Hola, los personajes de MLP no me pertenecen, son de Hasbro [quienquiera que sea XD] por cierto, si quieren más información de este fic, solo léanlo en mi biografía, muy bien, que empiece el fic.


Dulce otoño, el frio se acercaba lentamente anunciando la llegada de la estación más fría, los paisajes llenos de plantas cambiaban de un verde colorido y vivo por un naranja, café, con amarillo, haciendo del paisaje diferente, ramas sin hojas, estas cayendo al piso por la carrera de las ponis de Ponyville; el control del clima debía ser estricto, la época demandaba un esfuerzo por parte del control de clima, mover nubes, cambiar de forma progresiva el entorno, ciertamente; esta ciudad poseía esta particularidad frente a las demás ciudades de Equestria, no obstante, el aroma de las tartas, la cocoa caliente de los Cakes u otros proveedores inundaba las calles, algunos a quienes les gustaba bastante el calor "natural", así como su luz, iban a las afueras del bosque Everfree para sacar leña suficiente para el invierno, otros se conformaban con un aparato para calentar el hogar o simplemente un hechizo bastaba; los gustos variaban.

Muchos animales comenzaban a mudar su pelo, otros se preparaban ya para invernar, una pegaso amarilla junto a un grupo especial les colaboraba en distintos requisitos que necesitaban llenar antes de que llegase la época exacta, principalmente con alimento.

Sí, cualquiera podría calificar aquella tarde como perfecta, dos figuras caminaban por la calle principal de Ponyville, la brisa de otoño sin duda era reconfortante, pero al mismo tiempo fría, el viento en el delgado pelaje de los ponis era suficiente para avisar del tiempo que se avecinaba. Los cascos de la menor se grababan en la tierra de dicha calle, desde hace tiempo atrás, las cosas eran un poco confusas. El pelaje lavanda de la potranca se mecía con el viento de forma casi imperceptible, su melena de dos colores cuidadosamente peinada y cepillada brillaba con la luz tenue de otoño, cubierta con varias nubes… hojas secas volando cerca podían ser un reflejo de la actitud la poni de pelaje rosa pastel junto con su melena lavanda y blanco ondulada de forma impecable, desde hace bastante tiempo atrás su mirada era diferente, sus gestos eran ligeramente diferentes, sin embargo, el mundo para ella daba un giro completo, el tiempo pasaba desde el día en que todo inició, desde que recibió ayuda de quienes menos esperaba.

Si bien su relación con ellas cambiaba de forma lenta como caracol, a veces ladeaba como cangrejo y a veces como conejo dando saltos… no obstante, dentro de ella les guardaba cierto aprecio, aunque contradictorio, pues todavía no se hacía idea de qué era exactamente para ellas, incluso para el resto del Ponyville, su actitud pasada estaba sepultada con sus acciones actuales; las cuales, por pocas y pequeñas que fuesen, realmente eran un autodescubrimiento de ella misma. Aquella tarde en particular, se encontraba algo exhausta por ayudar a sus compañeros de clases a organizar las actividades del día de padres resultó extenuante, aunque no podía negar que se sentía mejor que burlarse de ellos, porque ahora hasta la habían invitado a un cumpleaños junto con Silver Spoon que era indudablemente su mejor amiga y una gran observadora, así como una estratega.

Definitivamente, las cosas habían mejorado; pero todo tenía un precio, lograr aquellos pequeños logros en la escuela y con los demás la dejaban mal parada en otros ámbitos.

- Es mejor irnos antes de que te resfríes. – Decía Filthy Rich con cierto tono autoritario.

Aunque en su infancia, Filthy hubiese tenido un carácter similar al de su hija, no era excusa para comprender su falta de visión, su falta de temple; estaba destinada a pertenecer a la alta sociedad de Equestria, un puesto que necesitaba carácter fuerte, sagaz y desde luego, comprender su estatus dentro de Equestria. Podía convivir con los demás, pero siempre debía recordar su status superior, a diferencia de su esposa, podía dejar pasar su reciente actitud si comprendía esa simple regla.

- ¿Papá, necesito saber si vendrás al día de los corceles y potrancas? Ya sabes, la actividad de la que te hablé.

- Hija mía, tu reciente cambio de actitud me… nos tiene preocupados tanto a tu madre como a mí, sabes muy bien que un Rich no puede meterse a competir contra los… ponis normales.

