Las coletas de Kirino

Mirar a Kirino siempre implicaba que lo primero que se te pasaba por la mente era que estabas frente a una mujer, este era un error frecuente entre las personas que ignoraban que Kirino Ranmaru era en realidad un hombre, uno al que no le gustaba que le confundiesen con una chica. Por supuesto eso podría haberse remediado fácilmente si el peli rosa accediese a cortarse el pelo y darle un toque mas masculino pero Shindou sabia de sobra que eso no sucedería bajo ningún concepto.

Takuto conocía a Kirino desde que ambos eran unos niños por lo que sabia de sobra como habían aparecido esas dos coletas en su cabeza. Al principio Ranmaru solía llevar su corta melena suelta, bastante similar a la suya, pero por supuesto era mucho mas activo que el castaño por lo que la mayoría de las veces se le metía el pelo en la cara y acababa tropezando por no ver nada.

Uno de esos días mientras jugaban en el jardín trasero de la casa de Shindou por la cabeza del castaño paso una idea, si Kirino se recogía el pelo no tendría ningún problema en ver cuando se movía con demasiada energía. Pidió un coletero o algo con lo que poder recoger el pelo de su amigo a sus criadas y una de ella le entrego un par de coleteros blancos. Se sentaron en el césped mientras Takuto intentaba con todas sus fuerzas hacerle una coleta mas o menos decente pero era mas difícil de lo que esperaba porque la mitad del pelo siempre se le quedaba fuera, finalmente opto por usar los dos coleteros y dividió el pelo en dos haciendo una pequeña coleta a un lado de su cabeza e imitando la acción en el lado contrario.

A partir de ese día podría decirse que las coletas habían permanecido siempre en el pelo de Ranmaru, a pesar del tiempo y de hacerse mas adulto no había abandonado el peinado especial que Shindou le había hecho para que pudiesen jugar juntos, para el peli rosa llevar esas dos coletas no era algo femenino si no una gran prueba del lazo que les unía.

Shindou despertó de su ensoñación cuando noto un par de manos posarse en sus ojos, sabia de sobra de quien eran por el agradable olor a melocotón que se había colado en la habitación desde el mismo momento en el que había entrado. Aunque a la gente le pareciese que Kirino era bastante afeminado el sabia la verdad y adoraba sus dos coletas rosas no solo por lo que representaban si no por el agradable olor a melocotón que desprendían.

-¿soñando despierto? -pregunto el defensa sentándose a su lado en la banca del piano.

-Recordando mas bien.

-Entonces son buenos recuerdos si te has metido tanto en tu mundo- sonrío viendo como no había avanzado nada en la partitura que supuestamente iba empezar a tocar hace como media hora.

-De los mejores que tengo - se volvió a mirar al otro y coló sus dedos entre los mechones de la coleta que tenia mas cerca atrapándolos y dejando un suave beso en ellos- todos los que tienen que ver contigo.

Kirino se hecho a reír después de ver su gesto, definitivamente Shindou era todo un caballero y todo lo que hacia lo demostraba. Alzo su mano pellizcándole de la mejilla y sacándole de su ensoñación.

-Entonces es justo que yo también te saque de ella- se inclino hacia su lado para juntar sus labios en un suave roce- si yo invado tu mente ahora mismo hazme un favor, toca para mi.

FIN