peculiar. Fue entonces que el hecho que hubiese estudiado en Europa, que hubiese trabajado ahí se hizo coherente.
Si, no sólo había sido el hombre más guapo que había visto en mi vida, sino el mejor promedio de su carrera. Después de la graduación no lo había vuelto a ver. Antes que nada tengo que aclarar que a mi los chicos bonitos no me llamaban mucho la atención. Claro, cuando los veía no podía evitar deleitarme la pupila, pero no me movían el piso, al igual que este chico.
Extendí mi mano para saludarlo.
—Sakura Haruno—me presenté.
Su mano cálida estrechó la mía.
—Sasuke Uchiha.
Ni una sonrisa, pero tampoco una mala cara.
…
Desde ese día no había vuelto a dirigirle la palabra. No se había llegado la ocasión y yo no la buscaba, no tenía interés en ello. Fue por eso que aquel día decidí decir aquella sencilla mentira. Nadie de mis ex compañeros lo conocería, eso era seguro, además vivíamos en un pueblo a las afueras de la ciudad, nadie lo conocería.
Ni siquiera titubee al decirlo, quizás por eso me creyeron, ¿o no?
—Sasuke Uchiha.
Ya estaba. Mi apuesto súper novio se había conformado.
Sonreí como si fuera una novia feliz, como si al decir su nombre hubiese recordado grandes momentos. Me sentía exitosa. Hasta que mi querido Neji, catapultó mi mundo.
—¿Uchiha? Lo conozco.
Clavé la mirada en sus ojitos color gris. Sin duda, Neji seguía siendo el chico que más alocaba mi mundo…provocaba que no sólo se moviera el piso, sino que todo un terremoto tuviera lugar bajo mis pies. Aunque esta ocasión con sus palabras había logrado más que eso.
Lo peor que puede pasarle a una mentirosa, es ser descubierta….
¡Qué tonta había sido! ¡Claro que se conocían! ¡Habían sido compañeros en la universidad!
¡Además Neji tenía relaciones de trabajo con el departamento de diseño! ¿Por qué no tomé en cuenta eso?
—Permíteme, ahora regreso—me dirigí a mi primo entregándole mi vaso de soda.
Fui directo al baño. Estaba realmente nerviosa. ¿Qué tontería acababa de decir? ¡Mi gran mentira no era tan perfecta como creía! ¿Cómo no me había dado cuenta de lo imperfecta que era?
Había dos grandes grietas en mi versión que había dado de novio a mis excompañeros, a mi primo y al adorable Neji. Una, que el amor de mi vida podía conocer a Uchiha, y podía darse cuenta de que yo había mentido…
Al levantar la mirada del lavabo al espejo surgió el segundo fallo en mi mentira. Me observé.
No tenía nada de especial en mí. Mi cara resultaba muy común. Mi pelo rosa apenas se podía mantener a raya con la plancha, tarde o temprano se esponjaría. Mis ojos verdes no tenían algo que dijera que eran lindos, simplemente eran normales. Mi nariz era pequeña, mis labios grandes, vamos ¡ni siquiera tenía un buen cuerpo! Aunque tenía algo de busto parecía algo plana, mis atributos no eran la gran cosa. Sumándole a eso que era muy bajita, era claramente el tipo de chica en la cual nunca se fijaría Sasuke Uchiha. ¿Cómo podría alguien creerme?
¿Qué podía hacer? La única salida que tenía era no volver a mencionar el nombre de mi ficticio novio ante nadie, aunque con Neji no sabía que haría. Si ellos no sabían nada más del Uchiha todo sería perfecto.
Salí del baño. Vi que todo mundo estaba alrededor de Neji, el chico les estaba enseñando fotografías de su cámara digital. Se me hizo tentadora la idea de tomarnos una fotografía todos juntos para recordar ese momento. Me dirigía a ellos con paso lento.
La odiosa novia de mi primo me miró con una cara de burla.
—¿De dónde sacaste a ese macho?
No seguí avanzando más. ¿Qué rayos había sido lo que dijo?
—¿Dónde lo encontraste? Yo fui a encontrar a mi marido al lugar equivocado—Temari sonreía muy interesada.
—¡Amiga, ese pelinegro está como quiere!—agregó Tenten.
Esas dos chicas habían sido mis mejores amigas en la prepa. Ahora de una manera que yo no comprendía me…felicitaban….por mi supuesto novio.
¿Cómo sabía Tenten que era de cabellos negros?
—Vaya Sakura, ¡quién diría que tu terminarías con un chico así!—se burló mi primo.
—¿Se hicieron novios ahora que llegó de Europa?—preguntó Neji algo intrigado.
No sabía que responder…al decir Europa supongo que Neji sabía más de lo que debía. Caminé la poca distancia que me separaba de ellos. Entonces…el adorable chico que amaba, me dio una puñalada por la espalda.
Les había estado mostrando su álbum de fotos a todos, y en la fotografía en turno había cuatro chicos posando. Uno era Neji, dos chicos a los que no conocía y en el extremo contrario estaba el Uchiha. La fotografía parecía haber sido tomada recientemente. ¡Les había mostrado la cara de mi supuesto novio!
Ahora si vislumbraba el infierno ¡Esa noche juré no volver a mentir….aunque la sarta de mentiras estaba a la vuelta de la esquina, o mejor dicho, en el departamento de al lado!
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N/A: Este fic es una adaptación de mi primer fanfic original, es una historia que amo demasiado :3 Denle mucho amor! Subiré los siguientes capítulos un poquitín más rápido pues ya los tengo escritos ;)
Sugerencias, jitomatazos, pueden ubicarme en Facebook como Reishike ;)
Les ha gustado? Merezco un rw?