Diamond Tiara rodó los ojos frustrada, pero si algo había en ella que no cambió era su necedad, aunque claro también había aprendido de Silver Spoon a cambiar de plan A por un plan B.

- Sí, supongo que los Rich no podríamos dar la talla ante las otras familias. – En secreto la pequeña sonrió para sus adentros.

- ¿Es deficiencia de nuestra familia lo que insinúas? – Cuestionó el padre con cierta indignación ante las palabras de su hija… hace tan solo meses atrás su opinión habría sido similar a la suya.

- No, nada de eso, es obvio que no seríamos capaces de vencer a Scootaloo, Applebloom o Sweetie Belle en una competencia limpia. – Aclaraba la pequeña sin poder aguantar la sonrisa de satisfacción que le causaba el ver la expresión de su padre como reacción a sus palabras.

- Tontería, los Rich estamos a la altura de cualquier reto. Si lo dudas, es porque lo has olvidado… está bien Diamond Tiara, competiremos. – Decía de mala gana, pues Filthy comprendía bien las viejas jugarretas de su hija.

- Gracias papi. – Le respondía la pequeña una mueca de inocencia en su rostro.

El corcel comenzó a trotar nuevamente en dirección a su casa, ya no soportaba el clima, ni el silencio de su hija.

- Yo me quedaré, tengo algunas cosas que hacer con Silver Spoon. – Aclaró la pequeña poco antes de comenzar a trotar en dirección a la casa de su amiga.

La mirada de desaprobación de su padre se había vuelto casi común, si bien era una tortura para Diamond Tiara, algo más fuerte le impulsaba a seguir adelante con la nueva ella. Aunque claro, nadie notaba sus cambios, pues estos eran como los peldaños de una escalera de mil gradas. Nadie más que su familia claro.

Con cierta pesadumbre, la pequeña se subió a una montón de cajas bien apiladas, para después subir al techo de paja de la casa de Lyra, no era el tipo de poni que gustara de hacer lo que estaba a punto de hacer, pero no podía negar que era una forma de liberar aquellos sentimientos que oprimían su pecho, era costumbre entre los ponis hacer aquello, menos en su familia y los ponis con los que sus padres se relacionaban en las fiestas y reuniones en Canterlot o Manehattan. Se sentía raro hacerlo… pero si era sincera consigo misma, deseaba hacerlo.

Al principio su respiración se elevó, para después dejar marcha a un débil susurro. (Si piensan en un corto musical, pues están en lo cierto, pero como no soy el mejor para esto, les pido reproducir el tema de Alex Hubago: Ser Real, le cambie la letra un poquitín, solo para que se adapte bien a la trama)

Mientras se paseaba equilibrándose sobre el techo de paja, observaba a su padre irse a toda prisa hacia la mansión de su familia.

[Soy…la pregunta del millón

Siente la interrogación

No respondas que sí…porque sí

Y qué, qué podrías tú decir

Si yo no te voy a oír

No me entiendes… y nunca seré lo que esperas de mí]

Bajando hacia el piso nuevamente, Diamond Tiara comenzaba a caminar en dirección a la casa de su amiga, bajaba la cabeza un poco para continuar cantando.

[Jamás ya me vas a conocer

Otra yo quiero ser

No me fuerces, ni me apartes de ti

Viví como una poni que aprendió

Lo que el espejo le enseñó

No me entienden, no soy así]

En medio de su caminata, la potranca llegó a un lugar menos concurrido, salvo por un pequeño pajarillo que saltaba al ritmo de su canción. Entonces, alzando la cabeza nuevamente, continuó con la misma.

[ *Coro*

Yo solo quiero ser real… y no sentir el mundo igual

Que los otros siguen siempre allí

Por qué no tendría que cambiar, nadie más lo entenderá

No comprenden que ya me fui]

Observando la escuela a lo lejos y recordando el día en que las CMC la ayudaron a ver su verdadera yo, recordaba tanto a su madre como a su padre… como si los tuviera de frente continuaba cantando.

[Si tú… vieras lo que nunca ven

Te daría el cien por cien

Me conoces, ya no tengo temor

Yo mostraría lo que soy

Si tú vienes donde voy

No hay problema, si tú vienes conmigo mejor]

Cuando la pequeña de melena bicolor recordó la expresión de sus padres que todavía tenía cierto efecto en ella, se sintió triste, pero al mismo tiempo comenzó a encontrar ánimos…

[Qué sabrán del mal y el bien

Yo no soy lo que ven

Todo el mundo durmiendo y yo sigo soñando por qué

Sus palabras susurran mentiras que ya no creeré

Y yo… solo quiero ser real y no sentir el mundo igual

Por los otros, por ellos, por mí.

Por qué no tendría que cambiar, nadie más lo entenderá

Estoy mejor y ya me fui

Estoy mejor y ya me fui

Ya me fui

Ya me fui]

De sobremanera, cantar aliviaba de forma rotunda las emociones de forma tan… particular que Diamond siempre terminaba preguntándose cómo era posible aquello; de todas formas, ahora tenía la cabeza despejada de sus preocupaciones más fuertes al respecto, sabía que el camino que seguía era el que había elegido por su propia cuenta, su decisión. Que estuviera bien para sus padres o no era otra cuestión.

Las puertas del castillo Canterlot estaban cerradas a los visitantes, de hecho, Canterlot entero estaba bajo una guardia constante, pero silenciosa y casi imperceptible de la guardia real; en el cielo, las patrullas de pegasos estaban disfrazados de Wondercolts para guardar las apariencias, los ponis de tierra vigilaban desde distintas torres y hacían una guardia constante, tanto en las afueras, como en el interior del castillo; la guardia de unicornios escaneaba con un hechizo mágico un gran perímetro alrededor de todo Canterlot a cada instante. Shining Armor personalmente se encontraba en las calles, llamando la atención de un gran número de periodistas que se disputaban una entrevista con el único príncipe de Equestria.

No obstante, el movimiento de Canterlot era constante, siendo sede de un futuro evento del cual todavía no conocían la finalidad, todos los ponis andaban con prisa como para notar tales sutilezas, incluso los artistas comenzaban a trabajar en sus obras, sabiendo que las galerías estarían repletas después de que terminaran.

Pero regresando al castillo, a puertas cerradas, los pasillos se hallaban bajo una estricta guardia; todos salvo el principal.

La princesa Cadance mostraba un gran temblor en su pata derecha, denotando el nerviosismo que mostraba a todas luces; Luna por su parte se mantenía sentada en su respectivo trono con una expresión poco llamativa, su carácter serio seguiría igual, pues lo necesitaba para afrontar lo que aquella cumbre de princesas debía afrontar; Twilight no estaba mejor que Cadance, de hecho, tenía señales de haber mordido su melena hace poco tiempo, algo característico de ella cuando estaba a punto de sufrir un ataque de nervios; Celestia asemejándose a su hermana mantenía una expresión seria, su melena ondulante se reflejaba en las baldosas de su sala del trono, junto con las tres princesas restantes de Equestria mantenía la guardia en alto.

Lo que se llevaría aquel día, lejos de la mirada de los ponis de Equestria sería sin dudas un momento histórico, tenía un riesgo extremadamente alto como para divulgarlo, se lo haría, solamente si todo salía bien.

El sonido de unos cascos particulares resonaban en el salón del trono, la visitante en absoluto alguien con un pasado limpio dentro de Equestria, de hacho, a Twilight y a Cadance les costaba creer lo que estaba sucediendo, cómo podía ser cierto que ella se presentase en Canterlot después de todo lo que había hecho.

- Se presenta la reina de los Changelings, Crhysalis.

La voz del anunciador no podía fingir su extraordinario asombro, a estas alturas, tampoco las princesas lograban quitarse de encima la sorpresa que traía ver el aspecto de la reina. Sus ojos se enfocaban débilmente en las ponis, demacrada, se movía con orgullo junto con sus dos escoltas, que llevaban puestos sus cascos diferenciados del resto de los súbditos. Pero incluso en estos el aspecto era pali deciente, su piel negruzca comenzaba a tornarse gris, al mismo tiempo, esta se desprendía en ciertos lugares como el de una serpiente al mudar de piel, el tórax de uno no poseía alas, mientras que el otro tenía decolorados sus ojos azules. Sin embargo, cargaban en alto los estandartes del reino Changeling.

Crhysalis pasó al frente, su aspecto no le quitaba la capacidad de intimidar tanto a Twilight como a Cadance, asimismo, Celestia debía hacer un esfuerzo colosal para no sentirse de la misma forma, Luna en cambio se cercioraba del estado en el que se hallaban, revisando algunas posibles teorías al respecto.

El rostro de Crhysalis reflejaba su terrible estado, además de mostrar el sufrimiento y el dolor que llevaba, después de mucho tiempo; Luna pudo percatarse de que su armadura ligera no estaba y que además, su caparazón estaba quebrado en el último ataque de los changeling a Equestria, poco antes de que sombra las convirtiese en piedra [se, me refiero al arco del asedio al Imperio de Cristal].

- Usted pidió una audiencia con las princesas de Equestria para una suerte de negociación de paz. – Inquirió de pronto Celestia, despertando en la invitada una sonrisa de lado a lado.

- Efectivamente. – Respondió mientras caminaba de forma lenta, hace días que se mareaba con facilidad, así que debía caminar de forma lenta y, lamentablemente su capacidad para volar era reducidísima… ingresar al castillo transformada en poni junto con sus soldados fue un suplicio para sus cuerpos.

- Cómo piensas que podemos creer en tus palabras. – Interfirió Twilight tomando cartas en el asunto y también planteando junto con Cadance la otra cara de la cuestión.

- Porque si no establecemos la paz, mi pueblo muere, así de simple. – Afirmó Crhysalis, sus ojos observaron a las que en antaño hubieran sido sus enemigas acérrimas.

La sinceridad de las palabras de la reina de los changelings tenía la ventaja de parecer cierta; sin embargo, para un Changeling el aspecto era una simple máscara, podrían recrear el estado que quisieran.

Celestia observaba impasible a los ojos de su interlocutora. Si bien sus palabras, en el caso de ser ciertas, llegaban a ser una noticia terrible y podía comprender su desesperación; también debía pensar con la cabeza fría en la cuestión… Changelings y ponis nunca habían sido naciones afines, por el simple hecho de que ellos se alimentaban de sus emociones.

- Princesas, vengo sin nada más que dos escoltas, sin intención alguna de guerra ni la intención de una futura… Tuvimos que cruzar el océano para hallar una tierra libre de la amenaza del Rey Sombra y… de ustedes. Pero el continente al que llegamos tenía montañas tan grandes que apenas pudimos cruzarlas volando, el viento, la falta de oxígeno y los mareos que provocaban subir tan alto terminaron por obligarnos a refugiarnos en cuevas temporalmente.

¿Nuevo continente? Cadance daba crédito a sus palabras, la exploración conjunta de pegasos unicornios y terrestres en el pasado había dado más de una vuelta por el mundo, era imposible que existiese un continente, de hecho, nadie podría sospechar de su existencia, hasta ese entonces.

- Mis exploradores dieron una vuelta completa a todo el continente lo más rápido que pudieron en busca de una entrada, pero fue en vano, la cordillera daba una vuelta completa y su tamaño no variaba en gran medida, era como si aquel lugar estuviese apartado de todo el mundo.

Twilight también prestaba la máxima atención del mundo, no tenía conocimiento de que un continente así pudiese existir. De ser cierto, mandaría personalmente una expedición, puede que hasta fuese a dicho continente para sentirse como las primeras ponis que pisaban una tierra desconocida.

Celestia, así como Luna se sobresaltaron, ambas se vieron la una a la otra, solo Crhysalis pudo percatarse del hecho. ¿Acaso sabían de la existencia del nuevo continente? No tenía caso incurrir en la cuestión por el momento, las necesidades de su pueblo eran más urgentes.

- No logramos pasar las montañas, estábamos bastante débiles por el viaje y al subir por las montañas, nos quedamos sin reserva de la poca energía de la que disponíamos. No había ningún animal ni siquiera plantas en las afueras, salvo por uno que otro insecto o arbusto extraño. Nos hallábamos condenados.

- Entonces ¿Cómo pudieron sobrevivir? – Cuestionó la princesa del imperio de cristal, la respuesta por parte de la reina de los changelings le envió una mirada llena de desdén antes de contestar; era bastante pedir que olvidara sus rencillas contra ella y la princesa de la amistad.

- Si lo quieren escuchar… en el agua existía una nación de criaturas marinas parecidas a las sirenas… pero eran mucho más prósperos, su número era increíble, además eran bastante grandes como para ser sirenas… sus fauces se parecían a la de los reptiles. Solo después sabríamos que se trataban de Naggas.

- Los naggas se extinguieron hace millones de años en el mar de los dragones. – Interrumpió Twilight.

- Pues, como dije antes, ellos nos proveyeron de alimento… - Una pequeña sonrisa se esbozó en la expresión de la reina de los Changelings – no pudo ser por las buenas. Sin embargo, no demoraron en reaccionar ante nuestras acciones. Esa es la razón por la que tengo mi tórax en este estado y por la que perdí a dos tercios de mis súbditos. Nos vimos forzados a recorrer nuevamente el océano para regresar a Equestria, bueno, a la nueva Equestria.

El aspecto de la reina, así como estaba no significaba la más mínima amenaza, además, de atacar, tenía a cuatro alicornios en su contra… sería una locura hacerlo. La luz que ingresaba dentro de la sala de la corona iluminaban los rostros llenos de confusión de las cuatro princesas.

- Es por eso que estoy aquí, frente a las princesas de Equestria; mi intención no es otra que la de terminar con la era de conflicto entre nuestras naciones y comenzar una nueva en la cual podamos convivir tranquilamente, en paz…

La palabra armonía no podría ser utilizada en ningún caso, ponis y changelings estaban destinados a ser cuando menos contrarios por la misma naturaleza, no obstante, la idea de la reina Crhysalis era tan inesperada, al mismo tiempo, tan desesperada que Celestia no pudo sino mantenerse callada mientras pensaba en las circunstancias…

- Tu situación es grave, puedo comprender tus intenciones al venir aquí. – Sentenciaba Cadance tomando la palabra, pero por mucho que comprendiera, algo le decía que no era buena idea, para nada en absoluto.

- El pasado, tanto de ti como tu pueblo hace de sus intenciones altamente cuestionables. – La cuestión era bastante delicada; como ponis, las cuatro princesas tenían una comprensión bastante elevada de lo que significaba no hacer el pacto de paz… pero también estaba el peligro.

- Crhysalis, no podemos mantener a nuestros equinos bajo la incertidumbre, por muy buenas que sean tus intenciones y por mucho que prometas la paz. Al menos no sin llegar a tener cierta certeza de que la seguridad de Equestria se mantendrá.

- Negociar un acuerdo de paz es lo más natural. Den sus peticiones.

La honestidad debía ser virtud de todo gobernante en Equestria, asimismo, la sabiduría era indispensable. Así que en esta ocasión fue Celestia quien dio un paso al frente para bajar las pocas escaleras y acercarse a la reina de los changeling.

- Si estás dispuesta a negociar, yo propongo dos requisitos como iniciales, el primero será que el lugar que les brindemos para que se establezcan será vigilado por razones de seguridad. Y segundo, que su medio de alimentación jamás se realizará con ponis, ni dañarán a ninguna criatura con esta.

- Si estas dos son las condiciones, estamos dispuestos a aceptarlos.

- prometemos que mientras se respeten estas normas, tu reino no será denigrado.

La reina bajó la cabeza, entonces sus rodillas cedieron ante su peso, cayendo de forma seca en el la alfombra aterciopelada, sus guardias se apresuraron a socorrerla. El efecto del desgaste, el hambre y la herida expuesta hicieron de la reina Crhysalis una changeling bastante frágil.

- El hambre la matará pronto. – Afirmó uno de los guardias con antelación y desesperación.

Si algo no podían imaginar los changelings era no poseer su reina, su mentalidad estaba predispuesta al trabajo en colmena, ésta no hacía nada sin una reina.

- Celestia, te pediré un último favor. – Dijo la reina changeling con las pocas fuerzas que estaban abandonándola. – Ellos no tienen la culpa de mis acciones, merecen un mejor futuro. – Aclaraba con sus ojos provistos de una tenacidad que la alicornio reconoció e incluso pudo ver reflejado en ellos parte de su carácter.

Inclinando la cabeza hacia la reina de los Changeling, la princesa del sol se mantenía lo más tranquila que podía ante lo que presenciaba; para sorpresa de todos, Cadance fue la primera en ir a su dirección, se acercó de forma inmediata hacia la que en circunstancias anteriores había tratado de utilizar a su poni especial como fuente de alimentación mágica.

- Cadance, mis súbditos son lo primero… aunque te odie con todas mis fuerzas al igual que Twilight, sé que ellos no sobrevivirán si no hago esto… prométeme que los cuidarás como si fueran tus propios súbditos… y… - La voz, cada vez más débil de la reina era un rasgo de su estado, el final se acercaba, pero incluso así, pensaba en lo mejor para sus súbditos, aquello no tenía una explicación clara para los ponis, sin embargo, lo tenía en frente. – hagan lo que hagan, no los traten como a monstruos; porque no lo son, Cadance, aunque no deseo hacer esto en absoluto… tu… debes… ser su… p… prin… - La cabeza de la reina finalmente caía al piso produciendo un estruendo seco.

Con aquellas últimas palabras, Crhysalis perecía a los pies del trono, sus escoltas no se movieron ni siquiera un centímetro, aunque en sus expresiones se denotaba una pena profunda, una angustia tenida hasta entonces como imposible para un Changeling.

Perder a la reina era algo que un changeling no podría aceptar fácilmente, Crhysalis fue la primera y muchos pensaban que la última que regiría a las curiosas criaturas cambia formas, las heridas en su cuerpo terminaron con ella, la ausencia de magia solo aceleró el proceso, pero allí estaban aquellos dos escoltas, luciendo armaduras que ya estaban bastante sueltas por la densidad muscular perdida, sus ojos dentro de comisuras cadavéricas observaban el cuerpo muerto de su reina. Celestia no pudo sino sentir pena hacia ellos. De la misma forma, Cadance que estaba apenas a unos metros de ambos observaba su postura firme a punto de desfallecer a causa de otro golpe más, uno que bien podría ser el final.

- ¿Por qué no se mueven? – Les cuestionó de forma directa.

- Nos ordenó que no lo hiciéramos, ¿Princesa Cadance, Cuál es su respuesta? – Preguntó uno de los dos changeling, manteniendo cierto orgullo en sus ojos especialísimos.

- En… Frozen North existe una ciudad debajo de unas cuevas, llevan a una ciudadela subterránea, el clima allí es tolerable… pero. – Las palabras de la princesa del amor estaban terriblemente medidas.

Todavía no podía entender la situación, era tan repentina, tan inesperada. ¿Qué era lo último que Crhysalis quiso decir? Lo que más temía era que hubiese querido pronunciar la palabra princesa. ¿Cuál era la razón para que ella fuese algo así como una princesa si no era una changeling? En un instante, todo el día de su boda en Canterlot, el asedio al imperio de cristal, todo llegaba en un recuerdo demasiado rápido. Pero ante el cese de hostilidad por parte de aquellas criaturas, algo diferente se abrió dentro de la princesa del amor; tener a dos escoltas frente a ella en la situación lamentable en la que se hallaban, sus ojos llenos de angustia, sus cuerpos descuidados y maltrechos, sus expresiones que a duras penas podían llevar consigo… la conmovieron profundamente, después de todo, aquellas criaturas tenían sentimientos, miedos, sufrían terriblemente. No deseaba imaginar cómo estaba el resto de su nación; con esta comprensión pudo mirarlos de frente, para después observar a Celestia.

- Si se realiza bajo un pacto de paz perpetua, yo… estoy dispuesta a ceder esta ciudad subterránea; pero deben entender que debemos asegurarnos de la seguridad del imperio de cristal, así como de toda Equestria. – Sentenció finalmente la princesa del amor.

- Mi Amore Cadenza, tiene la palabra de todos los changelings que no supondremos daño para los ponis.

Celestia se levantó de su trono, dejando atrás a Twilight y Luna, asimismo, se acercó a Cadance.

- Concretaremos los detalles de su nueva… colmena, les informaremos, de momento compartan esta noticia con sus hermanos y hermanas, Bienvenidos a Equestria. – Sentenció la princesa del sol.

Cualquiera podría escuchar las palabras de Celestia y pensar exactamente el sentimiento que ella deseaba transmitir, las decisiones en el trono eran mucho más complicadas de lo que se podría imaginar, Cadance había hablado mucho antes de decidir entre todas la mejor opción.

- Así lo haremos. – Confirmó el soldado poco antes de marcharse junto con su compañero.

Dejando atrás el cuerpo frio de Crhysalis, ambos salieron impulsados por sus particulares alas membranosas semitransparentes y emitiendo un sonido parecido al de las abejas al volar solo que amplificado.

Una vez se retiraron, Cadance se volteó con una expresión seria ante el resto de las princesas de Equestria, Celestia le mandó una mirada de reproche, mientras que Twilight apenas podía entender la situación, era princesa desde hacía ya un buen tiempo, pero situaciones como aquella, sí como el comportamiento que debía tomar frente a ellas era completamente nuevo, de hecho, no tenía ni siquiera un conocimiento previo ni libros que hablaran sobre aquella situación en particular. No comprendía por qué Celestia miraba de aquella forma a Cadance, mucho menos el hecho de que Luna estuviera ansiosa.

- Cadance, no olvides que Equestria es nuestra responsabilidad, cualquier peligro, cualquier amenaza no debe ser tomada a la ligera. – Sus palabras eran sinceras y no perdían el tono de autocontrol que siempre demostraba de forma intachable.

- Celestia, esto… no podemos negarles su estadía en Equestria, tenemos que darles una segunda oportunidad, al menos hasta que demuestren ser un peligro.

- La historia demuestra lo contrario, ellos han sido enemigos jurados de Equestria incluso antes de que tu nacieras, ¿Acaso piensas que cambiaran de la noche a la mañana?

- Además – Agregó Luna tratando de calmar la tensión en la sala. – esperar a que den una señal de peligro, sería igual a esperar a que los ponis de cristal o cualquier poni del reino sufra daños. No parece la mejor de las ideas.

Twilight comprendía la gravedad de la cuestión, aunque compartía el punto de vista de Cadance.

- Princesa Celestia. – Dijo respetuosamente, interviniendo también como princesa – Usted también apostó por Discord al reformarlo ¿Qué diferencia existe entre los Changelings y él?

- Twilight, antes teníamos los elementos de la armonía, se podía controlar a Discord. Pero ahora, si ellos amenazan a Equestria, a los ponis o a sus integrantes de distintas naciones… nos veremos obligadas a entrar en conflicto con ellos. Una guerra es algo que no se debe repetir por absolutamente ningún motivo.

- Concuerdo con mi hermana, el sufrimiento de los ponis debe ser evitado a toda costa; los changelings tuvieron una inmensa cantidad de oportunidades para entrar en paz con Equestria, pero simplemente no las tomaron.

- Pero princesas. – Continuó Cadance de pronto, manteniendo una firme posición – ¿No se han preguntado que era a causa de Crhysalis? Que yo sepa, los Changelings tienen una forma distinta de pensar que los ponis, pero no son malos por naturaleza.

- En ese aspecto tienes razón – Le respondió Celestia bajando la cabeza y cerrando los párpados. – Pero no por ello dejan de representar peligro ¿Cómo los alimentaras si no es a base de sentimientos? ¿Qué nos puede asegurar que este cuerpo es realmente de Crhysalis?

- Equestria fue fundada a base de ideales de igualdad, amor y tolerancia. – Arguyó Twilight ingresando en el acalorado debate que se establecía entre las cuatro.

- Mismos ideales contra los cuales atentó en Tombuctú y Trot. – Le respondió Luna con un tono serio, pero al mismo tiempo, mostrando la duda que ella poseía al respecto.

- Celestia, no aceptarlos sería enviarlos a un final inminente. – inquirió Cadance con preocupación y sin poder olvidar el aspecto de ambos changelings.

- Lo sé, pero debes entenderlo, son impredecibles y lo primero es el bien de Equestria, siempre lo es.

Cadance miró hacia Twilight e incluso hacia Luna buscando ayuda dentro del debate que definiría realmente cómo se concretarían los detalles últimos.

- Existen otras dimensiones alternas, incluso el continente del que nos habló, son lugares perfectos para que puedan reconstruir su civilización. – Respondió Celestia mostrando también preocupación hacia los individuos antitéticos a los ponis en muchos aspectos.

- No sería sensato enviarlos ahora; con semejante extenuación, dudo mucho que puedan avanzar siquiera. Y si bien necesitan alimentarse… no tenemos datos precisos de qué emociones deben consumir o cómo éstas bastan para hacerlo.

- Estaría encantada de investigarlo. – Sentenció Twilight casi de inmediato. – Además si necesitan ir a un nuevo continente, podemos preparar una embarcación o un viaje asistido con dragones, estoy segura de que nuestra aliada Ember estará dispuesta a enviarnos ayuda.

Llegar a un acuerdo era difícil, pero todas sabían que cuatro cabezas podrían resolver el problema, además debían evitar alarmar a los Ecuestres, no había necesidad de decirlo ahora.

- Cadance, espero que entiendas el riesgo de tu decisión. – Sentenció Celestia con cierta preocupación.

- Si lo hago princesa Celestia.

- Sin embargo, parte de la guardia real irá al imperio de cristal, desde luego, parecerán todos turistas, en caso de que se diera el peor de los casos. Pero ahora queda por resolver el problema más grande: si bien necesitan tu les cederás la ciudad subterránea, no tenemos forma de procurarles materiales de construcción, ni siquiera alimento en materia, fuese lo que fuese. Frozen North no es precisamente un lugar donde se pueda mantener animales o cosechas a escala suficiente, ni siquiera con magia es posible. Además, si queremos mantenerlos desarmados, debemos también procurarles una guardia de ponis en caso de que las criaturas del páramo ingresen dentro de las cavernas en busca de alimento.

Twilight anotaba en un pergamino los requisitos a cumplir, además de sus planes de estudio de los changelings; todo pasaba de forma veloz como para poder captarlo en su totalidad, no obstante, tenía un pensamiento positivo sobre esta nueva posibilidad que se abría para los changelings. Un grupo de guardias ingresaba a la habitación en silencio, llevaban un féretro de cristal, así como una infusión de color verde grisácea, con cierto cuidado untaron la substancia en una sección del cuerpo de la difunta reina, al ver que no ocurría nada, la mirada de Celestia cambiaba; era pues la comprobación de que era a ciencia cierta el cuerpo de la reina Crhysalis y también de que la situación era bastante real.

- Eso sin olvidar que ellos necesitan alimentarse de sentimientos; no tengo ni siquiera una sospecha de cómo lograrlo, la empresa requiere de una investigación previa. – Advirtió Luna, observando con una sonrisa la mueca de emoción de la princesa de la amistad oírlo.

- En síntesis, necesitamos una cantidad enorme de dinero para hacer posible esto, al menos para materiales de construcción y alimentos. – Insistió Celestia.

- Los ponis antes de Equestria solían utilizar un sistema de impuestos para los unicornios y los pegasos, podemos aplicarlos por un plazo de tiempo lo suficiente para no representar un atentado contra la economía de Equestria. – Sentenció Twilight con seriedad en sus argumentos.

- Si de esta forma solventamos los gastos, pues todo está bien, la medida debe ser inmediata o de lo contrario no salvaremos a nadie. Tendremos una cumbre de princesas dentro de un tiempo, convocaremos a un equipo de análisis económico para cerciorarnos de nuestras acciones y si todo marcha sobre ruedas, Cadance, tendrás la oportunidad para reformar junto con Twilight a los Changeling. – Concluyó la princesa del sol.

Aquella sala continuó siendo la sede de unas conversaciones más, así como de una planificación más profunda; no obstante, al concluir, las cuatro princesas comprendían que la causa era buena, estaba justificada y también que sobre ellas estaba una gran responsabilidad.

Cuando la sala se vació, uno de los vitrales mostró movimiento, una criatura salió de este, su mirada era triste, sus iris rojas y su cuerpo compuesto de distintos animales se movía de forma lenta, no obstante, la expresión de tristeza en su rostro era más que evidente.

- Twilight, Lulu, Tia, Cadance… ¿En qué se están metiendo? – Susurraba con una pena profunda.

La causa solo él la conocía; lejos del conocimiento poni, changeling, incluso lejos de los pensadores más escudriñadores; en la irracionalidad, en el caos, rayando en lo irracional, podía apreciar más de un detalle que nadie más podía y eso desde luego, le inducían en la angustia.


Ese fue el primer capítulo, espero que les gusten las tramas de familia tragedia y suspenso, porque aquí se trata de la familia Rich y no de los Changeling, si los puse es para explicar el contexto, bueno, dejen sus comentarios, críticas, análisis, recomendaciones, [los primeros y fabulosos comentarios XD], nos leemos pronto, aproximadamente, dentro de dos semanas.